Conferencia de Luis Silva sobre la simbología de la alquimia usada en grabados antiguos, algunas vinculadas a imágenes usadas en Masonería.
Esta conferencia está dividida en dos vídeos. A continuación la primera parte:
Conferencia de Luis Silva sobre la simbología de la alquimia usada en grabados antiguos, algunas vinculadas a imágenes usadas en Masonería.
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¿Qué es la masonería? ¿Cuál es el origen de la masonería en Cuba? ¿Qué vínculos existen entre la masonería y las luchas libertarias de la isla? Estas y otras interrogantes son respondidas por Eduardo Torres-Cuevas, en un libro que permite acercar al lector a un tema que, a pesar de su indudable relevancia, ha sido poco abordado por la historiografía nacional.
Historia de la masonería cubana. Seis ensayos (Ediciones Imagen Contemporánea, 2013, 396 pp), que así se titula el volumen, es la tercera edición de un libro, aparecido por vez primera en el año 2004, basado en “Historia de la masonería de Cuba”, investigación concluida por el autor en 1975, hoy en proceso de revisión y actualización.
A partir de una amplia fuente documental y testimonial, Eduardo Torres-Cuevas analiza, entre otros temas, los cuerpos masónicos cubanos durante el siglo XIX, el Gran Oriente de Cuba y Las Antillas y la ruptura de 1868, el simbolismo masónico en la bandera de la estrella solitaria, la relación de la masonería con las guerras independentistas del siglo XIX y la masonería de la isla en las décadas finales de la pasada centuria.
En “Jose Martí y la masonería española”, el ensayo que cierra la entrega, se profundiza en la relación, entre los años 1868 y 1873, de Martí, y de otros jóvenes, “con la masonería –cubana y española— y, a su vez, la de ésta con los movimientos intelectuales y políticos cubano y español de la época”. He aquí algunos comentarios del autor, apoyados en el propio legado del Maestro: Ciertas ideas martianas en torno y al centro de la masonería pueden completar su porqué masónico. Una de sus definiciones: “la masonería no es más que una forma activa del pensamiento liberal”. Entiéndase que este término se usaba para designar a “los partidarios de las libertades”. La esencia de la masonería es “Obrar irrevocablemente, perfeccionar el ejercicio de la libertad, preparar a los ciudadanos a la vida pública, ayudar al logro de toda noble idea, estos son, sin uno más, sin nada de incógnito, sin nada oculto, son los misterios de la orden masónica”, Historia de la masonería cubana.
Seis ensayos se complementa con una galería de fotos y con valiosos documentos, entre ellos la carta patente de André Cassard, fechada en 1859, para crear los altos grados de la masonería en Cuba; el cuadro de miembros iniciales de la logia Buena Fe de Manzanillo –perteneciente al Gran Oriente de Cuba y Las Antillas—, vinculados a la guerra de 1868, y la cronología de los grandes funcionarios de los cuerpos masónicos cubanos, entre 1859 y 1977. Doctor en Ciencias Históricas, Profesor Titular. Investigador Titular, director de la Biblioteca Nacional José Martí, presidente de la Academia de la Historia de Cuba y de la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz de la Universidad de La Habana, Eduardo Torres-Cuevas (La Habana, 1942) es autor de una valiosa obra encargada de recuperar figuras y momentos de la historia patria. Galardonado, entre otros reconocimientos, con el Premio Nacional de Ciencias Sociales 2000 y el Premio Nacional de Historia 2005, en su bibliografía aparecen títulos como La polémica de la esclavitud. José Antonio Saco (1984), Félix Varela. Los orígenes de la ciencia y conciencia cubanas (1995), Antonio Maceo: las ideas que sostienen el arma (1995), La historia y el oficio de historiador (1996) y En busca de la cubanidad (2006). Con la publicación de esta nueva edición de Historia de la masonería cubana. Seis ensayos, Eduardo Torres-Cuevas no solo se encarga de revelar un tema de indudable interés y trascendencia. Porque, a través de la lectura de estas páginas, será posible, igualmente, indagar en ese complejo y rico proceso de formación de la identidad de la mayor de Las Antillas
Ver más: Historia de la masonería cubana http://www.trabajadores.cu/20140715/historia-de-la-masoneria-cubana/
La Gran Logia de España ha sido víctima de un ataque perpetrado contra su sede en Madrid. Esta semana la puerta y fachada principal amanecían cubiertas de grabados entre los que se distinguían expresiones como “Massoness no” (sic), “Rojos no” o “Viva Franco”, además de diversos símbolos utilizados por la extrema derecha.
Desde la Gran Logia de España queremos agradecer las muestras de apoyo de personas, instituciones españolas y Grandes Logias de todo el mundo cada vez que padecemos uno de estos ataques. En la historia internacional de la Orden, nuestro país ocupa un lugar preeminente entre aquellos donde la Masonería y sus valores fueron perseguidos con mayor crudeza, eficacia y perseverancia durante el siglo XX. Por eso, especialmente con las Grandes Logias y Grandes Orientes de los 174 países con los que mantenemos relaciones, nos esforzamos por explicar que, a pesar de estas expresiones puntuales de odio, fanatismo e intolerancia, el Estado español ampara y protege a la Masonería, como ocurre en la totalidad de los Estados democráticos del mundo.
Este no es el primero ni será el último ataque a la Orden que desde hace siglos se esfuerza por ser un faro que proyecte los valores que han permitido al hombre construir sociedades cada vez más justas y democráticas. Sabemos que no somos los únicos defensores de esos valores, pero también sabemos que, como masones regulares, llevamos defendiéndolos toda nuestra larga y augusta historia. La unica utilidad de estos ataques es recordarnos la enorme fragilidad de ese sistema de valores: el derecho a pensar y expresarse libremente, la fraternidad debida hacia cualquier ser humano que sufre, la tolerancia entre personas con diferentes creencias espirituales e idearios sociales, o la obligación que tenemos todos los seres humanos de conocernos a nosotros mismos para crecer como personas y ser más útiles a nuestras sociedades.
Que este ataque sirva, a nosotros y a la Sociedad Española a la que servimos, para reflexionar juntos sobre la belleza de ese ideal de convivencia al que se ataca y el largo camino que aún nos queda por recorrer para alcanzarlo.
En España y América latina la antimasonería se remonta a 1738, año de la primera condena pontificia de la masonería. La antimasonería tiene una doble vertiente religiosa y política, siendo sus máximos responsable el Papado y la Monarquía.
La vertiente política del antimasonismo en España se inicia en 1751, fecha del primer decreto real de Fernando VI prohibiendo la masonería. El mismo año, su hermano Carlos, rey de Nápoles, prohibía la masonería en el reino de las Dos Sicilias, y al venir a España, para ceñir la corona española con el nombre de Carlos III mantuvo su prohibición de la masonería. Precisamente Carlos III es el único rey de Europa del que se conserva toda su correspondencia antimasónica en el Archivo de Simancas de Valladolid (vid. J.A. Ferrer Benimeli, «Carlos III y la Masonería de Nápoles» en I Borbone di Napoli e i Borbone di Spagna, Napoli, 1985, vol. II, pp. 103-189; Idem, «Bernardo Tanucci y la Masonería napolitana a través de la correspondencia entre Tanucci y Carlos III (1775-1783)», en Bernardo Tanucci, Statista, Letterato, Giurista, Napoli, 1988, pp. 375-455). Esta postura antimasónica continuó con sus sucesores Carlos VI, Fernando VII e Isabel II.La antimasonería religiosa, va servirse en el siglo XVIII, del Tribunal de la Inquisición. A esto se unirán, sobre todo tras la desaparición de la Inquisición, las pastorales de los obispos y los escritos del clero. La publicación más difundida en el siglo XVIII fue el «Centinela contra Franc-Masones» del Padre Torrubia (1ª edición 1751). Menos conocida es la «Adumbratio Liberorum Muratorum» de Fray Juan de la Madre de Dios. Como contrapartida, el erudito benedictino Fray Benito Jerónimo de Feijoo tiene una curiosa carta en la que de una manera indirecta sale en defensa de los francmasones (vid. J. A. Ferrer Benimeli, «Feijoo y la Masonería», en II Simposio sobre el Padre Feijoo y su siglo, Oviedo, 1983, t. II, pp. 349-362). El impacto de los fraudulentos libros de Leo Taxil no hizo sino aumentar la psicosis antimasónica. Finalmente y a raíz del Congreso antimasónico de Trento se constituyó, dependiente de la Iglesia, el Consejo Directivo Nacional de la Unión Antimasónica Universal. En la circular remitida a todos los obispos españoles, se decía que la masonería era el enemigo personal de los Pastores de la Iglesia; el enemigo de las ovejas cuya guarda había encomendado el Vicario de Cristo; el enemigo de Cristo, de su Iglesia, de la Patria y de cuanto defiende a Dios.
Salvo breves paréntesis: ocupación bonapartista (1808-1813), Sexenio revolucionario (1868-1873) y segunda República (1931-1936), se puede decir que la masonería estuvo bajo persecución y control policial; en el mejor de los casos tolerada, pero nunca apoyada totalmente por el poder político.
A partir de Franco el antimasonismo volvió a alcanzar una gran virulencia cristalizando en la creación del Tribunal de Represión de la masonería del 1.º de marzo de 1940 que estuvo en vigor hasta 1965, siendo luego el encargado del control antimasónico el Tribunal de Orden Público.
Este doble antimasonismo, religioso y político, derivó en España hacia un antimasonismo popular que prácticamente llega hasta nuestros días. En el siglo XIX se provocó una instintiva identificación de masónico con todo aquello que no se ajusta a lo tradicional católico y español. Los masones son considerados por el pueblo como brujos, libertinos, herejes, malvados, etc. Años más tarde –durante la segunda república (1931-36)– el periódico antimasónico y antirrepublicano Gracia y Justicia presenta un estereotipo en el que el masón es identificado con los comunistas, anarquistas, separatistas, judíos, teósofos, volterianos, jansenistas, revolucionarios, espiritistas, librepensadores, etc.
La causa hay que buscarla en la propia actitud de Roma frente a la masonería, especialmente durante los pontificados de Pío IX (1846-1878) y León XIII (1878-1903). Es la época de la llamada cuestión romana o de la pérdida de los Estados Pontificios y reunificación italiana, del Syllabus (1864) y de laHumanum genus (1884), del satanismo masónico de Léo Taxil, del congreso antimasónico de Trento (1869), de la creación de la Liga Antimasónica (1887), de los Protocolos de los Sabios de Sión, etc., etc.
Basta hacer un recorrido por los escritos de papas y, sobre todo, del clero y obispos españoles, o por las traducciones de obispos franceses, como monseñor Dupanloup, obispo de Orléans [Estudio sobre la Franc-Masonería, Barcelona, 1875], monseñor Fava, obispo de Grenoble [Discurso sobre el secreto de la Franc-masonería, Barcelona, 1884], o monseñor Segur [Los Franc-masones, Barcelona, 1883], para constatar hasta qué punto de virulencia llegó la cruzada antimasónica en España desde la óptica católica. El antimasonismo religioso acabó siendo recopilado en el Código de Derecho Canónico de 1913, el cánon 2335 por el que se excomulgaba a los católicos que fueran o se hicieran masones con todas las consecuencias sociales, de rechazo de los matrimonios en las iglesias, entierros en los cementerios católicos, etc.
Pero aparte del antimasonismo jurídico existió el antimasonismo ideológico en el que jugaron un papel importante la prensa, libros y demás publicaciones, la escuela, el púlpito y confesionario, etc. Vamos a encontrar toda una serie de temas que configuran los diversos antimasonismos:
1) El secreto masónico así como el cruel juramento y la sospecha de herejía.
2) La filosofía de las Luces o de la Ilustración y la Revolución francesas que algunos escritores van a manipular a fin d lanzar la idea de que la masonería había urdido la Revolución francesa.
3) Este fue retomado en España y en América latina. La identificación de la masonería con las sociedades secretas y a éstas con las sociedades patrióticas dará el antimasonismo un falso tema: el de la masonería, cuartel general de la organización revolucionaria liberal.
4) La famosa «cuestión romana», ligada a la unificación italiana y a la pérdida territorial de los Estados Pontificios, será también el origen de un nuevo tema que ha quedado vivo hasta hoy día: el de la masonería cuartel general de una lucha universal contra la Iglesia.
5) La idea de la masonería «contra-Iglesia» nos lleva al tema de la masonería luciferina inventada por Léo Taxil. Según él el verdadero secreto masónico sería la acción oculta del diablo en las logias.
6) El tema de la judeomasonería, hábilmente explotado a partir de los Protocolos de los Sabios de Sión, tuvo un éxito enorme a principios del siglo XX. La masonería se convirtió así también en el cuartel general de la lucha del sionismo internacional.
7) Especialmente en España, y durante la dictadura franquista, tuvo una gran importancia el tema de la masonería al servicio del comunismo para implantar por todas partes el imperialismo soviético.
8) También tuvo mucho desarrollo en España el tema anglófono, la francmasonería no sería otra cosa que el camuflaje del Servicio de Inteligencia inglés, y a veces de las sectas protestantes, a fin de dar a Gran Bretaña la dominación mundial.
9) En los tres casos anteriores, la masonería al servicio del judaísmo internacional, del comunismo soviético y del imperialismo inglés, el punto común es el de la masonería antinacional, una especie de «Estado en el Estado», responsable a la vez de la Revolución francesa, de la Revolución rusa, de la Independencia de las Américas, de la creación de la Sociedad de Naciones, de la Segunda Guerra mundial, etc.
10) Hay también otro tema, el de la masonería contra la familia y las buenas costumbres; el de la masonería corrupta de la mujer y de la infancia, a través de la moda, la escuela laica, etc.
Extractado de: José Antonio Ferrer Benimeli, “La antimasonería en España y América latina: intento de síntesis”, en J. A. Ferrer Benimeli, (coord.), La Masonería española entre Europa y América, VI Symposium Internacional de Historia de la Masonería española, Zaragoza, 1995, pp. 405-416.
Madrid, Octubre 1931
“— Papá, ¿sabes lo que me vas a comprar para mi cumpleaños Pues… una caja de soldados.
— Bueno, hijo mío. Ya que te gusta esa clase de juguetes te compraré una caja… pero no de soldados, sino de exploradores.
— ¿Y por qué no quieres que sea de soldados?
— Porque con la caja de soldados tendrías que jugar a hacer batallas, mientras que con la de exploradores puedes jugar a campamentos, a marchas, a muchas cosas, pero siempre en plan de paz.
— ¿Y tú no quieres que yo juegue a guerras?
— No, hijo mío. No quiero que te familiarices con la idea de formar combates. Demasiado metida está en el ánimo de los hombres la idea de la guerra y la matanza, sin necesidad de imbuirla también en los niños por el método de Montesorí.
— Sin embargo, hay muchos niños que juegan con soldados de plomo, y con sables y escopetas.
— Es verdad, hay demasiados. Pero yo quiero para ti una educación esmerada; quiero que aprendas a respetar la vida de los hombres y de los animales; por eso nunca te compraré cajas de soldados, ni de toreros, ni escopetas, ni sables. Te compraré rompecabezas que te enseñen a construir, y no a destruir, juguetes mecánicos que exciten tu curiosidad por saber cómo funcionan, aunque los rompas para ver lo que tienen dentro; aros, pelotas, balones, etc., que te obliguen a correr y a hacer ejercicio, pero nunca juguetes que al jugar con ellos tengas que pensar en matar a alguien.
— ¿Y qué importa que lo piense, mientras no lo haga?
— Es que el pensamiento es una fuerza muy poderosa. En lo que piensa un niño, en aquello se convierte cuando llega a hombre. Si de niño piensas en matanzas, de hombre llegarás a matar”
(“La caja de exploradores”, en Vida Masónica, revista mensual, año VI, sept. y octubre, 1931, núms. 7 y 8, pp. 95-96).
Publicado en José Antonio Ferrer Benimeli, La Masonería española: La Historia en sus textos, Madrid, 1996, pp. 197-198.
Fuente: UNED
Según recuerda en una nota de prensa Javier Rivas, venerable maestro de la logia Aleph 147, durante el siglo XIX y XX la masonería española estuvo presente en la provincia de Ciudad Real, con una significativa actividad en poblaciones como Manzanares, Ciudad Real, Valdepeñas y la propia Almagro, donde las logias “desempeñaron un importante papel en la formación de los ciudadanos y en servir como vía de expresión a sus inquietudes sociales, así como de sus miembros”.
La logia Aleph 147, que bajo la autoridad de la Gran Logia de España-Grande Oriente Español lleva a cabo su trabajo en Castilla-La Mancha, se ha propuesto desde su origen, señala Javier Rivas, “trabajar en los diferentes pueblos y ciudades de la región, y en especial en aquellos con una tradición masónica significativa, intentando aportar un mensaje de tolerancia, fraternidad y respeto, fundamentales para cualquier sociedad que se precie de ser libre”.
La masonería se define como una fraternidad simbólica de carácter filantrópico, iniciático y universal, abierta a personas de todas las creencias religiosas y políticas, con el único requisito de la creencia en un Ser o Principio Creador, así como el desarrollo interior y mejora del individuo.
“Queremos agradecer a la ciudad de Almagro que haya conservado no sólo su patrimonio arquitectónico y cultural, sino también esa identidad que la hizo merecedora en el pasado de que personas libres, con inquietudes sinceras por el progreso, la libertad y el ser humano, decidieran crear aquí ‘… a lo menos junta de masones’, como refiere J. Martínez Millán en ‘La masonería en la historia de España’”, explica el maestro de Aleph 147
Fuente: Lanzadigital