Narra una vieja leyenda hindú que, en el principio del Tiempo, todos los hombres eran dioses. Pero abusaron tanto de ese privilegio, que Brahma, el Señor de todos ellos, decidió retirarles el poder divino y esconderlo en un lugar en el que no pudieran encontrarlo.
Con este fin, convocó Brahma un Consejo celeste que decidiera sobre cuál habría de ser tal escondite perfecto.
Hablaron los dioses menores. Unos dijeron: "¡escondamos su poder divino en el interior de la tierra!" , A lo que Brahma respondió: "Veo que no conoceis al Hombre. Cavará y perforará, hasta dar con tal escondite".
"Entonces - adujeron algunos - sumerjámoslo en el fondo del océano".
Brahma suspiró y dijo: "Antes o después, el Hombre explorará el fondo de los océanos y lo extraerá, porque es un eterno insatisfecho..."
Los dioses menores del Consejo celeste no sabían ya qué proponer.
"¿Dónde lo esconderemos, si según dices, no habrá lugar en la tierra, en el cielo o en el mar al que el Hombre no llegue algún día?"
Tomó entonces Brahma la palabra y dijo: "¡Yo sé lo que haremos!
Esconderemos la divinidad del Hombre en lo más profundo de su corazón. Ése será el único sitio adonde nunca irá abuscarlo..."
Y desde entonces, el Hombre ha dado la vuelta al mundo, ha excavado la tierra, ha explorado el fondo de los mares y ha subido a los cielos, buscando algo que se encuentra dentro de sí mismo.
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