Por Ariel Núñez
Desde los tiempos de la iglesia católica, se han dado a conocer doctrinas, credos, catecismos, loas, cánticos etc.
Siendo su liturgia, un indicador para determinar la celebración de sus oficios en la adoración o veneración de sus santos.
Vayamos pues directamente, el paradigma que la iglesia marca para la humanidad es Jesucristo, El Redentor. Debe escribirse con mayúscula, en el sentido estricto de su aplicación.
Ahora bien, en toda la obra del pasaje de Jesucristo en lo terrenal, y como corolario, está el cumplimiento de las Sagradas Escrituras. Hemos leído, en su contenido la entrega de Judas Iscariote a los emperadores de la época.
Y creyendo las autoridades romanas que Jesús venia proclamando otro rey, y la inminente llegada del Mesías, ante la amenaza de destruir imperios, por ende lo acusaron de rebelde y usurpador.
Una vez realizado el Juicio en forma sumaria, lo encuentran culpable y es sentenciado a ser crucificado como lo indicaban las leyes y costumbres de esos tiempos.
Así entonces, ¿Quién no conoce la inscripción colocada por los judíos sobre la Cruz en que enclavaron a Jesucristo?.
Generalmente se ha convenido en que esas cuatro iniciales significan: “Iesus Rex Indocorum”.- JESÙS NAZARENO REY DE LOS JUDIOS.
Pero no es la única significación que se le ha dado; unos pretenden que quiere decir: “Igne Natura Renovatur Integra”.- LA NATURALEZA ENTERA SE REGENERA POR EL FUEGO.
Otros: “Iustum Necare Reges Impies”.- ES JUSTO MATAR LOS REYES IMPÍOS.
Y otros, finalmente.- “Justitia Nune Regt Imperia”: LA JUSTICIA, EN ADELANTE, REGIRÁ LOS IMPERIOS.
Queda a juicio del buen entendedor, la exacta interpretación sobre las siglas más famosas del mundo, quizá las primeras usadas por el hombre.
¡Salud!