UN MONÁRQUICO DE
DERECHAS CONDENADO POR MASÓN EN 1941; EL MARQUÉS DE MARIANAO Y DE
VILLANUEVA Y GELTRÚ
Salvador Samá de Sarriera (Viñols, 1885 - Barcelona, 1948), III marqués de
Marianao, II marqués de Villanueva y Geltrú, conde de Solterra, Grande
de España fue un famoso aristócrata vinculado a los sectores políticos
del liberalismo moderado. Su padre fue diputado por el partido
sagastino (1891-1896), senador vitalicio, y alcalde de Barcelona
(1905-1906 y 1910-1911). Con el partido liberal del conde de
Romanones, fue diputado a Cortes y luego apoyó el golpe de Estado de
Primo de Rivera en 1924. Años más tarde, en 1936, se adhirió al
Alzamiento Nacional, que financió, y a cuyo servicio actuó como espía
en París. Resulta, pues, paradójico que, a pesar de este currículum
políticamente conservador, fuera condenado por delito de masonería en
1941.
Salvador Samá fue iniciado en la masonería con el nombre simbólico de
“Byron” en abril de 1932, en la logia “La Unión” n.º 88 de Madrid,
dependiente de la Gran Logia Española y posteriormente, fue exaltado
al grado de maestro masón en noviembre-diciembre de 1933. De esta
época consta una carta, fechada el 14 de enero de 1933 y dirigida a
Marcelino Domingo, ministro de Industria y Comercio de la República,
en la que Marianao intercedía por Luis Rodríguez Guerra, “h.·. de
nuestra Orden al que tengo grandes deseos de complacer”, para pedir un
cambio de destino de una Jefatura Superior a otro puesto que había
quedado vacante.
Publicada la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo de 1 de
marzo de 1940, se otorgó un plazo de dos meses para que los afectados
por ella presentaran su declaración retractación. El marqués de
Marianao, que residía en Suiza, decidió prudentemente no regresar a
España y envió su declaración-retractación para confesar que había
ingresado en la logia “La Unión” n.º 88 de Madrid con el pseudónimo de
“Byron” y que tiempo después había obtenido el tercer grado de maestro
masón. Sin embargo añadía que, al poco de ingresar, se había separado
voluntariamente de la Orden, tras comprender “el error cometido”. “Mi
conciencia —afirmaba— me decía que no era posible continuar en un
organismo condenado por la Religión Católica como contrario a los
fines nacionales”. Además, desde un primer momento, había mostrado su
adhesión al “Alzamiento Nacional” pues, tras haber sido perseguido
“durante la revolución marxista en Barcelona”, tuvo que esconderse y
luego viajar a Francia. Allí se puso bajo “las órdenes del
representante oficioso del Gobierno Nacional”, con el cual colaboró
personal y económicamente de un modo eminente, al decir de sus
“Jefes”. Finalizaba Marianao esta declaración-retractación alegando
que tanto él como sus dos hijos, Salvador y Jaime Samá y Coll, marqués
de Villanueva y Geltrú y conde de Solterra respectivamente, habían
combatido en el Bando Nacional, y que el más joven de ellos había
perdido el ojo derecho en acción de guerra en noviembre de 1936.
Acompañando al escrito de retractación de Salvador Samá, se adjuntaban
diversos testimonios que apoyaban las afirmaciones del encausado. Así,
se anexaba un escrito del que fuera embajador de España en París, José
María Quiñones de León, que certificaba que el marqués de Marianao “en
cuanto pudo escaparse de Barcelona manifestó su completa adhesión al
Glorioso Movimiento […] En diferentes ocasiones demostró su
generosidad […] en pro de la Causa Nacional”. En otra carta de 17 de
enero de 1940, José María Pi Suñer aclaraba que, mientras trabajaba en
París a las órdenes del coronel Jefe del Servicio de Información y
Policía Militar, había entrado en relación con Salvador Samá, el cual
colaboraba entonces con Quiñones de León “prestando eminentes
servicios a la causa Nacional a pesar de su mala salud. Por ejemplo,
proporcionó los planos de las defensas rojas del Cinca y de la zona
costera de Cataluña […] secundado eficientemente por su esposa Dña.
Mercedes Coll y Castell, quien actuó de enlace entre la Embajada
oficiosa en París y las organizaciones del Servicio de Información de
la Policía Militar en España”. Para demostrar que el marqués de
Marianao había sido siempre un hombre de derechas, se agregaba también
una misiva de 27 de febrero de 1940, firmada por Mariano Rivera, Juez
Coronel del Estado Mayor, y antiguo ayudante de campo del general
Miguel Primo de Rivera, donde se certificaba que el marqués de
Marianao se había revelado como un “entusiasta partidario del ideal
político que el marqués de Estella proclamó el 13 de septiembre de
1923 al realizar su memorable golpe de Estado”. También se incluyó
otra carta de 10 de febrero de 1940, firmada por el marqués de
Palmerola, quien señalaba que Samá había hecho diversos donativos al
partido “Derecha de Cataluña” (Renovación Española) para las
elecciones de 16 de febrero de 1936 y que también había entregado
25.000 pesetas al duque de Alba para el mismo partido en Madrid. Se
anexaron, además, diversas declaraciones de sacerdotes que conocían y
alababan las virtudes católicas del inculpado. También se acompañaba
una carta del papa Pío XII, enviada a través de su cardenal secretario
de Estado, en la que, en respuesta al nuncio apostólico en Berna, el
arzobispo Filippo Bernardini, se concedía el perdón a Salvador Samá
por sus errores del pasado.
Así las cosas, el 4 de octubre de 1941 el Tribunal Especial para la
Represión de la Masonería y el Comunismo condenó a Salvador Samá de
Sarriera a la pena de 20 años y un día de reclusión mayor y demás
penas accesorias por delito consumado de masonería. De nada había
servido que Salvador Samá hubiera sido diputado monárquico de
derechas; apoyado el golpe de Estado del general Primo de Rivera en
1923; padecido la persecución personal y el saqueo de su casa durante
los días que siguieron al glorioso alzamiento nacional; que la
República hubiera expropiado sus propiedades; y que, desde Francia,
hubiera colaborado económica y personalmente con el bando franquista.
La familia y amigos del condenado, trataron de mediar para conseguir un
indulto, pero como éste podría interpretarse como desautorización al
Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, se
autorizó la revisión del asunto mediante un nuevo juicio, al tiempo
que se suspendía la orden de prisión autorizando la vuelta a España
del condenado. En consecuencia, Salvador Samá Sarriera, cumplidos los
62 años de edad y con diversos achaques que mermaban su salud,
abandonó Suiza y llegó a Cambrills el 29 de junio de 1946. El Tribunal
decretó la prisión atenuada del condenado para que pudiera cumplirla
en su domicilio con la sola obligación de presentarse una vez al mes
ante el Jefe Superior de Policía.
Tras las oportunas deliberaciones, con fecha 17 de marzo de 1947, fue
dictada la nueva sentencia que rebajaba la pena de 20 años a la de 12
años y un día de reclusión menor y demás penas accesorias. Entonces,
el condenado solicitó la conmutación de la pena que, finalmente, sería
aprobada por el Gobierno, quedando reducida a 6 meses y un día de
prisión menor. El 29 de noviembre de 1947 se notificó dicha
conmutación al encausado, con la aclaración de que quedaba en libertad
al haber cumplido ya dicha pena.
Ironías del destino: el marqués de Marianao disfrutaría poco de su nueva
vida de libertad en su tierra natal. Salvador Samá, Grande de España,
monárquico y primorriverista, ex-maestro masón, perseguido por el
Frente Popular y adherido al Bando Nacional, murió un año
después, en diciembre de 1948.
Extractado de: Javier Alvarado Planas, Masones
en la nobleza de España, Madrid, 2016, pp. 379-394.
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