Logia Hermes Nº 13. Madrid. » Masones http://www.logiahermes.org Sitio web de la R:.L:.S:. de San Juan, Hermes Nº 13. Gran Logia Provincial de Madrid. Gran Logia de España Tue, 22 Mar 2016 19:36:34 +0000 es-ES hourly 1 http://wordpress.org/?v=3.9.1 Federico García Lorca, un masón llamado Homero http://www.logiahermes.org/federico-garcia-lorca-un-mason-llamado-homero/ http://www.logiahermes.org/federico-garcia-lorca-un-mason-llamado-homero/#comments Wed, 10 Jun 2015 18:40:25 +0000 http://www.logiahermes.org/?p=742

Lorca Masonería

Hace unas semanas se daba noticia a todo trapo de un informe de 1965 de la Jefatura Superior de Policía de Granada en el que se revela que Federico García Lorca fue asesinado junto a otra persona y define al poeta como “socialista y masón”, a la vez que le atribuye “prácticas de homosexualismo”. Simplemente es la certificación oficial del régimen franquista, una de las pocas explicaciones oficiales del asesinato del poeta. Por lo demás, ya había informes, algunos de ellos publicados por el periodista y falangista Eduardo Molina Fajardo en su libro póstumo Los últimos días de Federico García Lorca. Se expresan las mismas causas y se reitera la condición de masón de Lorca.

El documento, fechado en Granada el 9 de julio de 1965, señala que Lorca era “un masón perteneciente a la logia Alhambra en la que adoptó el nombre simbólico de Homero, desconociéndose el grado que alcanzó en la misma”. Idéntico apunte se encuentra en algunos documentos de esta sociedad, entre ellos una lista con los nombres de los masones, reproducidos en el libro de Molina Fajardo. Esta lista, en la que aparece el nombre del poeta, se suma al expediente de responsabilidades políticas seguido contra García Lorca, bajo el número 630, de 1940. En unas diligencias abiertas por la comisaría se confirma la pertenencia del autor de Yerma a la masonería.

Según el investigador Francisco López Casimiro, García Lorca mantuvo una estrecha relación con algunos masones como Fernando de los Ríos, quién llegó a considerar a Federico “su hijo espiritual”. Otros ‘hermanos’ amigos de Lorca fueron Francisco Callejón (íntimo del poeta), José Raya, Constantino Ruiz Carnero, José Villoslada, Alfredo Daneo y Francisco Callejón. También contó entre sus amistades con algunos miembros de la logia Alhambra en 1927: Gabriel Bonilla, Virgilio Castilla, Luis Fajardo, Joaquín García Labella, José Megías Manzano, José Murciano, Enrique Rodríguez Santos y Francisco Vera Guglieri.

La adscripción del poeta a la masonería fue también uno de los motivos que expuso el destacado miembro de la CEDA y periodista para solicitar la detención del autor de Bodas de sangre. La versión fue confirmada por la actriz Emma Penella en una de las pocas ocasiones que habló de esta cuestión. Señaló que los motivos que argumentó su padre, Ramón Ruiz Alonso, en la denuncia que redactó contra García Lorca fueron “por ser el secretario de Fernando de los Ríos, por rojo y por masón”. Aquella denuncia, a día de hoy todavía desaparecida, es el documento lorquiano más buscado. Le costó la vida al poeta.

Más pruebas de la condición de masón del poeta han sido aportadas por el investigador lorquiano Miguel Caballero en el libro Lorca en ÁfricaCrónica de un viaje al protectorado español de Marruecos. El viaje que el poeta llevó a cabo al Norte de África es “la consecuencia de una serie de invitaciones que Fernando de los Ríos recibe de grupos masones. Estaban enviadas a Jugan, que era su nombre en la masonería. Algunas de estas cartas fueron luego utilizadas como pruebas de cargo por el Tribunal Especial para la Masonería y el Comunismo”, escribe Caballero. Un dato importante de la investigación de Caballero es la confirmación de que Federico trabajó para el gobierno republicano como colaborador del socialista Fernando de los Ríos. Este documento de su adscripción a la República destaca la afinidad del poeta con el socialismo de su mentor, una condición reflejada en la denuncia. Su filiación o simpatía política con la república, su condición de ‘funcionario’ merman aquellas teorías y tesis que señalan a rencillas familiares y entre caciques granadinos como causas del asesinato.

Está confirmado que los masones granadinos conocían la identidad de Homero. En la antesala de la muerte, en Las Colonias de Víznar, lugar al que conducían a los que iban a ser asesinados, se encontraba también un grupo de masones a quienes se les había ‘perdonado’ la vida a cambio de que hicieran de enterradores de los ejecutados y otros trabajos al servicio de las tropas sublevadas. Hasta hace no pocos años, los descendientes de aquellos enterradores sepultados en vida por el régimen franquista guardaron silencio sobre un pasado vinculado a la masonería y sobre lo ocurrido en relación a Federico García Lorca. Una muestra titulada La maleta de Penón, donde se exhibieron los documentos sobre la investigación del escritor hispanoestadounidense, reveló nuevos datos. Uno de los descendientes de aquellos masones rompió el silencio. Dos miembros de esta familia, que habían pertenecido a la masonería de la ciudad de la Alhambra, pudieron escapar del pelotón de ejecución trabajando como enterradores en Víznar y Alfacar. Allí coincidieron con Manuel Castilla Blanco, ‘Manolo El Comunista’, y otros masones, todos ellos identificados como la Escuadra de Juan Simón, nombre que tomaron irónicamente de la canciónLa hija de Juan Simón.

La noche del 18 al 19 de agosto de 1936 supieron que estaban dando sepultura a Federico García Lorca junto a otras víctimas. Algunos de los trabajadores de la Escuadra de Juan Simón reconocieron al poeta y decidieron conservar un distintivo en el cuerpo de Lorca por si alguna vez podían ser rescatados sus restos. El testimonio contradice la versión de estos hechos que uno de los ocho masones que fueron ‘destinados’ a Víznar, el barbero Antonio Mendoza Lafuente, dio en 1955 a Agustín Penón y posteriormente, entre 1969 y 1970, a Molina Fajardo. Mendoza Lafuente indicó a los dos investigadores que el grupo de masones fue trasladado a Víznar un 24 de agosto y de este modo no podían haber presenciado el asesinato de García Lorca. Penón se interesó por las causas de la detención de Mendoza, quien le contestó: “Ser masón es el mayor delito que se puede cometer en esta España nuestra”.

Cuando en un lejano 4 de agosto de 1936, ya declarada la Guerra Civil, se denunció que existía un templo masónico en el hotel Reúma, inmediatamente empezaron a detener a los integrantes de la sociedad. A diecisiete de ellos los llevaron juntos a la comisaría, donde fueron recluidos todos en una habitación muy pequeña hasta el día 24, víspera de San Luis rey de Francia, en que los trasladaron de lugar. Y a un grupo formado por ocho de estos masones, entre los que se encontraban los más jóvenes, se le trasladó a Víznar. Mendoza refiere el miedo terrible que pasaron en aquel trayecto que hicieron en coche hasta Víznar creyendo que les iban a fusilar. Al llegar a Las Colonias les preguntaron que si querían cenar; todos dijeron que no. Su sorpresa fue al comprobar que no les dejaban en la sala baja, en donde aguardaban los que iban a ser fusilados, sino que les subieron a un dormitorio de los que había en el piso alto para que pasaran la noche, aunque les advirtieron que no debían asomarse a las ventanas, que ellos dejaron abiertas de par en par, pues fue una liberación que entrara el aire limpio de la noche después del hacinamiento que, durante veinte días de calor asfixiante, habían padecido en el encierro de la comisaría.

A la mañana siguiente, muy temprano, les repartieron los picos, palas y espuertas para empezar su trabajo. Los prisioneros eran destinados a construir fortificaciones y arreglar caminos y carreteras. En aquella misma mañana también supieron que otro de los trabajos que les estaba reservado a los prisioneros era el de enterradores. Y en el amanecer de ese día ya cavaron la sepultura de diecisiete fusilados, en las cercanías del barranco donde empezaban a tener lugar las ejecuciones. Anteriormente los fusilamientos se habían realizado, primero en el camino de la Alfaguara y después cerca de Fuente Grande, en donde mataron a Federico García Lorca.

A los masones que llegaron al ‘barranco de la muerte’ se les afeitó la cabeza y se les colocó el mandil masónico como signo infamante. Aquellas personas fueron: José Rivas Rincón, Manuel Plaza Caro, Antonio Henares, Antonio Mendoza Lafuente, Francisco Jiménez Bocanegra, José Lopera Vaquero, Fernando Fernández García y Francisco Moral Galán. De todos ellos, únicamente este último, Moral Galán, reclamado por una denuncia primero desde su pueblo Güéjar Sierra y meses más tarde también desde Granada, fue fusilado. Los otros siete masones siguieron prisioneros en Víznar logrando sobrevivir. Y se da el caso de que a mediados de septiembre el mismo jefe de la guarnición, José María Nestares, ya había intervenido en su favor ante el arzobispo Agustín Parrado mencionando la conducta ejemplar de estos prisioneros en el terrible trabajo que se les impuso.

El silencio se impuso a estos masones supervivientes e incluso a sus descendientes. Algunos de ellos agradecidos con aquellas personas que los salvaron de morir asesinados y otros todavía consideran una mancha familiar o un secreto inconfesable su pasado masón.

Fuente: Granada Hoy

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Oscar Wilde http://www.logiahermes.org/oscar-wilde/ http://www.logiahermes.org/oscar-wilde/#comments Mon, 26 Aug 2013 10:15:57 +0000 http://www.logiahermes.org/?p=433 Oscar Wilde MasónOscar Wilde (1854-1900) fue iniciado el 25 de mayo de 1875 en la logia universitaria Apollo nº 357 de Dublín

De entre los grandes escritores ingleses masones, como Alexander Pope (1688-1744), Sir Walter Scott (1771-1832), Anthony Trollope (1815-1882), Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) o Rudyard Kipling (1865-1936), hay que citar también al famoso dublinés, Oscar Wilde (1854-1900). El joven Wilde pasó del Trinity College de Dublín, al Magdalen College, de Oxford, e hizo amistad con el príncipe Leopoldo en aquellos años universitarios. Éste era hijo de la Reina Victoria y también francmasón, llegando a ser Venerable maestro de la logia universitaria Apollo en 1876.

A la logia Apollo de Oxford entraría Wilde iniciándose de la mano de su colega John Edward Courtnay Bodley, del Balliol College. Oscar Wilde se iniciaría el 25 de mayo de 1875 con otras dos personas, en una tenida en la que hubo también un pase a compañero y una elevación a maestro, es decir, un día muy lleno de eventos masónicos. En esto el joven Wilde no hacía sino seguir los caminos iniciáticos de su padre, masón en Irlanda. La logia universitaria de Apollo, hoy número 357, todavía continúa trabajando con un ritual histórico y vestidos tradicionales desde hace dos siglos.

La masonería ocupó muchos de sus días en Oxford, fascinado por los grados y sus misterios. Pasó al segundo grado el veinticuatro de abril, y el veinticinco de mayo de 1875 ya sería elevado al grado de maestro masón, para vincularse luego a la logia Churchill en noviembre, donde llegaría a ser Guarda Templo Interior, entre otros cargos. En noviembre de 1876 llegaría al grado dieciocho Rosa Cruz del Capítulo de la Universidad de Oxford nº 40, lo que traería consecuencias importantes al revigorizar con nuevos impulsos su religiosidad de origen católico, ya que ese rito está impregnado de contenidos trinitarios.

En 1878 fue a Londres donde se casaría con Constansce Lloyd en 1884. Allí pasaría una década debatiéndose entre lo que es aceptable moralmente o no, hasta que en 1895, en la cumbre de su gloria, fue procesado por sus prácticas homosexuales con un joven muchacho de alta alcurnia, Lord Alfred Douglas, acusado por el padre de éste y el marqués de Queensberry y encarcelado con dos años de trabajos forzados que le hundieron moral y físicamente. Una vez cumplida su condena se refugió en París con otro nombre, para no ser reconocido y allí, por el trato con un sacerdote irlandés volvió a convertirse al catolicismo, del que se había alejado en 1880, cuando también dejó la masonería. En 1900 murió en París.   Entre sus obras, la que muestra una mayor y clara influencia masónica es Vera o los nihilistas (Vera or the Nihilist), donde aparece en el primer acto un encuentro de conspiradores que transmiten su palabra de paso en una ceremonia, con clara influencia en el ritual masónico, combinando varios ritos, como el de la Marca. Sin embargo, en esa época, 1880, ya había dejado la Francmasonería. De modo más sutil podemos hallar rastros del pensamiento masónico y una religiosidad íntima en varias de sus obras. Aunque tal vez la más famosa sea su novela El retrato de Dorian Gray, así como numerosas piezas de teatro, como Salomé; también tiene varias obras poéticas en las que se ven problemas morales, se denuncian situaciones políticas y sociales o se percibe una libre religiosidad. Tal vez la más conocida de sus obras poéticas sea su Balada de la cárcel de Reading, donde muestra su espanto por la ejecución de un compañero de la cárcel, lo mismo que es especialmente leído su libro De Profundis, donde habla de lo que le ha conducido a la ruina. Pero además de estas hondas obras, con temática social crítica, tiene poemas dedicados tanto al discípulo como al maestro; alguno incluso dedicado al maestro de sabiduría.

Si Carducci, el conocido poeta masón y premio Nobel, haría un poema a la iglesia de Polenta, en el entorno de Ravena, en la que recuerda también la figura de Dante enterrada en sus proximidades, también sucede algo parecido con Oscar Wilde y su poema dedicado a Ravena, que escribió en 1877 en aquella ciudad italiana en el que muestra su aprecio por los caballeros del medioevo, tan cercanos a la concepción de ciertas formas de masonería. También hay restos del misterio en su largo poema a la Esfinge. Y el poema a Louis Napoleón destaca su admiración por la democracia y una Francia libre y republicana. Pero en Libertad, sagrada palabra (Libertatis, sacra fames), exhibe su rechazo por la demagogia, por los excesos revolucionarios. Entre los poemas de una propia y personal religiosidad cabe citar Ave Maria, Gratia Plena, también en el conjunto de su Rosa Mystica, como San Miniato, Sonnet on hearing the Dies Irae sung in the Sistine Chapel, etc.

Extractado de: Ilia Galán, “Poetas y masones”, en Cultura masónica, 4 (2010), pp. 45-66.

POEMAS DE OSCAR WILDE

       Amor intellectualis

A menudo pisamos los valles de Castalia y de antiguas cañas oímos la música silvana, ignorada del común de las gentes; e hicimos nuestra barca a la mar que Musas tienen por imperio suyo, y aramos libres surcos por ola y por espuma, y hacia lar más seguro no izamos reacias velas hasta bien rebosar nuestro navío.

De tales despojados tesoros algo queda: la pasión de Sordello y el verso de miel del joven Endimión; altivo Tamerlán portando sus jades tan cuidados, y, más aún, las siete visiones del Florentino. Y del Milton severo, solemnes armonías.

Estatua de Oscar Wilde en Dublín

      Apología

¿Es tu voluntad que yo crezca y decline? Trueca mi paño de oro por la gris estameña y teje a tu antojo esa tela de angustia cuya hebra más brillante es día malgastado.

¿Es tu voluntad —Amor que tanto amo— que la Casa de mi Alma sea lugar atormentado donde deban morar, cual malvados amantes, la llama inextinguible y el gusano inmortal?

Si tal es tu voluntad la he de sobrellevar y venderé ambición en el mercado, y dejaré que el gris fracaso sea mi pelaje y que en mi corazón cave el dolor su tumba. Tal vez sea mejor así, al menos no hice de mi corazón algo de piedra, ni privé a mi juventud de su pródigo festín, ni caminé donde lo Bello es ignorado.

      Portia

A Ellen Terry

Poco me maravilla la osadía de Basanio de arriesgar todo lo que tenía al plomo, o que el orgulloso Aragón bajara la cabeza, o que Marroquí de corazón en llamas se enfriara: pues en ese atavío de oro batido que es más dorado que el dorado sol, ninguna mujer que Veronese mirara era tan bella como tú a quien contemplo. Aún más bella cuando con la sabiduría por escudo al vestir la toga severa del jurista y no permitieras que las leyes de Venecia cedieran el corazón de Antonio a ese judío maldito. ¡Oh Portia!, toma mi corazón: es tu debido pago; no he de objetar a ese aval.

 

      Flores de amor

Amor, no te culpo; la culpa fue mía, no hubiera yo sido de arcilla común habría escalado alturas más altas aún no alcanzadas, visto aire más lleno, y día más pleno.

Desde mi locura de pasión gastada habría tañido más clara canción, encendido luz más luminosa, libertad más libre, luchado con malas cabezas de hidra.

Hubieran mis labios sido doblegados hasta hacerse música por besos que sólo hicieran sangrar, habrías caminado con Bice y los ángeles en el prado verde y esmaltado.

Si hubiera seguido el camino en que Dante viera los siete círculos brillantes, ¡Ay!, tal vez observara los cielos abrirse, como se abrieran para el florentino.

Y las poderosas naciones me habrían coronado, a mí que no tengo nombre ni corona; y un alba oriental me hallaría postrado al umbral de la Casa de la Fama. Me habría sentado en el círculo de mármol donde el más viejo bardo es como el más joven, y la flauta siempre produce su miel, y cuerdas de lira están siempre prestas.

Hubiera Keats sacado sus rizos himeneos del vino con adormidera, habría besado mi frente con boca de ambrosía, tomado la mano del noble amor en la mía.

Y en primavera, cuando flor de manzano acaricia un pecho bruñido de paloma, dos jóvenes amantes yaciendo en la huerta habrían leído nuestra historia de amor. Habrían leído la leyenda de mi pasión, conocido el amargo secreto de mi corazón, habrían besado igual que nosotros, sin estar destinados por siempre a separarse.

Pues la roja flor de nuestra vida es roída por el gusano de la verdad y ninguna mano puede recoger los restos caídos: pétalos de rosa juventud.

Sin embargo, no lamento haberte amado — ¡ah, qué más podía hacer un muchacho, cuando el diente del tiempo devora y los silenciosos años persiguen!

Sin timón, vamos a la deriva en la tempestad y cuando la tormenta de juventud ha pasado, sin lira, sin laúd ni coro, la Muerte, el piloto silencioso, arriba al fin.

Y en la tumba no hay placer, pues el ciego gusano se ceba en la raíz, y el Deseo tiembla hasta tornarse ceniza, y el árbol de la pasión ya no tiene fruto.

¡Ah!, qué más debía hacer sino amarte; aún la madre de Dios me era menos querida, y menos querida la elevación citérea desde el mar como un lirio argénteo.

He elegido, he vivido mis poemas y, aunque la juventud se fuera en días perdidos, hallé mejor la corona de mirto del amante que la de laurel del poeta.

 

      Hélas!

Con cada pasión a la deriva hasta que mi alma sea un laúd en cuyas cuerdas todos los vientos tañen. ¿Para esto renuncié a mi sabiduría antigua ya mi austero control? Mi vida es un palimpsesto garabateado en alguna vacación de muchacho con canciones ociosas para flauta y rondó que solamente ocultan el secreto del todo. Por cierto que hubo un tiempo cuando osé pisar las alturas soleadas y de las disonancias de la vida logré claros acordes para llegar al oído de Dios. ¿Está muerto ese tiempo? Mirad, con mi pequeña vara apenas toqué la miel del romance, ¿y debo yo perder la herencia de un alma?

 

      Phedre

A Sarah Bernhardt

Qué vano y qué tedioso nuestro mundo ordinario parecerá a alguien Como tú, que en Florencia habrías conversado con Mirandola, o caminado entre los frescos olivares de Academos: habrías recogido cañas de la verde corriente para la aguda flauta de Pan, pies de cabrito, y tocado con las blancas niñas en el valle Feacio donde el grave Odiseo de su profundo sueño despertara.

¡Ah!, en verdad, una urna de ática arcilla guardó tu polvo pálido, y has venido otra vez a este mundo ordinario, tedioso y vano, fatigada de los días sin sol, de campos rebosantes de asfódelos insípidos, de labios sin amor, con que besan los hombres en el Infierno.

 

     La tumba de Keats

Libre de la injusticia del mundo y su dolor, descansa al fin bajo el velo azul de Dios: arrebatado a la vida cuando vida y amor

eran nuevos, el mártir más joven yace aquí, justo cual Sebastián y tan temprano muerto.

Ningún ciprés ensombrece su tumba, ni tejo funeral, sino amables violetas con el rocío llorando

sobre sus huesos tejen cadena de perenne floración. ¡Oh, altivo corazón que destruyó el dolor!

¡Oh, los labios más dulces desde los de Mitilene! ¡Oh, pintor-poeta de nuestra tierra inglesa! Tu nombre inscribióse en el agua; y habrá de perdurar: lágrimas como las mías conservarán tu memoria verde, como el pote de albahaca Isabella.

 

     Mi voz

En este mundo inquieto, moderno, apresurado, tomamos todo aquello que nuestro corazón deseaba —tú y yo, y ahora las velas blancas de nuestro barco están arriadas

y agotada la carga del navío. Por ello, prematuras, empalidecen mis mejillas, pues el llorar es mi contento huido y el dolor ha apagado el rosa de mi boca y la ruina corre las cortinas de mi lecho. Pero toda esta vida atiborrada ha sido para ti solamente una lira, un laúd, el encanto sutil del violoncello, la música del mar que duerme, mímico eco, en su concha marina.

 

     Nueva contrición

El pecado fue mío; yo no había comprendido. Así de nuevo la música aprisionada está en su cueva, excepto ese lugar donde ola irregular y moribunda impacienta con sus inquietos remolinos esta magra ribera. Y en el pozo marchito de esta tierra el verano ha cavado una tumba tan honda que apenas puede el plomizo sauce ansiar una plateada flor de la afilada mano del invierno. Pero, ¿quién es aquel que por la ribera viene? Amor, mira y pregúntate. ¿Quién es ése que viene con vestidos teñidos desde el Sur? Es tu nuevo Señor, que besará las no violadas rosas de tu boca, y yo he de llorar, he de adorar, como antes.

 

     Soneto al acercarme a Italia

Llegué a los Alpes: mi alma ardía al oír tu nombre: Italia, Italia mía. Y al salir del corazón de la montaña la tierra avizoré por la que mi alma tanto suspirara, y reí, como quien gran premio conquistara, y meditando en lo maravilloso de tu fama el día contemplé hasta que lo marcaran heridas de llama y el cielo turquesa fuera oro bruñido. Los pinos ondeaban como cabellos de mujer y en los huertos cada rama sarmentosa se abría en copos de floreciente espuma. Pero al saber que allá lejos en Roma en cadenas injustas otro Pedro yacía lloré de ver tierra tan bella.

 

     Taedium Vitae

Matar mi juventud con dagas impacientes; ostentar la librea extravagante de esta edad mezquina; dejar que cada mano vil se hunda en mi tesoro; trenzar mi alma al cabello de una mujer y ser sólo lacayo de Fortuna. Lo juro, ¡no me agrada! Todo eso es menos para mí que la delgada espuma que se inquieta en el mar, menos que el vilano sin semilla en el aire estival. Mejor permanecer alejado de esos necios que con calumnias se mofan de mi vida, aunque no me conocen. Mejor el más humilde techo para abrigar al peón más abatido que volver a esa cueva oscura de riñas, donde mi alma blanca besó por vez primera la boca del pecado.

      La Casa del Juicio

Y el silencio reinaba en la Casa del Juicio, y el Hombre compareció desnudo ante Dios.

Y Dios abrió el Libro de la Vida del Hombre.

Y Dios dijo al Hombre:

-Tu vida ha sido mala y te has mostrado cruel con los que necesitaban socorro, y con los que carecían de apoyo has sido cruel y duro de corazón. El pobre te llamó y tú no lo oíste y cerraste tus oídos al grito del hombre afligido. Te apoderaste, para tu beneficio personal, de la herencia del huérfano y lanzaste las zorras a la viña del campo de tu vecino. Cogiste el pan de los niños y se lo diste a comer a los perros, y a mis leprosos, que vivían en los pantanos y que me alababan, los perseguiste por los caminos; y sobre mi tierra, esta tierra con la que te formé, vertiste sangre inocente.

Y el Hombre respondió y dijo:

-Si, eso hice.

Y Dios abrió de nuevo el Libro de la Vida del Hombre.

Y Dios dijo al Hombre:

-Tu vida ha sido mala y has ocultado la belleza que mostré, y el bien que yo he escondido lo olvidaste. Las paredes de tus habitaciones estaban pintadas con imágenes, y te levantabas de tu lecho de abominación al son de las flautas. Erigiste siete altares a los pecados que yo padecí, y comiste lo que no se debe comer, y la púrpura de tus vestidos estaba bordada con los tres signos infamantes. Tus ídolos no eran de oro ni de plata perdurables, sino de carne perecedera. Bañaban sus cabelleras en perfumes y ponías granadas en sus manos. Ungías sus pies con azafrán y desplegabas tapices ante ellos. Pintabas con antimonio sus párpados y untabas con mirra sus cuerpos. Te prosternaste hasta la tierra ante ellos, y los tronos de tus ídolos se han elevado hasta el sol. Has mostrado al sol tu vergüenza, y a la luna tu demencia.

Y el Hombre contestó, y dijo:

-Sí, eso hice también.

Y por tercera vez abrió Dios el Libro de la Vida de Hombre.

Y Dios dijo al Hombre:

-Tu vida ha sido mala y has pagado el bien con el mal, y con la impostura la bondad. Has herido las manos que te alimentaron y has despreciado los senos que te amamantaron. El que vino a ti con agua se marchó sediento, y a los hombres fuera de la ley que te escondieron de noche en sus tiendas los traicionaste antes del alba. Tendiste una emboscada a tu enemigo que te había perdonado, y al amigo que caminaba en tu compañía lo vendiste por dinero, y a los que te trajeron amor les diste en pago lujuria.

Y el Hombre respondió:

-Si, eso hice también.

Y Dios cerró el Libro de la Vida del Hombre y dijo:

-En verdad, debía enviarte al infierno. Sí, al infierno debo enviarte.

Y elHombre gritó:

-No puedes.

Y Dios dijo al Hombre:

-¿Por qué no puedo enviarte al infierno? ¿Por qué razón?

-Porque he vivido siempre en el infierno -respondió el Hombre.

Y el silencio reinó en la Casa del Juicio.

Y al cabo de un momento. Dios habló y dijo al Hombre.

-Ya que no puedo enviarte al infierno, te enviaré al Cielo. Sí, al cielo te enviaré.

Y el Hombre clamó:

-No puedes.

Y Dios dijo al Hombre:

-¿Por qué no puedo enviarte al Cielo? ¿Por qué razón?

-Porque jamás y en parte alguna he podido imaginarme el Cielo -replicó el Hombre.

Y el silencio reinó en la Casa del Juicio.

 

      El gigante egoísta

Cada tarde, a la salida de la escuela, los niños se iban a jugar al jardín del Gigante. Era un jardín amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de césped verde y suave. Por aquí y por allá, entre la hierba, se abrían flores luminosas como estrellas, y había doce albaricoqueros que durante la Primavera se cubrían con delicadas flores color rosa y nácar, y al llegar el Otoño se cargaban de ricos frutos aterciopelados. Los pájaros se demoraban en el ramaje de los árboles, y cantaban con tanta dulzura que los niños dejaban de jugar para escuchar sus trinos.

-¡Qué felices somos aquí! -se decían unos a otros.

Pero un día el Gigante regresó. Había ido de visita donde su amigo el Ogro de Cornish, y se había quedado con él durante los últimos siete años. Durante ese tiempo ya se habían dicho todo lo que se tenían que decir, pues su conversación era limitada, y el Gigante sintió el deseo de volver a su mansión. Al llegar, lo primero que vio fue a los niños jugando en el jardín.

-¿Qué hacen aquí? -surgió con su voz retumbante.

Los niños escaparon corriendo en desbandada.

-Este jardín es mío. Es mi jardín propio -dijo el Gigante-; todo el mundo debe entender eso y no dejaré que nadie se meta a jugar aquí.

Y, de inmediato, alzó una pared muy alta, y en la puerta puso un cartel que decía:

ENTRADA ESTRICTAMENTE PROHIBIDA BAJO LAS PENAS CONSIGUIENTES

Era un Gigante egoísta…

Los pobres niños se quedaron sin tener dónde jugar. Hicieron la prueba de ir a jugar en la carretera, pero estaba llena de polvo, estaba plagada de pedruscos, y no les gustó. A menudo rondaban alrededor del muro que ocultaba el jardín del Gigante y recordaban nostálgicamente lo que había detrás.

-¡Qué dichosos éramos allí! -se decían unos a otros.

Cuando la Primavera volvió, toda la comarca se pobló de pájaros y flores. Sin embargo, en el jardín del Gigante Egoísta permanecía el Invierno todavía. Como no había niños, los pájaros no cantaban, y los árboles se olvidaron de florecer. Sólo una vez una lindísima flor se asomó entre la hierba, pero apenas vio el cartel, se sintió tan triste por los niños que volvió a meterse bajo tierra y volvió a quedarse dormida.

Los únicos que ahí se sentían a gusto eran la Nieve y la Escarcha.

-La Primavera se olvidó de este jardín -se dijeron-, así que nos quedaremos aquí todo el resto del año.

La Nieve cubrió la tierra con su gran manto blanco y la Escarcha cubrió de plata los árboles. Y en seguida invitaron a su triste amigo el Viento del Norte para que pasara con ellos el resto de la temporada. Y llegó el Viento del Norte. Venía envuelto en pieles y anduvo rugiendo por el jardín durante todo el día, desganchando las plantas y derribando las chimeneas.

-¡Qué lugar más agradable! -dijo-. Tenemos que decirle al Granizo que venga a estar con nosotros también.

Y vino el Granizo también. Todos los días se pasaba tres horas tamborileando en los tejados de la mansión, hasta que rompió la mayor parte de las tejas. Después se ponía a dar vueltas alrededor, corriendo lo más rápido que podía. Se vestía de gris y su aliento era como el hielo.

-No entiendo por qué la Primavera se demora tanto en llegar aquí -decía el Gigante Egoísta cuando se asomaba a la ventana y veía su jardín cubierto de gris y blanco-, espero que pronto cambie el tiempo.

Pero la Primavera no llegó nunca, ni tampoco el Verano. El Otoño dio frutos dorados en todos los jardines, pero al jardín del Gigante no le dio ninguno.

-Es un gigante demasiado egoísta -decían los frutales.

De esta manera, el jardín del Gigante quedó para siempre sumido en el Invierno, y el Viento del Norte y el Granizo y la Escarcha y la Nieve bailoteaban lúgubremente entre los árboles.

Una mañana, el Gigante estaba en la cama todavía cuando oyó que una música muy hermosa llegaba desde afuera. Sonaba tan dulce en sus oídos, que pensó que tenía que ser el rey de los elfos que pasaba por allí. En realidad, era sólo un jilguerito que estaba cantando frente a su ventana, pero hacía tanto tiempo que el Gigante no escuchaba cantar ni un pájaro en su jardín, que le pareció escuchar la música más bella del mundo. Entonces el Granizo detuvo su danza, y el Viento del Norte dejó de rugir y un perfume delicioso penetró por entre las persianas abiertas.

-¡Qué bueno! Parece que al fin llegó la Primavera -dijo el Gigante, y saltó de la cama para correr a la ventana.

¿Y qué es lo que vio?

Ante sus ojos había un espectáculo maravilloso. A través de una brecha del muro habían entrado los niños, y se habían trepado a los árboles. En cada árbol había un niño, y los árboles estaban tan felices de tenerlos nuevamente con ellos, que se habían cubierto de flores y balanceaban suavemente sus ramas sobre sus cabecitas infantiles. Los pájaros revoloteaban cantando alrededor de ellos, y los pequeños reían. Era realmente un espectáculo muy bello. Sólo en un rincón el Invierno reinaba. Era el rincón más apartado del jardín y en él se encontraba un niñito. Pero era tan pequeñín que no lograba alcanzar a las ramas del árbol, y el niño daba vueltas alrededor del viejo tronco llorando amargamente. El pobre árbol estaba todavía completamente cubierto de escarcha y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía sobre él, sacudiéndole las ramas que parecían a punto de quebrarse.

-¡Sube a mí, niñito! -decía el árbol, inclinando sus ramas todo lo que podía. Pero el niño era demasiado pequeño.

El Gigante sintió que el corazón se le derretía.

-¡Cuán egoísta he sido! -exclamó-. Ahora sé por qué la Primavera no quería venir hasta aquí. Subiré a ese pobre niñito al árbol y después voy a botar el muro. Desde hoy mi jardín será para siempre un lugar de juegos para los niños.

Estaba de veras arrepentido por lo que había hecho.

Bajó entonces la escalera, abrió cautelosamente la puerta de la casa, y entró en el jardín. Pero en cuanto lo vieron los niños se aterrorizaron, salieron a escape y el jardín quedó en Invierno otra vez. Sólo aquel pequeñín del rincón más alejado no escapó, porque tenía los ojos tan llenos de lágrimas que no vio venir al Gigante. Entonces el Gigante se le acercó por detrás, lo tomó gentilmente entre sus manos, y lo subió al árbol. Y el árbol floreció de repente, y los pájaros vinieron a cantar en sus ramas, y el niño abrazó el cuello del Gigante y lo besó. Y los otros niños, cuando vieron que el Gigante ya no era malo, volvieron corriendo alegremente. Con ellos la Primavera regresó al jardín.

-Desde ahora el jardín será para ustedes, hijos míos -dijo el Gigante, y tomando un hacha enorme, echó abajo el muro.

Al mediodía, cuando la gente se dirigía al mercado, todos pudieron ver al Gigante jugando con los niños en el jardín más hermoso que habían visto jamás.

Estuvieron allí jugando todo el día, y al llegar la noche los niños fueron a despedirse del Gigante.

-Pero, ¿dónde está el más pequeñito? -preguntó el Gigante-, ¿ese niño que subí al árbol del rincón?

El Gigante lo quería más que a los otros, porque el pequeño le había dado un beso.

-No lo sabemos -respondieron los niños-, se marchó solito.

-Díganle que vuelva mañana -dijo el Gigante.

Pero los niños contestaron que no sabían dónde vivía y que nunca lo habían visto antes. Y el Gigante se quedó muy triste.

Todas las tardes al salir de la escuela los niños iban a jugar con el Gigante. Pero al más chiquito, a ese que el Gigante más quería, no lo volvieron a ver nunca más. El Gigante era muy bueno con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y muy a menudo se acordaba de él.

-¡Cómo me gustaría volverlo a ver! -repetía.

Fueron pasando los años, y el Gigante se puso viejo y sus fuerzas se debilitaron. Ya no podía jugar; pero, sentado en un enorme sillón, miraba jugar a los niños y admiraba su jardín.

-Tengo muchas flores hermosas -se decía-, pero los niños son las flores más hermosas de todas.

Una mañana de Invierno, miró por la ventana mientras se vestía. Ya no odiaba el Invierno pues sabía que el Invierno era simplemente la Primavera dormida, y que las flores estaban descansando.

Sin embargo, de pronto se restregó los ojos, maravillado, y miró, miró…

Era realmente maravilloso lo que estaba viendo. En el rincón más lejano del jardín había un árbol cubierto por completo de flores blancas. Todas sus ramas eran doradas, y de ellas colgaban frutos de plata. Debajo del árbol estaba parado el pequeñito a quien tanto había echado de menos.

Lleno de alegría el Gigante bajó corriendo las escaleras y entró en el jardín. Pero cuando llegó junto al niño su rostro enrojeció de ira, y dijo:

-¿Quién se ha atrevido a hacerte daño?

Porque en la palma de las manos del niño había huellas de clavos, y también había huellas de clavos en sus pies.

-¿Pero, quién se atrevió a herirte? -gritó el Gigante-. Dímelo, para tomar la espada y matarlo.

-¡No! -respondió el niño-. Estas son las heridas del Amor.

-¿Quién eres tú, mi pequeño niñito? -preguntó el Gigante, y un extraño temor lo invadió, y cayó de rodillas ante el pequeño.

Entonces el niño sonrió al Gigante, y le dijo:

-Una vez tú me dejaste jugar en tu jardín; hoy jugarás conmigo en el jardín mío, que es el Paraíso.

Y cuando los niños llegaron  esa tarde encontraron al Gigante muerto debajo del árbol. Parecía dormir, y estaba entero cubierto de flores blancas.

 

     Soneto a la Libertad

No es que a tus hijos, de pupilas lacias

que apenas su congoja admiten ver

y mentes que prefieren no saber,

yo ame -es que el rugir de tus Democracias,

tus reinos del Terror, tus Anarquías

cual mar reflejan mi animosidad

y a mi ira un hermano dan- ¡Libertad!

sólo así tus dísonas melodías

llorando alegran mi alma, ya los jueces

todos, a mal de látigo y andanadas

robasen a los pueblos sus derechos

que no me inmute -y a pesar de los hechos,

los Cristos muriendo en las barricadas

sabe Dios que estoy con ellos, a veces.

      El imán

Había una vez un imán y en el vecindario vivían unas limaduras de acero. Un día, a dos limaduras se les ocurrió bruscamente visitar al imán y empezaron a hablar de lo agradable que sería esta visita. Otras limaduras cercanas sorprendieron la conversación y las embargó el mismo deseo. Se agregaron otras y al fin todas las limaduras empezaron a discutir el asunto y gradualmente el vago deseo se transformó en impulso. ¿Por qué no ir hoy?, dijeron algunas, pero otras opinaron que sería mejor esperar hasta el día siguiente. Mientras tanto, sin advertirlo, habían ido acercándose al imán, que estaba muy tranquilo, como si no se diera cuenta de nada. Así prosiguieron discutiendo, siempre acercándose al imán, y cuanto más hablaban, más fuerte era el impulso, hasta que las más impacientes declararon que irían ese mismo día, hicieran lo que hicieran las otras. Se oyó decir a algunas que su deber era visitar al imán y que hacía ya tiempo que le debían esa visita. Mientras hablaban, seguían inconscientemente acercándose.

Al fin prevalecieron las impacientes, y en un impulso irresistible la comunidad entera gritó:

-Inútil esperar. Iremos hoy. Iremos ahora. Iremos en el acto.

La masa unánime se precipitó y quedó pegada al imán por todos lados. El imán sonrió, porque las limaduras de acero estaban convencidas de que su visita era voluntaria.

 

Fuente: Museo Virtual de Historia de la Masonería

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Mozart y la Francmasonería http://www.logiahermes.org/mozart-y-la-francmasoneria/ http://www.logiahermes.org/mozart-y-la-francmasoneria/#comments Tue, 06 Aug 2013 08:05:20 +0000 http://www.logiahermes.org/?p=423 Mozart y la MasoneríaWolfgang Amadeus Mozart fue francmasón durante los siete últimos años de su vida. La orden masónica jugó un papel importante en su vida y obra.

Las logias de Mozart

Wolfgang Amadeus Mozart fue admitido con grado de aprendiz en la logia masónica de Viena llamada Zur Wohltätigkeit(“Beneficencia”) el 14 de diciembre de 1784. Fue promovido al grado de compañero masón el 7 de enero de 1785 y se convirtió en maestro masón “en un corto espacio de tiempo”. Para el 22 de abril de ese mismo año, Mozart figura ya como maestro masón en los archivos de la logia. Mozart también asistió a las reuniones de otra logia, llamada Zur wahren Eintracht (“Concordia verdadera”). Ambas logias practicaban el Rito Zinnendorf. Según Otto Erich Deutsch, esta logia era “la mayor y más aristocrática de Viena. … Mozart, como el mejor de los ‘hermanos’ músicos, fue bienvenido en todas las logias”. Fue apadrinado por el naturalista Ignaz von Born.

La propia logia de Mozart Zur Wohltätigkeit se consolidó con otras dos en diciembre de 1785, bajo la reforma imperial de la masonería (el Freimaurerpatent, “Decreto Masónico”) del mismo mes y así Mozart llegó a pertenecer a una logia llamada Zur Neugekrönten Hoffnung (Nueva esperanza coronada).

Según los documentos masónicos que se han conservado, Mozart era bien recordado por sus hermanos masones y muchos de sus amigos también eran masones. La colaboración musical de Mozart con las logias masónicas comienza aún antes de ser iniciado masón, ya que buena parte de sus amigos y patronos pertenecían a la masonería.

Durante la visita a Viena en 1785, el padre de Mozart, Leopold, también se hizo masón.

Música e ideología masónica

Mozart anhelaba reformas sociales en el sentido de progreso pero no al punto de apoyar las reinvindicaciones sociales que Pierre-Augustin de Beaumarchais defendía en la pieza original de Las bodas de Fígaro. Mozart tenía el espíritu del ideal masónico completamente opuesto al de los jacobinos. La condición de «doméstico» o «lacayo» no le parecía deshonrosa.

La posición de Mozart dentro del movimiento masónico, según Maynard Solomon, tendía al racionalismo, inspirada en la Ilustración, como oposición a aquellos miembros orientados a través del misticismo y el ocultismo. Esta facción racionalista es identificada por Katherine Thomson como los Illuminati, un grupo de inspiración masónica que fue fundado por el profesor bávaro de derecho canónico Adam Weishaupt, quien también fue amigo de Mozart. Los Illuminati apoyaron la inspiración en la Ilustración, con la visión humanista dada por los filósofos franceses Jean-Jacques Rousseau y Denis Diderot. Por ejemplo, los Illuminati afirmaban que la clase social no coincidía con la nobleza del espíritu pero que las personas de las clases más bajas podían ser de espíritu noble tal como alguien nacido dentro de la nobleza podía ser cobarde. Este punto de vista aparece en las óperas de Mozart; por ejemplo, en Las bodas de Fígaro, una ópera basada en la obra de Pierre Beaumarchais (otro masón), Fígaro es una persona de clase baja que es un héroe y el conde Almaviva es el villano.

Los francmasones usaron la música en sus ceremonias y adoptaron la visión humanista de Rousseau en el significado de la música. “El propósito de la música en las ceremonias [masónicas] es de extender los buenos pensamientos y la unidad entre los miembros” de modo que puedan “unirse en la idea de la inocencia y la felicidad”, escrito por L.F. Lenz en una edición contemporánea de canciones masónicas. La música debía “inocular sentimientos de humanidad, sabiduría y paciencia, virtud y honestidad, lealtad a los amigos y finalmente un entendimiento de la libertad.

Esta visión sugiere un estilo musical bastante diferente del estilo galante, que era dominante en aquella época. El estilo galante en la música fue típicamente melódico con acompañamiento armónico, en lugar de polifónico; y la línea melódica fue a menudo rica en ornamentación con trinos y otros efectos virtuosos. El estilo promovido por la visión masónica fue mucho menos virtuoso y ornamentado. El estilo de composicón de Mozart es a menudo catalogado como “humanista” y es acorde con la visión masónica de la música.

La música de los francmasones contiene frases y formas musicales que mantuvieron significados semióticos específicos. Por ejemplo, la ceremonia de iniciación masónica comenzaba con el candidato golpeando tres veces en la puerta para solicitar su admisión. Esto es expresado musicalmente como en la siguiente figura: DottedFigure.jpg

Esta figura aparece en la obertura de la ópera de Mozart La flauta mágica, sugiriendo el comienzo del ritual de iniciación masónico. Según Katherine Thomson, hay muchos ejemplos de símbolos musicales específicos tomados de los rituales masónicos que aparecen a lo largo de las composiciones de Mozart. Estos incluyen el uso de suspensiones para indicar la hermandad y la amistad; el uso de armonías ternarias para enfatizar el significado especial del número tres en la francmasonería; y los ritmos y armonías especiales para simbolizar la fortaleza y otros atributos.

Composiciones masónicas de Mozart

A continuación se listan las obras que se conservan compuestas por Mozart para las reuniones masónicas:

Gesellenreise, KV 468, lied “para uso en el nombramiento de nuevos oficiales”, marzo de 1785.

  • Die Maurerfreude (La alegría del masón), KV 471, cantata para tenor y coro masculino estrenada el 24 de abril de 1785.
  • Maurerische Trauermusik (Música fúnebre masónica), KV 477/479a, no posterior a noviembre de 1785.
  • Dos canciones, KV 483 y KV 484, para celebrar la inauguración de Zur Neugekrönten Hoffnung; 14 de enero de 1786.
  • Die ihr die unermesslichen Weltalls Schöpfer ehrt, KV 619, cantata para tenor y piano (1791).
  • Kleine Freimaurer-Kantate (Pequeña cantata masónica) titulada Laut verkünde unsre Freude, para solistas, coro masculino y orquesta, KV 623, estrenada bajo la dirección del compositor el18 de noviembre de 1791.
  • Tanto el Réquiem como la ópera La clemenza di Tito están también altamente influenciadas por el simbolismo masónico.

La historia y música de la ópera La flauta mágica, cuyo libreto escribe en colaboración con el también hermano masón Emanuel Schikaneder, es considerada por tener grandes influencias masónicas. De hecho, a pesar estar plena de guiños de la cultura popular, se puede seguir en ella el ritual de Iniciación masónica del Rito Zinnendorf. La obertura comienza con tres acordes similares a las denominadas “baterías masónicas” de diversos ritos. Asimismo, el tema toral de la obra; la lucha entre la luz y las tinieblas, es también el tema que atraviesa toda la enseñanza masónica. Por otro lado, muchos autores han visto una prefiguración de Ignas von Born en el papel de Zarastro.

 

Fuente: Wikipedia

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“Oración a Dios” (Voltaire) http://www.logiahermes.org/oracion-a-dios-voltaire/ http://www.logiahermes.org/oracion-a-dios-voltaire/#comments Tue, 30 Jul 2013 17:12:15 +0000 http://www.logiahermes.org/?p=415 (Voltaire, Tratado de la Tolerancia, cap. XXIII)

voltaire masoneríaNo me dirijo a los hombres. Me dirijo a Ti, Dios de todos los seres, de todos los mundos, de todos los tiempos; si es permitido a débiles criaturas, perdidas en la inmensidad e imperceptibles para el resto del universo, atreverse a pedirte algo, a Ti, que todo lo has dado, a Ti, cuyos decretos son inmutables y eternos. Dígnate mirar con piedad los errores de nuestra naturaleza; que esos errores no sean calamidades. No nos has dado el corazón para aborrecernos y las manos para degollarnos. Haz que nos ayudemos mudamente a soportar el fardo de una vida penosa y fugaz; que las pequeñas diferencias entre los trajes que cubren nuestros débiles cuerpos, entre nuestros insuficientes lenguajes, entre nuestros ridículos usos, entre nuestras imperfectas leyes, entre nuestras insensatas opiniones, entre nuestras condiciones tan desproporcionadas a nuestros ojos y tan iguales ante Ti, que todos esos pequeños matices, en fin, que distinguen a los átomos llamados hombres, no sean señal de odio y persecución; que los que encienden cirios en pleno mediodía para celebrarte soporten a los que se contentan con la luz de tu sol; que los que cubren su traje con tela blanca para decir que hay que amarte, no detesten a los que dicen lo mismo bajo una capa de lana negra; que sea igual adorarte en una jerga formada de antigua lengua, que en una jerga recién formada; que aquellos cuyo traje está teñido de rojo o morado, que dominan una partícula de un montoncito del barro de este mundo y que poseen algunos redondeados fragmentos de metal, gocen sin orgullo de lo que llaman grandeza y riqueza, y que los demás lo vean sin envidia; porque Tú sabes que no hay en esas vanidades nada que envidiar ni de qué enorgullecerse.

¡Ojalá que todos los hombres recuerden que son hermanos! ¡Que abominen de la tiranía ejercida sobre las almas, como execran el bandidaje que arrebata por la fuerza el fruto del trabajo y la industria pacífica! Si los azotes de la guerra son inevitables, no nos aborrezcamos, no nos destrocemos unos a otros en tiempos de paz, y empleemos el instante de nuestra existencia en bendecir en mil lenguas diversas, desde Siam a California, tu bondad que nos concedió ese instante.

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Shriners ¿qué son? http://www.logiahermes.org/shriners-que-son/ http://www.logiahermes.org/shriners-que-son/#comments Wed, 03 Jul 2013 13:25:34 +0000 http://www.logiahermes.org/?p=357 Thousands of ShrinersLa Antigua Orden Arábiga de los Nobles del Santuario Místico, comúnmente conocida como Shriners y abreviada como A.A.O.N.M.S. (en inglés), fue establecida en 1870 como un cuerpo dependiente de la francmasonería. La organización es mejor conocida por sus Hospitales Shriners para niños que administra y por los feces en color rojo que sus miembros usan.

En 1870 había millares de masones en Manhattan, muchos quienes desayunaban en el Knickerbocker Cottage, en una mesa especial ubicada en el segundo piso. Ahí la idea de una nueva fraternidad masónica entusiasmaba a los jóvenes y el tema se discutía. El Dr. Walter M. Fleming, Doctor en medicina, y William J. Florencetomaron la idea en serio y la llevaron a cabo.

Florence un actor de renombre mundial, quien se encontraba de gira en Marsella fue invitado a una fiesta dada por un diplomático árabe. El evento fue algo como una especie de comedia musical elaborada. A su conclusión, los invitados vinieron a ser miembros de una sociedad secreta. Florence tomó numerosas notas y elaboró dibujos visualizando su iniciación y en otras dos ocasiones mas, una en Argel y otra en El Cairo. Cuando regresó a Nueva York en 1870 le mostró su material a Fleming.

Fleming tomó las ideas proporcionadas por Florence y las convirtió en lo que vendría a ser la “Antigua Orden Árabe de los Nobles del Relicario Místico (A.O.A.N.R.M)”. Fleming creó el ritual , emblema y vestimentas. Florence y Fleming fueron iniciados el 13 de agosto de 1870, e iniciaron a 11 hombres el 16 de junio de 1871.2

El grupo adoptó una temática del medio-oriente y los templos semejantes a mezquitas (aunque el término templo ha sido reemplazado por “Auditorio” o “Centro Shriner”). El primer templo establecido fue la Meca Templo (hoy conocido como Meca Relicario), quedó establecido en el Salón Masónico de la ciudad de Nueva York el 26 de septiembre de 1872. Fleming fue el primer potentado.

En 1875, había solamente 43 Shriners en la organización. En un esfuerzo de ampliar el número de miembros fue creado el Gran Concilio de la Antigua Orden Árabe de los Nobles del Relicario Místico el 6 de junio de 1876 al reunirse en el Templo Meca. Ahí Fleming fue electo como primer Potentado Imperial.3 Después de ciertas reorganizaciones, para 1878 había 425 miembros en 13 templos en ocho estados, y para 1888 había ya 7210 miembros en 48 templos en Estados Unidos y Canadá. Para la sesión Imperial efectuada en Washington DC realizada en 1900, eran 55,000 miembros y 82 templos.

Membresía

A pesar de su temática, el Shriner no está conectado de ninguna manera al Islam. Es una fraternidad de hombres más que una religión o grupo religioso. Sus únicos requerimientos religiosos son indirectos: Todos los Shriners deben de ser Masones y los peticionarios a la orden deben de profesar la creencia en un Ser supremo. Con miras a minimizar cualquier confusión con una religión, el uso de la palabra “templo” para describir los inmuebles de los Shriners ha sido reemplazado por la frase “Centro Shriner”, aunque en capítulos individuales siguen siendo nombrados como “templos”.

Hasta el año 2000, antes de ser elegible como miembro Shriner, una persona debe de completar su formación dentro del Rito escocés o el Rito yorkino dentro de los grados de masonería, pero ahora cualquier masón maestre puede unirse.5

Shriner moderno

Los Shriners frecuentemente participan en desfiles locales, muchas veces dentro de vehículos deportivos miniaturas, vehículos de 18 ruedas, carros de bomberos o en “Bandas orientales” vestidos en versiones estilizadas de vestimentas del Medio Oriente, tamborileros, motociclistas incluso en bandas de viento. Algunos Shriners fungen como patrocinadores de un circo anual en sus ciudades.

Servicio comunitario y caridad

Los Shriners brindan servicios comunitarios y han instrumentado diversos proyectos a través de sus dominios. También organizan el Juego Shriner Este-Oeste el cual es un juego de estrellas de fútbol americano colegial. Una vez al año, la fraternidad se reúne para la Sesión del Concilio Imperial en alguna ciudad principal de Norteamérica. Es común que a esas reuniones asistan al menos 20,000 participantes o más, lo que genera un alto nivel de ingresos para la economía local.

El brazo caritativo de los Shriners es el Hospital Shriners para Niños, una red de veintidós hospitales ubicados en la Unión Americana, México y Canadá. Fueron constituidos para tratar víctimas jóvenes de la Poliomielitis, pero una vez que la enfermedad fue controlada, ampliaron las miras de su servicio. Ahora contemplan casi todas las especialidades pediátricas, particularmente la ortopedia auxiliando en enfermedades y accidentes y en quemadurasgraves. La institución ha sido pionera al desarrollar nuevos tratamientos para esas condiciones.

Nunca se ha aplicado cargo alguno por los servicios de tratamiento, cirugía, o aparatos utilizados para la rehabilitación del paciente. No hace distinción de raza, posición económica, religión o si se tiene parentesco o no con miembro francmasón alguno. El único requisito es que el paciente debe ser menor a los 18 años de edad y ser tratable. Los Templos Shriner muy frecuentemente proporcionan transportación gratis al hospital más cercano. En el año 2002 hizo su debut una mascota llamada “Fred Cabeza de Fez” al visitar los hospitales para niños.

En el año 2005, los Hospitales Shriners aprobaron aplicaciones a 37,755 nuevos pacientes, atendiendo las necesidades de 123,385 pacientes más y proporcionando los siguientes servicios libres de cargo:

  • 228,261 procedimientos radiológicos
  • 305,455 pacientes externos, alcance externo y visitas médicas
  • 67,735 prótesis y aparatos ortopédicos aplicados
  • 24,627 procedimientos quirúrgicos
  • 227,875 Terapias y tratamientos.

El presupuesto de los Hospitales Shriners para el año 2006 contempla 649 millones de dólares de los cuales 616 están enfocados para gastos operativos (incluyendo 33 millones destinados a investigación) y 33 millones destinados a la construcción de inmuebles y compra de equipos. Durante los 84 años de historia de los Hospitales Shriners se han utilizado aproximadamente 7.6 billones de dólares para su operación y 1.73 billones en construcción y renovación.

Para saber más >>>

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Masonería: la Cruz Roja http://www.logiahermes.org/masoneria-la-cruz-roja/ http://www.logiahermes.org/masoneria-la-cruz-roja/#comments Sat, 15 Jun 2013 05:00:39 +0000 http://www.logiahermes.org/?p=218 Fundador Cruz RojaHenri Dunant dedicó su vida y su fortuna a conseguir la adopción de medidas para mitigar la crueldad de la guerra. A él se debe la Convención de Ginebra de la que salió el acuerdo de fundar la Cruz Roja Internacional. Aunque no hay constancia documental de que de Henri Dunant fuera masón, una tradición mantenida fielmente hasta hoy día lo considera como tal.

Al igual que la obra cumbre de Henri Dunant, la Cruz Roja, otras instituciones supranacionales, como los Boy-Scouts, los Juegos Olímpicos, la Conferencia de Paz de La Haya, la Sociedad de Naciones, la Primera Internacional, la ONU, etc. tradicionalmente se vienen vinculando a la masonería en unos casos con más acierto y fidelidad histórica que en otros. Así, por ejemplo, consta de la activa participación de masones, y masones cualificados, en el apoyo a las Conferencias de Paz de La Haya, a la Sociedad de Naciones y Primera Internacional, siendo menos claro —al menos en su fundación— el caso de los Boy-Scouts, los Juegos Olímpicos y la ONU, si bien en todos los casos el ideario que impregna todas estas instituciones está basado en el mismo que desde sus orígenes defiende la masonería universal, es decir, en la fraternidad entre los pueblos por encima de razas, naciones y creencias religiosas, el pacifismo a ultranza, la universalidad y defensa de los derechos del hombre, del ciudadano y de los pueblos; la igualdad social y defensa del oprimido, perseguido y encarcelado; la libertad, base indispensable de la convivencia fraternal; la justicia sin paliativos; la formación integral del hombre; y finalmente el antibelicismo que permita llegar a través del desarme y el arbitraje internacional a esa Paz.

En el caso concreto del fundador del Scoutismo, lord Robert Baden Powell estuvo muy próximo al mundo masónico, ya a través de sus amistades e informaciones, ya en la asimilación de algunos mensajes pedagógicos y culturales de derivación masónica.

Con la Cruz Roja, lo que sí parece estar fuera de dudas es la ayuda decisiva de la masonería a la Cruz Roja a través de los cinco amigos que integraron el llamado Comité de los Cinco, que daría paso al primer Comité Internacional de la Cruz Roja. Y en especial se suele señalar a su presidente Gustave Moynier, quien a la vez lo era de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública, una entidad entroncada con la masonería de la época, y que fue, en realidad, quien dio el primer gran impulso a las ideas de Dunant, y por lo tanto a la Cruz Roja.

Pero es a partir de 1921 cuando la Cruz Roja adoptó lo que se han dado en llamar sus bases filosóficas, o principios fundamentales; humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia, que luego serían completados con otros tres; carácter voluntario, unidad y universalidad, que finalmente serían adoptados jurídicamente en la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja, celebrada en Viena el año 1965, y que son los que están hoy día en vigor. Basta su lectura atenta para descubrir que en todos ellos late la propia filosofía masónica, donde predominan las ideas de paz y amistad basadas en un concepto de universalidad y humanismo fraternal que no admite en sus logias ninguna controversia de orden político, racial, religioso o ideológico, estando incluso prohibidos los temas político-religiosos.

Extractado de: J. A. Ferrer Benimeli, La masonería, Madrid, 2001, pp. 139-141.

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Masones: Montesquieu http://www.logiahermes.org/masones-montesquieu/ http://www.logiahermes.org/masones-montesquieu/#comments Fri, 14 Jun 2013 16:30:17 +0000 http://www.logiahermes.org/?p=213 Masones: MontesquieuMontesquieu fue iniciado el 12 de mayo de 1730 en la logia “Horn” de Londres presidida por el duque de Norfol

Montesquieu llega a Londres el 3 de noviembre de 1729 y regresaría a Francia en 1731. En esa época, Inglaterra se había auto proclamado una monarquía constitucional a consecuencia de su Revolución Gloriosa (1688–89), y se había unido con Escocia en la Unión de 1707 para formar el Reino de Gran Bretaña. Estas transformaciones nacionales causaron un gran impacto en Montesquieu, a las que se referirá en forma repetida en sus escritos.

La entrada de Montesquieu en los salones de la nobleza ilustrada fue facilitada por su relación con el duque de Berwick, los duques de Richmond (el duque de Richmond tenía estrechos vínculos con Francia; su abuela era Louise-Renée, duquesa de Portsmouth que vivió en Francia) y de Montagu. Más tarde, Montesquieu describiría a Montagu como su amigo y protector en Inglaterra y a esos años en compañía de Montagu, como los mejores de su vida.

El ingreso en la Royal Society

El doctor George Louis Teissier, que en 1725 había ingresado en la Royal Society, propone el 12 de febrero 1730 a Montesquieu como miembro de la Royal Society. Quince días más tarde, Montesquieu era miembro de dicha Sociedad. Allí encontró a otros miembros de la Sociedad como los duques de Richmond, de Montagu y al octavo conde de Pembroke.

El ingreso en la Francmasonería

Sabemos por el British Journal de 16 de mayo de 1730 que Montesquieu fue iniciado el 12 de ese mes en Londres en la logia Horn teniendo el mallete de Venerable el católico duque de Norfolk; “Nos enteramos que el martes por la noche, se ha celebrad un encuentro en la logia Horn Tavern en Westminster, a la que asistieron el duque de Norfolk, Gran Maestro, Nathaniel Blakerby, Vice-Gran Maestro, y otros grandes oficiales, el duque de Richmond, Maestro de la logia, el marqués de Beaumont, Lord Mordaunt, el marqués de Quesne y muchas otras distinguidas personas. Los nobles extranjeros siguientes, François-Louis de Gouffier, Charles-Louis Presidente de Montesquieu, Francis conde de Sade… fueron recibidos miembros de la Anciana y Honorable Sociedad de Francmasones”. François-Louis de Gouffier era primo hermano del duque de Richmond y su madre era la hermana de la duquesa de Portsmouth. El otro era el padre del que sería el famoso marqués.

Entre los masones miembros de la famosa logia Hor Tabern de Westminster, se encontraban miembros de la Royal Society como Edgley Hewer, el doctor Arbouthnot ,y los ya citados duques de Montagu y de Richmond (que se convirtieron en Grandes Maestres).

Fuente: Robert Shackleton, Montesquieu: Una biografía crítica, Prensa Universitaria de Grenoble, 1977, pp. 97-114.

 

BIOGRAFÍA

Charles-Louis de Sécondat, Barón de la Brede y de Montesquieu, nació el 18 de enero de 1689 en el castillo de la Brede, cerca de Burdeos, y murió el 10 de febrero de 1755 en París. Era hijo de Jacques de Secondat y Marie-Francoise de Pesnel; su familia pertenecía a la llamada nobleza de toga. Su madre, Marie Françoise de Pesnel, era la heredera de una importante fortuna que aportó el baronazgo de La Brède a la familia Secondat.
Estudió de 1700 a 1705 en Jully, en el célebre Colegio de los religiosos oratonianos, donde recibió una enseñanza muy completa (desde el latín, francés, griego, geografía e historia, hasta las matemáticas, así como dibujo, música, equitación, esgrima y danza). En Burdeos cursó el bachillerato, se licenció en Derecho civil en su Universidad y, en 1708, fue admitido como abogado. De 1709 a 1713 duró su primera estancia en París, donde trabó amistad con heterodoxos notorios como Nicolás Fréret, erudito precoz, apasionado por la historia antigua, la mitología, la arqueología y la cronología y especializado en el estudio de China. Allí conoció al conde de Boulainvilliers -en cuya casa vivía Lama, famoso autor de la teoría sobre feudalismo que Montesquieu recogería en L’ esprit des lois, pero que también escribía anónimamente obras declaradamente heterodoxas.

Cuando murió su padre, retornó a La Brede para hacerse cargo de la herencia pasando a vivir bajo la protección de su tío, el barón de Montesquieu, quien a su muerte en 1715 le dejará como legado tanto su fortuna, como su título de barón y el cargo de Presidente del Parlamento de Burdeos (1716-1727) que ya había desempeñado su abuelo, Señor de La Brede. Ese mismo año contrae matrimonio con Jeanne Lartigue. Así, reunió en sus manos La Bréde, Martillac, Raymond, Montesquieu y Clairac.

Ingresó a los veintiocho años en la Académie de Burdeos, fundada en 1712. Sus primeros años en esta docta casa le incitaron su afición por las ciencias y el cultivo del método experimental, que resaltan en sus discursos sobre la Causa del eco y del Uso de las glándulas renales (1718), La causa de la gravedad de los cuerpos y la causa de la transparencia de los cuerpos (1720), sus Observaciones sobre la historia natural (1721), además de su Proyecto de una historia física de la tierra antigua y moderna (1719).

Montesquieu fue uno de los hombres más representativos del Siglo de las Luces; pero se separa notablemente de las corrientes dominantes en esa época, pues no siguió ni la línea idealista de la escuela racionalista del Derecho natural y de gentes, ni la línea constructivista de los partidarios del mito del contrato social que, años más tarde, culminaría Jean-Jacques Rousseau en Du contrat social (1762). Su método fue el experimental, analítico-hipotético-sintético, llevado a las ciencias físicas por Galileo, que Francis Bacon quiso traer a las ciencias sociales y al que Newton trató de dotar de rigor. Auguste Comte le consideró precursor de la ciencia positiva; Durkheim de la sociología e introductor del método del Derecho comparado.

Su primera obra importante fueron las famosas Lettres persannes (1721), una una sátira basada en la correspondencia imaginaria entre un visitante persa de paseo por París, que hace notar los absurdos de la sociedad contemporánea. El éxito fue inmediato y Montesquieu frecuentará los círculos de ilustrados que rodeaban al primer ministro, el duque de Borbón, siendo introducido allí por el duque de Berwick. Asiste a fiestas en casa de la marquesa de Prie, de Mademoiselle de Clermont. Ésta le inspira su obra El templo de Gnido, publicada también anónimamente. Lee en el Club del Entresol, su discurso Dialogue de Sylla et d’ Eucrate. Conoce a Fontenelle, secretario perpetuo de la Academia de Ciencias, quien le introdujo, hacia 1724, en casa de Mme. Lambert. En 1725 vende su cargo del Parlamento de Burdeos. En 1728 consigue ingresar en l’ Académie Francaise, superando la oposición del cardenal de Fleury al haberse sabido que era el autor de las Cartas persas. Caído Fleury en desgracia, se le invitó a hacer públicas sus aún anónimas obras. Ese mismo año viaja por Alemania, Austria y Hungría en compañía de milord Waldegrave, sobrino del mariscal Berwick; por Italia, donde en Venecia encuentra a dos exiliados, el conde de Bonneval, que se había hecho mahometano y adoptado el título de pachá, y el escocés John Law, que había sido ministro de Finanzas de Francia. Visita Milán, Turín, Florencia, Roma, Nápoles. Continúa viajando por El Tirol, Baviera, y sigue el río Rhin hasta los Países Bajos. De allí, embarca para Londres, donde se le acogió como miembro de la Royal Society y es iniciado en la francmasonería.

Retorna en 1731 a Francia. En 1734 aparece la primera versión de sus Considérations sur les causes de la grandeur des romains et de leur décadence. Era preocupación constante de Montesquieu el tema del engrandecimiento por las conquistas, de la posibilidad de una monarquía universal y de la decadencia de las grandes naciones. Pudo observarse ya cuando escribió antes de 1729, De la principale cause de la décadence de l’ Espagne así como sus Considérations sur les richesses de l’ Espagne.

Pero su obra cumbre fue De l’ esprit des lois, que se publicó en 1748 que llena toda la vida de Montesquieu: «Esta obra es el fruto de reflexiones de toda la vida» ( … ) «de un trabajo inmenso» «He empleado veinte años de mi vida en esta obra». En el manuscrito su autor puso este epígrafe: «Proles sine matre creata» (Hijos nacidos sin madre), porque «un libro sobre las leyes debe ser hecho en un país de libertad, la libertad es la madre; ¡yo lo he hecho sin madre!». La Iglesia Católica prohibió l’Esprit – junto con muchos de los escritos de Montesquieu – y en 1751 lo incluyó en el Index Librorum Prohibitorum.

Su pensamiento debe ser enmarcado dentro del espíritu crítico de la Ilustración francesa, patente en rasgos como la tolerancia religiosa, la aspiración de libertad y su concepto de la felicidad en el sentido cívico. Montesquieu también era tenido en alta estima en las colonias británicas de América como un campeón de la libertad. y era la persona más comunmente citada en temas de gobierno y política en la América británica colonial pre-revolucionaria, y también por los fundadores norteamericanos. Tras la secesión de norteamérica, las obras de Montesquieu continuaron ejerciendo una poderosa influencia en muchos de los pensadores y fundadores de los Estados Unidos.

Es de destacar que, en contra de la opinión corriente, la teoría de la separación de poderes no fue formulada por Montesquieu sino que distinguió dos sistemas: el del «equilibrio» y de «los contrapesos». El sistema de separación de poderes fue propuesto por Sieyes a la Asamblea y aprobado por ésta, sin que se procura de la independencia de la función de juzgar, sino, por el contrario, por que los jueces quedaran sometidos al poder legislativo de la Asamblea nacional, a la que consideraba titular de la soberanía popular. Por el contrario, Montesquieu no se preocupó de la teoría de la soberanía ni de la doctrina constitucional. Lo que sí trataba de salvaguardar Montesquieu era la no confusión y el equilibrio entre los poderes político legislativo y ejecutivo y la independencia respecto de uno y de otro de la función de juzgar.

Obras: Sus obras completas se publicaron poco después de su muerte: Oeuvres (Ámsterdam,1758). Una buena edición es; Oeuvres completes de Montesquieu, 3 vols. (París, 1950-1955), a cargo de A. Masson, así como Montesquieu, Oeuvres completes, 2 vols. (París, 1949-1951), cuidadas por Caillois.

Bibliografía: H. Barckhausen, Montesquieu. Ses idées et ses oeuvres d’ aprés les papiers de la Bréde (París, 1907; reimpr. Ginebra, 1971); S. Goyard-Fabre, La philosophie du droit de Montesquieu (París, 1973); L. Althusser, Montesquieu (4: ed., París, 1974).

Fuente: Juan B. Vallet de Goytisolo, Juristas Universales, pp. 559-572.

“Hay gran diferencia entre tolerar una creencia y aprobarla. Cuando las leyes de un Estado toleran diversas religiones, ha de obligarlas a que ellas se toleren entre sí. Toda religión reprimida se hace represora; al salir de la opresión combate a la religión que la oprimía, no por su doctrina sino por su tiranía. Es útil, por consiguiente, que las leyes impongan a todas las religiones, además del deber de no perturbar la marcha del Estado, el de respetarse las unas a las otras. El ciudadano está lejos de cumplir si se contenta con no agitar el cuerpo del Estado; es menester, además, que no inquiete ni moleste a otro ciudadano, sea quien fuere” (Montesquieu, Espíritu de las Leyes, 25, 9).

 

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La iniciación masónica de Voltaire http://www.logiahermes.org/la-iniciacion-masonica-de-voltaire/ http://www.logiahermes.org/la-iniciacion-masonica-de-voltaire/#comments Thu, 13 Jun 2013 16:30:36 +0000 http://www.logiahermes.org/?p=209 iniciación de VoltaireA veces se suele establecer una especie de correspondencia entre masonismo y volterianismo. Pero lo que de ordinario no se indica es que Voltaire fue iniciado en la masonería a la edad de ochenta y cuatro años, exactamente siete semanas antes de su muerte.

Fue el martes 7 de abril de 1778 cuando Voltaire abandonó el mundo profano para entrar en la sociedad de los misterios. Concretamente en el templo de Les Neuf Soeurs que se encontraba en la sede del Gran Oriente. El busto de Luis XVI, el del Gran Maestre, el del rey de Prusia Federico II, el de Helvetius, presunto fundador de la logia, acogieron a Voltaire. Todos los grandes hombres de la Masonería francesa estaban presentes, y Benjamín Franklin entre ellos.

El abate Cordier de Saint-Firmin fue el encargado de presentar a Voltaire. La logia, a petición del sacerdote padrino del profano, decidió que en razón de su edad y débil salud dispensaba a Voltaire de las pruebas más penosas. Así, pues, no se le vendaron los ojos, por ejemplo. Pero, en sustitución, una cortina negra le impidió ver el Oriente hasta el instante en que la iniciación fuera un hecho consumado. Una comisión de nueve miembros designados por el Venerable tuvo por oficio el recibir y preparar al candidato. Este, apoyado en los Hermanos Franklin y Court de Gébelin, entró en el templo. Después de haber respondido de forma notable a cuestiones de moral y filosofía, que le planteó el Venerable, experimentó una gran impresión cuando, desapareciendo el velo negro, pudo ver el Oriente en todo su esplendor y la corona de personajes célebres que se encontraban allí reunidos. Lalande le hizo prestar entonces la obligación; le recibió como aprendiz, siguiendo la costumbre, y le comunicó los signos, palabras y señales de reconocimiento. Una corona de laurel vino a ceñir su cabeza, que el nuevo hermano no quiso guardar, y cuando Lalande se le acercó para colocarle el delantal que había pertenecido a Helvetius, el nuevo hermano lo llevó a sus labios, rindiendo así homenaje a su memoria.

Después de haber sido colocado Voltaire en el Oriente por el Venerable -lo cual era algo excepcional- Lalande le dirigió un discurso en el que entre otras muchas frases retóricas, tras aludir a su amistad con Federico II de Prusia, señaló claramente cómo no había sido masón antes, de una forma explícita, si bien lo había sido en espíritu. Estas fueron sus palabras:

«Muy querido hermano, la época más gloriosa para esta logia estará en adelante señalada por el día de vuestra adopción. Hacía falta un Apolo en la logia de Las Nueve Hermanas; ella lo encuentra en un amigo de la humanidad, que reúne todos los títulos de gloria que podía desear para ornato de la Masonería. Un rey del que sois amigo desde hace tiempo, y se ha hecho conocer como el más ilustre protector de nuestra orden, debería haberos inspirado el gusto de entrar en ella; pero era a vuestra patria a quien reservabais la satisfacción de iniciaros en nuestros misterios. Tras haber oído los aplausos y sobresaltos de la nación, tras haber visto su entusiasmo y embriaguez, venís a recibir en el templo de la amistad, de la virtud y de las letras, una corona menos brillante, pero igualmente lisonjera tanto para el corazón corno para el espíritu. La emulación que vuestra presencia debe difundir aquí, al dar un nuevo resplandor y una nueva actividad a nuestra logia, repercutirá en provecho de los pobres que ella alivia, de los estudios que patrocina y de todo el bien que no cesa de hacer. ¿Qué ciudadano ha servido mejor a la patria que vos, al ilustrarla sobre sus deberes, y sobre sus verdaderos intereses, al hacer odioso el fanatismo, y la superstición ridícula; al devolver el gusto a sus verdaderas reglas; la historia a su verdadero fin; las leyes a su primigenia integridad? Nosotros prometemos acudir en socorro de nuestros hermanos, y vos habéis sido el creador de un pueblo entero que os adora, y que sólo se conoce por vuestros actos de beneficencia; vos habéis elevado un templo al Eterno; pero lo que todavía vale más, se ha visto cerca de ese templo: un asilo para hombres proscritos, pero útiles, que un celo ciego habría quizá rechazado. Así, muy querido hermano, vos erais francmasón antes incluso de recibir el carácter, y habéis cumplido los deberes antes de haber contraído la obligación en nuestras manos. La escuadra que llevamos como símbolo de la rectitud de nuestras acciones; el delantal que representa la vida laboriosa y la actividad útil; los guantes blancos, que expresan el candor, la inocencia y ]a pureza de nuestras acciones; la paleta que sirve para ocultar los defectos de nuestros hermanos, todo hace alusión a la beneficencia y al amor de la humanidad y, en consecuencia, no expresa sino las cualidades que os distinguen; sólo podíamos añadir a ella, al recibiros entre nosotros, el tributo de nuestra admiración y de nuestro reconocimiento».

Voltaire agradeció la bienvenida del Venerable. A continuación, varios hermanos leyeron poesías y otros textos apropiados; y mientras tenían lugar estas lecturas, el hermano Monnet, pintor del rey, dibujó el retrato de Voltaire. Siguió el banquete, y poco después se retiró acompañado de gran cantidad de hermanos.

El sábado 11 de abril de 1778, fue a su vez el Gran Maestre, el duque de Chartres, el que recibió a Voltaire. Poco después, en la noche del 30 al 31 de mayo, fallecía Voltaire. No obstante, a título póstumo, Les Neuf Soeursconsagraron a Voltaire su sesión del 28 de noviembre de 1778, en el transcurso de la cual debían haberse recibido masones a Diderot, d’Alembert y Condorcet.

Extractado de: José Antonio Ferrer Benimeli, “Voltaire y la Masonería”, en Cuadernos de Investigación: Geografía e Historia, 1,1 (1975), pp. 65-90.

Su biografía en:

http://es.wikipedia.org/wiki/Voltaire

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