Columna aparecida en Diario Estrategia, 06 de febrero, 2013.
El sistema de selección de estudiantes es una expresión de la autonomía universitaria. Dicha selección debe basarse en la preparación previa de los jóvenes, la cual es responsabilidad del Mineduc en términos de la calidad y equidad con que ella se imparte. Se ha insistido en que el Ministerio debe administrar la prueba de selección; eso fue así cuando se trató de terminar con el DEMRE de la Universidad de Chile el año 2001, y lo es ahora a raíz de un informe de una consultora.
Este informe se basa en el desajuste entre lo que mide la PSU y lo que se enseña en la educación media; falla de esta última, toda vez que la PSU se basa en los programas que han de acometer las instituciones educacionales. Reseña, además, la inequidad presente en el sistema, dado que existen niños que no aprenden ni siquiera la mitad de lo que otros: falla sempiterna de las políticas del Mineduc. En esto se fundamenta la idea de cambiar la administración de la Prueba, debate de hace algunos años en el que participó activamente el Centro de Estudios Públicos, donde se desempeñó como investigador el actual ministro de Educación. La verdad es que el carácter de la PSU es el de ser un instrumento que ajusta bien a las principales universidades del sistema, aunque no necesariamente a otras que deberían considerar instaurar pruebas adicionales o sustitutas. La PSU es un termómetro que no puede ser culpado de la temperatura del enfermo, puesto que la enfermedad necesita de otros tratamientos aún no emprendidos.
Sin dudas, la prueba de Ciencias necesita correcciones y deben implementarse pruebas específicas por áreas. Esa es una responsabilidad de cada universidad. Pero el estudio que hemos conocido por parte de una consultora, basa sus recomendaciones en juicios de valor (como que la PSU aumenta la desigualdad) y en la experiencia estadounidense, en donde no se selecciona estudiantes para carreras profesionales, como es el caso de Chile. La intencionalidad política de sacar la administración de la PSU desde la Universidad de Chile y del Consejo de Rectores es un tema aparte, que amerita más bien una discusión política que una técnica.