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XIII GRAN ASAMBLEA - DECLARACIÓN PÚBLICA - ANEXO 4 PDF Imprimir E-Mail
SÍNTESIS LAICIDAD
 
“LA LAICIDAD COMO CAMINO A LA LIBERTAD
 

"Laos", significa "todo lo del pueblo". El Laicismo, se define como una corriente de pensamiento que se caracteriza por ser adogmático, es decir, no impone convicciones como verdades absolutas y universales. Ésta concepción de pensamiento ha creado el concepto de Laicidad, que es el espacio público en el que todas las opiniones e ideas filosóficas, políticas y religiosas, se manifiestan en igualdad de condiciones. 

Podemos entenderla como la capacidad de decidir sobre el contenido que cada uno le pone a su Libertad de Conciencia. Laicidad implica garantizar la posibilidad de pensar libremente, fuera de dogmatismos, enfrentando con una conciencia crítica lo que se presenta, hasta que de la elaboración personal surja una convicción particular.

Implica brindar un entorno de apertura, garantizar una educación que permita el surgimiento de esa conciencia crítica, en vez de signar a los individuos a considerar solamente ciertas ideas, ver el mundo desde ciertas perspectivas o aceptar pasivamente lo que se les es presentado. 

La Laicidad es la proyección de la Libertad de pensamiento y de expresión, y como tal está al servicio de la Libertad de cada ciudadano de profesar o no una religión.

En América Latina, por ejemplo, frecuentemente las iglesias sustituyen al Estado - con el consentimiento gubernamental, obviamente - en el cumpliendo de tareas sociales, y aunque puedan ser "eficientes" en algunos roles, por su propia naturaleza, no lo son en otros, como por ejemplo en la imparcialidad respecto a los asuntos metafísicos, pues violan la laicidad y la libertad de conciencia de los prestatarios de sus servicios - generalmente niños - ejerciendo dominación e interferencia arbitraria, al vulnerar la autonomía personal de los mismos y por consiguiente, también su libertad individual, sirviéndose para ello de jugosos y cuantiosos recursos económicos estatales. 

Laicidad debe ser concebida como una visión integral y crítica de la realidad, la defensa de los valores fundamentales de la conciencia democrática con una firme justicia social. Es mediante un Estado laico que será posible lograr el respeto a la pluralidad de ideas, el respeto hacia los derechos de las minorías, garantizando de ese modo los derechos de todos los integrantes de una sociedad. El Estado, desde este enfoque, debe ser neutral frente a las expresiones metafísicas o filosóficas existentes en la sociedad, pero no prescindente: debe tomar una actitud activa de hacer respetar la pluralidad, la expresión de las minorías, la moral establecidaindependientemente desde el consenso social, la Ley común a todos y el interés general.

Cicerón (en "Los Deberes") lo dice con claridad y vigencia increíble, a más de dos mil años de distancia en el tiempo: "Los que hayan de gobernar el Estado deben (...) velar sobre todo el cuerpo de la República, no sea que, atendiendo a la protección de una parte, abandonen a las otras". 

La aplicación de la misma garantiza la independencia de todos y cada uno en la búsqueda de la verdad por el camino que más les satisfaga o convenga a sus intereses espirituales y materiales, o no transitar ninguno si así lo consideran.

La Laicidad no puede ni debe reducirse a cuestiones puntuales, va mucho más allá, es el centro de la capacidad de pensar, de relacionarse, de escuchar y de entender, es una forma de apertura al mundo en el respeto a las diversidades, es la base de la Tolerancia. 

El espíritu Laico es forjar hombres y mujeres libres, y la verdadera libertad es la de poder lograr una elección personal, lo menos contaminada posible de la influencia de un determinado grupo.

Es necesario expresar claramente, que la Laicidad vuelca en la sociedad multiplicidad de valores, destacando entre ellos las libertades individuales, fortaleciéndonos en una sociedad bajo el hostigamiento de los dogmas. 

La Libertad según el Diccionario de la Real Academia Española, es la facultad natural que tiene el hombre o la mujer de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.

La Laicidad construye la definición de la palabra Libertad. Esto es un reconocimiento de que es uno de los factores para caminar hacia ella. La Libertad es una capacidad que tiene el ser humano de optar según su inteligencia y autodeterminación, es el estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro; es la ausencia de coacción y subordinación, es la facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y de decir cuanto no se oponga a la convivencia, a las leyes ni a las buenas costumbres. 

En consecuencia, la laicidad - como espacio garante de la manifestación de todas las voces en igualdad de condiciones - es la herramienta más eficaz que conduce a la libertad; permite el libre albedrío y al mismo tiempo el intercambio fraterno y tolerante entre los componentes de la sociedad, sin que nadie imponga por la fuerza sus convicciones y valores, siendo por ello, un factor de progreso civilizatorio progresivo, es decir, en permanente construcción, de acuerdo a las dinámicas sociales y políticas de las sociedades. Construye por ende, la Libertad dentro del individuo, al enfrentarlo con la multiplicidad e invitarlo a considerar y elegir por su propia responsabilidad  y conciencia.

El camino hacia la Libertad desde la Laicidad no debe sólo limitarse a la problemática entre lo religioso y el Estado, debemos dejar de lado los prejuicios raciales, sexuales y culturales. Por lo tanto, para que la Laicidad logre ser un camino a la Libertad, se debe reforzar lo conceptual y la práctica de esa estructura que hace a un sistema de convivencia social, que respeta las creencias y las no creencias, como también las diferentes opciones de vida, haciendo con esa neutralidad un facilitador de cohesión social. 

El Estado contribuye a través de la educación laica, al logro de la Libertad de Pensamiento y la emancipación de los ciudadanos, como decía Condorcet "un niño que ha comprendido luego de haberse equivocado, que ha adquirido la suprema fuerza de la duda, está en una posición divina, pues nada ni nadie le dicta lo que piensa". En ese sentido queda claro, Laicidad es Libertad y construcción de Ciudadanía.

Representa un único espacio público y de combate contra toda organización o sistema que se escude en su autonomía para incumplir las leyes comunes. 

Sólo en la Libertad es posible asumir una autonomía de la razón y al mismo tiempo asumir la responsabilidad de nuestros hechos racionales. Por ello la Libertad debe vivirse y construirse desde los ámbitos educativos, dónde se gestan  las relaciones más profundas y significativas de la conciencia humana, y se construyen las bases de la sociedad del mañana.

Hoy día aumentan nuestras ignorancias y decaen nuestros sistemas de participación en el juego democrático y republicano, y aprovechando este marco, los dogmas más feroces se introducen con los sofismos más exquisitos, "contrabandeando" ideologías laico-religiosas de mala calidad y subestimando la inteligencia de los individuos. 

Vivimos en una sociedad de miedos, el miedo como una dicotomía espontánea, donde dejamos de actuar frente a determinados temas imbuidos de la creencia de que nada podemos cambiar.

No sólo las religiones nos obnubilan, sino también el consumismo, la falta de justicia social, las condiciones de desigualdad entre los países, entre otros aspectos. 

Frente a esta perspectiva, los hombres y mujeres de progreso no pueden dejar ganarse por la fatalidad. Podemos afirmar que la Laicidad es la piedra fundamental para desarrollar nuestro libre albedrío y nuestro libre pensamiento, y es justamente éste el vehículo que nos transporta a la Libertad.

 

Es desde la educación que se librará la epopeya de las Libertades humanas. Podemos citar cuatro consideraciones mínimas que propicien este proceso:

1.    El derecho a la educación es universal, y debe ser satisfecho en igualdad de oportunidades y sin discriminación, la inclusión de todos los individuos en los procesos sociales y educativos es imprescindible para el ejercicio de la ciudadanía. 

2.    El proceso educativo debe orientarse hacia el máximo desarrollo posible de competencias ciudadanas y de capacidades cognitivas, sociales y afectivas de la persona humana que permitan la producción y distribución del conocimiento.

3.    Los conocimientos y las herramientas adquiridas a través de la educación deben ser útiles para integrarse y deben volverse en la sociedad a la que se pertenece y poder participar activamente en el mundo del trabajo. 

4.    El Estado Laico, deberá garantizar una educación que vele por los derechos de todos los componentes de la Sociedad, evitando condiciones de sometimiento y discriminación, tanto en el ámbito público como privado.

Debe realizarse una profunda acción docente para educar en ciudadanía recuperando el valor del bien común, y el espacio público para el ciudadano. 

Si la laicidad ha caído, si el Estado laico ha cedido presiones de los fundamentalistas y dogmáticos, es porque el ciudadano republicano está ausente del espacio político, porque no está vigilante de los enemigos de la Laicidad.

Laicidad es una acción que reposa sobre los principios humanistas, forjados durante el curso de la historia, es una fuerte afirmación de sentido y valor al servicio de las libertades individuales. Es el más seguro garante de la paz civil y conciencia moral personal y ética social. Es acción y voluntad, en ocasiones resistencia, contra el confort del pensamiento único. 

Siempre hablamos de llevar nuestras luces fuera del Templo por lo tanto es nuestro deber trabajar para ello y uno de los espacios públicos más vulnerable se encuentra en la educación, teniendo que ella, concebida en parámetros de una Laicidad como espacio de neutralidad, posibilita el actuar en Libertad y pensar libremente, permitiendo que el educando se proyecte hacia un futuro basado en la duda, la razón y el pensamiento crítico, capaz de actuar con Tolerancia, ver y reunir las diferencias.

Desde el pensamiento y las prácticas masónicas mucho se hizo y podemos continuar haciendo para contribuir al desarrollo de la Laicidad sustentada en el Respeto, la Tolerancia y la Diversidad. 

Desde la promoción del debate libre y la realización de eventos colectivos hasta la íntima y casi invisible tarea de cada uno de nosotros, podemos irradiar el postulado de laicidad.

Para garantizar la plena vigencia de la laicidad, nuestra Obediencia tiene un Observatorio con dicha finalidad. Entendemos que la relevancia del tema, hace necesario que el Estado implemente una institución de esta naturaleza. La misma debe constituirse como un organismo de observancia y fiscalización, cuyas decisiones tengan efectos jurídicos, desarrollando una política de estado, más allá de los gobiernos de turno (similar al defensor del pueblo), en el que existan mecanismos de participación y control por parte de los ciudadanos. 

Los Francmasones podemos incidir positivamente en la consolidación de la democracia y el compromiso de los postulados republicanos.

Defendiendo y practicando activamente la Laicidad, estamos transitando a paso firme el camino hacia la Libertad. Entonces, el civismo, lo político, lo cultural y lo social, deben fundarse constantemente sobre el respeto de todas las libertades individuales y colectivas, en concordancia con el bien público.