MUSEO VIRTUAL DE

 

HISTORIA DE LA MASONERÍA

 

    

 LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD

 

 

 

        

 

 

 

Tres puntos definen un triángulo, tres puntos delimitan el espacio que separa el interior del resto del espacio. Tales tres puntos perfilan la frontera de un espacio sagrado y sutil donde la libertad es absoluta y perpendicular al mosaico sobre el que se yergue.

Libertad, palabra manida, desvirtuada que esconde todos sus secretos al mundo profano. Tal Libertad existe. Esta primigenia Libertad no está reñida con el determinismo, ni con el libre albedrío, pues tal Libertad opera en otra dimensión. La Libertad no se vende, no se ata con cadenas, ni se recorta con leyes. La Libertad no se constriñe con promesas. La Libertad no se apresa, no se aniquila, no se vende, no se compra. La Libertad, no es artefacto, no es un convencionalismo, no existe como base para el establecimiento de ningún sistema moral. Orbita en otro plano, en un espacio sagrado. Es Libertad porque no está condicionada por un cuerpo físico, ni por emociones, sensaciones o incluso sentimientos. Tampoco está constreñida por la mente porque allí se está exento de pensamientos. Allí el Silencio reina en él; es solo Presencia. No existe la ausencia de Libertad, no existe condicionamiento en este lugar, “se es” y punto.

La Igualdad es otra palabra cotidiana, vacía, yerma, si no se penetra en ella. Dos cosas no pueden ser Iguales entre sí, porque si fueran exactamente iguales serían la misma cosa y por tanto serían Una y no dos. Siguiendo este razonamiento, y atendiendo a la definición exacta de Igualdad, ¿existe un lugar o situación en el que todos seamos iguales? Solo existe un lugar en el que todos somos Uno. Y es el lugar en el que el Uno es lo único que existe. Ello es lo mismo para todos, es el lugar o no-lugar en el que los espejismos se desvanecen y todos somos clara y exclusivamente Uno, el lugar en el que se era, se es y se será.

La Fraternidad, tercer punto del Triángulo, debe ser entendida en este sentido como la relación (parentesco) que une dos o más elementos con un Origen Creador común. Por tanto, es el reconocimiento absoluto de que todo lo existente proviene de una misma Fuente. Es la compresión de que esa naturaleza común implica que el perfeccionamiento de uno mismo está íntimamente vinculado al perfeccionamiento del prójimo a través de la convivencia, el respeto, la tolerancia y la compresión, puesto que todos somos, en cuanto Humanidad Una, Hermanos.

     

 

 

 

       

 

 

 

 

 

 

        

  

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