La Masonería No es una religión.
La masonería no es una religión, pues no tiene dogmas, carece de cuerpo doctrinal al cual se llegue a través de la fe, la masonería respeta todas las creencias, la institución alberga por igual a judíos, musulmanes, cristianos, católicos, mormones, o de cualquier otro credo, solo se exige al individuo admitir la existencia del ser supremo, con la denominación que se le quiera dar.
La Masonería No es una secta.
Porque que no busca la sumisión de sus miembros a ningún gurú o líder, sino que, por el contrario, ofrece a cada uno de sus miembros un camino individual de autoaprendizaje para mejorarse a sí mismo.
La masonería no admite menores de edad en sus logias y se dirige sólo a personas libres dotadas de autonomía como individuos. La logia no da consignas a sus miembros que condicionen sus vidas privadas, su actividad profesional o el desarrollo de cualquier cargo público, ni somete a sus miembros a ningún tipo de dirección espiritual.
La masonería No es un club social.
Aunque entre sus miembros puedan nacer vínculos de amistad personal y de relación social.
La masonería No es una organización de caridad.
Aunque pueda apoyar la creación y mantenimiento de actividades humanitarias y de bienestar social.
La Masonería No es un partido político.
La Masonería no es un partido político, no es un sindicato, no es ni siquiera un grupo de presión. No intenta, ni lo desea, tomar el poder político, porque la masonería no pretende reformar la sociedad, ya que el único fin que persigue es perfeccionar al hombre, individualmente considerado. La enseñanza de la masonería es de carácter moral y filantrópico, despierta el espíritu crítico de los individuos, asÌ como el repudio a los tiranos y a las tiranías.