La Francmasonería siendo una Orden Iniciática , se apoya en Ritos cuyas raíces nos vienen de los tiempos más antiguos. El Rito consiste en el conjunto de reglas y ceremonias constituyendo un todo, coherente y definido en diferentes grados. Aprendiz, Compañero y Maestro por ejemplo, para los tres que componen la Francmasonería ‘azul’ o Francmasonería Simbólica.
El conjunto de Ritos masónicos ha sido codificado y ha evolucionado con el tiempo para corresponder con la evolución misma de las sociedades y hombres que las componen. Los rituales definen así las prácticas específicas de cada Rito, para la apertura y cierre de los Trabajos en Logia, por ejemplo, en cada grado, así como las ceremonias particulares de cada uno de éstos: Iniciación de un profano, paso de Aprendiz a Compañero y elevación de Compañero a Maestro. Por tanto, se puede decir que cada ritual y ceremonia componen el Rito en su conjunto, dentro de la Francmasonería Simbólica.
Los Ritos masónicos no tienen jerarquía y no se podría decir cual es mejor que otro. Cada uno de ellos corresponde a una sensibilidad y una aproximación particular a la historia de la espiritualidad. Pero sí tienen todos en común los principios fundamentales de la Francmasonería, tales como la Tolerancia, el amor de la Humanidad y la búsqueda de la verdad.
Las Logias de la Gran Logia de España practican principalmente los siguientes Ritos:
Rito Escocés Antiguo y Aceptado
Rito de Emulación
Regimen Escocés Recificado
Rito de York
Rito Francés
Encontrará en esta sección una breve presentación de los Ritos más practicados.
¿Qué es un Rito?
La palabra latina Ritus de donde se ha tomado la traducción rito significa ‘una práctica’ o ‘costumbre aprobada’ o una ‘observancia exterior’. Vesio la deriva por transposición del griego, de donde procede y significa literalmente ‘una senda hollada’, y, metafóricamente, ‘una costumbre de larga duración’. Como término masónico su aplicación es, por lo tanto, aparente. Significa el método de conferir luz masónica por una colección y distribución de grados. Es, en otras palabras, el método y orden observados en el gobierno del sistema masónico. Read more

Durante el siglo XVIII la masonería fue condenada en distintas ocasiones por el papado. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucediera en España, Portugal o los Estados Pontificios, estas condenas no fueron promulgadas inmediatamente ni en Francia, ni en Inglaterra, ni en Alemania, ni en Austria, ni en sus estados vasallos. Ello permitió que en las logias establecidas en los territorios de estos países conviviesen católicos con protestantes, e incluso se registrase en las mismas la presencia de religiosos y sacerdotes. Las regiones que componen la actual Bélgica disfrutaron de esta situación, hasta que en 1837 el arzobispo Sterck y sus obispos sufragáneos enviaron a todos los párrocos de su dependencia una circular haciendo públicas las excomuniones contra la masonería. El conocimiento del documento episcopal, obligó a muchos, como el fundador de la Universidad Libre de Bruselas, T. Verhaegen, a separarse de la Iglesia. Ello condujo a una clara politización y a una toma de postura anticlerical, e incluso antirreligiosa, del Gran Oriente de Bélgica. En consecuencia con estos hechos, en 1854 suprimió el artículo 135 de sus estatutos, que prohibía las discusiones políticas y religiosas en logia, y en 1872 el artículo 12, que obligaba a creer en Gran Arquitecto del Universo y en la inmortalidad del alma.
Madrid, 1936
Un discreto y restringido, aunque numeroso en asistencia, acto de homenaje a Pascual Sala, por su jubilación como presidente del Tribunal Constitucional, celebrado en Madrid a mediados de mayo, fue escenario de una sorprendente revelación: la vinculación del homenajeado con la Masonería, hecha por el ex ministro de Justicia, Fernando Ledesma, que también reconoció pertenecer a ella.
Keith Sheriff, miembro del Centro de Estudios de la Historia de la Masonería y venerable maestro de la logia ‘San Juan’ de Gibraltar, afirma que “la masonería llegó a España por los puertos de Cádiz y Gibraltar, fueron comerciantes y marinos los que la trajeron, extendiéndose luego por los del Mediterráneo y después por los atlánticos para cruzar la otra orilla atlántica”.
Con el comienzo de siglo y a raíz de la guerra de Transvaal en el África Austral, nuevamente se oyó la voz de la masonería a favor de la Paz. Esta vez la noticia la recoge el Boletín Oficial de la Gran Logia Simbólica Regional Catalana-Balear, del mes de abril de 1900. Bajo el epígrafe “Por la Paz” se dice: «La Gran Logia Catalana-Balear se ha adherido a la petición iniciada por el Gran Oriente de los Países Bajos, dirigida a las potencias masónicas de la Gran Bretaña, de Irlanda y del África del Sur, protestando de los motivos antimasónicos que han ocasionado la guerra del Transvaal y exhortándoles a que hagan cesar las hostilidades en el África Austral».