Tema masónico
La Iniciación trasmite la tradición
(síntesis)

¿Cómo hace el Francmasón moderno, para ser un hombre o una mujer de su tiempo, y al mismo tiempo ser guardián de la tradición?


No somos masones por nosotros mismos.

No somos masones solos, sino con otros.

No somos masones por generación espontánea.

No nos hacemos masones conforme a nuestro deseo.

Nuestra condición masónica es producto de una transferencia, de una transmisión de informaciones, costumbres y rituales, que comienza en nuestra Iniciación a través de los Hermanos allí presentes. Estas costumbres se reciben de generación en generación, por medio de sensaciones, vivencias y enseñanzas atemporales. Esta transferencia, esta transmisión en el tiempo y en el espacio, es lo que se denomina Tradición.

Siempre hubo, hay y habrá época actual. Entendiéndola siempre como época que se refiere al momento presente; porque en algún período de tiempo el pasado lo fue; en algún período de tiempo el futuro lo será.

La Tradición es la cadena que nos une con nuestros orígenes, nuestro pasado y con nuestro futuro. Así como cada uno de nosotros es un eslabón en su tiempo, en este todo, somos productos de masones antiguos, y generadores de masones nuevos. Las enseñanzas son las mismas y serán las mismas, pero cada uno de nosotros, en cada presente, transmitirá la impronta de su tiempo que - sin alejarnos de la esencia de lo que somos - nos adaptará a lo contemporáneo; y exige que sepamos usar las herramientas de nuestros antepasados en esta construcción de hoy.

Los masones hoy, al igual que los masones de todos los tiempos, nos dedicamos a cumplir el rol social que determina nuestro compromiso y afirmación constante del mundo y de la vida. El principio de la libertad absoluta de conciencia, que nos permite el pensamiento libre y la defensa irrestricta de los derechos humanos, nos hacen masones de este tiempo.

La Iniciación es, en si misma, guardián de la tradición en todos los tiempos. Debemos trabajar en ella, cuidando que no falten los elementos simbólicos en el Gabinete de Reflexión, cumpliendo el ritual con extremo cuidado, procurando lograr el clima necesario para que la ceremonia iniciática deje la huella permanente en el Hermano. La semilla germinando.

Puede decirse que el francmasón en el mundo profano o masónico, es en sí mismo, símbolo de la tradición, como continente de ella misma. Un masón es un Iniciado, por lo tanto es tradición y es su guardián.

Es importante adquirir conocimientos que le permitan encontrar los caminos más actuales de esta realidad humana, social, universal, donde se encuentra. Tendrá así los medios necesarios para lograr los cambios que sean útiles; para lograr la armonía universal, cósmica.

El Francmasón deberá actualizarse en los avances de la ciencia, la tecnología, las formas de vida sobre el planeta; estar atentos a los descubrimientos y sus procedimientos; vigilar que no estén reñidos con la moral y la ética.

La tecnología y los cambios cibernéticos no descalifican las bases morales ni el comportamiento natural del Hombre, por lo tanto no opacan las experiencias vividas en nuestra Iniciación.

Con el uso de la Razón viviremos la espiritualidad que nuestra Iniciación nos transmite y podremos comprender el mundo que nos rodea, haciéndonos capaces de realizar valoraciones y proyectar nuestra acción personal, basados en nuestros tradicionales cimientos iniciáticos.

Continúa vigente el altruismo mayor que experimentó la Humanidad por parte de algunos hombres y mujeres, que ha sido trabajar, no en su provecho, sino para lograr el progreso de la comunidad. Progreso que sólo será posible si esta comunidad puede generar una fortaleza interna tal que la mantenga unida frente a las adversidades naturales o humanas, y si sus individuos integrantes pueden sentirse parte de la misma, y con una cuota parte de derechos y responsabilidades desde sus diversos niveles.

Cuidar que la moderna "globalización" no uniforme al ser humano, perdiendo su identidad y la cualidad de ser único e irrepetible; recordando que "conócete a ti mismo", es el punto de partida para lograr los cambios.

Siempre aparecerán nuevas circunstancias que llamarán la atención, pués la conquista de la perfectibilidad reclama mucha dedicación, esfuerzo y sacrificio. Este es el sentido más profundo de su modernidad.

Documento aprobado por la II Gran Asamblea del GOFMU el 18 de diciembre de 1999.