La "Associated Press" reveló, el pasado 10 de julio, que la Agencia gubernamental de Estados Unidos para la Protección del Medio Ambiente (EPA) ha reducido el "valor de la vida estadística" de 7,8 millones de dólares (según sus cálculos de 2003) a 6,9 millones, en 2008. El valor de una "vida estadística" es el que supuestamente tiene para la sociedad americana salvar una vida humana, según la administración Bush.
La Agencia para la Protección del Medio Ambiente, creada en 1970 bajo la presidencia de Richard Nixon, nunca ha logrado realizar su trabajo sin interferencias y presiones, ejercidas por las grandes empresas norteamericanas y sus correspondientes lobbys políticos, para congelar o amañar la reglamentación oficial de cuanto concierne al medio ambiente. La dotación presupuestaria de la EPA se ha visto, además, progresivamente reducida durante los últimos años, limitando su capacidad investigadora. Durante la actual administración Bush, especialmente celadora del " mercado libre", se ha convertido, según algunos críticos norteamericanos, en un arma reservada de la Casa Blanca.
Explica la Associated Press que, cuando las agencias federales norteamericanas analizan nuevas disposiciones reguladoras, sopesan su costo frente a los beneficios potenciales de cualquier nueva reglamentación. El corolario sería que cuanto menor sea el precio de una vida para la administración, menor será la importancia de una regulación más estricta. Si una nueva reglamentación sobre vertidos tóxicos, por ejemplo, implica costos de aplicación de 18.000 millones de dólares, para evitar 2500 muertes potenciales, al precio de 7,8 millones por persona, el beneficio de tal prevención puede ser suficientemente alto. Pero si la evaluación de una vida es de 6.9 millones de dólares por persona, la aplicación de la nueva regla no resultaría "rentable" y podría no ser adoptada. Ello evitaría a las empresas afectadas invertir parte de sus beneficios en el invento.
En marzo último, la revista "Nature" comentaba en su editorial que "La EPA está perdiendo rápidamente la poca credibilidad que le queda. La administración Bush ha venido demostrando siempre más celo en la protección de intereses mercantiles que en la protección del medio ambiente... El toxicólogo Stephen Johnson, al frente de la EPA desde 2005, actúa con absoluto desprecio de la ley, de la ciencia y de las mismas normas de la Agencia, incluso desoyendo las angustiadas protestas de sus propios subordinados."
En ese marco se sitúa la depreciación de "una vida estadística". Según el informe emitido el pasado mes de abril por la Union de Científicos Afectados, tras consultar a 1600 investigadores de la EPA, el sesenta por ciento de ellos han declarado haber sufrido presiones políticas relacionadas con su trabajo durante los últimos cinco años y más de la mitad revelaron que se les impidió comunicar sus experiencias a los medios de comunicación.
Por otra parte, el Presidente Bush, siguiendo en ello a su padre y a Ronald Reagan, continúa celebrando, el tercer domingo de enero de cada año, el "Día de la Santidad de la Vida Humana", instituído en su momento para protestar contra la legalización del aborto. En esa fecha del presente año, Bush declaraba públicamente: "Reconocemos que cada vida contiene una dignidad inherente, de valor incalculable, y reafirmamos nuestra inquebrantable determinación de defender a los más débiles y vulnerables miembros de nuestra sociedad".
Hasta ahora, el mismo caballero ha permitido ejecutar más de 150 penas de muerte y ha decretado una guerra de invasión y ocupación que ronda el millón de muertos.