La última excursión Masónica…

Q.•.H.•.  Rubén Ariel Núñez Charles

04 Febrero 2012

QUERIDOS HERMANOS TODOS.

Bien ceñido mi mandil y cruzando mi pecho la banda emblemática, arreos y símbolos distintivos del masón, me preparo a efectuar una excursión masónica. Y la realizaré, hasta donde la metáfora me lo permita; hasta donde la alegoría del templo donde he visto mi luz en masonería lo conceda.


El lugar que visitaré es un sitio recóndito en el firmamento masónico, vaya,  es una bóveda celeste, donde el Gran Arquitecto del Universo reserva para unos una columna, un pilar negro, que semeja  el luto de una viuda. ¡Es la cámara mortuoria! ¡Es el Eterno Oriente! Nadie viajará conmigo, seré un nauta solitario, además al sitio a donde iré se requiere ir solo. Es permitido llevar únicamente el equipaje para esas ocasiones.

Llevaré en mi baúl, primero que todo, los gratos recuerdos de mi iniciación, una  Escuadra y un Compás. Pasaré de una columna a otra, previo permiso concedido por los hermanos vigilantes. Saludaré, reverencialmente al ARA SAGRADA. Y ahí frente a ella renovados mis juramentos, leeré en voz alta el SALMO 133. Siguiendo al pie y al orden, solicito me sea concedido el uso de la palabra;  llevado por el hermano Maestro de Ceremonias hasta la columna de la verdad, la tribuna de la elocuencia, ese breve espacio, esa pequeña y a la vez grande fortaleza, donde se resguardan los estruendos de las voces de los grandes oradores, sitial de reflexión, donde los libre-pensadores dan rienda suelta a su retórica, espacio que sirve también  para honrar a quien lo merece y tachar al fementido. Desde ahí, doy cuenta de mi alegría de ser hijo de la viuda, doy cuenta también,  de mi satisfacción de pertenecer a una logia justa y perfecta, de estar a plomo en mis deberes como masón,  y dejo por último mi saludo fraterno a todos mis hermanos.  Mostré hasta donde logré pulir  la piedra en bruto que me fue conferida desde el inicio de mi jornada. Y siendo ésta excursión el viaje sin retorno, el viaje al eterno oriente, indicado por Dios, es media noche en punto y la hora en que se clausuran los trabajos. No regresaré, me quedo contento y satisfecho con mi salario. ¡Salud!

R:.L:.S:. “APOLINAR NÚÑEZ DE LEÓN NÚM. 78” OR. MTY-,N.L. MEX.