La Gran Logia de España ha sido víctima de un ataque perpetrado contra su sede en Madrid. Esta semana la puerta y fachada principal amanecían cubiertas de grabados entre los que se distinguían expresiones como “Massoness no” (sic), “Rojos no” o “Viva Franco”, además de diversos símbolos utilizados por la extrema derecha.
Desde la Gran Logia de España queremos agradecer las muestras de apoyo de personas, instituciones españolas y Grandes Logias de todo el mundo cada vez que padecemos uno de estos ataques. En la historia internacional de la Orden, nuestro país ocupa un lugar preeminente entre aquellos donde la Masonería y sus valores fueron perseguidos con mayor crudeza, eficacia y perseverancia durante el siglo XX. Por eso, especialmente con las Grandes Logias y Grandes Orientes de los 174 países con los que mantenemos relaciones, nos esforzamos por explicar que, a pesar de estas expresiones puntuales de odio, fanatismo e intolerancia, el Estado español ampara y protege a la Masonería, como ocurre en la totalidad de los Estados democráticos del mundo.
Este no es el primero ni será el último ataque a la Orden que desde hace siglos se esfuerza por ser un faro que proyecte los valores que han permitido al hombre construir sociedades cada vez más justas y democráticas. Sabemos que no somos los únicos defensores de esos valores, pero también sabemos que, como masones regulares, llevamos defendiéndolos toda nuestra larga y augusta historia. La unica utilidad de estos ataques es recordarnos la enorme fragilidad de ese sistema de valores: el derecho a pensar y expresarse libremente, la fraternidad debida hacia cualquier ser humano que sufre, la tolerancia entre personas con diferentes creencias espirituales e idearios sociales, o la obligación que tenemos todos los seres humanos de conocernos a nosotros mismos para crecer como personas y ser más útiles a nuestras sociedades.
Que este ataque sirva, a nosotros y a la Sociedad Española a la que servimos, para reflexionar juntos sobre la belleza de ese ideal de convivencia al que se ataca y el largo camino que aún nos queda por recorrer para alcanzarlo.