III Gran Asamblea del GOFMU
Tema masónico

"El futuro próximo está marcado por la globalización y la posmodernidad: ¿Cómo irradiar las luces que iluminan nuestro Templo en el mundo profano?"
(síntesis)


El sentido de la vida que incubó la modernidad fue revolucionario: era un llamado a la liberación, se repudiaba el compromiso con las formas tradicionales de la organización social y de la creencia cultural; había que construir un mundo nuevo y un hombre nuevo.

La posmodernidad, por el contrario, es una reacción de desencanto hacia los objetivos y promesas no cumplidas por la  modernidad, y que se ha caracterizado como un amplio fenómeno crítico y disolvente de los valores fuertes del modernismo, como la identidad personal, la responsabilidad individual y social, el sentido del progreso, y la creencia en la redención colectiva y social de la humanidad.

Los valores están cambiando fuerte y persistentemente y,  priorizando lo efímero, hoy se vinculan cada vez más con la idea de fama, belleza, riqueza, poder, y en último término arte y espacio espiritual.

La globalización a partir del concepto de aldea global, aún con sus cargas negativas, es la culminación del proceso - iniciado hace ya mucho tiempo - de integración universal, potenciado por el enorme avance tecnológico y de las comunicaciones, proceso al cual, nosotros mismos,  hemos contribuido con nuestro grano de arena. Pero, como todo proceso y transitoriedad es complejo y contradictorio.

La globalización no es – ni única ni exclusivamente - la manifestación de la integración mundial de los mercados; se refiere al conjunto de la vida en sus expresiones económicas, culturales, políticas, sociales, históricas, antropológicas, psicológicas, etc. Por lo que, una de nuestras tareas debe ser desarrollar los parámetros conceptuales necesarios a efectos de entender esta complejidad  lo más cabalmente posible. Pero, más allá o más acá de esto, lo que parece seguro es que estamos frente a un proceso irreversible.

Es en este espacio signado por la cultura posmoderna y enmarcado en el proceso de globalización, donde debemos, los masones de hoy, desarrollar nuestra misión.

Borges dice que la historia de la cultura occidental, se puede reducir a unas cuantas metáforas, y termina diciendo que puede todavía reducirse a una sola: la metáfora de la luz . Elegir irradiar la Luz Mas\ en ésta época global y posmoderna es tomar el estatuto de una opción; y la misma elabora su significación a partir de los siguientes considerandos:

1-) La Masonería es una Orden Iniciática.  Tiene un comportamiento asociativo (la práctica masónica es necesariamente colectiva) y un componente constitutivo e identificatorio que se encuentra en la práctica asidua de sus rituales y en la utilización del método simbólico, de usanza permanente en sus tres grados. Su significado iniciático  nos señala al método masónico como enfocado hacia el crecimiento: es la puesta en marcha de un proceso de transformación personal. Se debe continuar incitando al conocimiento de uno mismo, fomentar el diálogo con uno mismo, la introspección y la meditación como formas de resistir la marea contaminante del “pasarla bien sin mirar a quién”.

2-) Es una Fraternidad . El método iniciático se propone despertar la conciencia, aumentar las luces particulares de los individuos, a lo que la Mas.·. añade un componente afectivo y grupal que permite romper el aislamiento y fomenta el encuentro humano de gente de ámbitos diferentes con vocación de colaborar entre ellos y aprender los unos de los otros. La Mas.·. ha tenido tradicionalmente como misión, “unir lo que está disperso”, integrar lo diferente.

3-) Se fundamenta en un marco de valores comunes, que actúa como una matriz de sentido, a partir de la cual cada masón construye su propia perspectiva, que permite el pluralismo de sistemas en su interior, el diálogo y la comunicación entre quienes de otra manera estarían incomunicados. Esos valores comunes se pueden reducir a: Libertad, Tolerancia, Fraternidad.

El método mas.·. se corresponde con esta actitud y tiende a recuperar permanentemente el origen comunitario ante la ansiedad producida por un mundo sin referencias absolutas que tiende a aislar a los individuos los unos de los otros.

4-) Respeto por el individuo e intentar potenciar el rol político del ciudadano, fomentar el universalismo en el conocimiento y la moral, contra la sola impronta económica. Fomentar la solidaridad y el respeto por el bien común, contra el indiferentismo individualista. Defender la laicidad, como garantía de una educación no sometida a la sola necesidad de las corporaciones, pero dándole calidad y apertura que actualmente adolece. Ayudar a construir pasarelas, puentes, instrumentos de diálogo, de intercambio, de conocimiento, de respeto, de tolerancia, que son las bases para un proyecto permanente de sociedad humanista.

5-) Debemos estudiar e investigar. Los Masones debemos entender la sociedad de la información y del conocimiento que se abre, participar en ella desde adentro para insuflarle a la misma los aspectos éticos y morales, que quienes pretenden controlarla e imponerla desconocen. Combatir desde adentro del sistema, intentando comprender en profundidad el mundo que nos rodea, y no quedarnos en las buenas intenciones. Debemos dominar lo que sucede con las nuevas tecnologías y utilizarlas a nuestro servicio.

6-) Apertura. Debemos abrirnos hacia la sociedad en la publicidad de nuestras opiniones fundadas utilizando los medios tecnológicos a nuestro alcance, pues, prescindir de ellos sería condenarnos de ante mano a la marginación y al ostracismo. Debemos difundir nuestro mensaje, utilizando en la medida de las posibilidades las mismas armas que impactan. Construir un marketing masónico y humanista.

7-) Potenciar el aspecto de preparación en el grado de Aprendiz., para que haya una mejor comprensión de lo que somos y qué queremos. Lo nuestro es un combate, y sólo unos pocos espíritus intrépidos y heroicos participarán de él. Se necesita convicción, espíritu de sacrificio y coraje para encarar ir en contra de la corriente. Debemos saber que también debe librarse un combate al interior de cada uno de nosotros así como al interior de nuestras propias filas, pues esa corriente profana también nos invade constante y permanentemente.

8-) Debemos trabajar para que cada Masón sea un orientador, un dirigente, un conductor en el campo en que se desenvuelve, en sus actividades productivas, laborales, de servicio, lo que debe ser un norte de nuestra actividad. Necesitamos que los hermanos irradien las luces masónicas a su alrededor. Pero el querer no basta: hay que saber cómo. Y eso se prepara, se  estudia, se practica.

9-) Debemos trabajar en torno de la idea de que la Masonería está de retorno, con fuerza y con una nueva perspectiva constructiva.  En ella está el reservorio de todo lo mejor que han construido nuestros antepasados, y ese reservorio de sabiduría está de pie y al orden para embarcarse en una nueva cruzada constructiva para el tercer milenio, adaptada a las condiciones actuales, siendo un puente humanista entre el pasado y el futuro. Sólo así podremos tener nuestra vigencia. Lo contrario nos limitaría a un círculo de amigos, tan valioso como inoperante.

Lo central es echar las bases y edificar una nueva utopía constructiva.

No podemos estar ajenos a la realidad, como tampoco podemos descartar que somos – por vocación, tradición e historia - un elemento motor del desarrollo social. No podemos abandonar nuestro rol de constructores - en ese nuevo contexto signado por la globalización y el posmodernismo -  de una sociedad donde sabemos que coexistiremos contradictoriamente con elementos que pueden hacer nublar los espíritus y ocultar los principios básicos de la geometría de la vida. Nuestro compromiso progresista es inmutable y tenemos la experiencia, ya que hemos conocido y vivido anteriores globalizaciones, mundializaciones y etapas en el desarrollo del conocimiento humano. ¿Acaso nuestra divisa de Libertad, Igualdad y Fraternidad, no hizo su aparición pública cuando la revolución industrial y tecnológica sacudió al mundo y a las sociedades de la época?.

Para el Francmasón como individuo nada ha cambiado. Su talento racional e intuitivo  para encontrar los puntos de referencias que pongan orden en el caos, su capacidad para visualizar objetivos claros, marcar rumbos y elaborar los opuestos complementarios, siguen tan vigentes hoy como lo fueron antes. Corresponde que continuemos trabajando en encontrar el significado último de la construcción del Templo del Rey Salomón y del rol de nuestro Maestro Hiram.

Nos corresponde entregar un mensaje orientador. Debemos ser capaces de elaborar nuestras propuestas que den respuestas a las inquietudes profundas de la sociedad en la cual estamos inmersos.

Las páginas de Internet son una herramienta que debe fortalecerse con los aportes de los Talleres.

Acercar Profanos a nuestros Talleres; crear organismos intermedios o paramasónicos de tipo cultural o social, de forma tal de (re) crear espacios de libertad en los cuales se establezca el nexo entre los Talleres y el mundo profano, y a partir de ellos seleccionar futuros Hermanos.

Los Masones, a globalización que margina y excluye, le queremos oponer la globalización de la Libertad, Igualdad, Fraternidad, abarcando con lazos de amor a toda la Humanidad. Anteponiendo a la mera integración de los mercados, la unión de los hombres y mujeres por encima de razas, sexo, ideologías o sistemas de creencias o religiones.

Trabajando permanentemente en cada lugar, haciendo que nuestros principios vivan en nosotros para reflejarlos al exterior siendo realmente librepensadores, defendiendo los derechos de todos: de los seres humanos, de la naturaleza, del cosmos en el que estamos inmersos.

La Francmasonería con sus siglos de convivir con los logros y las angustias de la Humanidad, con sus esperanzas y tristezas, y de ser un actor de primer orden en la serena observación  de todo lo que concierne a la naturaleza, está - tal vez - en las mejores condiciones de entender y enfrentar el actual estado de las cosas. Con su conocimiento, su ilustración, su apostolado,  podrá ayudar a que el Humano se mantenga en la plena libertad, no como una mera expresión, sino como un estado esencial de relación y de vida en toda su dimensión.

 

Documento aprobado por la III Gran Asamblea del GOFMU el 8 y 9 de diciembre de 2000.

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