Sobre Nuestra Lógia

Por regla general, todo aquel que se acerca a la Masonería tiene una idea por simple que esta sea, de lo que es aquélla. No obstante, en nuestro país, por las circunstancias históricas vividas durante la dictadura franquista, la aproximación a la Francmasonería no deja de estar teñida de prejuicios forjados, precisamente, en el Antiguo Régimen.

Nada que ver con la percepción que se tiene en el resto del planeta, en especial en el mundo anglosajón, donde la Orden del Gran Arquitecto del Universo es vista con absoluta naturalidad, y ser miembro de una logia, lejos de ser una mácula, es un orgullo y una garantía de buena ciudadanía.

Nuestra masonería, nuestra logia, no es un “ismo”, no se presenta ante la sociedad, como “masonismo”, sino como masonería, queriendo destacar con este término su naturaleza de práctica intelectual abierta que no se resume en un rígido análisis teórico. Por eso la Masonería no puede ser “aprendida”, “descubierta” en los textos (que son, por supuesto, importantes), sino en la propia obra realizada en Logia, mano a mano con el resto de los hermanos. Como advirtiera Lessing: “el secreto de la Masonería es lo que el masón no puede llevar a los labios, aunque fuera posible que el masón quisiera hacerlo. Porque es lo inexplicable, lo inefable, lo que hay que vivir, y por mucho que se describa, no puede entender plenamente, podíamos decir que de modo análogo al enamoramiento”. Se equivoca quien se involucra a la Masonería por satisfacer su curiosidad, y no porque desea sinceramente vivir una “iniciación”, un proceso de metamorfosis.

Quien llame a las puertas de nuestra logia ha de saber que, de integrarse en ella, tendrá que enfrentarse a una tarea compleja y comprometida. Porque la Masonería no es una doctrina en la que todo se da por supuesto, por acabado. Como reclamaba la Ilustración, de la que los masones somos herederos, la Masonería es mucho más que un tramo histórico delimitado por fechas y lugares, es un movimiento de cultura crítica y emancipatoria.

Nuestra logia, en la que trabajan conjuntamente hombres y mujeres en estricto plano de igualdad, se constituyó hace años como una logia mixta, en contraste con lo que es tradición en la autodenominada Masonería Regular. La “mitad del cielo”, como escribió un poeta, no puede ser rechazada en razón de su sexo. Es una lucha la suya, como la nuestra (la de los varones que las queremos a nuestro lado en los bancos de la logia) que data de los albores de la Masonería especulativa, a caballo de los siglos XVII y XVIII. Descartarlas por razones de género, nos deja de ser un contrasentido que atenta contra la lógica más elemental, además de contra ese espíritu emancipador y universalista que es seña de identidad de nuestra Orden.

En nuestros rituales, fruto de una tradición secular, se venera la figura simbólica del Gran Arquitecto del Universo. Pero ese principio espiritual tiene una interpretación abierta, sin que haya de definirse a la manera de las religiones positivas. Su función es la de estimular la reflexión sobre los misterios del Universo;. Si nuestra Logia ofreciera una única y forzada definición de este símbolo capital, no nos encontraríamos en un Taller masónico, sino, probablemente, en algo muy próximo a una secta que catequiza en lugar de suscitar permanentes interrogantes.

Formamos parte de un Universo fraternalmente integrado por seres humanos, depositarios de una milenaria tradición que conservamos y preservamos como legado de los constructores del Templo de Salomón o de las catedrales medievales.

Nuestra búsqueda intelectual y espiritual está centrada en ese sendero a recorrer ayudándonos del simbolismo y el trabajo esotérico; herramientas necesarias para que cada uno busque la verdad. A este objeto desarrollamos un trabajo a cubierto, en el interior de la Logia y aislados del mundo profano; nosotros, hombres y mujeres librepensadores que buscamos la luz del conocimiento, nos reunimos para, rigurosamente, como enseña nuestro Rito Escocés, Antiguo y Aceptado, ejecutar los trabajos simbólicos en el seno de nuestros Talleres.

Nuestra Logia se encamina esencialmente por ese sendero de luz, haciendo a un lado consideraciones religiosas, raciales, étnicas o de género, promoviendo, buscando la felicidad, el desarrollo social, la libertad y la igualdad, convirtiendo a cada uno de nuestros miembros en hombres y mujeres más libres y conscientes.

Por ello, nuestro Taller es una escuela de aprendizaje centrada en el gratificante oficio de perfeccionar al ser humano.