7. UN CASO PARTICULAR
Los egipcios, herederos de la tradición solar de las primeras Razas Rojas de América, expresaron en su religión popular la creencia en una vida continua, cálida, fértil y luminosa otorgada por Osiris, el dios sol. La religión de los sacerdotes egipcios sabia que DIOS es Espíritu, invisible e in manifestado y como tal ilimitado. Que la materia es sólida, visible, manifestada y limitada. La materia manifiesta a DIOS y en su oposición se limita.
Los iniciados del medioevo conservaron en la Alquimia este mismo principio espiritual de Dios, bajo la nueva divisa: Solve y Coagula. Lo etéreo, lo espiritual, lo invisible, era representado con el azogue que se expandía. La materialidad, la condensación, la limitación, era la sal que cristalizaba, que se aglutinaba en la materia, que eliminaba la esperanza de la volatilización o evolución.
El espíritu al encarnar en un cuerpo sólido se limita en su expansión y muere en su conciencia. Renace en sus posibilidades inmortales cuando sobreviene la muerte o inacción de ese cuerpo sólido. DIOS es eterno y la materia temporal. La materia, fungible con el uso y por el tiempo, se consume, se desgasta, se erosiona. Lo que se opone al espíritu es la materia. El espíritu es lo que da la vida.(1) Negar la vida es negar el espíritu. Negar el espíritu es negar a DIOS. Hacer culto al reposo es venerar a la materia que se cansa. Venerar a la materia es hacer culto a la muerte, es religarse a la sombra, a la oscuridad, es olvidar el principio solar universal de vida.
El culto egipcio enseñaba que Seth o las tinieblas, medio hermano del Sol, procuraba su muerte para arrebatarle el poder y reinar sobre la Tierra. Seth logró su objetivo un día al atardecer. Atacó a Osiris y lo hirió de muerte, cuando aquél regresaba del cielo después de haber alumbrado y vivificado a la Tierra durante todo ese día. Isis o la Luna, la esposa de Osiris, enterada del horrendo crimen, se desplazó hasta donde reposaban los restos de su esposo y con infinito amor, sabiduría y paciencia, reabsorbió lentamente la energía latente del agonizante Sol.
Durante el tiempo que Isis necesitó para madurar el germen de la vida extraído de su esposo antes de morir, Seth gobernó sobre el planeta sometiéndolo a su cruel reinado, convirtiendo a la Tierra en el imperio de la oscuridad, de la ignorancia y de la maldad. El reinado de Seth sobre la Tierra no fue eterno. Cuando Horus, el hijo de Osiris, adquirió la madurez necesaria, enfrentó al tirano y lo venció en el amanecer de un nuevo día, liberando al planeta de su nefasta influencia y remitió al impostor Seth a morar en las profundidades del abismo por el resto de su existencia.
El pueblo hebreo que vivió por décadas dominado bajo el yugo de los egipcios, sintió la necesidad natural de crear su propia divinidad fuerte y celosa(2), que venciera al dios de sus opresores y les ofreciera la libertad perdida desde que decidieron separarse del éxodo de Rama, siglo XVIII a.C, cuando eran conducidos en busca de tierra fértil, de Europa hacia la India.
Los judíos siempre fueron obstinados, inflexibles y tiránicos. Justa o injustamente se han hecho casi proverbiales su codicia y su egoísmo. Sin embargo como nación ha excedido a las demás en acumular riquezas y tesoros. Las virtudes que los judíos han desarrollado: la unión firme, el auxilio mutuo, el amor a sus familias y la defensa heroica de todo aquello que pueden legalmente reivindicar como suyo, tiene su origen en el estado de separación y aislamiento al que ellos mismos se condenaron.
Cada pueblo tiene el derecho de creer en lo que más le conviene y así nació la esperanza judía en un dios propio y material al que llamaron Jehová, el de los cuatro elementos o de las cuatro letras. Cada pueblo tiene lo que necesita, pero ningún pueblo tiene derecho a imponer sus creencias como verdad, más aún, cuando sabe que ellas están de espaldas a la verdad. Los dioses que los hombres crean son singulares porque en ellos se dan cita todas las virtudes y todos los defectos de quienes lo concibieron.
Es cosa sabida que las creaciones humanas de carácter emocional, por la desarmonía que expresan, tienen la capacidad de aglutinar en torno a sí, a toda la desarmonía de su ambiente y proyectar sobre el conjuro creado una existencia de tipo virtual, sensible pero irreal. Cuanto más in armonía se pueda expresar y cuantos más sean los actuantes en ello, mayor será la fuerza que la creación adquiere. Los conjuros son vitalizados a través de las emociones inarmónicas, el derramamiento de sangre u holocausto, y la descomposición de los cadáveres bajo entierro.
El dios hebreo tenía que representar la antípoda del Dios de los egipcios. Ellos necesitaban crear un dios diferente al Osiris egipcio que los había sojuzgado. Si Dios es invisible, Jehová debe ser visible. Si Dios gobierna el reino de los cielos, Jehová gobernará el reino de la Tierra. Si Dios es amor y reconciliación, Jehová es celo y juicio. Dios es actividad, Jehová es el reposo. Dios es luz y vida. Jehová es oscuridad y muerte. Si Dios viene de arriba abajo, Jehová va de abajo a arriba. Dios regala dones espirituales, Jehová otorga bienes materiales. Las características de Jehová son también lo opuesto a las características de Cristo. Mientras que Jehová es particular, Cristo es Universal.
El dios Jehová debía ser la antípoda de la divinidad egipcia. Por eso Seth es la personificación de Jehová, es el sustituto ideal del dios Osiris. Esta nueva creación desarrolla el sentimiento de esperanza que algún nuevo día, en el futuro inmediato, un hijo de Seth (Jehová, el Mesías) logrará vencer a Horus, el hijo de Osiris, el Dios Universal (Cristo).
El relato bíblico de Abel y Caín es una réplica humanizada de la leyenda solar egipcia. Caín el agricultor, representa la actividad, la laboriosidad, el ingenio. Es el símbolo del Sol que vivifica la Tierra. Abel es el pastor, es lo pasivo, la contemplación, la inacción, la esperanza por la fe. Abel es el preferido de Jehová (la divinidad del descanso, el de las tinieblas), quien naturalmente mira con agrado los holocaustos que Abel le ofrece.(3)
Cuando Caín (Horus) mata a Abel (Seth), restituye la armonía de la luz con la entrega y recepción de ofrendas y de dones. Jehová la divinidad que mora en las tinieblas,(4) crea a un nuevo heredero y ordena bautizarlo con el mismo nombre y sin variar su significado: Set = sustituto o sustitución.(5) La letra H al final del nombre de Set fue necesario suprimirla, porque la H es un símbolo solar, es el monograma del Horus (Cristo).
Jehová siendo rey en el reino de la oscuridad exige que su altar sea construido exclusivamente con los elementos que le son afines y propios. Nada que sea producido bajo acción del fuego, la luz o el calor, deberá ser usado para su templo. Prohíbe el uso del oro o la plata fundida y la piedra labrada por herramientas de fundición.(6)
La tierra es un elemento oscuro, frió y seco, propio para desarrollar la vida subterránea. Lo oscuro es opuesto a la luz, lo frió es opuesto al calor y lo seco es opuesto al agua. El calor es fruto del fuego y el fuego es símbolo de vida.
El templo de Jehová es un templo para venerar la materia, por eso ordena que sea subterráneo y sin elevación al cielo. No posee altura ni tiene gradas de acceso.(7)
El Mesías de Jehová encarna la esperanza judía del libertador que los redimirá del yugo de las naciones y les entregará el gobierno del planeta, a cambio de santificar el descanso ( el culto a la muerte). Descanso es tan nefasto como reposo. El descanso es ocio y el reposo es oposición de fuerzas, es actividad inarmónica.
Es inexacto decir que la paz sea un estado de la inacción o del ocio; por eso resulta falso anunciar que aquel que restituirá el reinado para las tinieblas será llamado: “príncipe de la paz”.(8)
La verdadera paz es la que emerge del corazón puro para obrar lo bueno. No es paz de descanso ni de fe contemplativa, es acción caritativa, generosa y equilibrada.
8. LA TORAH de ESDRAS
Durante más de 200 años sé continua estudiando las divergencias, repeticiones, yuxtaposiciones, omisiones de los textos bíblicos del Pentateuco. Trabajos serios como los de Ricardo Simón y Astruc iniciaron la comprensión de la concurrencia de fuentes o tradiciones en el Pentateuco. Ellos iniciaron separando todas las partes que nombraban a dios con uno u otro nombre y así se obtuvieron dos documentos paralelos que se denominaron: Y (por el nombre Yahvé) y E (por el nombre elohim).
Otros críticos como Ilgen o Eichhorn encontraron con la misma técnica una nueva fuente documental: la P o Código Sacerdotal.(9)
Finalmente fueron los trabajos del profesor Riehm los que descifraron unos nuevos documentos que constituyeron la tradición D (deuteronómica).(10)
Los exégetas modernos de la Biblia concuerdan en afirmar que el autor más cercano del texto del Pentateuco, tal como hoy se conoce, no fue precisamente Moisés sino el escriba y sacerdote Esdras, descendiente del linaje de Aarón. Estas conclusiones son coincidentes con las afirmaciones de la tradición hebrea que sostiene que el restaurador de la ley mosaica fue sin duda el sacerdote Esdras.(11)
Richard Elliott Friedman sostiene que es Esdras, sacerdote aarónida, el responsable de haber combinado las cuatro diferentes fuentes: Y, E, P y D en la construcción de la Torah. Lo inesperado de este hecho es comprobar que con ello se creó la nueva imagen del concepto del dios bíblico, que ninguna de las tradiciones previas había concebido. Esdras es sin duda, dice Friedman, aquél que la tradición llama el “redactor” y de quien se asegura es el genuino recolector del Pentateuco.(12)
La combinación de los textos P con los textos J, E y D, fue algo mucho más extraordinario de lo que había sido la combinación de sólo J y E, varios siglos antes. El texto P era polémico, por cuanto era una respuesta denigrante a los documentos J-E. Los documentos J-E denigran la autoridad de Aarón y por ello los documetos P lo intentan con Moisés. Los documentos J-E asumen que cualquier levita puede ser sacerdote, en tanto que los textos P lo restringe sólo a los descendientes de Aarón.(13)
La imagen pentateuquica del dios bíblico del relato de Esdras adquiere dos personalidades, una busca ser universal y la otra eminentemente subjetiva, personal. Yahwe o Jehová (14) luce entonces como el creador del universo y el dios del padre ancestral.
Es innegable que la labor de Esdras fue artística y dramática en su forma y profunda en su teología. La Interpolación de las cuatro fuentes opuestas y diferentes en un solo relato fue de tal habilidad que se necesitaron milenios para descubrirse. Esdras vivió en el siglo III a.C., en consecuencia, esa es la época de redacción de la torah o Pentateuco, más de mil años después de la muerte de Moisés.
9. EL PECADO ORIGINADO
El asunto del pecado original es un tema de reciente data, siglo III a.C., y no pertenece al fundamento de la teología crística juanítica. El argumento del pecado original nació con el Pentateuco de Esdras, cuya segunda versión de la creación del Génesis contradice a la primera del capítulo anterior.
En el principio, dice el capítulo primero del Génesis, Dios creó simultáneamente al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza.(15) En el capítulo dos, sin embargo, la creación se reduce a una visión más desigual y familiar del acto, donde la mujer pierde dignidad y se le hace inferior al hombre, al creársele de una costilla de Adán.(16)
Esta versión es más propia al concepto discriminatorio de la tradición hebrea por la que aún, tradicionalmente, no aceptan a la mujer en las labores del culto ni en la ordenación rabínica.
Es conveniente recordar que el desarrollo y evolución del ser humano en su estado embrionario y de individuo está marcado por algunas etapas claramente definidas, a saber:
b) aparición el sexo y las percepciones (embrionario)
c) adquisición de conocimiento y condicionamiento emocional (de 0-14 años de edad)
d) desarrollo de la razón discursiva y de la responsabilidad ( de 14 a 28 años de edad)
Hasta los siete años se puede considerar al niño como inocente, instintivo, feliz, angelical e ignorante, vale decir, una réplica del hombre en el paraíso y sin pecado original, pero, de permanecer en ese estado, se volvería incompetente para desarrollarse en el mundo que le toca vivir. En consecuencia, la pérdida de la inocencia y de la felicidad en la persona es directamente proporcional al condicionamiento de los deseos y su dependencia de ellos. Los deseos como catalizador negativo se imponen por tradición familiar y social desde el nacimiento y hasta los 14 años de edad. Hay quienes prolongan su agonía hasta el final de sus días y su paraíso lo convierten en un verdadero infierno.
En la versión bíblica de la creación expresada desde púlpitos y a través de los catecismos, se dice que se cometió un delito y se le acusa al hombre de desobediencia a Jehová, a pesar que el texto escrito señala otros hechos. Por este delito, insiste la exégesis de los teólogos católicos, el hombre primitivo perdió cuatro dones preternaturales: la felicidad, la eternidad, la tendencia al bien y ciencia infusa, y la gracia divina.
Según el texto impreso en cualquier edición bíblica, los personajes son: Jehová, Adán, Eva y la serpiente. Jehová es quien asume el papel de divinidad creadora,(17) Adán es la criatura creada de barro, Eva un subproducto nacido de la costilla de Adán y la serpiente el animal más astuto del huerto.
Jehová al prohibir al hombre que coma del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, bajo pena de muerte, no sólo no lo ayuda en su evolución sino que pretende impedirle la adquisición del conocimiento y lo retarda y paraliza con el condicionamiento emocional del temor.(18)
La serpiente al inducir a la mujer a comer el fruto del árbol de la ciencia, argumentando que no morirían sino que se igualarían al dios antiguo testamentario,(19) significa en términos cartesianos la fuente de las ideas innatas(20) y manifiesta un nivel de conciencia superior al hombre (inocente y dormido), contradiciendo por su actuación, la definición textual que se le asigna bíblicamente.
Las ideas innatas se captan a través de la imaginación, que es la tónica psíquica de la mujer, por ello fue que es Eva y no Adán, la primera en comer del fruto del conocimiento. La reflexión como consecuencia de la imaginación, es propia al varón, y es el segundo paso del conocimiento, por ello el relato continúa con la figura de Adán comiendo la manzana.
Cuando la mujer y el hombre comieron del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal sus ojos se abrieron, en clara alusión al despertar de la conciencia.(21)
El hombre no murió como dijo Jehová en su amenaza y aún seguimos con vida y con la gran posibilidad de llegar al verdadero DIOS que es AMOR.
Jehová reconoce que el hombre al comer del fruto de la ciencia del bien y del mal se hizo igual a él, y aunque nada explica el por qué lo expulsa del Edén, la razón expresa- da para la actitud de Jehová fue su temor a que el hombre lo superara con la eternidad si comía del fruto del árbol de la vida.(22)
Jehová por sus actos egoístas del texto bíblico, se identifica con la emoción colectiva y la vida relativa y en lo práctico de cada individuo, Jehová representa las emociones o respuestas inarmónicas e instintivas.
No es cierto que el hombre pecara en el Edén, ni es cierto que el conocimiento de la Gnosis sea diabólica. Lo cierto es que los creadores de Jehová y sus emociones, necesitaban que más gentes creyeran en su dios de la fe y de la ignorancia, y quisieron impedir, sin lograrlo, que la humanidad no tomara conciencia de la verdad.
El hombre despierto y consciente es aquel que se deja auxiliar por la intuición superior (la mujer instruida por la serpiente y aprende que la Gnosis (EL VERBO-CRISTO) es el camino de la evolución por el servicio, de la verdad, de la vida. El pecado original es un pecado de omisión donde el autor del relato culpó a los inocentes para el reinado de su clerecía quien la difundió por los siglos de los siglos.
Al releer esta historia del antiguo testamento de culpa y castigo, a la luz de una nueva luz, más razonada y menos emocional, se logra comprender de manera más clara el sentido que aquella frase de Jesús dicha a los judíos sobre el origen de su divinidad: “él ha sido -les dice- homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira de suyo habla porque es mentiroso y padre de mentira”(23)