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CUESTIONES DE ORIENTACIÓN
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Dios
como geómetra trazando sobre el abismo, Códice 2544, fol. 1 v (Génesis) Biblioteca
Nacional de Austria
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Cuando se trata de la derecha y de la izquierda, es menester tener
siempre el mayor cuidado de precisar en relación a qué se
consideran; así, cuando se habla de la derecha y de la izquierda
de una figura simbólica, ¿se quiere entender realmente las de esa
figura, o bien las de un espectador que la mira colocándose frente
a ella? Los dos casos pueden presentarse de hecho: cuando se trata
de una figura humana o de algún otro ser vivo, no hay apenas duda
sobre lo que conviene llamar su derecha y su izquierda; pero ya no
es lo mismo para otro objeto cualquiera, para una figura
geométrica por ejemplo, o también para un monumento, y entonces,
lo más ordinariamente, se toma la derecha y la izquierda
colocándose en el punto de vista del espectador. Pero, no
obstante, no es siempre forzosamente así, y puede ocurrir también
que se atribuya a veces una derecha y una izquierda a la figura
tomada en sí misma, lo que corresponde a un punto de vista
naturalmente inverso del punto de vista del espectador; a falta de
precisar de qué se trata en cada caso, uno puede ser llevado a
cometer errores bastante graves a este respecto.
De ahí vienen, por ejemplo, en el simbolismo masónico, las
divergencias que se han producido sobre el tema de la situación
respectiva de las dos columnas colocadas a la entrada del Templo
de Jerusalén; no obstante, la cuestión es fácil de resolver
remitiéndose directamente a los textos bíblicos, a condición de
saber que en hebreo, la «derecha» significa siempre el Sur y la
«izquierda» el Norte, lo que implica que la orientación se toma,
como en la India, volviéndose hacia el Este. Este mismo modo de
orientación es igualmente el que, en Occidente, era practicado por
los constructores de la edad media para determinar la orientación
de las iglesias.
Extractado de: René Guenón, La Gran Triada, capítulo VII.
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