AGUSTÍN
ARGÜELLES
(1776-1843)
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Agustín de
Argüelles
(1776-1843)
diputado en Cádiz
y principal artífice de la Constitución de 1812.
Aparece como masón en los Papeles
reservados de Fernando VII (Archivo de Palacio, Madrid, Tomo 57,
Fols. 159-202) con el
nombre simbólico
de
Cornelio
(Cuadro pintado en 1873 y actualmente en el Congreso de Diputados) |
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Diputado en Cádiz y principal artífice de la Constitución de 1812, Agustín
de Argüelles (1776-1843), fue uno de los integrantes de la moderada
logia “Templanza”. Licenciado en Leyes por la Universidad de Oviedo,
se trasladó a Madrid en 1800. Bajo la protección de Jovellanos, se le
encomendó en 1806 una misión diplomática en Londres durante casi tres
años, lo que le dio la oportunidad de estudiar el sistema político
inglés y relacionarse con políticos e intelectuales como lord Holland
o algún español, como el conde de Toreno. En 1809, a su regreso a
España y nuevamente al amparo de Jovellanos, fue diputado en Cádiz,
donde intervino en numerosos y decisivos debates en defensa de la
libertad de imprenta, la abolición del tormento y la condena de la
trata de esclavos; su apasionada y elocuente oratoria le valió
entonces el sobrenombre de “el divino”. Tras el regreso de Fernando
VII, sufrió condena de cárcel y ello hasta su liberación en 1820. En
marzo de ese año fue nombrado ministro de la Gobernación y, también,
elegido diputado en Cortes, donde formó parte del grupo de liberales
moderados.
En una de las famosas listas de masones elaborada por la policía y agentes
contrarrevolucionarios en torno a tales fechas, Agustín Argüelles
aparece como masón con el nombre simbólico Cornelio (Papeles
reservados de Fernando VII, Archivo de Palacio, Madrid, Tomo 57, fols.
159-202). Este dato es confirmado por Alcalá Galiano, quien sostiene
en sus Memorias que, hacia septiembre de 1820, “es fama que
entró don Agustín en una sociedad secreta”.
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Monumento a Agustín de Argüelles
erigido en 1902 ¿preparado para iniciar la marcha del Maestro
Masón? Se encuentra en Madrid en la confluencia de las calles Ferraz
con Pintor Rosales |
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Según lo relatado por fuentes coetáneas, cabe imaginar que, en alguna
noche de septiembre de 1820 y conforme a los usos masónicos, Argüelles
debió de ser conducido a una casa en cuyo interior “dos hombres con un
mandilón blanco” le acompañaron a una habitación alta del inmueble.
Allí les esperarían otros tres hombres, también con mandil, los cuales
le introducirían en un cuarto pequeño, donde a su vez estaría “otro
hombre con traje de oficial en una mesita pequeña, un farolito y un
tintero”. Entonces debieron de darle papel y lápiz para que hiciera su
testamento filosófico contestando a tres preguntas: “¿Qué debe el
Hombre a Dios?, ¿Qué debe el hombre a sus semejantes? Y haga Usted su
testamento” (Archivo Histórico Nacional, Sección Inquisición, legajo
3727, n.º 70). Añade Alcalá Galiano que Argüelles se quedó en la logia
“Templanza”, aunque ni a él ni al ministro Baides “se les dio lugar en
el cuerpo supremo de la Orden, ni ellos lo pretendieron”. Con esta
afirmación queda explícitamente desacreditado otro mito de la
hagiografía masónica que pretendía convertir a Argüelles en masón ya
en las Cortes de Cádiz, y en Soberano Comendador del Supremo Consejo
de Grado 33. Respecto a lo primero, ya sabemos que fue iniciado en
septiembre de 1820, y sobre lo segundo, la afirmación de que no tuvo,
ni pretendió formar parte de la jerarquía masónica, desmonta la
afirmación de que dirigió los Altos Grados masónicos.
Extractado
de: Javier Alvarado Planas, Masones en la nobleza de España,
Madrid, 2016, pp. 153-154.
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