LUIS SIMARRO LACABRA
(Roma,
1851 - Madrid, 1921)
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El Dr. Luis Simarro en su
laboratorio, óleo de Sorolla (1896)
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Se
doctoró en 1875 especializándose en Neuropsiquiatría, aunque también
se interesó en Neurohistoria y Psicología experimental.
Tanto Simarro como Ramón y Cajal,
colegas y amigos, dirigían sendos centros de investigación
histológica, hasta que acabaron fundiéndose en uno solo bajo la
dirección de Ramón y Cajal. En 1892 Simarro fue contrincante de Ramón
y Cajal en las oposiciones a la cátedra de Histología y Anatomía
Patológica de la Facultad de Medicina, ganadas por este último. Es
considerado el Fundador de la Psicología dado que en
1902 Simarro ganaría las oposiciones a la primera cátedra de
Psicología Experimental de la Universidad de Madrid.
En 1907 vuelven a encontrarse
colaborando juntos en la organización inicial de la Junta para la
Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas que en aquel
entonces dirigía Santiago Ramón y Cajal. Todavía en 1920, un año antes
de la muerte de Simarro, se les ve colaborar juntos en el consejo
editorial de la revista Archivos de Neurobiología, Psicología,
Físíología, Histología, Neurología y Psíquiatría.
Afirmaba Luis Araquistain en una nota
necrológica sobre el Dr. Simarro que éste fue el precursor e iniciador
de Santiago Ramón y Cajal. El propio Santiago Ramón y Cajal reconoce
en el tomo segundo de sus Recuerdos de mi vida que «Debo al Dr.
Luis Simarro, el afamado psiquiatra y neurólogo de Valencia, el
inolvidable favor de haberme mostrado las primeras buenas
preparaciones efectuadas con el proceder del cromato de plata, y de
haber llamado mi atención sobre la excepcional importancia del libro
del sabio italiano Camilo Golgi consagrado a la inquisición de la
íntima estructura de la sustancia gris». A este hecho, que ocurrió en
1887, le atribuye Ramón y Cajal una importancia decisiva en su
carrera. Años más tarde, es otra vez el doctor Simarro el que orienta
al futuro premio Nobel Ramón y Cajall: «Consagré en 1903 particular
atención al método del Dr. Simarro, primer autor que logró teñir las
neurofibrillas mediante las sales de plata». El desarrollo y
perfeccionamiento de este método es el que condujo a la fórmula que
hizo célebre a Ramón y Cajal, «obtenida -escribe él mismo- mediante el
análisis experimental de la reacción de Simarro».
Las referencias que Ramón y Cajal hace
de Simarro son numerosas; pero esta compenetración profesional entre
ambos médicos tenía además otra connotación extraprofesional no
demasiado conocida. Y es que ambos eran masones.
Cuando Ramón y Cajal se traslada a
Madrid en 1877 con motivo de la realización de los ejercicios del
grado de doctor, ya era masón, pues había sido iniciado a los 25 años
de edad, en los primeros meses de 1877, en la logia zaragozana
«Caballeros de la Noche», dependiente del Grande Oriente Lusitano
Unido. Tenía dentro de la logia el número de orden 96 y adoptó el
nombre simbólico de «Averroes».
El que la Institución Libre de
Enseñanza esté impregnada del ideario y filosofía del masón Krause
es otro dato a tener en cuenta también a la hora de analizar la
colaboración de Simarro con dicha institución ya desde 1876 cuando
empezó a impartir clase de Física Experimental y de Fisiología del
sistema nervioso en la Escuela Libre de Medicina y Cirugía que
funcionaba en el Museo Antropológico, donde estableció un pequeño
laboratorio de Física. Fue su amigo y protector, el médico sevillano
Federico Rubio, fundador del Patronato que llevó su nombre, el que le
presentó en la Institución Libre de Enseñanza de cuya Junta directiva
formaba parte.
Ignoramos dónde y cuándo se inició
Simarro en la masonería. Uno de los primeros datos que tenemos es el
de su afiliación, el 17 de octubre de 1912, a la logia Ibérica nº 7 de
Madrid (de la Federación del Grande Oriente Español). Su nombre
simbólico dentro de la masonería era Franklin; ya tenía entonces el
grado 33 y era viudo. Permaneció en dicha logia hasta su
fallecimiento, y no ocupó en la logia ningún cargo.
En 1913 el Dr. Luis Simarro Lacabra
era elegido Gran Comendador del Supremo Consejo del 33°, cargo que
desempeñaría hasta cesar en junio de 1917. Sustutía en la presidencia
del Supremo Consejo a José Moreira Espinosa (1845-1930), médico
notable, uno de los fundadores del Grande Oriente Español y redactor
de los rituales españoles de todos los grados del escocismo. A su vez,
sustituía a Jorge Girad Hentzi, importante industrial y relojero
nacido en Suiza que también había contribuido a la fundación del
Grande Oriente Español, financiándolo con largueza.
Según la Historia del Supremo
Consejo del grado 33 para España y sus Dependencias y de la Masonería
Española, México, 1961, pp. 35-36 (Igualmente el Boletín
Oficial del Grande Oriente Español, núm. 254, Madrid, 30 junio
1913, pp. 81-83) el cuadro lógico del Supremo Consejo quedaba así:
Soberano Gran Comendador: Luis
Simarro Lacabra.
Teniente Gran Comendador: Andrés
López-Rodríguez.
Gran Orador: José Moreira Espinosa.
Gran Secretario y Canciller: Víctor
Gallego.
Gran Tesorero: Victoriano Alonso
Rodríguez.
Gran. Maestro de Ceremonias: Alonso
López del Villar.
Gran Experto: Enrique Gras Morillo.
Gran. Capitán de Guardias: Félix
Gámir.
El cese en 1917 de Simarro como Gran
Comendador fue debido, por una parte, a que el mandato de cuatro años
para el que había sido elegido terminaba en 1917, y por otra a que su
presencia era requerida en otro puesto de más responsabilidad. En
efecto, en enero de 1917 había fallecido el Gran Maestre del Gran de
Oriente Español, Dr. Miguel Morayta, Catedrático de Historia Universal
de la Universidad de Madrid y fundador de dicho Grande Oriente
Español, constituido el 5 de abril de 1888 por la fusión de la mayoría
de las Logias del Grande Oriente de España y del antiguo Grande
Oriente Nacional. Tras la fusión adoptó el título de Grande Oriente
Nacional de España, y a partir del 21 de mayo de 1889, el de Grande
Oriente Español, cuya dirección ostentó Morayta hasta su muerte.
Al quedar vacante el cargo fue ocupado
interiormente por Antonio López Villar y José Lescura Borrás,
Vicepresidentes 1º y 2º del Gran Consejo de la Orden, desde enero de
1917 hasta junio del mismo año. Y en junio de 1917, la Gran Asamblea
proclamó como Gran Maestre por «haber sido elegido casi por unanimidad
por el pueblo masónico” a Luis Simarro, cuyo cargo desempeñó hasta su
muerte en junio de 1921, siendo sustituido por Augusto BarcÍa Trelles,
quien desempeñó el cargo hasta 1922, y nuevamente desde 1928 hasta
1933, en que por vicisitudes políticas, renunció al cargo.
Por tanto, Luis Simaro fue Gran
Maestre del Grande Oriente Español desde enero de 1917 hasta
prácticamente su muerte en junio de 1921.
Otras de sus actividades se centró en
la defensa de los derechos humanos. En Barcelona se le proponía como
director del centro «Los derechos del hombre». La propuesta debió de
inspirarse en la gran obra realizada por Simarro en la cuestión de
Ferrer y Guardia, sobre el que había publicado en 1910 dos gruesos
volúmenes con el título de El proceso de Ferrer y la opinión
europea. La idea de la creación de la «Liga Española para la
Defensa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano» cristalizó a fines
del año 1913, a raíz de una campaña en defensa de la libertad de
conciencia. En una de sus primeras circulares se especifica que la
Liga «sólo se encamina a la consecución de un objetivo determinado,
que interesa igualmente a hombres de diversas religiones y partidos
políticos y a individuos y agrupaciones de todo género, pues el fin de
ella es precisamente la defensa de los derechos individuales
inherentes a la personalidad humana, que por ser considerados
anteriores a toda legislación y convención social, se han llamado por
antonomasia inalienables e ilegislables y que históricamente se funden
en los principios de justicia comunes a todos los pueblos
civilizados... La Liga sólo se propone la defensa del derecho, no en
modo alguno la conquista del poder, y en esto se distingue
precisamente de todo partido político. Es, por tanto, la Liga, una
asociación fuera de dichos partidos y colocada entre unos y otros y
por encima de todos ellos, y a su obra pueden concurrir todos los que
aspiren al fin concreto de afirmar y extender los derechos del hombre,
sin renunciar a sus compromisos de escuela, religión o bando
político». El Comité Nacional estaba encabezado por Luis Simarro,
Benito Pérez Galdós y Roberto Castrovido. Entre los demás componentes
del comité nos encontramos a no pocos masones, como Augusto Barcia,
Enrique Barea, Odón de Buen, Eduardo Barriobero, Nicolás Salmerón,
etc.
Uno de las actuaciones más conocidas
de Simarro como Presidente de la Liga Española fue la campaña en favor
de Miguel de Unamuno perseguido en 1920 por supuestos delitos de
imprenta. También se movió en su condición de Gran Maestro de la
masonería enviando a todas las logias de su jurisdicción una circular
que tuvo enorme adhesión.
Extractado de: José A. Ferrer Benlmeli, “El Dr. Simarro y la masonería
Apuntes biográficos”, en Investigaciones Psicológicas, 4
(1987), ed. Universidad Complutense, Madrid. 1987, pp. 211-234.
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