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La influencia del pensamiento garibaldino en la conformación republicana uruguaya

Seminario Internacional
“Garibaldi Primo Massone d’Italia”
Génova – 28 de Abril de 2007

Ge[1].04  La influencia del pensamiento garibaldino en la conformación republicana uruguaya Ge1Ec. Elbio Laxalte Terra, Gran Maestro del Gran Oriente de la
Francmasonería Mixta Universal.

La influencia del pensamiento garibaldino en la conformación republicana uruguaya.

Preámbulo

Quiero destacar al momento de comenzar esta ponencia, lo oportuno de reflexionar sobre nuestro Q.·. H.·.José Garibaldi, su vida, acción y pensamiento, y no solamente por el hecho de cumplirse el 200 aniversario de su nacimiento, sino esencialmente – en estos primeros años del siglo XXI – para rescatar su modernidad, y para encontrar nuevamente esa inmensa capacidad de liderazgo que hizo del personaje y de quienes compartieron con él sus sueños, elementos sustanciales de transformación y progreso.

Pero, aun más, cuando, como todos sabemos, Garibaldi es un personaje inmortal de nuestra Institución Masónica Universal. Y, habiendo sido iniciado masón en Montevideo, la capital del Uruguay, territorio en donde defendió los ideales de libertad y solidaridad, naturalmente un gran puente une entonces el Uruguay con Italia, lo que justifica nuestra presencia hoy, aquí en este evento y que mucho agradecemos por la invitación que se nos cursara.

Introducción

Entre los años 1900 y 1930, el Uruguay sufrió un proceso de transformaciones profundos que lo llevó a ser considerado una avanzada de progreso en el continente americano y aun en el plano mundial. Incontestablemente fue bajo el liderazgo del José Batlle y Ordoñez, dos veces Presidente de la República , y sus seguidores, que se dio esa verdadera revolución democrática republicana, que marcó el siglo XX uruguayo hasta el presente.

Se unificó el país y se instauró la paz, dando por terminada la época de las guerras civiles casi permanentes. Se fortaleció de esta manera el poder del Estado.

Políticamente, se introdujeron reformas democráticas profundas: Se instauró el voto universal y secreto, incluyendo el voto femenino y dando el derecho de voto a los inmigrantes que optaran por la ciudadanía.

Se fortaleció el Estado como un instrumento de integración nacional y social. El Estado, en la nueva versión, debía ser interventor y benévolo, preocuparse por los más débiles, desde una perspectiva igualitaria e integradora en lo social y político.

Se instauraron gobiernos municipales en todo el país, democráticamente electos.

Desde el ángulo económico, el estado asumió un rol protagónico, estimulando la industrialización, tomando iniciativas concretas como en los seguros y la pesca, y nacionalizando algunos sectores estratégicos, como transporte ferroviario y energía.

Se potenció la banca nacional poniéndola al servicio del desarrollo endógeno.

Desde el punto de vista social, se instauraron leyes de protección a los sectores más débiles, se potenció la salud pública y se legisló en materia laboral, en particular la ley de 8 horas de trabajo, se universalizó el sistema de jubilaciones y pensiones. Se instauró el divorcio legal, incluyendo el divorcio por la sola voluntad de la mujer.

Se universalizó la educación pública obligatoria, gratuita y laica. Se creó la educación técnica profesional y la universidad pública. Se estimuló el ingreso masivo de la mujer a la educación pública.

En 1905 se retiraron los crucifijos de los establecimientos públicos, y se concretó constitucionalmente en 1916 la separación definitiva de la iglesia y el estado.

Esta somera descripción da una idea de los profundos cambios democráticos y sociales introducidos en nuestro país a principios del siglo XX.

Naturalmente que estas reformas tienen antecedentes ideológicos, doctrinarios y experiencias prácticas en los campos sociales y políticos.

Debemos señalar primeramente la fuerte influencia sobre nuestros luchadores por la independencia del dominio español, de las ideas revolucionarias francesas y estadounidenses. Las ideas del Siglo de las Luces estuvieron muy presentes en todo el continente americano.

Y luego el socialismo, en sus múltiples variantes, poniendo énfasis en la cuestión social.

Y dejamos para el final, pues es el propósito principal de este trabajo, la fuerte y decisiva influencia de Garibaldi, de los ideales que canalizaba, y de los garibaldinos que estuvieron llegando a nuestras tierras, reforzando esa presencia de una manera decisiva.

El republicanismo

Antes de adentrarnos en el aporte específicamente garibaldino a la conformación republicana uruguaya, permítaseme realizar una pequeña desviación teórica para señalar cuales son los aspectos centrales de los ideales republicanos, tales como se fueron conformando históricamente.

Tenemos el pensamiento clásico y la república romana. Su persistencia en algunas ciudades – estado de la Italia renacentista; las provincias holandesas cuando se liberaron de la monarquía hispánica, el republicanismo inglés de la revolución constitucional del siglo XVII, los años fundacionales del constitucionalismo norteamericano y parte sustancial del ideario de la Revolución Francesa.

El denominador común es un núcleo compuesto de dos elementos esenciales:
1) Una concepción “anti-tiránica”, contraria a toda dominación. Es decir, la reivindicación de la libertad como esencia común a toda idea del republicanismo, y
2) La persistente defensa de ciertos valores cívicos, indispensables justamente para lograr la libertad deseada.

Los valores esenciales que republicanismo exalta, sin dudas son: la igualdad, la simplicidad, la prudencia, la honestidad, la benevolencia, la frugalidad, el patriotismo, la integridad, la sobriedad, la abnegación, la laboriosidad, el amor a la justicia, la generosidad, la nobleza, el coraje, el activismo cívico, la solidaridad, y de una manera genérica, abarcativa de la actitud republicana, el compromiso con la suerte de los demás.

Entonces, cuando hablamos del republicanismo, estamos hablando de algo más que una teoría; estamos haciendo una referencia a un estilo de vida particular que debiera ser la de un ciudadano virtuoso, al servicio de su comunidad.

El republicanismo, entonces, aparece con una propuesta de organización social, donde la idea básica es la independencia del ciudadano. Por ello las instituciones políticas de la sociedad deben orientarse a asegurar la independencia de las personas, es decir, asegurar su no-dominación.

El Garibaldismo

El fenómeno que llamamos “garibaldismo” comprende dos épocas y dos circunstancias de un entramado donde se mezclan complejas situaciones de tipo político y social, en dos regiones distantes y étnicamente diferentes, pero amalgamadas por una misma presencia, la de José Garibaldi. Las dos regiones, naturalmente son la América meridional e Italia. Pero dos realidades con rasgos comunes, pues en ambas regiones se trataba de conformar o consolidar los Estados nacionales; y en ambas regiones había una presencia extranjera que obstaculizaba ese desarrollo hacia la unidad nacional.

También hay que tener en cuenta la base social del fenómeno que catalizó Garibaldi, que fue la inmigración italiana en el Río de la Plata , y particularmente en Uruguay.

Sucesivos acontecimientos políticos sociales en la península itálica estimularon el flujo migratorio hacia estas regiones. Aparte del propio Garibaldi, es fundamental en el armado doctrinario de esta sensibilidad “garibaldista” el arribo a nuestra región de Juan Bautista Cúneo, el temprano amigo de juventud de Garibaldi, mazziniano militante, miembro de la “ Joven Italia ”, quién desarrolló una proficua actividad propagandística y periodística.

Dos acontecimientos vinculan a estos exiliados con la realidad local, comprometiéndose con ellas. La Revolución Farrupilha en Brasil (1835-1845) y el conflicto internacional con fuertes repercusiones internas que enfrentó a Uruguay y Argentina, llamado la Guerra Grande (1839-1852).

La Guerra Grande (1839 – 1852) en territorio uruguayo se protagonizó principalmente a través del sitio de Montevideo, la capital uruguaya, por las fuerzas coligadas de argentinos y colaboradores nacionales. Montevideo contó con la ayuda de los inmigrantes franceses e italianos. Montevideo, en este período, sobre 31.000 habitantes, contaba con alrededor de 6.400 italianos.

Garibaldi en Montevideo

Los inmigrantes italianos que llegan a estas tierras encontraron un país con una Constitución republicana aprobada en 1830, y un sistema representativo. El país estaba empezando a forjar su identidad. Y se encontraba amenazado por el gobierno autoritario y despótico existente en Argentina en esos tiempos, comandado por Juan Manuel de Rosas.

Las generaciones de italianos que llegan por esos años, vienen enriquecidas con los estímulos republicanos parlamentarios de la revolución de julio de 1830 en Francia, las experiencias institucionales de los Estados Unidos y las ideas del romanticismo europeo. Y se encontraron también con criollos que deseban consolidar los sistemas republicanos y representativos. A pesar de la pequeñez local, existe una intensa vida política e intelectual, estimulada por el cosmopolitismo de los inmigrantes y exiliados europeos y americanos que convergieron en ese oasis de libertad, tolerancia y democracia, amenazado por la tiranía.

Se editan algunas publicaciones liberales, como “ El Iniciador ”, de inspiración republicana y saint-simoniana, y “ El Nacional ” que llevaba la divisa mazziniana de “ Libertad – Igualdad – Humanidad ”. En ambos colaboraba fuertemente Gianbatista Cuneo.

A esta ciudad llega Garibaldi acompañado de su esposa Anita y su hijo Menotti. Para defender Montevideo de los ataques argentinos, se forma una Legión Francesa, y Garibaldi forma la “ Legión Italiana ”. Notemos la utilización del término “italiano”, pues, no era técnicamente correcto desde el punto de vista del derecho internacional, pues aun no existía el Estado Italiano. La comunidad peninsular y la Legión , estaba compuesta por personas provenientes de diversas regiones que hablaban sus propias lenguas. Es en el Montevideo sitiado, donde empieza a promoverse la unidad italiana con la utilización común de una lengua, el italiano, de la difusión de una idea de patriotismo y unidad a partir del periódico escrito en italiano y de distribución gratuita que edita Cuneo, y que se llama justamente “ L’italiano ” que se publicó en 1841 y 1842, y el liderazgo aglutinador de Garibaldi.

No voy a realizar una semblanza, pero si decir que hablar de Garibaldi es hablar de una expresión de libertad. El encarna en su persona y en su ejemplo el ideal republicano más auténtico, pues practicó y vivió bajo esos valores que el republicanismo venera. Puso la causa de la libertad y de lucha contra la opresión en el centro de su vida, sin pedir nada a cambio, a pesar de haber vivido en la más absoluta humildad y pobreza.

El General Fructuoso Rivera, que estaba en el gobierno de Montevideo, le ofreció distribuir tierras para los integrantes de la Legión Italiana como recompensa a su labor voluntaria en defensa de la ciudad. Y Garibaldi le respondió en una carta que lo retrata de cuerpo entero: “… los legionarios, convencidos que es deber de todo hombre libre luchar por la libertad, en cualquier lugar que haya tiranía, sin distinción de tierra ni de pueblo, porque la libertad es patrimonio de la humanidad, rehusaban aceptar cualquier compensación por el deber cumplido combatiendo por la libertad de Montevideo” .

El 10 de abril de 1860, respondiendo desde Turín al Presidente uruguayo de la época, Joaquín Suárez, quién insistía en pagar a Garibaldi por sus servicios en la defensa de Montevideo, decía: “Entre vuestros valientes conciudadanos he aprendido cómo se combate al enemigo, cómo se soportan los sufrimientos y, sobre todo, cómo se resiste con constancia, en defensa de los derechos sagrados de los pueblos, a la prepotencia liberticida de los déspotas” … “No me debe nada vuestra bella patria, yo cumplí humildemente con mi deber de soldado de la libertad y estoy orgulloso de mi título de ciudadano de la República ” .

Un aspecto más sobre Garibaldi, que nos dice más que cualquier manifiesto doctrinario. Garibaldi fue el primer emancipador de esclavos en los países del Atlántico. No sería extraña a su influencia, que el Uruguay en guerra aboliera la esclavitud en 1842. El Brasil sólo lo hará en 1888.

Garibaldi dejó una profunda huella en el Uruguay, entre sus compatriotas que convivieron con él y sus descendientes, como entre los criollos que pelearon a su lado. Solo un ejemplo: quien sería más tarde Presidente de la República , y padre del también Presidente y reformador José Batlle y Ordoñez, que mencionáramos al principio de este trabajo, el General Lorenzo Batlle, peleó bajo las órdenes de Garibaldi en las campañas por la defensa de Montevideo. Era impensable convivir con Garibaldi, y no impregnarse de su entusiasmo por los ideales liberales.

El 15 de abril de 1848, Garibaldi, y 63 de sus legionarios, italianos y algunos uruguayos, se embarcan en el navío “ Speranza ” hacia el continente europeo para reemprender su lucha por sus principios republicanos y liberales y por sus sueños de unidad italiana. Garibaldi estaba entrando en una dimensión universal.

El garibaldismo sin Garibaldi

Entre el final de la Guerra Grande en 1852 y el comienzo del siglo XX, más de 120.000 italianos dejaron la península para llegar a nuestro territorio. En buena medida, ellos trajeron la leyenda, las ideas y los sueños que encarnaban Garibaldi y los Camisas Rojas. El 20 de Septiembre de 1870, concretaba la unidad italiana. Pero la República , idea tan cara a Mazzini, Cúneo, y el propio Garibaldi, quedaba postergada. También nuevas ideas, como el anarquismo y el socialismo, entre otras, empezaban a tomar estado social a partir del desarrollo de la clase obrera y otros sectores trabajadores urbanos como los artesanos. Garibaldi mismo no fue ajeno a este desarrollo de ideas, y miró con simpatía los movimientos internacionalistas. Aun hoy existen autores que reprochan a Garibaldi el haber subsumido su republicanismo a la conducción monárquica del proceso de unidad. Sea como sea, los italianos que llegaban a estas tierras venían a sumarse a una colectividad preexistente profundamente influenciada por la presencia física y el liderazgo espiritual garibaldino durante la Guerra Grande.

Un aspecto muy singular, fue la llegada de italianos fuertemente anticlericales, injertando en nuestra sociedad un aspecto inédito, pero justificado, pues también empezaban a llegar a aquellas lejanas tierras la intolerancia religiosa. En 1861, siendo presidente de Uruguay un singular personaje, Bernardo Berro, de origen sefardí, católico liberal y masón, tuvo que hacer frente a una situación inédita, que la Iglesia Católica , administradora de los cementerios, no quería enterrar a un ciudadano fallecido, Enrique Jacobsen, por su condición de masón. Esto obligó al gobierno a dictar un decreto el 18 de abril de 1861, hizo ahora justamente 146 años, en donde se secularizaron los cementerios del país saliendo de la órbita eclesiástica y pasando al dominio municipal. Este fue el primer conflicto grave con la Iglesia a nivel uruguayo, que se continuaría hasta 1905, en donde se plantea abiertamente la total separación de la iglesia y del estado, que quedó definitivamente incorporado a la Constitución Nacional reformada en 1916.

Esta llegada masiva de inmigrantes iba a cambiar sustancialmente la propia sociedad uruguaya. No solo nuevas ideas ingresaron con ellos; también una aceleración en la complejidad social, principalmente un aumento considerable del elemento obrero y artesano, pequeños campesinos y profesionales liberales. De igual manera se dio otro importante proceso que fue el desarrollo de la sociedad civil: los inmigrantes fueron muy activos en la creación de sociedades de apoyo mutuo, clubes sociales, sociedades de fomento, mutualistas médicas, y también las primeras sociedades de resistencia y sindicatos. Hacen su aparición el luchador social y el movimiento reivindicativo.

A comienzos del siglo XX, es decir, cuando el Uruguay comienza el proceso de reformas sociales y políticas que hacen de él el primer país socialdemócrata del continente y uno de los primeros Estado de Bienestar del mundo, la presencia italiana era insoslayable, y entre ellos, los fuertes componentes republicanos y anarquistas, y entre los cuales estaba impregnado el espíritu del 20 de Setiembre y de la Brecha de la Porta Pía. Y, un hecho muy importante, fue la facilidad con que el inmigrante de origen italiano se asimilaba al elemento criollo hispánico. Muchos libertarios italianos expulsados de otros países, notablemente de Argentina, encontraron refugio en Uruguay. Fueron sobre todo italianos quienes crearon el Centro Internacional, que amalgamó a los elementos obreros e intelectuales de la época, y fueron italianos quienes estuvieron entre los primeros elementos fundadores del partido socialista.

En 1908, de los 800.000 habitantes que tenía el país, los italianos eran 62.000. Esto nos da un paisaje claro del significado social, cultural, político y económico de la presencia italiana en Uruguay a comienzos del siglo XX.

Garibaldi y la masonería

Garibaldi, según los documentos de archivo en poder de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay, fue iniciado en agosto de 1844 en la Logia francesa “ Les Amis de la Patrie ”. Garibaldi estuvo siempre vinculado a las logias masónicas, en Nueva York, en 1850, en Londres en 1853 y 54. En 1860 fue exaltado al grado de Maestro Masón.

Garibaldi fue combatido por una vertiente masónica de influencia inglesa, que lo veía como politizando a la francmasonería. Sin embargo la primera asamblea constitutiva de la masonería italiana realizada en Florencia en 1864, lo confirmó como Gran Maestro, reafirmando que las encrucijadas por las que atravesaba Italia no podía estar separada de la masonería. En 1867, previo a la asamblea masónica de Nápoles, Garibaldi lo señaló de esta manera: “ Todavía no tenemos un país porque no tenemos a Roma … Soy de la opinión que la unidad masónica conducirá a la unidad política de Italia … hay que dejar de lado las pasiones profanas y en conocimiento de la alta misión que la institución masónicas nos ha confiado, cumplir en crear la unidad moral del país ”.

Para Garibaldi la masonería no podía estar separada de la sociedad. Por ello impulsó su vinculación con los movimientos obreros y sociales de la época, incluso apoyando a la Internacional obrera. Por ello también y según documentos de archivo de 1867, Garibaldi abrió la iniciación masónica a las mujeres.

La fuerte inmigración italiana hacia Uruguay en el último tercio del siglo XIX tuvo una resultante inesperada sobre la masonería local. Esta estaba integrada por miembros de la sociedad generalmente encumbrados y de familias tradicionales: comerciantes y propietarios, profesionales, militares de alto rango. Ella no abría sus puertas a una realidad humana poco preparada para una institución con fuertes componentes culturales, como es la masonería. Esta realidad cambia cuando arriban inmigrantes con preparación profesional e intelectual, y calificaciones mejores que las locales. Esto provocó un estremecimiento en la institución masónica, que paulatinamente fue redefiniendo sus objetivos hacia un sentido más social, de amplia impronta en la sociedad finisecular. Porque es principalmente a partir de esa fuerte impronta, que se formulan los grandes objetivos de impulsar la educación popular y laica, la secularización de la sociedad y del Estado, se afianza el republicanismo como concepción doctrinaria, y se dan pasos decisivos en la consolidación de una sociedad civil hasta el momento muy débil, a partir de la creación de un tejido de organizaciones civiles, que cambió radicalmente el panorama social uruguayo.

Conclusiones

Tres conclusiones se imponen al término de este trabajo.

1) Primera Conclusión : El Uruguay permitió al fenómeno garibaldiano dos cosas:

Primero, prefigurar la unidad italiana antes de tiempo, pues todos los peninsulares en Montevideo, en la época de la Legión Italiana , fueron unidos por un sentimiento de libertad inflamado por Garibaldi, pero sobre todo por una sola lengua representando un solo pueblo, el italiano, prefigurando la Nación Italiana antes que en la propia península, donde imperaban más las divisiones políticas y los dialectos regionales que la Nación y el idioma que sería común, más tarde. Fue en Uruguay, que se hizo realidad, por primera vez, el ideal tan deseado de configuración coherente de la Italianidad.

Y luego, desplegar los ideales que concretarían la República , la que Garibaldi no pudo ver y que llegaría en Italia mucho más tarde que en nuestro territorio.

Segunda Conclusión : La influencia del pensamiento garibaldino en la conformación del republicanismo uruguayo, no sólo es innegable, sino que fue históricamente necesario para su existencia.

Hemos creído demostrar que la presencia garibaldina durante el siglo XIX, sea a partir de la presencia directa del héroe, como de su influencia entre sus contemporáneos, italiano o no, y sus descendientes, como la prolongación y complementación doctrinaria de su influencia a través de las sucesivas oleadas migratorias, conformaron un estado espiritual que aportó de manera decisiva a la modernización de la sociedad uruguaya, con una fuerte impronta republicana.

El pensamiento garibaldino aportó el perfil democrático popular, virtudes republicanas, como la modestia, la humildad y frugalidad en el tratamiento de la cosa pública, la sensibilidad social y la solidaridad, el supremo amor a la libertad, y un coraje en la lucha insuperable. Aportó un sentimiento de unidad nacional y un anticlericalismo, no antirreligiosidad, que se tradujo en el impulso de la laicidad y separación de la iglesia y del Estado.

Tercera Conclusión : El pensamiento garibaldino, a 200 años del nacimiento del héroe, es absolutamente moderno, y fuente de inspiración para la construcción de un futuro de progreso.

Su modernidad viene de sus ideas: ¿qué cosa más importante en el mundo de hoy, que la unidad, no ya de los Estados nacionales, sino de las regiones? El sentimiento de unidad, pero asimilado al cosmopolitismo de Garibaldi, ¿no es una fuente inspiradora y antecedente legítimo? Pero en esta misma línea, ¿puede existir unidades regionales, o unidad internacional sin república, o lo que es lo mismo, sin justicia social, sin solidaridad?

Si la construcción del futuro pasa por la unidad de la humanidad, por la libertad y por la justicia, no necesitamos mucho más que beber de las fuentes garibaldinas, para encontrar el coraje en la edificación de un mundo nuevo.

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