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           LA 
          MASONERIA Y LA INDEPENDENCIA DE BRASIL 
          
              
          
    
      
        
          
          
            
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                    Pedro I, primogénito 
                    del rey Juan VI de Portugal, emperador del Brasil  y 
                    rey de Portugal, iniciado el 5 de agosto de 1822, fue 
                    instalado Gran Maestro del Gran Oriente de Brasil el 5 de 
                    octubre de 1822 
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          Desde su implantación 
          en Brasil en 1797 hasta el fin de la Republica Vieja en 
          1930, la masonería como organización o a través de sus miembros, ha 
          sido en buena manera responsable de los grandes acontecimientos que 
          configuraron el país actual. A finales del XVIII y comienzos del XIX, 
          la vanguardia del pensamiento (burgueses, intelectuales, nobles, 
          militares, clérigos…), formaron parte desde el primer momento de los 
          cuadros de las logias masónicas junto con otros que lo hacían atraídos 
          por su curiosidad sobre los temas esotéricos o, posteriormente, cuando 
          se asoció la masonería al poder, o quienes sencillamente buscaban 
          prestigio e influencia social. Debido a la carencia de Universidades, 
          los hijos de las familias con recursos de Brasil eran enviados 
          a estudiar a Europa, normalmente a la Universidad de Coimbra 
          en Portugal o a la Universidad de Montpellier en el Sur 
          de Francia. Allí entraban en contacto con las ideas 
          revolucionarias y los nuevos conceptos liberales, lo que propiciaba el 
          que se afiliaran a alguna organización secreta, que era la única 
          manera de poder desarrollar sus inquietudes.
          
             
          Antes de surgir en 
          Brasil las primeras sociedades de carácter masónico, la masonería 
          como filosofía, indirectamente, influía en la formación de la nueva 
          sociedad brasileña. El trabajo se inició en los clubes literarios, 
          academias y grupos patrióticos que realizaban actividades artísticas e 
          intelectuales, y contribuían a difundir las nuevas ideas que 
          germinaron en los movimientos emancipadores. 
          
             
          La masonería hizo acto 
          de presencia en Brasil en 1797 a bordo de un barco francés que 
          fondeó en la Bahía de Todos los Santos próxima a Salvador, 
          cerca del Monte Cristo. Allí se constituyó la primera logia 
          llamada Cavaleiros da Luz. A partir de 1800 son fundadas las 
          primeras logias masónicas con fines claramente reformadores o 
          políticos, pero revestidas con la liturgia masónica. En 1806 el virrey 
          prohíbe todas las actividades masónicas en Brasil, pero a pesar 
          de ello siguieron sus actividades. En 1815 se funda la logia 
          Comercio y Artes en Río de Janeiro que tendría un importante papel 
          en los acontecimientos de la Independencía. 
          
            
          Huyendo de los 
          franceses, el rey de Portugal João VI, había trasladado su 
          corte a Brasil en 1808, y en 1815 transformó la antigua colonia en 
          Reino Unido de Portugal, Brasil y el Algarve. En 1810 los ingleses 
          expulsan a los franceses de Portugal y gobiernan el país con el 
          consentimiento de João VI, que se queda en Brasil. El 
          1818, después de la Revolución Pernambucana, João VI 
          prohíbe las sociedades secretas en el Reino Unido de Portugal, 
          Brasil y Algarve. En 1820 la Revolución de Porto, de 
          carácter liberal, con participación protagonista de miembros del 
          Gran Oriente Lusitano, y muchos militares, consigue expulsar a los 
          ingleses, establece un gobierno provisional, elabora una Constitución 
          también provisional e impone al rey João VI tres exigencias 
          principales; que acepte la Constitución, que acepte el nuevo Gobierno 
          y le ordena su vuelta inmediata a Portugal junto con su 
          familia. 
          
            
          João 
          VI aceptó las exigencias y regresa a Lisboa el 24 de abril de 
          1821, sin olvidarse de llevarse el tesoro, dejando Brasil en 
          una crisis económica y politica sin precedentes y habiendo nombrado 
          dos días antes como Regente en Brasil al príncipe heredero, su 
          primogénito de 23 años de edad, Pedro de Alcántara, Bragança y 
          Borbón. La vuelta de João VI a Brasil permite la 
          reorganización de la masonería en Río bajo la dirección de 
          Joaquim Gonçalves Ledo. A las cortes portuguesas, que querían 
          devolver a Brasil la condición de colonia, no les agrado que 
          Pedro de Alcántara se hubiera quedado en Brasil. Temían, no 
          sin razón, que ocurriera lo que ya estaba ocurriendo en el resto de 
          países americanos, que Brasil se independizara. 
          
            
          Unos meses 
          después de la salida de João VI de Brasil, se reinstala la 
          logia Comercio y Artes. A partir de ella se formó en 1822
          la primera Obediencia Masónica Brasileña llamada el Gran 
          Oriente Brasiliano o Brasilico (GOB). Fueron elegidos por 
          aclamación como Gran Maestro, Jose Bonifacio de Andrada y Silva, 
          Gran Maestro Adjunto, el Mariscal Joaquim de Oliveira Alvares, Primer 
          Gran Vigilante Joaquim Gonçalves Ledo y como Gran Orador el Padre 
          Januario de Cunha Barbosa que serían , junto con el Principe, 
          los grandes protagonistas de la Independencia. 
          
            
          Realmente el 
          GOB estaba dividido entre dos tendencias, la monárquica 
          representada por José Bonifacio 
          de Andrada, y la republicana encabezada por Gonçalves Ledo. 
          Estos diferentes puntos de vista trascendían las paredes de las logias 
          masónicas reflejándose en la prensa. Gonçalves Ledo tenía 
          mayoría dentro del GOB, pero Bonifacio de Andrada era 
          persona de confianza del príncipe.  
          
            
          El grupo 
          republicano liderado por Gonçalves Ledo, que tenia como base la 
          logia Comercio y Artes de Río, se posicionó inicialmente a 
          favor del decreto de las Cortes portuguesas pensando que si el 
          príncipe Pedro de Alcántara volvía a Portugal seria más 
          fácil la independencia, el Gobierno General de Brasil se 
          desplomaría y las Regiones se rebelarían proclamándose 
          diferentes republicas independientes.  
          
            
          Para neutralizar 
          las acciones de este grupo, los monárquicos, incluidos los masones con
          Bonifacio de Andrada a la cabeza, se movilizaron e hicieron 
          llamamientos a la población para que Don Pedro se quedara como 
          garantía de una posible independencia. La presión fue tan fuerte que 
          los republicanos cambiaron su estrategia y se adhirieron a los 
          monárquicos trabajando de forma conjunta durante un tiempo. Realmente, 
          el grupo de Bonifacio lo que no quería era la separación de 
          Portugal y pensaban que si Don Pedro regresaba, las 
          posibilidades de que Brasil se dividiera en Republicas 
          independientes eran muy altas. En todo este proceso, como no existían 
          los partidos políticos, las logias masónicas se comportaban como 
          incipientes organizaciones políticas. De hecho, en algunas de ellas, 
          cuando se 
          ingresaba, se juraba 
          luchar por conseguir la independencia.  
    
      
        
          
          
            
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              Jose Bonifacio de 
              Andrada 
              y Silva (1763-1838) Gran Maestro del Gran Oriente de Brasil  | 
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          Las principales fuerzas 
          económicas que se oponían al proceso de independencia eran los 
          comerciantes de Porto que querían recuperar el monopolio del 
          comercio con la excolonia. Don Pedro, como Regente, 
          constituyó un primer gobierno formado solo por brasileños, la mayoría 
          masones, juntamente con el ministro de origen portugues, Farinha, 
          que le habia sido fiel. Como Ministro del Reino (primer ministro), 
          Justicia y Extranjero nombró a Jose Bonifacio Andrada. Un 
          primer objetivo de Jose Bonifacio fue restaurar la unidad 
          brasileña que se había eliminado por el decreto de las Cortes 
          firmado por João VI en 1821. Para ello convocó un Consejo de 
          Estado de las provincias de Brasil que iba a servir de 
          Consejo asesor de Don Pedro. Así, en los primeros días de 
          mayo de 1822, la logia masónica Comercio y Artes de Río 
          decidió, por unanimidad, ofrecer a Don Pedro el titulo de 
          “Protector y Defensor perpetuo del Brasil”. Don Pedro 
          aceptó el título, aunque pidió que se quittara el calificativo de 
          Protector.  
          
            
          En este mes se 
          originaría otro conflicto entre los partidarios de Bonifacio y de 
          Gonçalves Ledo. Los segundos eran partidarios de convocar una 
          Asamblea Constituyente que tendría como misión elaborar la primera 
          Constitución brasileña. Los primeros eran contrarios a esta idea en 
          ese momento. Gonçalves Ledo movilizó a la opinión pública y a 
          la prensa en defensa de la convocatoria. La presión hizo que Don 
          Pedro aprobara la iniciativa y la Asamblea fue convocada al día 
          siguiente por un Decreto. Esta Asamblea no comenzó sus trabajos hasta 
          once meses después, el 3 de mayo de 1823.  
          
             
          En Julio, a propuesta 
          del propio Jose Bonifacio, Don Pedro fue votado y admitido en 
          la masonería de modo que el 2 de agosto 
          de 1822 
          fue iniciado, adoptando 
          el nombre simbólico de Guatimozin. Tres días después, a 
          propuesta de Ledo, fue elevado al grado de maestro masón. 
          
            
          El 20 de Agosto, 
          en un inflamado discurso en el GOB, Gonçalves Ledo proclama la 
          Independencia de Brasil.
          El día 28 de 
          Agosto llegan a Río de Janeiro los nuevos Decretos (nº 124 y 
          125) de las Cortes de Portugal que anulaban todos los actos del
          Príncipe, inclusive la convocatoria de la Asamblea 
          Constituyente y la del Consejo de Estado, exigiendo el 
          inmediato retorno del príncipe Pedro. El 14 de Agosto, Don 
          Pedro viajaba hacia São Paulo con el propósito de controlar 
          la revuelta que se había organizado contra la gestión de los 
          Andrada, quedando como regente su esposa Doña Leopoldina.
          La Regente convocó el Consejo de Estado el día 2 de 
          Setiembre, del que formaban parte Gonçalves Ledo y Jose Clemente 
          Pereira. Allí se acordó enviar los Decretos de Portugal a Don 
          Pedro pidiéndole que declarara la Independencia. Don Pedro tomó 
          conocimiento del contenido de las cartas e indignado proclamó la 
          separacion de Brasil de Portugal con el famoso grito de 
          “Independencia o Muerte”. Era el 7 de septiembre de 1822. 
          
             
          El 9 de septiembre, el
          GOB, ignorando el manifiesto de Don Pedro en São 
          Paulo, convocó Asamblea Extraordinaria presidida por Joaquim 
          Gonçalves Ledo y aprobó apoyar la inmediata proclamación de la 
          independencia con el nombramiento de Don Pedro como primer rey 
          de Brasil. El 12 de Setiembre el GOB decide en Asamblea 
          proclamar a Don Pedro como rey constitucional de Brasil 
          enviando emisarios a todas las provincias. 
           
          
          
    
      
        
          
          
            
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                    Estatua de 
          Joaquim Gonçalves Ledo 
                    (1781-1847) en el monumento a la independencia, Sao Paulo, 
                    Brasil. 
          
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          Entre el 28 de 
          septiembre y el 4 de octubre de 
          1822 (fechas de 
          la última asamblea presidida por Bonifacio y del juramento y 
          toma de posesión de Don Pedro) Ledo organizará una 
          jugada política en contra de Jose Bonifacio para desplazarlo de 
          la cúpula del GOB; el príncipe es elegido como Gran Maestro, 
          quedando Jose Bonifacio relegado a Gran Maestro Adjunto. 
          El príncipe aceptó el cargo y el 4 de octubre fue instalado 
          como Gran Maestro del GOB. El 12 del mismo mes, Don Pedro 
          es aclamado como emperador de Brasil con el nombre de Pedro 
          I, siendo coronado el 1 de diciembre de aquel año. Solamente tres 
          provincias se adhieren a la Independencia: Río de Janeiro, Sao 
          Paulo y Minas Gerais. Bahía y Pernambuco, que tenían tropas 
          portuguesas, no lo hicieron. Pará, Maranhao, Piauí y Alagoas 
          también se mantuvieron fieles a Portugal. La Provincia de 
          Cisplatina, actual Uruguay, ocupada por un regimiento 
          portugués, tampoco. La situación para Pedro I era bastante 
          complicada con su Imperio quebrado y bajo mínimos. Los portugueses 
          centraron su ofensiva en Salvador (Bahía) enviando grandes 
          contingentes de tropas y armas. Pero en Julio de 1823 los portugueses, 
          perdedores, abandonaron Salvador, después Maranhão, 
          Pará y finalmente todo el Nordeste. A final de mes las Cortes 
          portuguesas fueron disueltas y su ejército regreso para Europa. La 
          guerra había finalizado y la Independencia estaba consumada. 
          
             
          Volviendo a 1822, el 21 
          de octubre Pedro I como Gran Maestro del GOB manda a 
          Gonçalves Ledo que suspenda los trabajos del Gran Oriente. 
          Pero el día 25, ocurren dos acontecimientos simultáneos, por una parte 
          se realiza el cierre de actividades en el Libro de Oro del GOB, 
          sin comunicación a la Asamblea, y por la otra Pedro I como 
          Gran Maestro envía una nueva carta a Ledo mandando 
          reiniciar los trabajos de la logia. Entre los días 21 y 24 Ledo 
          había mantenido contactos con el Gran Maestro del GOB para 
          evitar este desenlace, sin ningún resultado aparente. Cuando recibió 
          la segunda carta los acontecimientos políticos manejados por el grupo 
          de Bonifacio ya no le permitieron continuar con su actividad 
          anterior. Dos días después de la segunda carta del emperador, los 
          hermanos Andrada (Jose Bonifacio y Martim Francisco que era 
          Ministro da Fazenda) en una estrategia bien calculada presentaron su 
          dimisión a Pedro I. Rápidamente los seguidores masones de los
          Andrada se movilizarón, presionarón y consiguierón que el 
          emperador los restituyera en los cargos. Los Andrada, 
          fortalecidos por este acto, iniciaron desde el poder una investigación 
          que desencadenó de forma inmediata en una fuerte represión contra el 
          grupo de Ledo. Estos acontecimientos se conocen como la 
          “Bonifacia”. Realmente Ledo había puesto las cosas fáciles 
          a los Andrada cometiendo un gran error cuando intento imponer a
          Don Pedro, en su aclamación como Emperador del Brasil 
          (el 12 de Octubre), un juramento previo de la Constitución que 
          aún no había sido redactada.  
          
            
          Ledo, 
          con el auxilio del cónsul de Suecia, consiguió escapar a 
          Argentina. Jose Clemente Pereira fue preso y el 30 de diciembre de 
          1822 fue deportado a Francia junto con Januario de Cunha 
          Barbosa. Otros masones fueron presos y después liberados. Las 
          logias acabaron sus trabajos y el GOB abatió columnas hasta 
          1831, año de la abdicación. Desde el Gobierno se fomentó la idea ante 
          la opinión pública de que la Masonería era la enemiga del 
          emperador y de la Monarquía. 
          
           Redactado 
          por: Antonio Masanés, Experto Universitario en Historia de la 
          Masonería en España y América 
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