Oscar Wilde (1854-1900) fue iniciado el 25 de mayo de 1875 en la logia universitaria Apollo nº 357 de Dublín
De entre los grandes escritores ingleses masones, como Alexander Pope (1688-1744), Sir Walter Scott (1771-1832), Anthony Trollope (1815-1882), Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) o Rudyard Kipling (1865-1936), hay que citar también al famoso dublinés, Oscar Wilde (1854-1900). El joven Wilde pasó del Trinity College de Dublín, al Magdalen College, de Oxford, e hizo amistad con el príncipe Leopoldo en aquellos años universitarios. Éste era hijo de la Reina Victoria y también francmasón, llegando a ser Venerable maestro de la logia universitaria Apollo en 1876.
A la logia Apollo de Oxford entraría Wilde iniciándose de la mano de su colega John Edward Courtnay Bodley, del Balliol College. Oscar Wilde se iniciaría el 25 de mayo de 1875 con otras dos personas, en una tenida en la que hubo también un pase a compañero y una elevación a maestro, es decir, un día muy lleno de eventos masónicos. En esto el joven Wilde no hacía sino seguir los caminos iniciáticos de su padre, masón en Irlanda. La logia universitaria de Apollo, hoy número 357, todavía continúa trabajando con un ritual histórico y vestidos tradicionales desde hace dos siglos.
La masonería ocupó muchos de sus días en Oxford, fascinado por los grados y sus misterios. Pasó al segundo grado el veinticuatro de abril, y el veinticinco de mayo de 1875 ya sería elevado al grado de maestro masón, para vincularse luego a la logia Churchill en noviembre, donde llegaría a ser Guarda Templo Interior, entre otros cargos. En noviembre de 1876 llegaría al grado dieciocho Rosa Cruz del Capítulo de la Universidad de Oxford nº 40, lo que traería consecuencias importantes al revigorizar con nuevos impulsos su religiosidad de origen católico, ya que ese rito está impregnado de contenidos trinitarios.
En 1878 fue a Londres donde se casaría con Constansce Lloyd en 1884. Allí pasaría una década debatiéndose entre lo que es aceptable moralmente o no, hasta que en 1895, en la cumbre de su gloria, fue procesado por sus prácticas homosexuales con un joven muchacho de alta alcurnia, Lord Alfred Douglas, acusado por el padre de éste y el marqués de Queensberry y encarcelado con dos años de trabajos forzados que le hundieron moral y físicamente. Una vez cumplida su condena se refugió en París con otro nombre, para no ser reconocido y allí, por el trato con un sacerdote irlandés volvió a convertirse al catolicismo, del que se había alejado en 1880, cuando también dejó la masonería. En 1900 murió en París. Entre sus obras, la que muestra una mayor y clara influencia masónica es Vera o los nihilistas (Vera or the Nihilist), donde aparece en el primer acto un encuentro de conspiradores que transmiten su palabra de paso en una ceremonia, con clara influencia en el ritual masónico, combinando varios ritos, como el de la Marca. Sin embargo, en esa época, 1880, ya había dejado la Francmasonería. De modo más sutil podemos hallar rastros del pensamiento masónico y una religiosidad íntima en varias de sus obras. Aunque tal vez la más famosa sea su novela El retrato de Dorian Gray, así como numerosas piezas de teatro, como Salomé; también tiene varias obras poéticas en las que se ven problemas morales, se denuncian situaciones políticas y sociales o se percibe una libre religiosidad. Tal vez la más conocida de sus obras poéticas sea su Balada de la cárcel de Reading, donde muestra su espanto por la ejecución de un compañero de la cárcel, lo mismo que es especialmente leído su libro De Profundis, donde habla de lo que le ha conducido a la ruina. Pero además de estas hondas obras, con temática social crítica, tiene poemas dedicados tanto al discípulo como al maestro; alguno incluso dedicado al maestro de sabiduría. Read more

Wolfgang Amadeus Mozart fue francmasón durante los siete últimos años de su vida. La orden masónica jugó un papel importante en su vida y obra.
Si se analiza la amplia bibliografía dedicada al tema de jesuitas y masones, pueden establecerse tres enfoques dispares:
No me dirijo a los hombres. Me dirijo a Ti, Dios de todos los seres, de todos los mundos, de todos los tiempos; si es permitido a débiles criaturas, perdidas en la inmensidad e imperceptibles para el resto del universo, atreverse a pedirte algo, a Ti, que todo lo has dado, a Ti, cuyos decretos son inmutables y eternos. Dígnate mirar con piedad los errores de nuestra naturaleza; que esos errores no sean calamidades. No nos has dado el corazón para aborrecernos y las manos para degollarnos. Haz que nos ayudemos mudamente a soportar el fardo de una vida penosa y fugaz; que las pequeñas diferencias entre los trajes que cubren nuestros débiles cuerpos, entre nuestros insuficientes lenguajes, entre nuestros ridículos usos, entre nuestras imperfectas leyes, entre nuestras insensatas opiniones, entre nuestras condiciones tan desproporcionadas a nuestros ojos y tan iguales ante Ti, que todos esos pequeños matices, en fin, que distinguen a los átomos llamados hombres, no sean señal de odio y persecución; que los que encienden cirios en pleno mediodía para celebrarte soporten a los que se contentan con la luz de tu sol; que los que cubren su traje con tela blanca para decir que hay que amarte, no detesten a los que dicen lo mismo bajo una capa de lana negra; que sea igual adorarte en una jerga formada de antigua lengua, que en una jerga recién formada; que aquellos cuyo traje está teñido de rojo o morado, que dominan una partícula de un montoncito del barro de este mundo y que poseen algunos redondeados fragmentos de metal, gocen sin orgullo de lo que llaman grandeza y riqueza, y que los demás lo vean sin envidia; porque Tú sabes que no hay en esas vanidades nada que envidiar ni de qué enorgullecerse.
Por primera vez en la historiografía, se teoriza en este trabajo sobre las influencias, concurrencias e interrelaciones de índole emblemática e ideológica que existieron entre estas dos culturas políticas: la francmasonería y el obrerismo. Para ello el autor, partiendo de un cuestionario de trabajo preliminar, intenta darle respuesta a éste, desarrollando un reflexivo discurso en torno a los probables orígenes causales de aquellas diferentes adecuaciones o asimilaciones iconográficas e ideológicas habidas entre estas dos culturas políticas, como: la acción filantrópica y de cohesión social llevada a cabo por la masonería con respecto al proletariado; la influencia que, en el movimiento obrero, ha tenido el constructo “masón=revolucionario”; y la tradición revolucionaria burguesa o liberal, recogida también por el obrerismo, de apropiarse de la iconografía y algunos rituales masónicos para proyectar “instrumentalmente” sus categorías ideológicas.
A la vigorosa y constante lucha antimasónica librada por la Iglesia católica y las derechas tradicionalistas, hay que añadir la antimasonería de los movimientos anárquico, socialista y comunista.
¿Qué interés llevó a Krause a hacerse masón? ¿Qué interés lo llevó a entregarse a la investigación histórica y a la reforma de la masonería? Se ha señalado la coincidencia de Masonería e Ilustración en la defensa y propagación de los grandes ideales humanistas de la época. Krause es un filósofo que ha barruntado que la Hermandad masónica constituye la única institución histórica que tiene como finalidad y razón de ser el cultivo en el hombre de su pura y completa humanidad, a diferencia de otras instituciones muy buenas y necesarias, a cuya cabeza van la Iglesia y el Estado, pero cuyas finalidades de formación humana son sólo parciales.