No hace falta ser un genio para discernir en la música de Mozart, claros contenidos que no están al alcance de la multitud. Son aquellos elementos dispersos e inadvertidos en multiplicidad de partituras, los que ligan al gran maestro de Salzburgo con tendencias políticas asociadas con el Iluminismo y la Masonería…
La flauta Mágica es una de las óperas más elaboradas donde se alcanza una enorme acumulación de signos cifrados y mensajes crípticos del divino Mozart…Obertura de la Flauta Mágica
La obra ideada con propósitos inmediatos, debía recoger principios básicos de la Masonería y exaltar, mediante la música, la fraternidad universal de sus miembros. Al propio tiempo, se mantendrían ocultas las alusiones a los ritos iniciáticos y a las diferentes ceremonias. El propio argumento sugiere la dialéctica luz-tinieblas.
La luz es encarnada por el enigmático sacerdote Sarastro; las tinieblas, por la siniestra Reina de la Noche, sombrío personaje que desde un principio procura confundir al protagónico príncipe Tamino en su ruta hacia la iniciación. Segunda aria de la Reina de la Noche
Para quien escucha o presencia la célebre opera, la reina de la noche es un paradigma de causas perdidas. Más parece un ángel caído cuyo único fin es estorbar la propagación de la luz, encarnada por Sarastro. La escolta es un trío de damas mentirosas y audaces, junto a un carcelero negro llamado Monostatos.
Hablando históricamente, Sarastro (el sacerdote portador de la luz) es inspirado en Ignaz Von Born, jefe masón a quien Mozart dedica por aparte una inspirada obra. El nombre mantiene una curiosa referencia a Zoroastro (Zaratustra), de la mitología persa.
En la numerología masónica, el 3 es un número particular, relevante durante toda la obra. Con 3 acordes se inicia la Obertura, y cada uno de ellos se repite en diferente inversión hasta sumar otros tres. En la notación occidental, la pieza se escribe en Mi Bemol Mayor, cuya armadura implica la presencia de 3 bemoles. Cada uno de los acordes, 3 en total, responde a la llamada que realiza el aspirante a la iniciación a las puertas del templo. Tres son las damas, secuaces de la Reina de la Noche; a igual número llegan los genios o adolescentes; tres son los templos: Sabiduría, Razón y Naturaleza. Por último, tres son los consejos que se dan al iniciado (Tamino): Silencio, Fuerza y Constancia.
Al margen de las consideraciones anteriores, La Flauta Mágica trasunta sencillez. La trama que la rige es un cuento de hadas en el que la protagonista es la Música que brota del maravilloso instrumento. Por otra parte se trata de un cuento con moraleja. Un príncipe, y aquí viene a cuento la sangre azul, debe superar un sinfín de obstáculos sin volver a ver atrás, sin caer en el síndrome de la mujer de Lot. Por ello la gran moraleja que se obtiene es la de no dar crédito a las apariencias. La burda trama que la reina y sus damas han echado a rodar solamente sirve para confundir. El iniciado porta consigo los medios para discernir entre el bien y el mal, entre el blanco y el negro, entre la luz y la oscuridad.
En la trama, los instrumentos musicales son las armas de la luz; la flauta aparece construida del más puro y centenario roble, símbolo de la fuerza y de la resistencia. Igualmente aparece el Glockenspiel del pajarero Papageno que tiene la virtud de hechizar. Aria de Papageno El inusual y poético equilibrio entre drama, hermetismo, nobleza y comicidad hace de La Flauta Mágica una ópera irrepetible… ¿Nos sorprendería el hecho de que Goethe, al estilo Sarastro, en los postreros momentos pidiera “Luz, más Luz”? Acaso recordaríamos los instantes finales del gran compositor Gustav Mahler, quien sumido en la semiinconsciencia musitaba solamente Mozart, Mozart, Mozart.El Divino Mozart, divino y masón, es el centro mismo de tal expresión estética, el mágico poder de la palabra cantada, de la música viva y trascendente, lo erige en portador de la Lira de Orfeo. Seres animados de cualquier reino se inclinaran ante el mágico poder de su armonía, que comprueba una vez más que la luz y el movimiento del Cosmos lo adoptaron para siempre como su bien amado. Marcha de los sacerdotes (comienzo del segundo acto)
Ancora, 10 de agosto de 2008 La Nación, Gonzalo Castellón