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EL ARTE MASÓNICO
La Masonería se define a sí misma como
«un sistema particular de moral enseñado bajo el velo de la Alegoría e
ilustrado por símbolos». Pero, ¿existe un Arte propiamente masónico?
La arquitectura
La historia de la Masonería se divide
en tres periodos: el periodo operativo, correspondiente al de
la Masonería medieval, época en que se construyeron las catedrales; el
periodo llamado de transición (siglos XVI y XVII), en que el
arte gótico se aleja al pasado y el ideal constructivo se torna
metáfora espiritual y, por último el periodo de Masonería
especulativa, que abarca el primer tercio del siglo XVIII y que
llega hasta nuestros días.
El arte arquitectónico de la Masonería
operativa es inseparable del de la construcción de las catedrales.
Pertenece primero a la historia de la Iglesia. Algunos impresionados
por el simbolismo indiscutiblemente hermético de varias esculturas,
sospecharon una herejía oculta y velada, explicable mucho más
sencillamente en la gran libertad de inspiración de que disfrutaban
los artistas de la época. La «logia» misma, en la época operativa,
era un cobertizo, como lo demuestra la etimología de la palabra
(antiguo alemán Laubja, cabaña). Allí, un albañil (masón) se
encargaba de vigilar la conservación de las tuiles (tejas), de
ahí el nombre de tuileur (Tyler, en inglés) que
permaneció, o el de couvreur.
En nuestros días, un curioso contraste
opone a los países latinos frente a los anglosajones, germánicos y
escandinavos. En los primeros es, por lo general, de extraordinaria
discreción, se procura que pase inadvertida. En los otros, estos
templos son verdaderos edificios, imponentes. Entre éstos puede
citarse en primer término el Freemasons Hall de Lodres
inaugurado en 1775, reconstruido en 1864 y consagrado en su actual
forma en 1927 por el duque de Connaught, gran maestre. En los Estados
Unidos, dos edificios son célebres, el de Indianápolis y el de
Filadelfia. En Suecia, la gran Logia se instaló en 1874 en el palacio
construido en 1660 según los planos del célebre arquitecto Nicodemo
Tessin. En París, el Gran Oriente de Francia ocupa un edificio
reciente, de estilo moderno. La Gran Logia de Francia ocupa un antiguo
convento. La Gran Logia Nacional Francesa da discretamente a un patio
interior.
La decoración interior
La decoración interior de la mayoría
de los templos contrasta por su riqueza, inspirada por el simbolismo
masónico (bóveda estrellada, fleco recortado, columnas que recuerda a
la del Templo de Salomón, Sol, Luna, mosaico de pavimento).
Pocas logias están «orientadas» hoy,
es decir, realmente vueltas hacia el Oriente, ya que esta posición ha
venido a ser mero símbolo. Algunos edificios constan de un museo.
Magnífico por excelencia, es el de la Logia de Inglaterra. En Roma, el
Palazzo Giustiniani.
El mobiliario
En su origen, los símbolos masónicos
se dibujaban en el suelo con tiza o carbón cuando se inauguraban los
«trabajos» y borrados luego al clausurarse. A partir del siglo XVIII,
este procedimiento arcaico dejó paso a las alfombras y a las tablas de
madera pintadas. Las «joyas» de una logia son el Libro de la
Sagrada Ley (la Biblia), la Escuadra y el Compás.
Las «alhajas» son el Nivel, el Cartabón, la Piedra
Bruta y la Piedra Cúbica. Todos estos objetos encierran un
doble sentido, uno operativo y otro esotérico.
La indumentaria
La Masonería posee una indumentaria
especial que no debe usarse fuera del recinto salvo autorización del
Gran Maestre. La pieza básica es el mandil blanco de piel de
cordero, símbolo del trabajo y también de la inocencia. Originalmente,
el mandil era usado por los albañiles. Su transformación en símbolo en
el siglo XVIII, marca un cambio de las ideas. El noble que lo lleva en
la logia, no se degrada al llevarlo como si fuera un obrero, sino que
con él rinde homenaje al ideal del Trabajo.
El mandil varía según los Grados, las
funciones y el Rito practicado. El color del Rito Emulación es azul
sobre fondo blanco. El del Rito Escocés es rojo. El mandil del grado
Rosa-Cruz representa al Pelícano místico inmolándose por sus crías. Se
lleva siempre con guantes blancos. Otras piezas del traje
masónico: los collares o corbatas, rematados por una joya
indicativa de la función que desempeña. Así, el Venerable Maestre
lleva el collar terminado en una Escuadra, el del Primer Vigilante, un
nivel y el del Segundo Vigilante una Regla. Muchas logias poseen su
medalla distintiva, pero queda prohibido llevar en la logia una
condecoración profana o usar insignias de grado superior en los tres
primeros grados.
Los tocados son excepción. Algunos
grados elevados los tienen y en el Maestre del Rito Escocés
Rectificado, las logias tradicionalistas siguen conservando el
privilegio de los Maestres de permanecer con la cabeza cubierta en la
logia, como en el siglo XVIII. En las logias alemanas, el sombrero de
copa se sigue usando, el Ritual prescribe descubrirse cuando se
menciona al Gran Arquitecto del Universo.
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Mandiles masónicos
(Museo de la francmasonería,
Paris, 2001)
De izquierda a derecha y de
arriba a abajo:
Mandil Rosa Cruz, comienzos del siglo
XIX
Mandil del rito francés, comienzos del
siglo XIX
Mandil del rito francés, comienzos del
siglo XIX
Mandil de maestro, “Calavera con
tibias y lagrimal”, mediados del siglo XIX.
Mandil “Copa con serpientes”, finales
del siglo XVIII
Mandil de maestro, rito francés,
comienzos del siglo XIX.
Mandil del Príncipe Soberano Rosa
Cruz, comienzos del siglo XIX
Mandil de Jerôme Bonaparte, comienzos
del siglo XIX
Mandil “templo”, finales del siglo
XVIII
Mandil del rito francés, siglo XIX
Mandil de elegido, comienzos del siglo
XIX
Mandil de maestro, rito francés,
mediados del siglo XIX
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Mandil “Regreso de Egipto”, comienzos
del siglo XIX
Mandil “Caballero del Sol”, finales
del siglo XIX
Mandil del rito francés, “signo de
horror”, comienzos del siglo XIX
Mandil de maestro escocés, comienzos
del siglo XX
Mandil “las cuatro órdenes del rito
francés”, finales del siglo XVIII
Mandil del Príncipe Soberano Rosa
Cruz, comienzos del siglo XIX
Mandil Rosa Cruz, finales del siglo
XVIII
Mandil escocés, siglo XIX.
Mandil de la segunda orden del rito
francés, gran elegido escocés, Casa Guérin, Primer Imperio.
Mandil de maestro o elegido, siglo XIX.
Mandil de las logias de adopción,
siglo XVIII
Mandil de Caballero del Águila Negra,
siglo XVIII
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Joyas masónicas
De izquierda a derecha y de
arriba a abajo:
Medalla de grado escocés, siglo XIX
grabado en bronce.
Joya del grado superior escocés 25,
Caballero de la serpiente de bronce, finales del siglo XIX.
Joya de maestro, segunda mitad del
siglo XIX.
Joya Rosa Cruz, siglo XIX.
Joya de grado 31 del rito escocés
antiguo y aceptado, mediados del siglo XX.
Joya del tribunal del gran inquisidor,
del rito escocés antiguo y aceptado, finales del siglo XIX.
Joya del cabildo de la estrella polar,
grado superior escocés, 1879.
Joya de grado superior escocés, siglo
XIX.
Joya Kadosch, finales del siglo XIX.
Joya Rosa Cruz, mediados del siglo XIX.
Joya de la logia “Fraternidad
Tonkinense”, Hanoï, principios del siglo XIX.
Cruz esmaltada, cabildo escocés, 1849.
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Objetos varios
El arte masónico comprende también un
sector menor, el de objetos menudos como vasos, fuentes, platos,
frascos, tabaqueras y relojes.
Sobre la sigilografía masónica,
es decir, los sellos y las estampillas hay estudios muy interesantes.
Por su parte, los heraldistas advirtieron símbolos masónicos en las
armas de algunas familias nobles y en «Ex-libris».
Extractado de: Alec
Mellor, “El arte masónico y su símbolos”, en José A. Ferrer Benimeli (coor.),
La Masonería, Historia 16, Extra IV- Noviembre 1977, pp.
129-134.
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