De la Columna del Profesor Luis A. Riveros, académico Universidad de Chile, aparecida este 27 de julio de 2011 en Diario Estrategia. ¿No habrá que pensar –escribe- que el descontento de niños y jóvenes algo está diciendo sobre la frustración de sus sueños negados por una ceguera exitista?
En un reciente artículo el profesor Costas de la Universidad de Barcelona nos recuerda la necesidad de las preguntas difíciles. Lo hace en el contexto de la crisis griega, y sobre la idea, postulada por muchos economistas, de simplemente imponer una norma y un modo de gobierno a fin de que ese país cumpla con sus compromisos financieros.
Argumenta que la historia de la post Primera Guerra enseña que el mejor camino no es el imponer soluciones humillantes para un país. En nuestro Chile vivimos un cuadro social y económico muy similar al de hace un siglo: una economía de la que fluyen buenos resultados y la aspiración contenida de muchos para poder también disfrutar de los beneficios que eso debería acarrear para todos. Hace un siglo no se enfrentó el problema con la debida agilidad ni compromiso, y producto de ello se cayó en un progresivo ciclo de cambios políticos, que no llevaron sino a la frustración del propio desarrollo económico de Chile.
¿Estamos cayendo en lo mismo al diagnosticar este problema sólo como una cuestión de unos pocos anarquistas disconformes? ¿No es esa una explicación humillante para muchos chilenos disconformes? ¿Es apropiado imponer fórmulas de resolución a toda una ciudadanía que ansía pronunciarse? ¿No será propicio que los partidos políticos de una vez se pronuncien sobre los problemas que la gente advierte, y salgan de sus jaulas de cristal discutiendo sobre un país electoral fuera de circunstancia? ¿No habrá que pensar que el descontento de niños y jóvenes algo está diciendo sobre la frustración de sus sueños negados por una ceguera exitista? ¿No es mejor pensar que hay correcciones fundamentales que hacer en la política pública, tanto y como en la forma en que se transparenta el desempeño empresarial y mejora el trato al consumidor?
Preguntas difíciles, por cierto, que no están hoy día en el espacio del debate político y público. Preguntas que están en la calle y que habrá que contestar, aunque a lo mejor para eso ya será tarde al haberse iniciado nuevamente un ciclo de decadencia, desencanto y progresivo enfrentamiento entre chilenos.