Nuestra Logia
El 10 de octubre de 1992 se consagra la Respetable Logia La Constitución nº 63, continuando con una larga tradición de masonería en la provincia gaditana. Gracias al impulso de siete gaditanos (de vecindad, que no de origen) retoman fuerza y vigor los trabajos masónicos en esta tierra heredera de una tradición y espíritu de tolerancia que permaneció desde el siglo XVIII.
Hablar de la masonería gaditana es hablar de más de doscientos años de presencia de masones en nuestras latitudes. Desde la época dorada de la actividad comercial de sus puertos con América, Cádiz ha constituido una fuente inagotable de logias y de masones. No es casualidad que la presencia de comerciantes, marinos y transeúntes de las más diversas nacionalidades conformasen el carácter abierto y liberal de la población que supo asimilar las costumbres, gustos y novedades que le aportaba esta presencia. De hecho, la primera noticia documentada que se tiene en Cádiz de un masón es en el año 1777 y referida a la documentación que se recoge al fallecimiento de un vicecónsul ruso en esta ciudad.
Por tanto, para entender las características de la masonería gaditana, hay que tener en cuenta que se trata de una encrucijada de pueblos y nacionalidades. En la actualidad, no ha perdido esa condición. La cercanía con Gibraltar (con un impresionante número de Logias respecto a su población) y a la Base Naval de Rota (donde radican varias Logias de norteamericanos) ha ido conformando el carácter cosmopolita y abierto de la masonería resurgida a partir del año 1992.
Desgraciadamente, la Guerra Civil supuso una lamentable fractura de la tradición masónica que ha sido superada a través de la Logia “La Constitución” con el entusiasmo y esfuerzo de miembros, que se han visto obligados a construir desde cero, para proseguir con los valores y principios de la masonería, sin haber disfrutado de los referentes y tradiciones de miembros de mayor edad (éstos desaparecieron con la Guerra: exilio o prisión, en el mejor de los casos).
Hoy, la masonería gaditana está compuesta por miembros de probado compromiso y entusiasmo. Fieles a los requisitos exigidos (hombre bueno, libre y de buenas costumbres) han sabido mantener viva la luz de la masonería en el Sur de Europa. Diferentes profesiones (médicos, administradores de fincas, abogados, marinos, funcionarios, etc.) componen las ocupaciones profesionales de este grupo de hermanos que, sin distinción de raza, credo o ideas, han continuado la presencia de la masonería en Cádiz.
Dentro de la masonería española, La Constitución constituye una Logia que ha superado la “mayoría de edad”, con una continuidad y mejora curso tras curso. Desde aquellas reuniones celebradas en pequeños locales alquilados en semi-clandestinidad, hoy puede presentarse ante la sociedad sin los prejuicios de un pasado ya superado. La masonería gaditana puede trabajar en sus obras benéficas sin temor al rechazo (ya pasó la época en que se ejercía la beneficencia sin poder decir que una logia era la que estaba ayudando a tal proyecto por temor a que su ayuda no fuese aceptada). Y, por otra parte, también pasó la época en que las reuniones tenían que celebrarse bajo eufemismos (“Club La Constitución”) o en el anonimato.
Hoy podemos decir con tranquilidad que la masonería existe en Cádiz, que quien quiera puede acercarse a obtener información y ya no es necesario volver a explicar (por enésima vez) que no es una sociedad secreta ni oculta. Quien lo desee puede consultar el Registro de Asociaciones del Ministerio del Interior y comprobar que está, perfectamente inscrita como asociación sin ánimo de lucro, la GRAN LOGIA DE ESPAÑA. Porque la masonería es un camino de perfeccionamiento individual que aspira a hacer mejor al ciudadano que cree que la tolerancia, la libertad, la igualdad y la fraternidad es un fin posible.