Por el M.·.R.·.H.·. JAVIER AGÜERO VEGA
EL PARVIZ DE MOSAICO
La mala costumbre atávica de aprendices y compañeros de la Orden de no saber usar adecuadamente su divino privilegio de pensar, nace del manido condicionante de Obedecer y Callar. Es así como al llegar al pomposo sublime grado se constituyen, usando un término moderno, en clones de un original fallido. Repiten sin sentido fábulas y leyendas centenarias, sin haber siquiera intentado consultar en la historia si existe alguna posibilidad de certeza. Cuando los hechos son sacados de sus contextos, los datos consignados son meras alucinaciones. No se debe ponderar una efemérides sin conocer someramente siquiera el ambiente de su época, por eso es necesario saber que la guerra con Chile puso en evidencia la descomposición social de nuestra patria y la diversidad de intereses concurrentes, los mismos que, en un frío análisis, aún persisten en nuestros días. Patricios y notables como dueños de Lima y sus haciendas, constituían el grupo minoritario que se irrogaba el privilegio de nombrar a las autoridades y de tomar las decisiones por la mayoría de los ciudadanos que se desempeñaban como empleados, campesinos u obreros. (1)
Un país dividido, qué duda cabe, es presa fácil de un enemigo extranjero y en la guerra del Pacífico el Perú, por su multiplicidad de intereses, se convirtió además en un verdadero tormento para los invasores, al no disponer de un interlocutor válido y popularmente reconocido con quien negociar la paz. Es muy cierto que las negociaciones se demoraron porque ni a los funcionarios civiles chilenos altamente remunerados ni a los peruanos que aún eran propietarios, les interesó la rápida evacuación de los soldados chilenos. (2)
Los invasores mostraron marcada diferencia en el trato sobre los conquistados. A los notables de la capital los consentían y apoyaban a proteger, incluso, sus propiedades. Al pueblo en su conjunto por el contrario, los masacraban y humillaban antes, durante y después de cada batalla. (3)
Esto explica, no justifica, el por qué de la fiereza de los soldados peruanos después de las batallas de la Concepción acaecidas el 9 y 10 de Julio de 1882, donde murieron 80 soldados chilenos muchos de los cuales fueron mutilados sexualmente.
Algunos, por no decir muchos o todos los Ilustres Hermanos francmasones pertenecían al grupo de los notables de la capital que recibieron ese trato preferente por los oficiales de ocupación, la mayoría de ellos de logia Orden y Libertad N° 1 de Arturo Wholey. Dentro de los favorecidos destacaron como ya se comentó los francmasones Alejandro Deustua, Antonio Arenas y Nicolás de Piérola, quienes a pesar de su marcada posición inicial de no ceder territorio a los invasores, no fueron sin embargo incluidos en la lista de los expatriados a la inhóspita frontera araucana de Angol, en Octubre de 1881. Diferente fue la suerte que acompañó a Francisco García Calderón nombrado Presidente del Perú, con la anuencia de los chilenos, en Febrero de ese mismo año. La sede de su gobierno estuvo en Magdalena y luego la trasladó a Chorrillos permitiéndole nombrar un Congreso. En Septiembre de 1881 y ante la negativa de García Calderón de negociar la paz cediendo Tarapacá, fue derrocado y deportado en Octubre a Angol, (4) conjuntamente con todos los notables peruanos de igual pensamiento.
El primer intento chileno por negociar la paz les llevó a nombrar, con el voto de los aristócratas, a García Calderón. El ensayo fracasó rotundamente y en segunda instancia lo intentaron con el vicepresidente Lizardo Montero, francmasón y almirante, quien estableció la sede de su gobierno en Arequipa. A él se plegó el hermano Cesar Canevaro, general y alcalde de Lima, y ambos despacharon desde el Sur. Ni Montero ni Canevaro aprobaron la idea de ceder territorio. Esto motivó que los invasores iniciaran su persecución, obligándolos a deambular por varias ciudades de la sierra. Los chilenos buscaron una tercera alternativa. El elegido fue el general Miguel Iglesias, ex Ministro de Guerra de Nicolás de Piérola, quien desde su hacienda en Cajamarca dio el Grito de Montan el 31 de Agosto de 1882 proponiendo terminar la guerra a como diera lugar, dando pie a la claudicación del principio de conservar los territorios del sur.
Los representantes de los departamentos del Norte de país: Piura, Lambayeque, La Libertad, Ancash, Cajamarca, Ama-zonas y Loreto, reunidos en Asamblea le brindan su apoyo y le facultan a negociar un tratado de paz, que el 20 de Octubre de 1883 sellaría el fin de la guerra con Chile en la bahía de Ancón, con las nefastas condiciones para el Perú, por todos conocidas.
A solicitud de Iglesias los chilenos repatriaron a José Antonio de Lavalle y a Andrés Avelino Aramburú liberándolos de su destierro en Angol, donde el frío de la región, al parecer, les hizo renunciar a su visión de no ceder territorios. Fue José Antonio de Lavalle precisamente quien representó al Perú en el Tratado de Ancón, que fuera ratificado después por la Asamblea Nacional del 1 de Marzo de 1884, que convocada por Iglesias fue presidida por Antonio Arenas, quien aprobó con voto de aplauso a Miguel Iglesias por su gestión nombrándolo Presidente Provisorio.
La creación de la Gran Logia del Perú en Marzo de 1882 fue un oportuno hito de acuerdo para los notables de Lima y los oficiales del ejército invasor. El Gran Oriente Nacional de Arturo Wholey no representaba para la alta oficialidad chilena un buen camino para sus fines, toda vez que los más notables estaban fuera de ella, diseminados y atomizados.
La logia señera Orden y Libertad N° 1, era ya, como el Perú entero, propiedad de la alta oficialidad chilena y fueron ellos quienes asumieron parte del pago de la franquicia de traspaso del templo de la calle Callejón de San Francisco N° 27, abonando a Wholey dos mil soles. Los otros dos mil soles los aporto la logia Virtud y Unión N° 3. (5)
Los francmasones peruanos al trabajar junto a los chilenos adquirieron un tratamiento fraternal y preferente como ya se explicó y a cambio la oficialidad chilena recibió el apoyo también fraterno de sus notables para la firma del tratado, que a todas luces, fue sólo beneficioso para el poder extranjero.
CÁMARA DE REFLEXIONES
El 20 de octubre de 1883 se firmó el Tratado de Paz y Amistad entre Perú y Chile; acto protagonizado por el representante peruano José Antonio de Lavalle, liberado del destierro en Angol a petición de Miguel Iglesias y el plenipotenciario chileno Jovino Novoa. Era Presidente Regenerador del Perú, nombrado por la Asamblea del Norte, el General Miguel Iglesias (1883-1884) y Presidente de Chile, Don. Domingo Santa María (1881-1886). Mediante ese tratado, se cedía a Chile, incondicionalmente, Tarapacá y por diez años Tacna y Arica.
Esto causó consternación e indignación nacional y el posterior alzamiento de Andrés A. Cáceres. Miguel Iglesias convocó a una Asamblea Constituyente para el 01 de Marzo, buscando ratificar el Tratado de Ancón y ante la cual renunciaría. La Asamblea, bajo la presidencia de Antonio Arenas, no sólo aprobó el tratado sino que nombró a Iglesias Presidente Provisorio. (6)
La indignación y consternación del pueblo peruano fue nacida de los estropicios, afrentas y mala intención demostrada por los invasores. Baste reseñar que la situación de la Facultad de Medicina en Lima cambió totalmente. El antiguo local ubicado en la Plaza Santa Ana (hoy Antonio Raymondi) fue ocupado y convertido en cuartel; en el Jardín Botánico se acantonó el batallón Aconcagua; y el Hospital Dos de Mayo fue posesionado para el servicio de su tropa. Las instalaciones de la Facultad, incluyendo laboratorios y biblioteca, fue depredado; la vandálica invasión saqueó las valiosas propiedades. En esa época la Facultad de Medicina de Lima tenía gran prestigio e influencia en Sudamérica y al tratar de destruirla se estaba cumpliendo con la consigna de causar el mayor daño posible al Perú, a todo nivel, para su difícil recuperación. (7)
El gobierno de Iglesias no contaba con el apoyo popular y debido al rechazo mayoritario, surgió la figura del general Andrés A. Cáceres, jefe del Partido Patriota Constitucional que pedía un gobierno sin intervenciones extranjeras y que sea producto de elecciones constitucionales para presidente y el parlamento. Iglesias con apoyo de sus consejeros chilenos, no aceptó esta propuesta. (8)
Hay otro hecho que, en particular, resulta absolutamente decepcionante como pensamiento y conducta de los autoproclamados hombres libres y de buenas costumbres y que fungen como los fundadores de la Orden Francmasónica en el Perú. El hecho es la versión espuria que se inventó sobre los actos que acaecidos en los llanos de Purrubamba, Huamachuco, el 10 de Julio de 1883 culminó cuatro días después en la estancia de Serpaquino, cerca de Cushuro. En Purrubamba se libró una memorable batalla entre peruanos e invasores habiendo sido inmolados muchos celebérrimos compatriotas. El Jefe de Estado Mayor del Destacamento del Norte, coronel Leoncio Prado Gutiérrez, se batió como siempre en primera línea y recibió un balazo en el pecho y una metralla le destrozó las piernas. (9)
Prado sobrevivió al desastre y fue ocultado por los fieles patriotas en la estancia de Serpaquino, donde fue encontrado por los chilenos el 14 de Julio, procediendo a asesinarlo sin miramientos de un balazo en la mejilla disparado a boca de jarro.
Es un notable del acervo cultural peruano quien narra la crónica anterior y que pocos saben que existe y que incluso participó de esa memorable campaña. Muchos son los que hoy la quisieran ignorar. Este famoso criollo fue el padre del nombre de nuestro baile nacional: marinera, bautizada así en honor a otro grande de la historia del Perú, nuestro hermano masón Miguel Grau Seminario y sus hazañas heroicas y no menos caballerescas al mando del Huáscar. En efecto, el autor de esta memoria pormenorizada es Abelardo Gamarra "El Tunante", que la escribió para que en la posteridad no se olvide lo sucedido. (10)
Prado figuraba entre los comandantes patriotas a los que más temió el enemigo. El almirante Patricio Lynch Solo de Zaldí- var, jefe del ejército de ocupación, avergonzado por el inicuo asesinato de quien fuera hijo de un Presidente peruano, informó lacónicamente a su gobierno: "Prado se suicidó", mintiendo en el telegrama que remitió al presidente de Chile el 27 de julio de 1883. (11)
Fue evidente que nunca hubo en esta guerra antecedente de caballerosidad chilena. Por eso no hay duda de la versión de Gamarra sobre el como ocurrieron los hechos, más aún sabiéndose que la versión oficial chilena fue de suicidio.
¿Quién o quienes inventaron la falsa versión de que Prado dirigió su pelotón de fusilamiento? Hay una versión que pretende inculpar a Eneas Rioseco Vidaurre de quien se dice lo hizo público en una carta fechada en Lima el 18 de Julio de 1883. Este argumento, con el pasar de los años, resulta absolutamente falso porque de ser cierto el almirante Lynch no hubiese necesitado de falsear la realidad en el informe a su gobierno, nueve días después de la supuesta publicación.
Nuestro Maestro Jesús enseñó diciendo que por sus frutos se les conocerá. Y los frutos de tamaña mentira muestran de manera obvia a sus autores, en especial cuando aluden a los tres golpes que con la cucharita dio el coronel Leoncio Prado sobre la taza para ordenar su fusilamiento.
La historia sustituta tiene un indeleble tinte francmasónico que no se puede negar, como tampoco se puede negar que para aquella época los francmasones peruanos y chilenos estaban trabajando juntos desde Marzo de 1882, bajo la misma jurisdicción de la Gran Logia del Perú. La historia fue inventada, ya sea por los francmasones de la Logia Orden y Libertad N° 1, (12) convertida en el asilo de la oficialidad chilena; (13) o por la logia más próxima a ellos Virtud y Unión N° 3, su socia en la adquisición del templo de San Francisco.
Se puede asegurar en definitiva que fue por aquella complicidad vigente aun en los rituales francmasónicos, de vindicar la opinión de los hermanos chilenos de la condena popular por la conducta reprensible de haber asesinado y de mala forma a un peruano ilustre; que se sugirió en su defensa los argumentos que creyeron más favorables aunque para ello se requiriera de hipocresía para fabricar tamaña mentira. Esa es una costumbre que ya se ha hecho proverbial entre la mayoría de los francmasones peruanos, “hacer leña del árbol nacional caído sin averiguar las razones de su derribo, vindicando por el contrario siempre la opinión de extranjeros dipsómanos, mentirosos y deshonestos”.
RESISTENCIA EN TACNA Y ARICA
El coronel chileno Estanislao del Campo, Venerable Maestro de la Logia Orden y Libertad N°1, después de logrado su objetivo del Tratado de Ancón y su ratificación por el entonces Presidente de la Asamblea Nacional y Gran Maestro Antonio Arenas, en Marzo de 1884, desactivó la logia en Lima y volvió a trabajar en Tacna. En Octubre de ese año, en la Revista Masónica del Perú, cuyo director era el hermano Eduardo Lavergne, se publica la relación de las 16 logias de la Jurisdicción señalándose a la referida Orden y Libertad sita en Tacna y con la dirección de la Calle Sucre N° 181. (14)
Era obvio que el encargo que debía desarrollar en el valle de Tacna la logia chilena Orden y Libertad N° 1 adscrita a la Gran Logia de York del Perú, fue la chilenización de la nueva Provincia de Tacna creada por Chile, a finales de ese mes, en virtud del Tratado de Ancón como territorios poseídos e incorporados a su estructura político-administrativa.
También fue crea la Provincia de Tarapacá que incluía a los departamentos de Pisagua y Tarapacá con capital en la ciudad de Iquique. En 1884 también se crea por ley chilena la Corte de Apelaciones ubicada en Iquique, cuya área judicial comprendía los territorios de Tarapacá, Tacna y Arica, mientras éstos estuviesen sometidos a la jurisdicción chilena. En septiembre de 1887 se decretó el traslado de dicha Corte de Apelaciones a la ciudad de Tacna, para entrar en funciones a partir del 1 de octubre del mismo año.
Por influencia de la autoridad chilena en Tacna, Arica y Tarapacá, algunas calles comenzaron a ser renombradas y se alteraron las efemérides locales, causando en la práctica confusión entre los habitantes. En Tacna la calle Alameda pasó a llamarse Baquedano, en Arica la calle 2 de Mayo se convertiría en 21 de Mayo, y en Iquique la calle Tacna cambiaría a Obispo Labbé.
La discriminación hacia la población de origen peruano fue notoria con las obras públicas promovidas por el Estado chileno, perjudicando al oasis de Pica y a los valles cercanos de Quisma y Matilla, al expropiar sus aguas para abastecer Iquique. (15)
El Diario La Unión de Valparaíso, en 1902, criticaba al gobierno chileno por lo débil de la acción de chilenización y comparaba en su análisis diciendo: "Una generación se ha sustituido a otra en la Alsacia y Lorena y, a pesar de esto y a pesar del talento y discreción de los políticos alemanes todavía el sentimiento francés anima a esas provincias. Y nosotros creemos que con unas cuantas casas y edificios, con la presencia de una Corte, con la presencia de algunos periodistas y de algunas autoridades chilenas podemos chilenizar a Tacna y Arica, donde el sentimiento peruano se mantiene en tensión continua y es hoy mucho más vivo y ardo- roso que antes. Parece que ya hay tiempo de sobra para desengañarnos, para conocer que en todas estas tentativas de chilenización, lo único que se chileniza es el dinero del Fisco, y hasta se le peruaniza, puesto que los gastos se convierten en me-joras de ciudades que al fin, pueden pasar al poder del Perú, sin beneficio alguno para nosotros".(16)
La chilenización como acción del Estado chileno actuó des-de las escuelas fiscales, obligando que las clases se realizaran con libros chilenos, enfatizándose disciplinas como gimnasia, ejercicios premilitares y tiro escolar. Los ciudadanos peruanos de Tacna, A-rica y Tarapacá crearon y mantuvieron sus propias escuelas, con el fin de inculcar los valores peruanos a sus hijos. Oswaldo Zeballos Ortiz, director del Colegio Peruano de Arica expresó a sus alum-nos: Estudiad, para que descorriendo el velo de la historia patria, os hagáis también mejores hijos de ella; ella que hoy más que nunca necesita de vuestro concurso, sus hijos más predilectos, que sacarla puedan del abismo de desgracias adonde la arrojaran la envidia de los de afuera y la perversa y mal intencionada ambición de los de adentro. (17)
Los peruanos habitantes en las zonas poseídas por Chile, con la finalidad de conservar los valores patrios y promover la recolección de fondos para el eventual pago estipulado en el Tratado de Ancón, establecieron diversas asociaciones y logias masónicas. En 1893, en Tacna se creó la logia peruana Constancia y Concordia, presidida por Rómulo Cúneo Vidal. Para 1898 existían en Arica las nuevas logias peruanas Morro de Arica Nº12, dependiente del Supremo Consejo Confederado del Perú y Fraternidad Universal Nº 20, dependiente de la Gran Logia de York del Perú.
El Supremo Consejo Confederado del Perú apoyó más decididamente que la Gran Logia de York a la creación de nuevas logias peruanas en los territorios bajo dominio chileno. En Iquique se levantó las logias "Fraternidad y Progreso" Nº9 y "Unión Fraternal" Nº13, y en Pisagua "Caridad" Nº15, fundada en 1894 por Alfredo Corrales. Dos años después, el 31 de diciembre de 1896, la última logia mencionada paso a depender de la Gran Logia de Chile como Caridad" Nº26. Igual ocurre con la logia peruana Mo-rro de Arica Nº12 que, el 28 de febrero de 1898, es incorporada a la Gran Logia de Chile bajo el numeral Nº29.
A inicios del siglo XX, el gobierno de Chile decide clausurar todas las escuelas peruanas ubicadas en las localidades de Codpa, Belén, Estique, Socoroma, Para, Azapa, Calana, Pachía, Tarata, Putre, Tacna, Arica y Livílcar. En junio del mismo año llegaron los materiales para las escuelas fiscales chilenas que se crearían en los territorios de Tacna y Arica, y que comenzaron a operar el 1 de marzo de 1901. El 14 de noviembre de 1900, la medida fue reclamada por el canciller Enrique de la Riva Agüero y el cónsul pe-ruano en Santiago, Cesáreo Chacaltana.
Frente a la medida adoptada por las autoridades chilenas, los peruanos de Tacna y Arica crearon centros clandestinos de educación. El historiador peruano Jorge Basadre estudió hasta los nueve años en una escuela clandestina denominada "Santa Rosa", dirigida por la educadora peruana Carlota Pinto de Gamillo. Basadre luego viajó a Lima. (18)
Nuevamente en Enero de 1901, el xenófobo diario "La Unión" de Valparaíso expresó: "Después de quince años nos hemos acordado de que debíamos chilenizar a Tacna y Arica, es decir, que debíamos ganarla por bien para nuestro territorio… era justo y correcto suprimir las escuelas que mantenía el gobierno peruano... correcto y legal era suprimir las que públicamente mantenía un gobierno extranjero y someter el resto a planes y textos chilenos; pero no suprimieron todas. Esas maestras y maestros no dejarán de enseñar ahora en casas particulares y su enseñanza no será ciertamente favorable a Chile”. (19)
Chile estableció el servicio militar obligatorio en Septiembre de 1900, mediante la Ley Nº 1.362, de "Reclutas y Reemplazos del Ejército y la Armada", que dispuso la conscripción obligatoria para los hombres de 20 a 45 años de edad, por un período de un año. Las autoridades chilenas aplicaron tal normativa a todo el territorio, incluida la provincia de Tacna. Se reclutaba a jóvenes peruanos de la zona para ser enviados a Santiago y servir en el ejército chileno. Para no realizar el servicio militar, los hombres peruanos dentro del rango de edad de conscripción abandonaban la zona, convirtiendo a Tacna y Arica en ciudades habitadas por mujeres, ancianos y niños peruanos.
La Corte Suprema de Chile, en octubre de 1917, al resol-ver un recurso de casación en el fondo interpuesto por jóvenes hijos de peruanos nacidos en la provincia de Tacna, estimó que los territorios de Tacna y Arica estaban plenamente sometidos a la soberanía chilena y formaban parte integrante de su territorio y que, por tanto, las personas nacidas allí después de la celebración del Tratado de Ancón, aunque hijos de peruanos, eran chilenos y debían cumplir con las obligaciones que a éstos imponía la ley de reclutas y reemplazos del ejército.
En julio de 1901, se fundó en Arica la "Liga Naval de Señoras" para contribuir en la colecta que se realizaba en Lima para la compra de un buque de guerra. Extrañamente, desde Abril de 1900, cuando las logias Fraternidad Universal, Morro de Arica y Constancia y Concordia pertenecían a los registros de la Gran Logia de Chile, la Gran Logia de York del Perú empezó a promover reuniones conjuntas entre peruanos y chilenos.
En 1904, la logia Fraternidad Universal Nº 20 terminó sus actividades, siendo Julio Arturo Ego-Aguirre su último Venerable. La logia Morro de Arica Nº 29, debido a la muerte de algunos de sus miembros, el abandono de la ciudad de otros y la desconexión con la central peruana, también finalizó sus actividades en 1904. Los masones restantes se incorporaron a la logia de Tacna Constancia y Concordia. (20)
(10) LA BATALLA DE HUAMACHUCO Y SUS DESASTRES, Abelardo Gamarra, Lima, 1980, p.357
(11) RECOPILACIÓN DE DOCUMENTOS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO. Pascual Ahumada Moreno, Valparaíso, 1895, t. VIII, p.211
(12) La logia Estrella Polar nació como hija predilecta de Orden y Libertad y Cruz Austral por escisión de Concordia Universal el 19 de Junio de 1853, la misma que cesó en sus trabajos ocho meses más tarde, el 19 de Febrero de 1854. Ambos talleres constituyeron el Gran Oriente Nacional.
(13) La logia pionera Orden y Libertad N° 1 es 15 años y 11 meses más antigua que la logia de los chilenos Orden y Libertad N°2, se supone que fue la necesidad de sustentar mayor genuinidad de la segunda sobre la primera lo que indujo a la creación del mito de los tres golpes.
(14) REVISTA MASONICA, Año III N°35, Octubre 1884. VEASE ANEXO 6
(15) PATRIA Y CLASE EN LOS ALBORES DE LA IDENTIDAD PAMPINA, HISTORIA N° 36, Julio Pinto-Verónica Valdivia y Pablo Artaza.
(16) TACNA CIUDAD HEROICA ¡LUCHÓ POR LA PATRIA! Herbert Mujica Rojas
(17) Clase dictada el 23 de diciembre de 1899.
(18) MI INFANCIA EN TACNA, Jorge Basadre.
(19) LA MASONERÍA EN ARICA EN EL SIGLO XIX, Segunda parte: 1893-1905, Manuel Romo Sánchez
(20) LA MASONERÍA EN ARICA EN EL SIGLO XIX, Segunda parte: 1893-1905, Manuel Romo Sánchez.