Álvarez define al masón como “una persona que pretende una fraternidad por encima de las ideologías políticas y religiosas entre los miembros de las logias y que cree en un perfeccionamiento moral a través de los trabajos que se hacen en logia mediante un sistema didáctico de símbolos y ritos“. La Masonería, añade el historiador, “tiene una dimensión Política, pero Política con mayúsculas, no partidista de partidos políticos sino de constructores de la ciudad, que eso es la polis“.
¿Es la Masonería un lobby? La respuesta de Álvarez es rotunda: “No, es un círculo de sociabilidad, que es distinto. Un lobby encierra una relación para conseguir un poder o mantenerse en ese poder económico, político, religioso… un círculo de sociabilidad es un espacio, un laboratorio. Las logias son lugares cerrados que permiten una relación entre sus miembros, una comunicación al margen de intereses políticos o religiosos determinados“.