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HOUZZE, VIVAT;
TRINA INVOCATIONES ET VERBA SOLLEMNIA
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Personificación de la labor
ilustradora de la Masonería |
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En la apertura y cierre de los trabajos masónicos se ha
efectuar una triple invocación que, según los Ritos, es Houzze,
Houzze, Houzze, o VIVAT, VIVAT, SEMPER VIVAT u otras
semejantes, con la mano abierta y en alto, lo que, cuando la
fórmula se pronuncia al comienzo de la tenida, indica la
entrada al mundo sagrado, o bien la salida del mundo sagrado, si
es pronunciada al final de los trabajos.
Respecto a la palabra Houzze, se han propuesto
diversas etimologías. En todo caso, está emparentada con la
palabra hebrea Hosanna que, en su sentido etimológico
primitivo veterotestamentario, se
traduciría como “Yahvé salva”. Pero ya en tiempos de Cristo había
perdido en parte su sentido etimológico para significar “¡Viva!”.
Por otra parte, como en la fiesta de los tabernáculos era
costumbre llevar ramos de palma y pronunciar Hosanna
mientras se agitaban, con el tiempo dichos ramos tomaron el nombre
de Hosanna o derivados. De ahí que en lenguas semíticas y árabes,
términos como Uzza, Uzze y similares, se refieran a árboles con
especial simbolismo como la Acacia.
Curiosamente, la palabra Houzze, en su significado de
"salud" o "sagrado", queda emparentada con otros términos
semejantes como el antiguo gótico hails; el antiguo
islandés heil, el aleman heil, el ingles holy,
con el sentido de salvación, salud, sagrado. Más claramente, en el
griego antiguo el sustantivo hosíee también con el
significado de sagrado o de ofrenda o rito a los dioses se
encuentra, por ejemplo, en
la Odisea 16, 423 ó 22, 412.
El sentido de tal invocación es claro; se manifiesta, por
quien lo pronuncia, la aceptación o reconocimiento de que se está
ante una influencia espiritual y, por tanto, de origen no
humano. En latín, la misma etimología de la palabra sagrado,
sacer, significa "estar apartado", porque pertenece
al mundo de los dioses y debe permanecer fuera o al margen del
ámbito profano. De ahí el sentido de otros mantra, es
decir, "palabras poderosas o eficaces" (como el avéstico matras)
similares como salve (que significa salud o salvado),
aue (sagrado) referidas a la condición saludable de pureza de
quien se sitúa en ese lugar apartado pleno de presencia
espiritual.
Pero ¿por qué la invocación masónica Houzze o VIVAT
va acompañada del saludo con la mano abierta y en alto? A lo largo
de la historia, este gesto ha sido utilizado por diversas
tradiciones en un sentido inequivocamente trascendente; se alza la
mano abierta para jurar o sellar pactos ante las divinidades, para
invocarlas en las ceremonias, para saludarlas a través del héroe
en la batalla o en la lucha deportiva. Los antiguos egipcios
saludaban así al vencedor equiparándole al dios Ra como sol
victorioso sobre las tinieblas de la noche mientras gritaban ¡Ra!,
¡Ra!, ¡Ra! (de donde ha pasado a Occidente bajo la forma del
triple grito triunfal ¡Hu-rra!, siendo Hu uno de los nombres de
Dios todavía en la lengua árabe). Ya desde la más remota
prehistoria, cuando dos desconocidos se divisaban desde lo lejos,
el saludo con la mano derecha en alto, abierta y desarmada y
llevando las armas en la mano inhábil, la izquierda, junto a la
rodilla, fue el símbolo universal de paz.
En definitiva, el saludo con la mano descubierta y sin
ocultar nada, ha sido desde siempre el gesto universal de paz y
buena fe.
La aclamación mano en alto mientras se pronuncia por tres
veces ¡Houzze! o ¡VIVAT! y que constituye, propiamente
hablando, un saludo ritual, no es ajeno a este simbolismo. Quienes
lo verifican están saludando a una presencia espiritual que
reconocen como sagrada y por eso mismo, su mano abierta representa
que no ocultan nada, es decir, que no albergan reserva mental ni
psicológica alguna y que, habiendo abandonado los metales y
objetos mundanos fuera del templo, se presentan ante Ella con el
alma desnuda.
Tres son, ciertamente, las luces exigidas para iluminar
la Logia,
cada una de ellas sobre las respectivas columnas de
la Sabiduría,
la Fuerza
y
la Belleza,
respectivamente representadas por las tres principales dignidades
o luces de
la Logia;
el V. M., el Primer Vigilante y el Segundo Vigilante. Tres son
también las luces mayores; el volumen de
la Ley Sagrada,
la Escuadra
y el Compás. Son tres las principales joyas móviles. Y podríamos
citar más ejemplos; el triple abrazo, el triple ósculo, la triple
sonrisa, los tres toques de saludo, los tres golpes de mallete, la
llamada a las puertas del templo, etc.
Las principales cualidades del buen masón se enumeran
igualmente en secuencia ternaria; Virtud, Honra y Bondad. Tres son
las disposiciones necesarias para obtener la verdad; Sinceridad,
Valor y Perseverancia. Las paredes del templo reflejan alguna de
estas fórmulas triples como Salud, Fuerza, Unión.
Esto explica, en suma, la razón de ser de la triple
aclamación, mano abierta en alto, a modo de saludo y alabanza al
G.A.D.U.
E. Doravâl
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