Anarquismo y masonería como componentes paralelos en el protestantismo de la Segunda Reforma en España, durante el siglo XIX.
Por aquellos años protestantismo y masonería tuvieron consonancias de difusión simétricas, como veremos más adelante.
Algunos como Gerald Brenan [iii] han ensayado también la relación existente entre el anarquismo y el protestantismo español, aunque no por razones anticlericales, ni por esa violencia que emerge de impulsos sociales incontrolados, sino como una ideología adecuada para hacerse notar las minorías en el caso protestante.
En algunos momentos la simpatía o el interés por el protestantismo fue una etapa inicial en la evolución personal que llevó al anarquismo a determinados protestantes que llegaron a ser adalides del anarquismo nacional e internacional. Tampoco podríamos negar que fuese al revés, que el ideal anarquista y revolucionario impulsase a conocer la fuentes cristianas surgidas de la Biblia.
Sea como fuere, entre los primeros militantes anarquistas españoles, figuran los protestantes como los pioneros de la Internacional, sin embargo ni los anarquistas, ni los liberales y republicanos serían los que apoyaron al protestantismo por estas fechas de 1872-1873 de abundante excitación política. En realidad nunca lo hicieron, salvo ciertas simpatías en defensa de la libertad de cultos, la apertura de cementerios civiles y poco más.
NICOLÁS ALONSO MARSELAU
Uno de los casos más conocidos de aquellos primeros dirigentes anarquistas es el de Nicolás Alonso Marselau. Fue un hombre de muchas idas y venidas en su evolución política y religiosa. Seminarista en Granada y protegido del arzobispo, se puso en contacto con Matamoros y huyó a Inglaterra desde Gibraltar. Sería incluido como protestante en la causa de Matamoros y condenado en rebeldía a cuatro años, siguiéndose carteando con Matamoros y Alhama. Volvería a la iglesia romana en 1863 abjurando en acto publico en Liberpool, aunque, según cita García Rubio [iv] , cuatro años después, Nicolás Alonso se hallaba en Málaga dirigiendo un culto en la iglesia evangélica de aquella ciudad, en los locales de la escuela y que llamaba “escuela cristiana del evangelio”. [v] Por distintas localidades de Andalucía anunció el Evangelio al lado de Cristóbal Blanco [vi] . En 1868 estaba en Sevilla donde editaba un periódico protestante “El Eco del Evangelio” a la vez que participaba activamente en los trabajos del partido republicano.
Fundó “La Razón ” algo antirreligioso o mejor anticatólico, que además era portavoz de la Internacional y escribió folletos como “El evangelio del obrero”.Señalaba Nicolás Alonso en tono apocalíptico que “el obrero es hijo del trabajo, de la miseria y de las lágrimas”, es el portador actual de la “luz” y la “verdad” que tantos precursores han predicado antes que él vanamente. El Obrero (con mayúscula) viene al mundo a redimir a la humanidad, a la vez que vengar a esos precursores (“toma el bieldo y purifica la era social” aconseja siguiendo a San Juan). Es tentado por tres veces por el “rico”, pero le responde “no solo de pan vive el hombre”. Como podemos ver la fusión de ideas e ideales evangélicos se mezclan con los político-sociales. El 1874 tras desdecirse de su internacionalismo se hace por un tiempo novicio trapense, abjurando ante la corte de D. Carlos en Tolosa y en 1882 Menéndez Pelayo le hacía en un convento. Nosotros sabemos sin embargo que entre los Documentos de la American and Foreign Christian Union con sede en Nueva York, aparece Nicolás Alonso Marselau como colportor –misionero de 1868-69 a 1879 [vii] .
Para Eloy Arias [viii] considera que el mejor ejemplo del internacionalismo sevillano “es el de Nicolás Alonso Marselau, ex seminarista granadino que tuvo que huir en 1856 a Gibraltar al ser perseguido por sus relaciones con los protestantes…” y el semanario antes citado El Eco del Evangelio …”
Ligado al republicanismo federal, “comenzó su exhibición -como cuenta Anselmo Lorenzo- en las reuniones de propaganda republicana de Andalucía y en los clubs de Sevilla, donde comprometía al partido dando a sus discursos cierto carácter radical y demagógico que no encajaban en los programas de los republicanos gubernamentales, y que éstos toleraban por fuerza, reconociendo que lo principal por el momento era el proselitismo .. “. Combinó su militancia republicana federal, formando parte de los comités directivos del partido, y la colaboración periodística en La Fraternidad, órgano del dicho partido, con la creación en 1870 de un sociedad naturista y librepensadora llamada La Razón y en marzo de 1871 de un semanario de igual nombre, que alternaba los asuntos antirreligiosos con los sociales llegando por último a convertirse en órgano de la Internacional. La orientación internacionalista de Marselau quedo bien plasmada con su encarcelamiento a mediados de 1871 por sus implicaciones en la oleada de huelgas en la Sevilla del momento, por sus relaciones con los zapateros y por la publicación de diversos artículos en su revista La Razón, actividades que le serían recompensadas con la elección como delegado de la sección española en El Congreso de la Internacional de La Haya/Saint-Imier en 1872.”
No dejaría de tener implicaciones en el sector político e ideológico el asunto Matamoros cuando a finales de 1861 tuvo lugar el levantamiento de Loja, a pocos kilómetros de su prisión granadina. El grito de “Abajo el Papa” que se escuchó entre las huestes de Pérez del Álamo y que estaba relacionado con la cuestión italiana, preparó al fiscal para acusar a Matamoros [ix] de instigador de la revuelta y de supuestos propósitos “socialistas” y “protestantes” y algunos personajes importantes salieran convencidos de ello. Así fue como el ministro de Gobernación, Posada Herrera, hablando en las Cortes algunos meses después, decía: “Esa revolución era democrática y socialista y antirreligiosa”;habría habido, según él, una sociedad carbonaria en Loja y otra religiosa “que recibía sus órdenes e inspiraciones desde Gibraltar”.
ANSELMO LORENZO
Para nuestro propósito señalar la concurrencia entre protestantismo y republicanismo también en Anselmo Lorenzo llamado “el abuelo del anarquismo español”.
En el capítulo 8 de su famoso libro “El proletariado militante” relata su peripecia protestante al lado de Armstrong y Cambell que le propusieron, dada su inteligencia y aptitud, el ser un dirigente de su iglesia junto a los hermanos Eduardo y Pedro Castro. Sería imposible dar cuenta de las alusiones al Cristo pobre y revolucionario que se reiteran en las publicaciones ácratas; cf., por ejemplo, “Los pobres de Dios”, en Acracia n. 27, Marzo 1888, ambos de Anselmo Lorenzo. Sin embargo parece no estar de acuerdo con las formas de presentar ese Evangelio o de su puesta en práctica.
Los que siguieron como predicadores serían los hermanos Castro. Pedro sería después pastor en Valladolid y Eduardo en San Anselmo junto a otro exsacerdote liberal, republicano y regionalista como era Félix Moreno Astray pastor en Camuñas.