MOVIMIENTOS FEMINISTAS EN LA ESPAÑA
DE LOS SIGLOS XIX-XX
Ante la influencia que la Iglesia
ejercía sobre las mujeres mediante un discurso contra los derechos y
la emancipación femenina, los masones intentarán neutralizar esta
intromisión clerical. En este sentido, el denominado anticlericalismo
no es más que «la oposición al intento de clérigos y laicos católicos
de controlar ideológicamente la sociedad desde una posición de
privilegio».
La falta de instrucción en la mujer era
una de las causas de la intromisión del clero en los hogares, lo que
conducirá a la masonería a aportar respuestas desde su propia
perspectiva de institución con el fin de erradicar la ignorancia. Por
eso, la educación aparecerá como un punto primordial en el proyecto
masónico.
Por lo que se refiere al ámbito
de la educación, a partir de la Revolución de 1868 se dejará sentir
una gran influencia de la filosofía Krausista que tendrá en Fernando
de Castro uno de sus principales defensores. Nombrado Rector de la
Universidad Central de Madrid tras el cese en 1867 de Sáez del Río,
Fernando de Castro creó el Ateneo Artístico y Literario de Señoras en
1869, origen de lo que después sería la Asociación para la Enseñanza
de la Mujer, creada en 1871. Algunos proyectos educativos de
principios de siglo defendieron de forma consciente la coeducación,
como la Institución Libre de Enseñanza o la Escuela Moderna de Ferrer
y Guardia. Entre estos proyectos suele mencionarse la Institución
Libre de Enseñanza. Si bien es cierto que algunos de los miembros de
la ILE fueron masones (Luis Simarro, Miguel Morayta, Santiago Ramón y
Cajal o Fernando de los Ríos), sin embargo, otros muchos no lo fueron.
Y lo cierto es que a pesar de la relación de la masonería con el
krausismo, la ILE asumió otras muchas influencias.
Otro de estos proyectos entronca con la
idea de una escuela única y laica. El protagonismo masónico en este
sentido se produce especialmente cuando en el Parlamento se debate la
Ley sobre Confesiones y Congregaciones Religiosas. Como contrapartida
a una enseñanza religiosa, algunas logias formaron la Liga de
Educación y Enseñanza (LEYE). La LEYE incorporará en sus cargos
directivos a dos mujeres masonas que pertenecían a la Logia
Reivindicación de Madrid: Ana María Ronda Pérez y Matilde Muñoz.
A tenor de sus estatutos, «La LIGA DE
EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA se constituye en España con el fin inmediato de
actuar sobre todas las clases sociales, y principalmente sobre el
pueblo, para conseguir una ambiente propicio de obligación y estímulo
al Estado que le impulse a cumplir su deber primordial de protección
de la colectividad en cada uno de los miembros que la forman, creando
y disponiendo los elementos necesarios, instituciones educativas y de
enseñanza de tal manera asequibles, que todos los españoles, sin
distinción de sexos, puedan alcanzar la capacitación suficiente para
actuar con máxima eficacia en cada uno de los momentos de su vida, en
su bien particular y en el bien general, según las exigencias
sociales, en la medida que lo consienta, naturalmente, los dotes de
cada uno plenamente aprovechados... Esta LIGA velará por que la
educación alcance a todos los hombres en todos los países del mundo,
durante toda la vida, y con le más perfecto respeto a la conciencia
del que se educa»... «La Liga se ocupará preferentemente de la
infancia y de la adolescencia, por creer que son los períodos más
delicados e importantes de la educación moral y ciudadana y del
desarrollo de la inteligencia y demás facultades humanas. En este
aspecto se propone la Liga crear una sección especial que se titulará
De los Derechos del Niño, el cual dedicará toda su atención a
que a éste no se le explote, ni se le maltrate ni se le ahogue, por el
miedo o la excesiva rigidez su natural espontaneidad, sus justos
entusiasmos y sus nobles atrevimientos, ni se le moralice en una u
otra forma, ni se le prive de la instrucción y educación a que todo
niño tiene derecho, y que le defienda, en fin, contra toda injusticia,
deficiencia o mala orientación social y hasta, si ello es posible,
familiar... Otra sección se ocupará de prestar ayuda moral, social y
económica a los padres, y especialmente a las madres, que, teniendo a
su cargo niños pequeños o en edad de educarse, se encuentren en
situaciones difíciles, ya sea económicamente, por falta de recursos,
ya sea moralmente, por ser víctimas de violencias, presiones o
coacciones de carácter social, religioso, político y, a veces,
económico también, que pueden actuar injustamente sobre ellos,
restringiéndoles su libertad» (AHNS, Masonería A, legajo 360, exp.
10).
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Carmen de Burgos
(1867-1932),
Venerable Maestra de la logia de Adopción Amor (Madrid) |
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En definitiva, la LIGA pretendía
colaborar para que la educación tuviera un carácter universal y libre
mediante la creación de apoyos suficientes que compensen las carencias
sociales y económicas.
La vida política del siglo XIX se
desarrolla sin una participación directa de las mujeres. La
declaración del sufragio universal masculino en 1890 la excluye por
completo.
En cuanto al desarrollo del
movimiento feminista en España, hay que destacar la escasa
implantación que tuvo a finales del siglo XIX. Entre las mujeres
masonas cabe citar a las hermanas Amalia y Ana Carvia y Bernal, que
habían sido iniciadas el 15 de mayo de 1887 en la logia
Regeneración nº 118 de Cádiz, adoptando por nombre simbólico
Piedad y Verdad respectivamente. La logia pertenecía
entonces al Gran Oriente de España. Ambas el 6 de julio llegaron al
grado 2º y al grado 3º el 3 de agosto de ese mismo año. Amalia era
profesora de pintura y Ana estudiante, estaban solteras. Las hermanas
Carvia se trasladaron en 1897 a Valencia donde fundaron la Sociedad
Progresiva Femenina.
En las primeras décadas del
siglo XX, la movilización en pro del sufragio, aglutinará a mayor
número de mujeres de distintas tendencias ideológicas. Quizá la
corriente más influyente fue la que desembocó en la creación de la
Asociación Nacional de Mujeres Españolas el 20 de octubre de 1918 tras
haber conectado con otros grupos como La Liga para el Progreso de la
Mujer de Valencia y la Sociedad Concepción Arenal también de Valencia.
Igualmente de Barcelona surgen otros grupos como la Progresiva
Femenina y La Mujer del Porvenir cuyos objetivos fueron la consecución
de plenos derechos civiles y políticos para las mujeres. Otro grupo
cristalizará en la creación de la Unión de Mujeres de España (UME) que
se definía como aconfesional y abierta a todas las tendencias
políticas. Su directora será María de la O Lejárraga García, militante
socialista.
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Tenida
fúnebre celebrada en 1932 por la muerte de Carmen de Burgos,
Venerable Maestra de la Logia "Amor" |
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En España el proceso de
organización de un auténtico movimiento de reivindicación femenina fue
más tardía que en otros países. Hasta 1919 no surgirá con cierta
fuerza en España un movimiento que luchara por el voto de las mujeres.
En este año se presentará un proyecto de ley sobre el sufragio
femenino que estimulará la creación en 1921 de organizaciones de
mujeres, entre las que destaca la Cruzada de Mujeres Españolas y
la
Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas, ambas
presididas por Carmen de Burgos Seguí (1867-1932), Venerable Maestra
de la logia de Adopción Amor de Madrid. La Cruzada organizará
la primera manifestación callejera o primer acto público de las
sufragistas españolas para pedir el voto femenino. En julio de 1922
entrarán en contacto con la Sociedad Internacional No More War para
celebrar una manifestación a favor de la paz mundial. En Barcelona
surge Acción Femenina liderada por Carmen Karr en 1921 que aglutinará
diferentes tendencias políticas que van desde el conservadurismo
liberal de la presidenta Carmen Karr hasta el anarquismo de María
Dolores Rodríguez. También la logia de Adopción Hijas de la
Regeneración de Cádiz, en la que detentaba el cargo de Venerable
Maestra Amalia Carvia Bernal, planteará la búsqueda de la emancipación
de la mujer.
La derecha creó la
Asociación
Femenina de Acción Nacional en 1931, que más tarde se llamará Asociación Femenina de Acción Popular. Asociaciones republicanas
fueron la Unión Republicana Femenina, creada por Clara Campoamor en
1931, o el Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo,
fundada en 1933.
Extractado de:
Natividad Ortíz Albear, Las Mujeres en la Masonería, Málaga,
2005, pp. 25-44 y 297-398.
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