En entrevista con el Diario Austral de Temuco, el Gran Maestro de la Gran Logia de Chile Luis Riveros Cornejo, se refirió a la actual crisis de confianza que vive el país, "hoy somos egoístas, materialistas y hemos perdido el valor de mirar el futuro como un capital del presente", expresó.
A continuación se reproduce la entrevista publicada el pasado jueves 24 de marzo.
"Ciudadanos sin formación valórica, ya que no lo contempla el actual sistema educativo ni la reforma educacional, y una instrumentalización de los partidos políticos como centros de poder, están dentro de las razones que esgrime el profesor Luis Riveros Cornejo, gran maestro de la Gran Logia de Chile, para explicar la actual crisis de confianza ciudadana en la institucionalidad.
El académico y ex rector de la Universidad de Chile fue invitado ayer a Temuco por el movimiento Juventudes Radicales a la calle y ofreció en el templo masónico la charla "Institucionalidad postrada: La crisis de la confianza ciudadana".
-Cuál es el diagnóstico que explica por qué existe esta crisis de confianza ciudadana en el país?
-La crisis se ha validado con el accionar político, pues existe poca relevancia de los partidos en las discusiones de política pública. También están los desengaños que sufre la gente ante las promesas y el sentido cortoplacista que existe en la sociedad. Todo eso ha ido creando este escenario de desconfianza que ahora se ha nutrido de incidentes vergonzosos vinculados con dineros irregulares que se usaron para financiar campañas.
-¿Cuál es el grado de responsabilidad de la ciudadanía en esta crisis?
-La ciudadanía tiene culpa porque tiene una visión muy materialista de las cosas, muy exitista, poco solidaria y una perspectiva muy parcial y acotada. Eso ha redundado en el tipo de políticos que tenemos.
-Si la ciudadanía está así es por la formación que tuvo. ¿En qué minuto usted hace el punto de inflexión?
-Eso empezó con el Gobierno Militar, cuando se pensó que todo lo que era educación cívica era innecesario. Pero resulta que eso se fue validando posteriormente y lo compramos en los gobiernos democráticos. Es impresentable que en un cuarto de siglo de democracia no se haya repuesto la educación cívica en la educación. Y que todo lo que llamamos reforma educacional son puras definiciones financieras y estructuras administrativas, pero no educación.
-¿Es la gratuidad entonces una moneda de cambio para el mantenimiento de los partidos en el poder?
-Hay una gran inspiración populista. Yo hubiese esperado que este Gobierno recuperara primero la educación pública. No hubo un plan tampoco del tipo de país que queremos para el futuro y la educación que se necesita para ello. Aquí estamos dándole gratuidad a cualquier cosa, independiente del país que queremos construir. No nos hemos acostumbrado a pensar en la educación como una decisión estratégica de país.
-¿Y cuál es la culpa de los partidos políticos en todo esto?
-Dejaron de ser centros de pensamiento y se transformaron en centros de poder para repartir cargos, candidaturas y ahora recursos que vendrán de la ley de financiamiento. Ya no son los partidos que tienen visiones políticas. Basta ver las discusiones parlamentarias donde no se ve ninguna consecuencia como estructura de principios.
-¿Y dónde quedan los valores de la República?
-Se han ido debilitando, como el valor de la tolerancia. Ya no somos un país en donde los ciudadanos estaban acostumbrados a tener divergencia de opiniones. También se terminó ese sentimiento de solidaridad de que somos todos iguales. Hoy somos egoístas, materialistas y hemos perdido el valor de mirar el futuro como un capital del presente.
-Es suficiente la agenda de transparencia para lidiar con los casos de financiamiento político?
-Es buena la agenda, pero la transparencia se debe poner en nuestros corazones. Eso significa que tenemos que educarnos de una manera distinta y a las futuras generaciones. Esto no es sólo que si nos pillan hay castigo.
-Qué aspectos debería incluir una próxima Constitución en beneficio de esta crisis?
-La educación debe volver a ser responsabilidad del Estado y hay que terminar con el concepto de subsidiario. Hay que cuidar que el Estado tenga mínimos insoslayables con respecto a pensiones, salud pública y gastos de educación.
-Y la ciudadanía está preparada para hacer esta nueva Constitución?
-No y eso le da a los políticos carta blanca para poder interpretar y hacer las cosas como se quieren. Yo habría soñado con una propuesta desde el Ejecutivo que fuese analizada por el Congreso y por una Asamblea Constituyente.
-¿En qué puede terminar esta crisis de confianza?
-Puede terminar en una explosión social, en manifestaciones y ese es el espacio que puede aprovechar un líder populista. Lo que sería peor".
Fuente: www.australtemuco.cl
Andrea Arias