Conferencia de Luis Silva sobre la simbología de la alquimia usada en grabados antiguos, algunas vinculadas a imágenes usadas en Masonería.
Esta conferencia está dividida en dos vídeos. A continuación la primera parte:
Conferencia de Luis Silva sobre la simbología de la alquimia usada en grabados antiguos, algunas vinculadas a imágenes usadas en Masonería.
Esta conferencia está dividida en dos vídeos. A continuación la primera parte:
CAPÍTULO I
Todo el que sienta los ideales de la Francmasonería se debe haber preguntado alguna vez por qué esta Orden le atrae, y qué es lo que en ella le retiene. En realidad somos muchos los que nos hacemos esta pregunta continuamente, y formulamos respuestas que no afectan más que a los bordes del problema, porque siempre hay un elemento que se nos escapa: algo intangible e indefinido que no podemos localizar, definir o analizar a pesar de que es absolutamente real de que está definido de un modo perfecto y de que existe sin duda alguna algo que ejerce inconfundible seducción; algo que, al mismo tiempo que aplaca el hambre interior, la aumenta en grado extraordinario; algo misterioso, seductor y estimulante; algo que nos arrastra perpetuamente delante, como finito impulso hacia un infinito objetivo.
Más notable todavía es que nos percatemos de ello mucho tiempo antes de que sepamos
lo que es en realidad la Francmasonería (la cual, no obstante, sentimos en el fondo de
nuestro corazón). Pues aunque la mayoría de los candidatos a la Masonería tengan una
idea vaga y general de que ésta es digna de respeto y crean que es una venerable
institución que inculca elevados ideales relativos a la vida no les es dable saber mucho
más acerca de esta asociación. Poco o nada puede saber el profano de sus ceremonias,
aunque sepa que éstas existen. No obstante, la absoluta ignorancia de las enseñanzas y
métodos de la Francmasonería no es obstáculo para que los hombres se sumen a su
Fraternidad. Tampoco explica el problema la cínica afirmación de que la atracción que
los hombres sienten por la Orden se debe a mera curiosidad, pues casi todos los
masones saben por propia experiencia que esto no es cierto.
En todas las demás cosas solemos mirar antes de dar un salto y procuramos informarnos
antes de dar un paso definido o de lanzarnos a alguna empresa. La más elemental
prudencia nos aconseja que averigüemos en qué consiste la institución a que deseamos
adherirnos, o el plan que hemos de seguir. No obstante, poco a nada podemos saber de
antemano acerca de la Francmasonería, pues hasta los mismos masones serían las
últimas personas del mundo en revelarnos algo referente a ellos o a su institución. A
pesar de todo esto entramos en su Fraternidad convencidos plenamente de que no vamos
por mal camino, y nos zambullimos en las tinieblas sin sentir escrúpulos ni cortedad,
respondiendo a una llamada interior que no sabemos explicar ni comprender .
Aún más: sabido es que ningún hombre sensato es capaz de opinar sobre los asuntos
corrientes de la vida antes de haber hecho un examen detenido. Pues bien, cuando se
trata de Francmasonería ocurre lo contrario, porque todos solemos tener una idea
favorable y preconcebida de nuestra Orden, que es la que nos induce a sumarnos a ella.
Así que la Francmasonería tiene un sello característico que la diferencia de todas las
demás cosas del mundo, aun antes de que dé comienzo nuestra vida masónica.
Sin embargo, antes de que sondeemos profundamente en este factor misterioso e
intangible que constituye el corazón y la entraña de la atracción que nos impulsa hacia
la Masonería, es conveniente ,que pasemos revista a unos cuantos de los demás aspectos
de esta atracción, cuyo aislamiento y examen no es difícil de hacer .
El ritual sencillo, dignificado y bello ha desaparecido casi por completo del mundo
moderno. Es cierto que la Iglesia Católica y la alta Iglesia Anglicana conservan todavía
gran parte de ritual, el cual se ha limitado mucho en la gran parte de la Iglesia
establecida y apenas subsiste en las capillas no-conformistas. En la vida cívica subsisten
aún algunas ceremonias, como las de apertura del Parlamento, coronaciones, jubileos,
funciones de lores mayores, inauguración de estatuas y algunas otras, pero estos acontecimientos son relativamente escasos y, además, nada hay en su naturaleza que
forme parte de la vida regular del ciudadano corriente. En efecto, durante muchas
generaciones la creciente influencia del materialismo ha procurado eliminar de nuestra
vida las ceremonias como si se tratara de una superstición.
No cabe duda de que esta tendencia es sana y buena en cuanto hace que los hombres
dejen de tomar parte en ceremonias ritualísticas que, no teniendo sino aparato externo,
no se basan en ninguna realidad interna, ni se fundamentan en lo que en tiempos
primitivos recibía el nombre de magia y se consideraba como llamada para que actuaran
las fuerzas más ocultas e internas de la naturaleza y los seres pertenecientes a un mundo
distinto del nuestro.
Sin embargo, es indudable que casi todo el mundo abriga un secreto amor por las
ceremonias o el ritual. Prueba de ello es la adhesión del pueblo a ciertas instituciones
como por ejemplo, la extravagante y abigarrada guardia de corps, las procesiones del
Lord Mayor, las pelucas de los jueces y cosas por el estilo. El entusiasmo por las
exhibiciones históricas, así como los caprichosos vestidos que idean las madres para sus
hijos y la perenne fantasía de los trajes de los jóvenes y los ancianos, son otros tantos
ejemplos de este incontenible amor por las ceremonias.
Este es, indudablemente. uno de los principales atractivos que tiene la Masonería para la
mayoría de sus iniciados. Hay en la vida moderna tanto bullicio, tanta precipitación,
tanta barahunda, tanta indecencia, tanta actividad, tanta insistencia en los derechos
propios, tan poca consideración por los sentimientos ajenos y tan poca dignidad o
cortesía que brote espontáneamente de bondadosos corazones, que nos causa
extraordinario placer el hecho de entrar en la atmósfera tan opuesta de las logias en
donde reinan la dignidad y el orden, en vez de la indigna inquietud a que estamos
acostumbrados en el mundo externo.
Maravilloso tónico para los nervios fatigados por la tensión de la vida ordinaria es la
entrada en el recinto de una Logia masónica, en donde todo es quietud, orden y paz; en
donde cada cargo del taller y cada hermano tiene su lugar fijo y su deber prescrito: en
donde nadie usurpa las funciones ajenas; en donde, una vez que se ha elegido o
determinado la forma del drama, todos cooperan armónicamente y de buen grado para
llevar a cabo las ceremonias de forma tal que se cree el ambiente que algún día ha de
caracterizar hasta al mismo mundo externo, cuando cesen de disputarse los hombres,
aprendan la lección de la fraternidad fiel y cooperen con la suprema Voluntad de la
evolución a fin de ordenar todas las cosas, bella, fuerte y sabiamente.
También es agradable el goce estético que produce el tomar parte en una ceremonia bien
dirigida en que, no sólo hayan estudiado intensamente todos los hermanos los actos y
palabras que les correspondan, sino que, además, comprendan su significación y pongan
lo mejor de su alma ¡en todo cuanto hagan o digan. La disposición misma de la Logia,
la ordenada y digna colocación de las Columnas, los Oficiales con sus Insignias
especiales que tachonan la asamblea con pinceladas de colores agradables, la situación
de las Luces y todas las demás cosas adjuntas con que estamos familiarizados,
contribuyen a formar un tout ensemble que conforta a la vista, agrada a los sentidos,
place a la mente, satisface a la naturaleza religiosa y al par que contrasta con la mayor
parte de nuestra vida diaria, es una esperanza para el porvenir del mundo.
Otro elemento de gran belleza que conmueve a todo el que siente la poesía y la música
es el exquisito ritmo y eufonía de nuestro antiguo ritual, cuyas palabras y frases no
tienen igual en la literatura inglesa si se exceptúan la Biblia y las obras de Shakespeare.
El antiguo dicho inglés de que “una cosa bella proporciona goce eterno” puede aplicarse
a las sencillas y profundas palabras de nuestro ritual, porque se da el caso de que, a
pesar de ser oídas continuamente todos los años en las diferentes ceremonias, nunca pierden su atractivo ni cansan ni envejecen; antes bien, su belleza, su majestad y su
significación aumentan a medida que nos familiarizamos con con ellas, lo cual es una
verdadera prueba de suprema literatura, de satisfacción ética y de religioso significado.
¡Cuán admirable es la tradición de que las palabras de nuestro ritual han de repetirse sin
añadir, omitir ni alterar nada, porque la mayoría de las sentencias se han redactado en
forma tan perfecta, que cualquier variación rompería su sonoridad o malearía su
significación!
La hermosura del lenguaje contribuye tanto como los demás factores a que las palabras
del ritual nos produzca intensa impresión. Estas amplias y profundas enseñanzas no
deben su poder a sutilezas metafísicas, ni a análisis filosóficos ni a su novedad
intrínseca, sino, más bien, a su sencillez, concisión y universalidad. Propiedad común de
todos los sistemas religiosos conocidos es la identidad de los preceptos éticos; no
obstante, el método de presentación de las antiguas verdades de moral y de amor
fraternal, así como la franqueza, la restricción, la grandeza y verdadera sinceridad del
ritual masónico con su trascendental significado hacen que estas enseñanzas nos
parezcan siempre nuevas, vívidas, inspiradoras y prácticas.
Muchos intelectos modernos, a quienes vienen cortas las estrechas y anticientíficas
ideas de ciertas ortodoxias religiosas, aceptan con verdadera complacencia la carencia
absoluta de dogmas teológicos y de otros géneros de que se jacta la Masonería. Gran
parte de los pensadores de mediana cultura reconocen la fraternidad, aceptan una ley
ética y un código moral basados en la fraternidad; pero no derivan ésta de preceptos
religiosos externos, sino de los dictados de sus corazones y de la innata benevolencia
que sienten hacia sus camaradas.
La Francmasonería expone estas enseñanzas con tanta universalidad y catolicidad que
los hombres pertenecientes a cualquiera de los credos así como los que no acepten
ninguno, pueden subscribirlas sin escrúpulos, reconociéndolas como norma de verdad
que ellos conocen por experiencia interna, sin necesitar el apoyo de muletas teológicas.
Además, ya no es posible negar el hecho de que en los tiempos modernos existe mucha
gente que no profesa una fórmula definida de creencia religiosa, quizás porque está
convencida de que no puede subscribir honradamente los credos que satisfacían a los
hombres del pasado. La necesidad de expresión de fe religiosa que esta gente
experimenta sin poderlo evitar y que todos sentimos prácticamente, puede satisfacerse
en gran parte con la sinceridad sencilla de la ética masónica y su declaración de
fraternal benevolencia. Read more
El enigmático y sorprendente monumento del paisaje cultural de Sintra esconde en sus jardines un diálogo continuo entre el cristianismo y el paganismo y símbolos que evocan diferentes religiones. Fue mandada construir por Antonio Augusto Carvalho Monteiro, un portugués católico, monárquico y masón. Un hombre universal y confraterno que dejó en este terreno su testamento espiritual
La sierra de Sintra esconde en medio de su reconocida belleza una de las fincas más deslumbrantes de Portugal. La Quinta da Regaleira, hoy propiedad del ayuntamiento local, puede considerarse una verdadera joya simbólica. A simple vista contiene un precioso palacio, una bonita capilla y unos fantásticos jardines con grutas y fuentes. Pero basta detenerse un poco en cada uno de sus rincones para entender que este lugar es algo mágico por los símbolos que contiene. “Es unverdadero diálogo entre el cristianismo y el paganismo”, explica a ABC José Manuel Anes, profesor e investigador de las espiritualidades y religiosidades . “Es un revivalismo puro”, añade.
Fue construida con el fin de ser residencia estival de la familia de Antonio Augusto Carvalho Monteiro, un portugués nacido en Brasil en 1848, que heredó de su padre una gran fortuna. Licenciado en Derecho en Coimbra, destacó por su patriotismo, por ser un grancoleccionador y por ser un filántropo. “Era monárquico y católi
co, un hombre de convicciones pero al mismo tiempo confraterno”, afirma Anes, quien estudia la Regaleira o desde 1989 y ha publicado varios libros sobre la misma. El multimillonario portugués compró la finca a finales del siglo XIX en subasta pública y contrató al arquitecto, pintor y director de teatro italiano Luigi Manini para que llevase a cabo su proyecto. Fueron 14 años de trabajo en este amplio terreno del centro de la villa en el que se cuidaron todos los detalles. “Invoca con esta obra los tiempos en los que Portugal fue una gran nación, la época manuelina”, resalta José Manuel Anes. La construcción se llevó a cabo entre 1904 y 1910.
En su opinión, una de las grandezas que esconde este espacio son los dos santuarios. Por un lado, la capilla cristiana, templaria, “muy interesante, donde en la entrada tenemos a San Antonio y a Santa Teresa de Ávila, nombre que dio a sus nietos”. Dentro hay varias cruces templarias y de la orden de Cristo, “que llevaron a cabo los grandes descubrimientos”, puntualiza. El otro santuario es la gruta de Leda, personaje de la mitología. Una mujer muy guapa de quien Zeus se enamora y se disfraza de cisne. La muerde para fecundarla. “Lo que es fascinante es que él siendo católico colocó a un Dios fecundando a una mujer, y la figura central en la capilla cristiana es el Espíritu Santo descendien
Junto al muro de entrada encontramos las estatuas de nueve dioses grecorromanos. Juega con los símbolos de todos ellos. “Hay símbolos que son universales y pasan de religión a religión. Es una prueba de inteligencia de las religiones mantener esos símbolos”, opina Anes. Ya en los jardines encontramos una arquitectura muy interesante: pozos, grutas y laberintos subterráneos. Siempre jugando con la idea deldescenso a los infiernos y la resurrección a la luz, “que es lo que dicen casi todas las religiones, y él como católico creía en la resurrección”.
El pozo iniciático es una torre invertida de casi 27 metros con acceso a través de una monumental escalera en espiral. Un espacio conconnotaciones herméticas y alquímicas donde se intensifica la relación entre el cielo y la tierra. “El pozo tiene nueve niveles que son los nueve círculos del infierno de la Divina Comedia de Dante”, interpreta el historiador. “Después tiene una salida para la luz porque ese es el objetivo, se muere para resucitar”, añade. Al descender el pozo encontramos en el centro la Rosacruz. Recuerda que las fraternidades iniciáticas en sus rituales “simulan la muerte del candidato”. Es algo que también encontramos en otros jardines, como el de Stourhead en Inglaterra, donde su propietario explicó a sus amigos que representó allí el sexto capítulo de Eneida de Virgilio, el descenso a los infiernos. “Hay referencias a los templarios, a la masonería, pero la cristiana”, asegura José Manuel Anes. “Encontramos el ojo delta con la cruz templaria, el lema de los templarios masónicos. Pero está representada una masonería conservadora, cristiana y tradicionalista”, afirma.
La Regaleira se convierte en algo exótico, interesante y misterioso a la vez que extraño, cuando se intenta descifrar los símbolos. El profesor Anes, doctorado en Antropología Social, llama la atención al hecho de que la masonería que se encuentra en esta quinta es “conservadora” y en Portugal fue substituida a finales del siglo XIX por la masonería republicana, progresista. Regresaría únicamente en 1990, con la Gran Loja de Portugal, de la que Anes fue Gran Maestre. Carvalho Monteiro pasó a la historia por ser un filántropo y mecenas, “que quiso dejar aquí su testamento espiritual”. Allí vivió sus últimos años, desde que falleció su mujer Perpetua hasta su muerte. Su hijo Pedro lo heredó pero tuvo muchas dificultades económicas y acabó vendiendo la finca a lafamilia alemana DŽOrey. Llegó a organizar ceremonias de iniciación con un grupo reducido de personas, “entre ellasFernando Pessoa quien en algunos de sus poemas habló de la Regaleira”. Ceremonias secretas que no se sabe si llegaron a ocurrir con su padre aunque “toda la escenografía estaba montada”, resalta el investigador portugués. “No es un palacio masónico sino universal, tiene un poco de todo”, puntualiza.
Fundación Cultursintra
La familia alemana acabó por vender la Regaleira a la fundación japonesa AOKI en los años 80 quien intentó convertirla en un hotel, planes que se vieron interrumpidos cuando se abrió el proceso para su clasificación como patrimonio cultural. De esta forma el ayuntamiento de Sintra logró adquirir la Regaleira y constituyó la fundación Cultursintra, hoy responsable de su gestión. Los españoles son los turistas que más visitan este lugar aunque todavía no es tan conocido como el Palacio da Pena, otro de los monumentos de Sintra. Este ejemplo de “revivalismo manuelino” sigue sorprendiendo a los que por allí pasan. Un viaje por la tierra, un descenso a la oscuridad y un ascenso a la luz. Grutas, pozos, fuentes, cascadas, túneles y puentes. Un jardín armónico y un palacio monumental. Un lugar para regresar.
Fuente: ABC
¿Qué es el esoterismo? ¿Hay una parte de esoterismo en la masonería? Es indudable, ya que parece incluso elemento esencial de la masonería.
Todos los rituales masónicos se construyen a base de símbolos progresivamente desvelados al masón a medida que avanza en la jerarquía de los grados. Por ejemplo: el simbolismo del Templo significa, ante todo, un lugar de trabajo y de fraternidad. Pero, al mismo tiempo y, a otro nivel de interpretación, significa un templo que hay que elevar en nuestro propio corazón.
Queda bien claro que la masonería no entra en disquisiciones religiosas, se prohíbe hablar de las Iglesias establecidas, o se impide implantar en las Logias un dogma cualquiera. Que a este respecto haya en la historia de la masonería y, particularmente, en Francia e Italia, periodos lamentables para su reputación, es algo que forma parte de inevitables accidentes históricos poco relevantes para poner en entredicho una inveterada tradición masónica; de ahí que convivan en ella hombres no alineados necesariamente en ninguna Iglesia prestablecida, sean creyentes o simplemente cristianos, y Hermanos que practican su religión; todos se sienten miembros de una gran Iglesia Interior compuesta de hombres de buena voluntad. Read more