La virtud del silencio
Su hijo Shimón dijo: Todos mis días he crecido entre los sabios, y no he encontrado para el cuerpo nada mejor que el silencio; y lo principal no es la erudición sino la acción: y quienquiera que hable demasiado, genera pecado.
“Si me sigues, no me preguntarás sobre cosa alguna hasta que yo te haya hablado de ella”. ¿Aprender a escuchar? Sí, pero también y ante todo ejercicio de la virtud del silencio. El silencio es una sabiduría que muy pocos practican. Sin él no hay acceso a sí mismo, y quien no llega a sí mismo sigue sordo al mensaje ajeno. Tal es la enseñanza de esta parábola: la relación Maestro-discípulo expresa, según el Corán, la búsqueda del saber a cualquier precio, la paciencia que exige su adquisición y el ejercicio interior que requiere su asimilación y la reflexión sobre sus consecuencias.
Artículo extraído del número correspondiente a agosto-setiemebre de 1981 de El Correo de la Unesco