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						 No  fue hasta 1808, con la invasión de las tropas francesas de Napoleón cuando se  generó un renacimiento masónico en España. La influencia, en este caso, fue  francesa.  
                          
                        Entronizado  José I, hermano de Napoleón, como rey de España, el papel de la Masonería  francesa y por ende el del Gran Oriente de Francia, del que era Gran Maestre,  fue constituir logias, mayoritariamente militares, en las principales ciudades de España a las que lentamente fueron incorporándose ciudadanos españoles,  librepensadores, defensores de la libertad e independencia de pensamiento. 
                          
                        Esta raíz sembrada con la ocupación  francesa, resistió la breve  represión de  Fernando VII hasta que durante el Trienio Constitucional y durante el reinado  de Isabel II se constituyó la primera Obediencia Masónica española reconocida  regularmente, el Gran Oriente Nacional de España, en 1838. La R:. L:. “La  Matritense” tuvo el nº 1 de esta Obediencia, al Or:. de Madrid,  hasta su fusión en 1889 con el Gran Oriente  de España. En los archivos de la logia conservamos libros de actas, recibos, y  notas de convocatorias de ese periodo del s. XIX, así como los diferentes  cuadros del taller. 
  
                          
                        Pretil  de los Consejos, a finales del siglo XIX 
                        La  Matritense trabajaba dentro de la Gran Logia Nacional. Esta Obediencia se unió  al Gran Oriente de España para formar el Gran Oriente Español. 
                          
                           
                             
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