MUSEO VIRTUAL DE

 

HISTORIA DE LA MASONERÍA

   

  SEGISMUNDO MORET Y PRENDERGAST

(1 de diciembre de 1905 al 5 de julio de 1906; del 21 de octubre al 3 de diciembre de 1906 y del 21 de noviembre de 1909 a febrero de 1910)

 

     
 

Segismundo Moret (1838-1913), diputado en Cortes, varias veces ministro y presidente del Gobierno. Presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Fue Maestro masón de la madrileña logia El Progreso nº 1 y grado 33 del Supremo Consejo

 

     

Segismundo Moret y Prendergast (Cádiz, 2 de junio de 1838-Madrid, 28 de enero de 1913) ha sido considerado un caso representativo del liberalismo de la segunda mitad del siglo XIX y una de las máximas lumbreras de la democracia de 1869. Llegaría a ser tres veces jefe de Gobierno. Cursó las carreras de Derecho civil y Administración. Apenas obtenida la licenciatura, le encargaron interinamente la cátedra de Economía Política y, poco después, obtuvo por oposición la de Instituciones de Hacienda.

En 1863 obtuvo acta de diputado por el distrito de Almadén-Daimiel. En las Constituyentes de 1869 fue elegido diputado por Ciudad Real y formó parte de la Comisión Constitucional. En 1870 pasó a desempeñar la cartera de Ultramar sucediendo en el cargo al demócrata y masón Manuel Becerra. Moret puso su firma a leyes importantes como la Constitución de Puerto Rico y la abolición de la esclavitud en esa isla.

En 1870 Segismundo Moret, fue elegido presidente de la Academia de Jurisprudencia, y sustituyó la cartera de Ultramar por la de Hacienda.

La crisis política derivada del asesinato de Prim y del enfrentamiento entre los constitucionales de Sagasta y los radicales de Ruiz Zorrilla, hizo que al cesar Moret en el Ministerio, ocupara la embajada de Londres. Fiel a sus ideales monárquicos, la proclamación de la Primera República le hizo presentar la dimisión como embajador.

Con la Restauración regresó a España reanudando su actividad parlamentaria al ser elegido de nuevo en 1879 diputado a Cortes por Ciudad Real. En 1883, con el Gobierno de Posadas Herrera, obtuvo la cartera de Gobernación ingresando en el Partido Fusionista de Sagasta y en 1884 fue nuevamente diputado a Cortes. Al subir Sagasta nuevamente al poder a fines de 1892 encargó a Moret el Ministerio de Fomento y luego el de Estado.

           
       

 

Segismundo Moret (1838-1913) Maestro masón

 

 

En 1895 fue nombrado presidente del Ateneo de Madrid y dos años después, en el mismo Ateneo, abordaba el problema colonial defendiendo la necesidad de conceder la autonomía a Cuba y Puerto Rico como único medio de conseguir la pacificación de aquellas colonias. Ese mismo año de 1897 Sagasta le encargaba la cartera de Ultramar y, consecuente con sus ideas, concedió por decreto la autonomía a las dos Antillas, pero ya era tarde, y Moret conocería los días más difíciles y amargos de su vida política, así como la impopularidad que conllevó la guerra con Estados Unidos y la pérdida de las colonias. En 1901 desempeñó la cartera de Gobernación.

A la muerte de Sagasta en 1903, el partido quedó dividido en dos grupos capitaneados por Montero Ríos y por Moret. Y a la caída del Gabinete conservador presidido por Villaverde, fue entonces cuando Moret accedió por primera vez a la Presidencia del Gobierno, el 1 de diciembre de 1905, presentó la dimisión irrevocable el 5 de julio de 1906. Tras el breve gobierno del general López Domínguez, Moret accedía por segunda vez a la jefatura del Gobierno, si bien en esta ocasión sólo duró del 21 de octubre al 3 de diciembre de 1906, sustituyéndole Maura. Y, finalmente, a raíz de los sucesos de Marruecos y la Semana Trágica de Barcelona Moret recibía por tercera vez el gobierno de la nación, que igualmente tuvo una vida muy breve (del 21 de noviembre de 1909 a febrero de 1910) siendo sustituido por José Canalejas.

No sabemos cuándo ni dónde se inició Moret en la masonería. El primer documento en el que consta como masón es muy tardío. Se trata de un cuadro de la madrileña logia El Progreso nº 1 del 25 de junio de 1885 en el que, de un total de cincuenta y cuatro miembros, Moret figura ya con el grado 33 y con el cargo de Orador Honorario. La España Masónica volvió a ocuparse de Moret citándolo como orador de la logia Progreso, de la que era venerable el senador Félix Alonso. Precisamente en el acta del día 5 de octubre de 1888, se propuso «pasar una plancha al hermano Moret a fin de que reponga en su destino a un hermano del Taller, que ha quedado cesante». Éstas son las únicas veces en las que se nombra a Moret en el libro de Actas de la logia Progreso

En un documento de la logia La Razón nº 142 de Madrid, dirigido al Gran Consejo del Gran Oriente Español, fechado el 21 de marzo de 1894, aunque sigue siendo considerado grado 33, sin embargo, se añade «que fue» miembro activo de la logia El Progreso.

      Extractado de: José Antonio Ferrer Benimeli, Jefes de Gobierno Masones. España 1868-1936, Madrid, 2007, pp. 169-192.

  

SEGISMUNDO MORET Y LA CONSPIRACIÓN MASÓNICA

 

           
       

El Hermano Segismundo Moret (1838-1913), Maestro Masón de la madrileña logia El Progreso nº 1 y grado 33 del Supremo Consejo

 

 

          Las acusaciones sobre su vinculación a la masonería persiguieron a Segismundo Moret (1838-1913) durante gran parte de su vida, sirviendo a sus enemigos de arma arrojadiza para censurar su política e incluirlo entre aquéllos acusados de conspirar contra España, la religión y demás valores amenazados por las actividades masónicas. Moret estuvo adscrito a la masonería en la segunda mitad de los 80 y la abandonó a comienzos de la década siguiente. En todo caso, según lo trasmitido por las propias logias, Moret alcanzó el Grado 33.

          Por supuesto, Moret compartió la mayoría de los supuestos ideológicos de la masonería. Como integrante de una corriente que desde los años sesenta del siglo XIX buscó conjugar la defensa extrema de los derechos individuales con un régimen monárquico, sostuvo ideales filantrópicos que le hicieron ser el responsable de la Ley preparatoria de la abolición de la esclavitud, promulgada en 1870; como krausista vinculado a la Institución Libre de Enseñanza postuló el fortalecimiento de la educación como el único medio eficaz de lograr una sociedad plenamente liberal; imbuido de la idea de progreso humano en todos los ámbitos, propugnó los avances técnicos y las reformas en la enseñanza de las ciencias desde los ministerios de Ultramar en 1870 y de Fomento a comienzos de los noventa; sostuvo el robustecimiento de la sociedad mediante el asociacionismo con fines caritativos, educativos o científicos participando en muchas entidades tildadas de nidos de masones, como Los amigos de los pobres, el Ateneo, o los Amigos del Progreso. Moret pudo compartir amistad e ideas con significados masones, como Sagasta, Manuel Becerra o José María Beranger.

          En esta época, las divergencias entre las diversas obediencias en España se vieron acentuadas por quienes pretendían una reforma reglamentaria capaz de garantizar un funcionamiento interno más democrático, aglutinados, en el Gran Oriente de España (GODE), y los integrados en el Gran Oriente Nacional de España (GONE), más fieles a una visión más tradicional hasta su reforma democratizadora de 1893. El abandono de Moret de la masonería coincidió con la crisis de la institución, que se acentuó con la persecución de las logias por su supuesta vinculación con los movimientos independentistas de las colonias. Simultáneamente, la radicalización política de muchas logias, palpable en su simpatía hacia los republicanos, hubo de resultar necesariamente molesta a los sectores «más respetables» del liberalismo avanzado, como el representado por Moret, que a lo largo de la década de los ochenta se habían alineado con la monarquía alfonsina tras ingresar en el Partido Liberal.

          Por ello, Moret reunió múltiples condiciones para ser blanco de los ataques anti-masónicos. Así, el pronunciamiento de Villacampa del 19 de septiembre de 1886, al comienzo de la Regencia de María Cristina, fue la última de una serie de intentonas militares auspiciadas por un sector del republicanismo que buscaba aprovechar el malestar profesional de la oficialidad media y baja. El escaso respaldo de la población civil tampoco dejó bien parado al Gobierno liberal de Sagasta, que no había podido anticipar los movimientos de los golpistas. Las medidas a aplicar a los golpistas, la ejecución de la pena de muerte decretada en un principio, provocaron disensiones dentro del Gobierno. Los ministros militares –Jovellar y el masón Beranger– se opusieron junto al sector más derechista del Partido Liberal. Frente a ellos, Sagasta y los ministros adscritos a posiciones situadas más a la izquierda –Moret entre ellos–  defendían la clemencia y un impulso al programa de reformas democráticas a fin de restar argumentos y debilitar otras posibles tentativas de insurrección de los republicanos. Finalmente, se produjo un perdón que dio lugar a interpretaciones enfrentadas: Moret en su explicación por carta a la Legación de Londres situó el origen de la decisión en el error del sub-secretario de Gobernación, el también masón Cañamaque, al trasmitir la decisión del Consejo de Ministros como favorable al indulto. Si bien aquello no era cierto –siempre según Moret–, el entusiasmo popular despertado por la noticia habría acarreado el desprestigio de la regente en caso de rectificación.

          En todo caso, el Nuncio aseguraba que el indulto se había producido por los «manejos de Moret». En el Senado, el conservador Fabié ligaba el indulto con la pertenencia común de Sagasta, Moret y Villacampa a la masonería. Ciertamente, dos ministros masones apostaron por el indulto, pero otro, el también considerado masón Beranger, se opuso a él. Por el contrario, resulta más convincente la explicación dada por el propio Moret en su carta a la Legación de Londres. En ella se hablaba de una Regencia débil y por la presión de la opinión pública favorable a las medidas de gracia.

          Con la vuelta de Sagasta al poder en octubre de 1897 Moret asumió la cartera de Ultramar; en Cuba se cesó a Weyler, el general nombrado por Cánovas, y se aprobó la concesión de una autonomía política a Cuba y también a Puerto Rico. En todo este proceso Moret fue identificado como el «ministro de la paz». Sin embargo, la siguiente campaña contra Moret por su vinculación a la masonería se produjo en 1898 pues se consideró siempre al Ministerio de Ultramar como un “nido de masones”, denunciándose cualquier tentativa de reforma como una maniobra de la masonería para precipitar el desgajamiento de aquellos territorios. Desde la prensa antimasónica, a comienzos de 1898 se habló de una conjura internacional de la Orden con la finalidad de arrancar sus colonias a España. Entre ellos apareció con frecuencia Moret, al que se calificó de «modelo político traidor», «Herodes», «antiespañol», «masón vendido a los Estados Unidos». En el caso de Filipinas, Moret recibió críticas por su adscripción a la Asociación Hispano-Filipina, dirigida por el masón Morayta.

          La crisis colonial resultó nefasta para la masonería española, pues las sospechas de connivencia con los insurrectos aceleraron la clausura de los centros masónicos y la detención de sus dirigentes en 1896. Sin embargo, en el caso particular de Moret, nuestro personaje había abandonado la institución en esas fechas. Asimismo, aunque tuviese relación con los masones, el empeño reformista desplegado desde el Sexenio no respondió a un deseo de desvincular los territorios ultramarinos de España, sino, por el contrario, de reforzar lazos existentes.

     Extractado de: Carlos Ferrera Cuesta (Universidad Complutense de Madrid), “Segismundo Moret y la conspiración masónica”, en J. A. Ferrer Benimeli, (coord.), La masonería española en la época de Sagasta, XI Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española, Logroño, 2007, vol. I, pp. 455-470.

            
  

 

 
             
  

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