EL DOCUMENTO REGIUS. PARTE I
INTRODUCCIÓN
Fue en el seno de las antiguas corporaciones de constructores de la Edad Media europea donde desarrolló la corriente iniciática que hoy se conoce como Masonería. No por esto la tradición masónica debe remitirse históricamente a esta determinada época. Es un error asumir que la iniciación es algo de orden simplemente moral o social, una concepción limitada como esta es consecuencia de una actitud y un punto de vista exterior y profano.
La tradición masónica así como cualquier otra tradición iniciática legítima, en tanto que implica una transmisión regular, no puede ser reducida a un sentido exclusivamente psicológico, porque su existencia se reduciría a un simple producto del espíritu humano.
Ciertamente, la Masonería sería impensable si no se tiene en cuenta la noción de la unidad tradicional primordial y las sucesivas adaptaciones de ésta a las circunstancias determinadas por el desarrollo cíclico de la manifestación y por las diferentes mentalidades de los pueblos a las que está dirigida. Decir que la Masonería se desarrolló en las antiguas corporaciones medievales significa que éstas proporcionaron la base y el molde adecuado para su expresión, en tanto que su modelo iniciático de características propias estaba ligado al oficio de la construcción. El modelo no deja de ser la expresión de una verdad no histórica, y es así como debe entenderse su origen from inmemorial time.
Aunque el saber iniciático es propiamente una transmisión y como tal tiene sus propios medios, diferentes por completos de la educación profana, la Masonería medieval y cristiana dejó algunos documentos escritos, hoy en día prácticamente re encontrados, en los que se conservan cuidadosamente algunas normas generales, leyes fundamentales e interpretaciones míticas, a los que se le denomina de manera general Old Charges o Antiguos Deberes. El más antiguo es el Estatuto de Boloña aunque para los ingleses sea el manuscrito Regius, escrito casi 150 años después y del que ofrecemos la traducción en castellano.
Según todas las informaciones al respecto, el manuscrito Regius data de alrededor del año 1390; publicado en 1840 por James O. Halliwell, es ya mencionado en 1670 en un inventario de la biblioteca John Theyer. Ésta fue vendida a Robert Scout, de donde se vuelve a dar cuenta de él en un nuevo inventario en 1678. El manuscrito perteneció después a la biblioteca real hasta 1757 <de ahí su nombre de Regius>, fecha en la cual el rey Jorge II lo donó al Museo Británico.
El Documento Regius se compone de las siguientes partes:
FUNDACION DE LA MASONERIA EN EGIPTO POR EUCLIDES
Aquí comienzan los estatutos del arte de la geometría según Euclides: Quienquiera que bien desee leer y buscar, podrá hallar escrito en un viejo libro de grandes señores y damas la historia, que, ciertamente, muchos hijos tenían; pero no poseían tierras para vivir de ellas, ni en la ciudad, ni en los campos o los bosques; un consejo les dieron a todos ellos: Para decidir en bien de estos niños, acerca de cómo podrían ganarse la vida sin grandes penurias, cuitas ni luchas; y también para la multitud que llegará, algunos de ellos fueron enviados a buscar grandes clérigos, para que les enseñaran buenos oficios; y nos les rogamos, por el amor de nuestro Señor, para que nuestros hijos encontraran trabajo, y pudieran así ganarse la vida, de forma honesta y muy segura.
Ya en aquellos tiempos, por la buena geometría, este honesto oficio que es la masonería fue ordenado y creado de tal manera, concebido por todos estos clérigos; gracias a sus oraciones ellos inventaron la geometría. Y le dieron el nombre de masonería al más honrado de todos los oficios.
Los hijos de estos señores se aplicaron en el aprendizaje del oficio de la geometría, lo cual hicieron muy cuidadosamente; La oración de los padres, y también de las madres, les puso en este honrado oficio, y aquel que mejor lo aprendía, y era honesto, y superaba en atención a sus compañeros, si en este oficio les aventajaba, debía ser más honrado que el último.
Este gran clérigo se llamaba Euclides, su nombre era conocido en todo el mundo. Pero este gran clérigo ordenó a quien más elevado estaba en este grado, que debía enseñar a los más simples de espíritu para ser perfecto en este honrado oficio; y así debían instruirse el uno al otro, y amarse juntos como hermano y hermana.[1]
También ordenó que Maestro debía ser llamado; a fin de que fuera más honrado, Debía ser así entonces tratado; pero jamás masones deben llamar a otro, en el seno del oficio entre ellos, ni sujeto, ni servidor, mi querido hermano, aunque sea menos perfecto que otro; cada uno llamará a los demás compañeros con amistad, pues de nobles damas han nacido.[2]
De esta forma, por la buena ciencia de la geometría, comenzó el oficio de la masonería; Así fundó el clérigo Euclides, este oficio de geometría en tierras de Egipto.
En Egipto a todos les enseñó y en distintos países de todas partes durante muchos años, según he oído, antes de que el oficio llegara a este país.[3]
INTRODUCCION DE LA MASONERIA EN INGLATERRA
Este oficio llegó a Inglaterra, como os he dicho, en los días del buen rey Athelstan; hizo entonces construir muchas casas en el bosque y altos templos de gran renombre, para gozar de ellos día y noche.
Este buen señor amaba mucho el oficio, y quiso mejorar todas sus partes, por las muchas faltas que en él encontró. Envió a través del país decir a todos los masones del oficio, venir a él sin tardanza, para enmendar juntos tales defectos con buenos consejos, si fuera posible. Un buen grupo reunió entonces, de diversos señores en su rango, duques, condes y también barones, caballeros, escuderos y muchos otros, y los grandes burgueses de la ciudad, cada uno en su propio rango; Allí estaban todos juntos, para fundar el estatuto de los masones.
Con todo su espíritu buscaban cómo podrían ser gobernados; Quince artículos quisieron producir, y otros quince puntos fueron creados.
LOS DEBERES: 15 ARTICULOS
ARTÍCULO PRIMERO
El primer artículo de esta geometría: El maestro masón debe ser digno de confianza a la vez constante, leal y sincero, y jamás tendrá nada que lamentar; y pagará a sus compañeros según el coste de las vituallas, que tú bien conoces; y págales justamente, y de buena fe, lo que puedan merecer; y evita, por amor o por temor, que ninguna de las partes acepte ventajas, ni del señor ni del compañero, sea cual sea, de ellos no aceptes ningún tipo de prebendas; y como un juez mantente íntegro, y entonces a ambos harás buen derecho; y en verdad haz esto allá donde te encuentres, tu honor, tu provecho, será el mejor.
ARTÍCULO SEGUNDO
El segundo artículo de buena masonería, como vos debéis entender especialmente, que todo maestro que sea masón,[4] debe asistir a la asamblea general, para lo cual le será comunicado el lugar en que se celebrará. Y a esta asamblea debe acudir, salvo si hay una excusa razonable, o sea desobediente al oficio, o se abandone a la mentira, o esté tan gravemente enfermo que no pueda venir a ella; Ésta es una excusa buena y válida, para esta asamblea, si es sincera.[5]
ARTÍCULO TERCERO
En verdad, el tercer artículo es que el maestro no tome aprendiz, salvo si puede asegurarle alojamiento con él por siete años, como os digo, para aprender su oficio, y que le sea de provecho; En menos tiempo no será apto ni provechoso para su señor, ni para él, como podéis comprender por buena razón.
ARTÍCULO CUARTO
El cuarto artículo éste debe ser, que el maestro debe vigilar, en no tomar a un siervo como aprendiz, ni embaucarle por su propio bien; pues el señor al que está ligado bien puede buscar aprendiz donde quiera. Si en la logia fuera enseñado mucho desorden podría causar, y en tal caso podría ocurrir que algunos se entristecieran, o todos. Pues todos los masones que serán todos unidos estarán. Si un siervo en el oficio permaneciese, de diversos desórdenes os podría hablar: Para tener paz, y honestidad, tomad un aprendiz de mejor condición. En un antiguo escrito encuentro que el aprendiz debe ser de noble nacimiento; y así, muchas veces, hijos de grandes señores han adoptado esta geometría, que es muy buena.[6]
ARTÍCULO QUINTO
El quinto artículo es muy bueno, que el aprendiz sea de legítimo nacimiento; El maestro no debe, bajo ningún pretexto, tomar un aprendiz que sea deforme; Ello significa, como veréis, que todos sus miembros estén enteros; Para el oficio sería gran vergüenza, formar a un hombre estropeado, o a un cojo, pues un hombre imperfecto de nacimiento sería poco útil al oficio. Cada uno puede comprenderlo, el oficio quiere personas potentes, y un mutilado no tiene fuerza, Como sabéis desde hace tiempo.[7]
ARTÍCULO SEXTO
Al sexto artículo no debéis faltar, que el maestro no perjudique a su señor, tomando del señor para el aprendiz, tanto como reciben sus compañeros, en todo, pues en este oficio se han perfeccionado, pero aún no el aprendiz, como comprenderéis, así que sería contrario a la buena razón dar igual salario a él y a los compañeros. Este mismo artículo, en tal caso, ordena que el aprendiz gane menos que sus compañeros, que son perfectos. En diversos puntos, sabed en cambio, que el maestro puede instruir a su aprendiz, para que su salario crezca rápidamente, y antes de que haya terminado su aprendizaje su salario habrá en mucho mejorado.[8]
ARTÍCULO SÉPTIMO
El séptimo artículo, que ya está aquí, os dirá a todos vosotros, que ningún maestro, ni por favor ni por miedo, debe vestir o alimentar a ningún ladrón. Jamás albergará a ninguno de ellos, ni a quien haya matado a un hombre, ni a quien tenga mala reputación, pues traerá vergüenza al oficio.[9]
ARTÍCULO OCTAVO
El octavo artículo nos muestra lo que el maestro tiene derecho a hacer. Si emplea a un hombre del oficio, y no es tan perfecto como debiera, puede sin tardanza reemplazarlo, y tomar en su lugar a un hombre más perfecto. Por imprudencia, un hombre así podría deshonrar el oficio.
ARTÍCULO NOVENO
Muy bien muestra el noveno artículo que el maestro debe ser fuerte y sabio; Que no emprenda ninguna obra que no pueda acabar y realizar; y que sea provechoso a sus señores, así como a su oficio, allí donde vaya. Y que las obras estén bien construidas, para que ni fisuras ni brechas haya.
ARTÍCULO DÉCIMO
El décimo artículo sirve para hacer saber, a todos los del oficio, grandes o modestos, que ningún maestro debe a otro suplantar, sino estar juntos como hermana y hermano.[10] En este oficio singular, todos, unos y otros, trabajan para un maestro masón. No debe él suplantar a ningún hombre que encargado esté de un trabajo. El castigo por ello es muy duro, no vale menos de diez libras, a menos que sea hallado culpable aquel que primero tenía el trabajo. Pues ningún hombre en masonería debe suplantar a otro impunemente, salvo si de tal manera ha construido que la obra se reduce a nada; Puede entonces un masón pedir este trabajo, para no perjudicar al señor; en tal caso, si ocurriera, ningún masón se opondría. En verdad, quien ha comenzado las obras, si es un masón hábil y sólido, tiene la seguridad en su espíritu de llevar la obra a buen fin.
ARTÍCULO UNDÉCIMO
El undécimo artículo, te lo digo yo, es a la vez justo y libre; Pues enseña, con firmeza, que ningún masón debe trabajar de noche, a menos de dedicarse al estudio, por el cual podrá mejorar.[11]
ARTÍCULO DUODÉCIMO
El duodécimo artículo es de gran honradez pues todo masón, allá donde se encuentre, no debe despreciar el trabajo de sus compañeros si quiere mantener su honor; con honestas palabras lo aprobará, gracias al espíritu que Dios le ha dado; pero mejorándolo con todo su poder, sin ninguna duda entre los dos.
ARTÍCULO DECIMOTERCERO
El artículo trece, que Dios me ayude, es que si el maestro tiene un aprendiz, le enseñará de manera completa, para que muchas cosas pueda aprender y así mejor conozca el oficio, allí donde vaya bajo el sol.[12]
ARTÍCULO DECIMOCUARTO
El artículo catorce, con buenas razones, muestra al maestro cómo actuar; no debe tomar aprendiz a menos de tener diversas tareas por cumplir, para que pueda, mientras duren, aprender mucho de él.
ARTÍCULO DECIMOQUINTO
El decimoquinto artículo es el último; pues para el maestro es un amigo; le enseña que hacia ningún hombre debe adoptar un falso comportamiento, ni seguir a sus compañeros en el error, por muchos bienes que pueda conseguir; ni permitir que hagan falsos juramentos, por cuidado de sus almas, so pena de atraer la vergüenza al oficio, sobre sí mismo una severa culpa.[13]
[1] Esta clara referencia de la participación de las damas en el oficio y desde su origen es conservado en toda las versiones de este documento, sólo que es poco expuesto a los masones varones.
[2] Los que equivocadamente suelen negar el derecho natural de las mujeres de ser parte de la Orden masónica, se olvidan del valor de las madres.
[3] La versión más antigua está escrita en inglés y la referencia de lugar alude a Inglaterra.
[4] Esta referencia es importante porque se hace un deslinde que no todo constructor es masón, como hoy ocurre con los gremios de albañiles.
[5] Este artículo es la esencia del privilegio de todo maestro masón de estar representado en la Gran Asamblea de Masones y del compromiso de concurrir cada vez que sea convocado.
[6] La primera limitación para no ser aceptado como aprendiz de masón es el ser esclavo o de innoble nacimiento.
[7] La segunda limitación es la de padecer alguna discapacidad.
[8] Este artículo claramente establece los tres grados de la Masonería: aprendiz, compañero y maestro.
[9] Una tercera limitación es la exigencia para que el candidato sea practicante de una noble y moral actitud, así como fiel observante de los buenos usos y costumbres.
[10] Este artículo es explicito al señalar que las damas en el oficio no tenían ninguna limitación para llegar al grado de Maestra.
[11] Este artículo es de enseñanza eminentemente juanítica. Los iniciados en Masonería son luz por haber recibido la luz y por ende son hijos de Dios y no hay tinieblas en ellos. Más cuando el iniciado se aparta de su compromiso anda de noche, en tinieblas y para evitar que los masones se profanicen es menester impedir que se activen en la mentira y vivan en la ocuridad. (1Jn 1:5-9) El Maestro Jesús repetía que si no se estudiaba su gnosis o conocimiento no se conocería la verdad y no se sería libre. (Jn. 8:31)
[12] Nuevamente la referencia a la Luz y a la verdad como condición del masón sea cual fuere su grado.
[13] Los rituales modernos de la masonería andersoniana han modificado este artículo de honor y han inventado en sustitución la tolerancia como sinónimo de complicidad. Ahora se debe vindicar la opinión del hermano aunque su conducta sea justamente reprensible. Se ha dejado el Honor por el deshonor.
[13] Dios, ekklesia y maestro, es el trinomio básico de todo masón de San Juan como correspondencia del Espíritu, Alma y Cuerpo. Las modernas propuestas de laicidad, adogmático y liberal, son ajenas y contrarias al espíritu de la Ma-sonería Tradicional.