Fraternidad

Por: Primo Alanis de la Garza
16 de Mayo, 2012 

Fotografía de Sergio Perez en el blog de Red Masónica con el nombre de Frase 81

Solo con destreza y agilidad es posible cruzar esos puentes. La destreza de un equilibrista, la agilidad de un atleta. ¿Cuantos se apuntan para hacernos diestros y ágiles para caminar por ese puente a la fraternidad? ¿Quien se siente con el valor de colocar más tablas a ese puente y hacerlo fácilmente transitable hacia una felicidad que es apremiante para miles de masones? ¡Ya se Sergio! ¡Ninguno!


Aquí están las tablas que han de colocarse a lo largo de esos puentes ¿Quién me ayuda a colocarlas? ...

“Fraternidad en el sentido estricto de la palabra, es la relación que existe entre los hijos de un mismo padre. En una acepción más amplia, es el símbolo del vínculo de amor que une a los hermanos. Quien dice fraternidad, dice cariño, amor por eso fraternidad, es también el conjunto de sentimientos que hacen que los hombres traten a sus semejantes como a sus propios hermanos, siendo todos como son hijos de una voluntad suprema o de un amor infinito. Desde los tiempos más antiguos, todo hombre que se eleva sobre el nivel común de la humanidad, y estudiaba y analizaba el corazón humano, pregonaba y difundía, la fraternidad, porque vio en ella la fuente más brillante para ascender a la cima augusta del perfeccionamiento. Ella es la base de la sociedad Masónica, y las columnas de su templo se levantan eternas e indiscutibles ante la carrera vertiginosa de los siglos, porque es con amor con lo que se levantan los monumentos humanos que viven la vida de la eternidad. Más ¡ay! Sentimiento tan hermoso no brilla como debiera en el corazón del hombre, el odio y la ambición le persiguen excitados por las desigualdades sociales del mundo profano que da a unos la miseria y a otros los esplendores de lujo. Por eso la fraternidad, mirada como una irrisión por los de abajo y como una amenaza para su bienestar por los de arriba, despreciada por unos y perseguida por otros buscó refugio en la Masonería, y envuelta en misterios y símbolos, pero siempre pura y generosa es esparcida y pregonada por todos los corazones buenos y todas las conciencias honradas que se agrupen alrededor de las columnas de nuestro tiempo, haciendo de esa misión una plegaria que se eleva, como la nube del más purísimo incienso, hasta el trono inaccesible del GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO.”


¿Acaso no habrá entre los más de cinco mil masones que visitamos esta red, con lo menos siete de buen corazón o siete conciencias honradas? ¿Acaso tienen miedo al ridículo con el que nos mirarán los de abajo al pregonara la fraternidad ante ellos? ¿Acaso tienen miedo de significar una amenaza para los ambiciosos cuando difundamos la fraternidad?

Todo es fácil: Solo se requiere en la logia a los siete corazones buenos que atiendan a todos los hermanos con una sonrisa sincera y con alegría y buen humor. Que hagan a los asistentes a las tenidas sentirse felices. Que cuiden y apoyen a quienes puedan sentirse despreciados, Con ello eliminarán el odio que se genera por el desprecio de quienes los ven como inferiores, ustedes háganlos sentir iguales. Eliminarán el odio que se genera cuando aparte de verlos como inferiores habrá quienes los degraden y pretendan humillarlos; pero ustedes eliminen esas humillaciones con una fuerte y sana convivencia, tanto familiar como social. Eliminen el odio que se genera cuando aparte de despreciar y humillar algunos causen daños y estorbo en quienes buscan la superación y una feliz convivencia; pero ustedes hagan justicia, defiéndanlos, que sientan los afectados que tienen siete amigos, siete hermanos y siete columnas que los sostienen en su dignidad. Veremos que esas tablas harán de los masones los equilibristas que podrán cruzar esos puentes. Un T.A.F.

Lo que sigue no es fácil, pero es una necesidad, que si bien requiere esfuerzo, jamás será imposible de lograr, si nos sentimos apoyados por la luz del entendimiento que depositó en nosotros el Gran Arquitecto del Universo. Sentirse imperfecto es signo de debilidad y de frustración, es despreciar el gran regalo que hemos recibido de nuestro creador, Lo imperfecto es la materia sin vida, si hasta el más pequeño de los seres vivos hace lo necesario para sobrevirar haciendo acopio de ese algo de perfección de que fue dotado para sobrevivir, ¿Por qué hemos de sentirnos imperfectos cuando somos los depositarios del más preciado de los bienes de que ha dotado el Gran Arquitecto a la humanidad? Me refiero a la inteligencia, me refiero a la conciencia. Es aquí donde se requieren esas tablas que hemos de colocar en el puente de la fraternidad, para que todo masón transite con facilidad, seguridad y disfrutando del paisaje que ha de percibir de ese puente, a pesar del embate de la maldad con que se amenaza la fraternidad. Es por ello que se requieren en cada gran logia tres hombres honestos, responsables de vigilar y planear la colocación de esas tablas. Es por eso que se requiere en cada distrito u oriente cinco hombres honestos que colaboren en la organización de los trabajos para colocar las tablas. Es por eso que se requieren en cada logia también siete hombre honestos, que las coloquen y así en perfecta armonía hagamos la cuadratura del círculo del perfeccionamiento. Las tablas que han de servir para formar ese puente a la fraternidad, son entre otras más las que surgen de la virtud. Pues si los traicioneros, deshonestos e injustos disparos de la maldad se dirigen para estorbarnos en nuestras necesidades, en obligarnos al peor de los esfuerzos y a privarnos del placer de la felicidad; el escudo que como tabla debemos de colocar en el puente de la fraternidad ha de ser el de la prudencia para que por evitar sufrir por una indebida elección, una necesidad de la que la maldad pueda aprovecharse; por ello las honradas conciencias han de enseñarnos a reflexionar la manera de obtener, conservar y acrecentar todo aquello que satisface las necesidades que requerimos para ser felices y enseñarnos a reflexionar para evitarnos, disminuir o eliminar los daños que podamos sufrir y nos encaminen a la desesperación que generan las necesidades. Ellos vigilarán nuestra prudencia hasta que convertida en hábito ya no requiera de su intervención. Así no daremos oportunidad a la maldad de perjudicarnos. Otro escudo que unido al anterior habrá de protegernos es el de la fortaleza, pues con ella al vivir en la felicidad y en nuestra vida de comodidad, las conciencias honestas nos orientarán sobre las formas de entrenarnos para el mayor de los esfuerzos para evitar caer en la desgracia; también han de mostrarnos y entrenarnos para que al caer en la desgracia soportemos los peores sufrimientos, nos fortifiquemos y sepamos salir de esas desgracias para formar y mantener constante el esfuerzo en mantener el éxito obtenido. Así la maldad no podrá penetrar nuestra felicidad y la derrotaremos resistiendo cuando por cualquier motivo logre afectar lo más preciado que tenemos. El otro escudo que habremos de colocar en este puente a la fraternidad consiste en la astucia, en la que debemos ser entrenados por las conciencias honestas, para enfrentarnos a quienes quieran arrebatarnos nuestra felicidad o lo que genera esa felicidad; para no caer en sus trampas, para defendernos de sus ataque, para tenderles trampas o evadir los estorbos que nos generen o destruir esos estorbos y todas las herramientas dañinas con las que puedan perjudicarnos. Así seremos entrenados hasta formarnos el hábito, para no caer a los pies de los enemigos sin luchar. El otro escudo que hemos de colocar es el de la justicia, para no desembocar hacia nosotros la maldad de quienes podamos perjudicar son razón; habrán de enseñarnos esas concienciad honestas cual es el equilibrio que debemos guardar con nuestros competidores, con nuestros hermanos y en general con el mundo; de manea que no perjudiquemos ni nos dejemos perjudicar. Si se nos pide la justicia para resolver los problemas de otros proporcionemos a cada quien lo que corresponde según su derecho y su esfuerzo y su posición social etc. El escudo que sigue es el de la perspicacia, que consiste en formarnos el hábito de obtener todos, pero todos los conocimientos que nos sirvan para obtener, mantener y aumentar nuestra felicidad y los conocimientos de quienes pueden afectarnos en ella. Esa capacidad de aprender de buscar los más profundos, complicados y difíciles conocimientos que superen a los de los malvados debe ser cultivada hasta el más alto nivel, porque con ello hemos de agradecer al Gran Arquitecto del Universo el regalo con el que nos ha distinguido de los demás seres del universo. Si nos ha dado la vida y la felicidad como lo mejor para nuestra existencia no debemos despreciar, considerándonos imperfectos, ese hermoso regalo que es la capacidad de ser perspicaces y aprender, aprender y aprender para conservar esa vida y esa felicidad. Estimo un insulto a la grandeza de esos regalos el no formar en la masonería esas partes de la virtud, habrá  mucha otras partes de la virtud; si, pero para mi son las que he mencionado las que si faltan en el ser humano, será fácil presa de la maldad que destruye la fraternidad.