La Masonería chilena cumplió 150 años el pasado jueves. Importantes ceremonias y eventos se realizaron para festejar tan magna fundación. Entre tantas, la celebración de la Tenida Aniversario destacó de manera especial por realizarse en el Salón Plenario del Congreso Nacional, y en la cuna de la Gran Logia de Chile: Valparaíso. Sin embargo, el desafío de hacer la ceremonia más importante, el ritual masónico, en un "lugar profano", implicó prepararlo en una ceremonia previa a su realización, junto con el traslado de todos los elementos rituales y simbólicos propicios. Por dos horas, el establecimiento legislativo se transformó en "un Templo" como los construían los masones originarios de Europa en las posadas y en los campos abiertos.
Conseguidos los primeros pasos, la Gran Logia de Chile realizó la Tenida más importante de su historia más que centenaria. Más de 1400 masones chilenos llenaron las aposentadurías del palacio parlamentario, estableciendo la marca histórica de ubicarse entre las tenidas con mayor asistencia del mundo, comparándose solo con una tenida realizada por la Gran Logia Unida de Inglaterra en el Teatro Royal Albert Hall de las Artes y de las Ciencias de Londres, según cuentan los estudiosos.
Especial relevancia tuvo el sentido y alcance plenamente republicano del recinto, cuya disposición interna es absolutamente funcional a los propósitos de la liturgia Masónica, y cuya historia está cargada de los hitos y aportes de la historia de la Augusta Orden, en que desde la tribuna o desde el sitial parlamentario, ha generado tantas y tantas iniciativas en pro del bien común y de la Patria, como ha sido ampliamente reconocido en los diversos homenajes rendidos a la Institución, con motivo de estas efemérides.
Con discreción, trabajo intenso y pulcritud, los masones, en su mayoría de los Talleres de la Jurisdicción Valparaíso, en conjunto con el equipo de la Gran Oficialidad, organizaron todos los detalles y resguardaron los trabajos, todo ello con la gentileza del Congreso Nacional.
Lo vivido al interior no se puede contar, pero se puede imaginar. Quienes asistieron salieron con el corazón henchido y emocionados, impactados por la masiva concurrencia y el ambiente sereno y fraternal en que se desenvolvió este histórico acto. La Tenida del Sesquicentenario fue única e inolvidable.