"Laos", significa "todo lo del pueblo". El Laicismo, se define como una corriente de
pensamiento que se caracteriza por ser adogmático, es decir, no impone
convicciones como verdades absolutas y universales. Ésta concepción de
pensamiento ha creado el concepto de Laicidad, que es el espacio público en el
que todas las opiniones e ideas filosóficas, políticas y religiosas, se
manifiestan en igualdad de condiciones.
Podemos
entenderla como la capacidad de decidir sobre el contenido que cada uno le pone
a su Libertad de Conciencia. Laicidad implica garantizar la posibilidad de
pensar libremente, fuera de dogmatismos, enfrentando con una conciencia crítica
lo que se presenta, hasta que de la elaboración personal surja una convicción
particular.
Implica
brindar un entorno de apertura, garantizar una educación que permita el
surgimiento de esa conciencia crítica, en vez de signar a los individuos a
considerar solamente ciertas ideas, ver el mundo desde ciertas perspectivas o
aceptar pasivamente lo que se les es presentado.
La Laicidad es la proyección de la
Libertad de pensamiento y de expresión, y como tal está al
servicio de la Libertad
de cada ciudadano de profesar o no una religión.
En
América Latina, por ejemplo, frecuentemente las iglesias sustituyen al Estado -
con el consentimiento gubernamental, obviamente - en el cumpliendo de tareas
sociales, y aunque puedan ser "eficientes"
en algunos roles, por su propia naturaleza, no lo son en otros, como por
ejemplo en la imparcialidad respecto a los asuntos metafísicos, pues violan la
laicidad y la libertad de conciencia de los prestatarios de sus servicios - generalmente
niños - ejerciendo dominación e interferencia arbitraria, al vulnerar la
autonomía personal de los mismos y por consiguiente, también su libertad
individual, sirviéndose para ello de jugosos y cuantiosos recursos económicos
estatales.
Laicidad
debe ser concebida como una visión integral y crítica de la realidad, la
defensa de los valores fundamentales de la conciencia democrática con una firme
justicia social. Es mediante un Estado laico que será posible lograr el respeto
a la pluralidad de ideas, el respeto hacia los derechos de las minorías,
garantizando de ese modo los derechos de todos los integrantes de una sociedad.
El Estado, desde este enfoque, debe ser neutral frente a las expresiones
metafísicas o filosóficas existentes en la sociedad, pero no prescindente: debe
tomar una actitud activa de hacer respetar la pluralidad, la expresión de las
minorías, la moral establecidaindependientemente desde el consenso social, la
Ley común a todos y el interés general.
Cicerón (en
"Los
Deberes") lo dice con claridad y vigencia increíble, a más de dos mil
años de distancia en el tiempo: "Los que hayan de gobernar el Estado deben
(...) velar sobre todo el cuerpo de la República, no sea que, atendiendo a la protección
de una parte, abandonen a las otras".
La
aplicación de la misma garantiza la independencia de todos y cada uno en la
búsqueda de la verdad por el camino que más les satisfaga o convenga a sus
intereses espirituales y materiales, o no transitar ninguno si así lo
consideran.
La Laicidad no puede ni debe reducirse a cuestiones puntuales, va mucho más allá,
es el centro de la capacidad de pensar, de relacionarse, de escuchar y de entender,
es una forma de apertura al mundo en el respeto a las diversidades, es la base
de la Tolerancia.
El
espíritu Laico es forjar hombres y mujeres libres, y la verdadera libertad es
la de poder lograr una elección personal, lo menos contaminada posible de la
influencia de un determinado grupo.
Es
necesario expresar claramente, que la Laicidad vuelca en la sociedad multiplicidad de
valores, destacando entre ellos las libertades individuales, fortaleciéndonos
en una sociedad bajo el hostigamiento de los dogmas.
La Libertad según el Diccionario de la Real Academia
Española, es la facultad natural que tiene el hombre o la mujer de obrar de
una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
La Laicidad construye la definición de la palabra Libertad. Esto es un
reconocimiento de que es uno de los factores para caminar hacia ella. La Libertad es una capacidad
que tiene el ser humano de optar según su inteligencia y autodeterminación, es
el estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro; es la
ausencia de coacción y subordinación, es la facultad que se disfruta en las
naciones bien gobernadas, de hacer y de decir cuanto no se oponga a la
convivencia, a las leyes ni a las buenas costumbres.
En
consecuencia, la laicidad - como espacio garante de la manifestación de todas
las voces en igualdad de condiciones - es la herramienta más eficaz que conduce
a la libertad; permite el libre albedrío y al mismo tiempo el intercambio
fraterno y tolerante entre los componentes de la sociedad, sin que nadie
imponga por la fuerza sus convicciones y valores, siendo por ello, un factor de
progreso civilizatorio progresivo, es decir, en permanente construcción, de
acuerdo a las dinámicas sociales y políticas de las sociedades. Construye por
ende, la Libertad
dentro del individuo, al enfrentarlo con la multiplicidad e invitarlo a
considerar y elegir por su propia responsabilidad y conciencia.
El
camino hacia la Libertad
desde la Laicidad
no debe sólo limitarse a la problemática entre lo religioso y el Estado,
debemos dejar de lado los prejuicios raciales, sexuales y culturales. Por lo
tanto, para que la Laicidad
logre ser un camino a la
Libertad, se debe reforzar lo conceptual y la práctica de esa
estructura que hace a un sistema de convivencia social, que respeta las
creencias y las no creencias, como también las diferentes opciones de vida,
haciendo con esa neutralidad un facilitador de cohesión social.
El
Estado contribuye a través de la educación laica, al logro de la Libertad de Pensamiento y
la emancipación de los ciudadanos, como decía Condorcet "un niño que ha comprendido luego de haberse
equivocado, que ha adquirido la suprema fuerza de la duda, está en una posición
divina, pues nada ni nadie le dicta lo que piensa". En ese sentido
queda claro, Laicidad es Libertad y construcción de Ciudadanía.
Representa
un único espacio público y de combate contra toda organización o sistema que se
escude en su autonomía para incumplir las leyes comunes.
Sólo
en la Libertad
es posible asumir una autonomía de la razón y al mismo tiempo asumir la
responsabilidad de nuestros hechos racionales. Por ello la Libertad debe vivirse y
construirse desde los ámbitos educativos, dónde se gestan las relaciones más profundas y significativas
de la conciencia humana, y se construyen las bases de la sociedad del mañana.
Hoy
día aumentan nuestras ignorancias y decaen nuestros sistemas de participación
en el juego democrático y republicano, y aprovechando este marco, los dogmas
más feroces se introducen con los sofismos más exquisitos, "contrabandeando" ideologías
laico-religiosas de mala calidad y subestimando la inteligencia de los
individuos.
Vivimos
en una sociedad de miedos, el miedo como una dicotomía espontánea, donde
dejamos de actuar frente a determinados temas imbuidos de la creencia de que
nada podemos cambiar.
No
sólo las religiones nos obnubilan, sino también el consumismo, la falta de
justicia social, las condiciones de desigualdad entre los países, entre otros
aspectos.
Frente
a esta perspectiva, los hombres y mujeres de progreso no pueden dejar ganarse
por la fatalidad. Podemos
afirmar que la Laicidad
es la piedra fundamental para desarrollar nuestro libre albedrío y nuestro
libre pensamiento, y es justamente éste el vehículo que nos transporta a la Libertad.
Es
desde la educación que se librará la epopeya de las Libertades humanas. Podemos
citar cuatro consideraciones mínimas que propicien este proceso:
1.
El derecho a la educación es universal, y
debe ser satisfecho en igualdad de oportunidades y sin discriminación, la
inclusión de todos los individuos en los procesos sociales y educativos es
imprescindible para el ejercicio de la ciudadanía.
2.
El proceso educativo debe orientarse hacia el
máximo desarrollo posible de competencias ciudadanas y de capacidades
cognitivas, sociales y afectivas de la persona humana que permitan la
producción y distribución del conocimiento.
3.
Los conocimientos y las herramientas
adquiridas a través de la educación deben ser útiles para integrarse y deben
volverse en la sociedad a la que se pertenece y poder participar activamente en
el mundo del trabajo.
4.
El Estado Laico, deberá garantizar una
educación que vele por los derechos de todos los componentes de la Sociedad, evitando
condiciones de sometimiento y discriminación, tanto en el ámbito público como
privado.
Debe realizarse una profunda acción docente para educar en ciudadanía
recuperando el valor del bien común, y el espacio público para el ciudadano.
Si la laicidad ha caído, si el Estado laico
ha cedido presiones de los fundamentalistas y dogmáticos, es porque el
ciudadano republicano está ausente del espacio político, porque no está
vigilante de los enemigos de la Laicidad.
Laicidad
es una acción que reposa sobre los principios humanistas, forjados durante el curso
de la historia, es una fuerte afirmación de sentido y valor al servicio de las
libertades individuales. Es el más seguro garante de la paz civil y conciencia
moral personal y ética social. Es acción y voluntad, en ocasiones resistencia,
contra el confort del pensamiento único.
Siempre
hablamos de llevar nuestras luces fuera del Templo por lo tanto es nuestro
deber trabajar para ello y uno de los espacios públicos más vulnerable se
encuentra en la educación, teniendo que ella, concebida en parámetros de una
Laicidad como espacio de neutralidad, posibilita el actuar en Libertad y pensar
libremente, permitiendo que el educando se proyecte hacia un futuro basado en
la duda, la razón y el pensamiento crítico, capaz de actuar con Tolerancia, ver
y reunir las diferencias.
Desde
el pensamiento y las prácticas masónicas mucho se hizo y podemos continuar
haciendo para contribuir al desarrollo de la Laicidad sustentada en el
Respeto, la Tolerancia
y la Diversidad.
Desde la promoción del debate libre y la
realización de eventos colectivos hasta la íntima y casi invisible tarea de
cada uno de nosotros, podemos irradiar el postulado de laicidad.
Para garantizar la plena vigencia de la laicidad, nuestra Obediencia
tiene un Observatorio con dicha finalidad. Entendemos que la relevancia del
tema, hace necesario que el Estado implemente una institución de esta
naturaleza. La misma debe constituirse como un organismo de observancia y
fiscalización, cuyas decisiones tengan efectos jurídicos, desarrollando una
política de estado, más allá de los gobiernos de turno (similar al defensor del
pueblo), en el que existan mecanismos de participación y control por parte de
los ciudadanos.
Los Francmasones podemos incidir
positivamente en la consolidación de la democracia y el compromiso de los
postulados republicanos.
Defendiendo
y practicando activamente la
Laicidad, estamos transitando a paso firme el camino hacia la Libertad. Entonces,
el civismo, lo político, lo cultural y lo social, deben fundarse constantemente
sobre el respeto de todas las libertades individuales y colectivas, en
concordancia con el bien público.