TRATADOS DE LOCARNO (1925)
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El Hermano
Gustav Stresemann, J. A. Chamberlain y el Hermano Aristides Briand
en Locarno, Suiza, 1925 |
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Comprometidas las
Obediencias masónicas de los diversos paises en que la Sociedad de
Naciones sirviera como instrumento efizaz para garantizar la paz
mundial, no dudaron en movilizarse para encontrar soluciones
pacíficas negociadas que evitasen los conflictos bélicos
internacionales. Uno de estos ejemplos lo constituyeron los ocho
Acuerdos de Locarno fueron firmados por los representantes de
Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Alemania, Reino Unido, Reino de
Italia y Polonia en la ciudad suiza de Locarno el 16 de octubre de
1925 con el objetivo de reforzar la paz en Europa después de la I
Guerra Mundial.
Fueron el fruto de una
serie de reuniones en las que intervinieron, entre otros, los
ministros de Asuntos Exteriores alemán (el H:. Gustav Stresemann),
francés (el H:. Aristide Briand) y británico (Joseph Austen
Chamberlain), así como el jefe de gobierno italiano Benito
Mussolini.
Los ocho documentos
incluían:
- Un acuerdo de garantías
mutuas entre Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y Bélgica.
- Un acuerdo de arbitraje
entre Bélgica y Alemania.
- Un acuerdo de arbitraje
entre Francia y Alemania.
- Un acuerdo de arbitraje
entre Alemania y Polonia.
- Un acuerdo de arbitraje
entre Alemania y Checoslovaquia.
- Una propuesta de
alianza entre Francia y Polonia.
- Otra entre Francia y
Checoslovaquia.
- Una declaración de los
firmantes del acuerdo de garantías mutuas sobre la manera de
interpretar ciertos puntos de la carta de la Sociedad de Naciones.
En el primero de los
acuerdos, Francia, Alemania y Bélgica reconocían mutuamente sus
fronteras y se comprometían a respetarlas. Se estableció que
Renania, una región histórica cuyo territorio formaba parte de
estos tres países, se consideraría zona neutral desmilitarizada.
También se acordó el arbitraje obligatorio en el caso de
conflictos entre Alemania y Francia, Bélgica, Polonia y
Checoslovaquia. Los tratados debían aplicarse dentro del marco de
la Sociedad de Naciones.
Aunque el espíritu que
inspiró estos compromisos contribuyó a mejorar las relaciones
entre Francia y Alemania, la situación empeoró en la década de
1930 cuando el dictador alemán Adolf Hitler denunció el principal
Tratado de Locarno y ordenó la remilitarización de Renania en
1936, iniciando una política agresiva en Europa central, que al no
recibir respuesta por parte de los otros signatarios de los
Acuerdos condujo tres años más tarde a la II Guerra Mundial.
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