Durante el siglo XVIII la masonería fue condenada en distintas ocasiones por el papado. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucediera en España, Portugal o los Estados Pontificios, estas condenas no fueron promulgadas inmediatamente ni en Francia, ni en Inglaterra, ni en Alemania, ni en Austria, ni en sus estados vasallos. Ello permitió que en las logias establecidas en los territorios de estos países conviviesen católicos con protestantes, e incluso se registrase en las mismas la presencia de religiosos y sacerdotes. Las regiones que componen la actual Bélgica disfrutaron de esta situación, hasta que en 1837 el arzobispo Sterck y sus obispos sufragáneos enviaron a todos los párrocos de su dependencia una circular haciendo públicas las excomuniones contra la masonería. El conocimiento del documento episcopal, obligó a muchos, como el fundador de la Universidad Libre de Bruselas, T. Verhaegen, a separarse de la Iglesia. Ello condujo a una clara politización y a una toma de postura anticlerical, e incluso antirreligiosa, del Gran Oriente de Bélgica. En consecuencia con estos hechos, en 1854 suprimió el artículo 135 de sus estatutos, que prohibía las discusiones políticas y religiosas en logia, y en 1872 el artículo 12, que obligaba a creer en Gran Arquitecto del Universo y en la inmortalidad del alma.
La conducta del Gran Oriente de Bélgica fue seguida años más tarde por el Gran Oriente de Francia. Además, la política de Napoleón III, favorable a la unificación italiana, y las posturas antiliberales de la encíclica Cuanta Cura y del Syllabus aumentaron en los masones franceses su rechazo de lo católico y estimularon las iniciaciones de agnósticos y ateos. Finalmente, en 1877, cinco años más tarde que su homónimo belga, el Gran Oriente de Francia eliminó también de sus estatutos la obligación de creer en el Gran Arquitecto del Universo, en la inmortalidad del alma y prestar juramento sobre un libro sagrado.
Las determinaciones tomadas por los Grandes Orientes belga y francés ocasionaron en los medios masónicos anglosajones un verdadero escándalo de modo que la Gran Logia de Inglaterra rompió todos los lazos con aquellas familias masónicas continentales.
A partir de entonces se estableció una nueva y trascendental división en la masonería universal, pasando en adelante el conjunto de obediencias a denominarse «regulares» o «irregulares». Las primeras, englobadas en lo que ha venido conociéndose como dependientes de la masonería anglo-sajona, se caracterizaban por mantenerse dentro de la más estricta ortodoxia andersoniana, por prohibir rigurosamente hablar en las logias de temas políticos y religiosos y por admitir en su seno sólo a varones que creen en Dios y en la inmortalidad del alma. Esta masonería “regular”, representada principalmente por la Gran Logia de Inglaterra, tiene una presencia mayoritaria en países anglosajones y cuenta también con importantes asentamientos en países latinos. Read more

Con el comienzo de siglo y a raíz de la guerra de Transvaal en el África Austral, nuevamente se oyó la voz de la masonería a favor de la Paz. Esta vez la noticia la recoge el Boletín Oficial de la Gran Logia Simbólica Regional Catalana-Balear, del mes de abril de 1900. Bajo el epígrafe “Por la Paz” se dice: «La Gran Logia Catalana-Balear se ha adherido a la petición iniciada por el Gran Oriente de los Países Bajos, dirigida a las potencias masónicas de la Gran Bretaña, de Irlanda y del África del Sur, protestando de los motivos antimasónicos que han ocasionado la guerra del Transvaal y exhortándoles a que hagan cesar las hostilidades en el África Austral».

Gran Priorato de las Ordenes Unidas, Religiosas, Militares y Masónicas del Temple, de San Juan de Jerusalén, Palestina, Rodas y Malta

Gran Consejo de Reales y Selectos Maestros




Orden Conmemorativa de Santo Tomás de Acre
Gran Priorato Rectificado de España
Caballeros Sacerdotes Templarios del Sagrado Arco Real u Orden de la Sagrada Sabiduría



Quizá sea la Estatua de la Libertad la escultura de raigambre masónica más célebre de nuestra reciente historia del arte. Airosa de líneas, magnífica en su concepción, obra maestra de ingeniería por añadidura, la colosal figura enarbola una antorcha cuya luz, espiritual amén de material, derrama hasta los confines del mundo. Estandarte de libertad para todos los hombres, con independencia de su credo y su origen, símbolo por antonomasia de la verdad, la tolerancia y la justicia, se erige a la entrada del puerto de Nueva York, de cara a Europa, como luminaria axiológica de la civilización occidental contemporánea.
Uno de los casos más grotescos de la dura polémica entre la Iglesia católica y la masonería a finales del siglo pasado, y que dio origen a la leyenda del satanismo en la masonería, es el de Leo Taxil, francés, cuyo verdadero nombre era Gabriel Jogang Pagés, nacido en 1854 en Marsella. A los 19 años comenzó su doble carrera de periodista y fumista. Llegó a movilizar varias chalupas con más de un centenar de soldados armados de arpones para buscar los tiburones que infestaban la rada de Marsella. Numerosos pescadores habían dirigido cartas angustiosas a las autoridades de la zona. Poco después se supo que los tiburones sólo existían en la imaginación de Léo Taxil, que era quien había escrito todas las cartas. Por esas fechas estaba de redactor en un periódico sensacionalista La Marotte que acababa de ser prohibido por delito contra las buenas costumbres. Más tarde, Taxil, condenado a ocho años de prisión, logró huir a Ginebra, donde reincidió. Las sociedades de eruditos y de arqueología de toda Europa recibieron la sorprendente noticia de que las ruinas de una ciudad romana aparecían bajo las aguas del lago Leman. Una vez más Léo Taxil se había vuelto a reír de la opinión pública.
Juan Gris (1887-1927) fue iniciado el 2 de febrero de 1923 en la Logia Voltaire del Gran Oriente de Francia. Pasó al grado de compañero el 18 de febrero de 1924 y al de maestro el 27 de febrero de 1925
El franquismo no hizo sino agravar e intensificar la fobia y la saña que los fascismos europeos de los años veinte y treinta habían lanzado ya contra la Masonería. En esta represión, ningún dictador como Franco ha llegado tan lejos en el acoso y métodos empleados, hasta convertir el antimasonismo en un «leit-motiv» de su régimen, bajo la teoría del «contubernio».
La institución masónica puede ser catalogada como decidida partidaria de la Ciencia y de sus avances sin ningún tipo de recelos. No podía ser de otro modo. Uno de los grandes principios masónicos, grabados en el frontispicio de su edificio filosófico, es el progreso de la humanidad. Consecuente con ello, todo lo que suponga un avance social, una mejora material o espiritual del común de los hombres, y la Ciencia proporciona multitud de ejemplos, recibe los beneplácitos de la masonería. Con mayor o menor explicitud, esas ideas pueden encontrarse en las declaraciones de principios y textos básicos de las diversas Obediencias masónicas.
La Royal Society se origina cuando doce hombres cultivados adoptaron la costumbre, poco después de 1640, de reunirse esporádicamente en Londres para conversar y discutir en la residencia de uno de ellos o bien en una taberna próxima al Gresham College. Al poco tiempo, bajo patrocinio del monarca, decidieron crear una asociación para el estudio de los mecanismos de la naturaleza.