El 29 de Octubre de 1923 Mustafa Kemal "Ataturk" fundaba, sobre las ruinas del Imperio Otomano, la moderna Republica de Turquía. Conforme a sus propias palabras, las bases del nuevo Estado habrían de ser la europeización y el secularismo, por lo cual fue abolida la Ley Islámica, separando así Religión y Estado, y fue proclamado un nuevo Corpus Legal basado en el código civil suizo, el penal italiano y el mercantil alemán. Los derechos civiles de las mujeres, indicador del grado de libertad de las sociedades, fueron promovidos desde su misma base, la educación, y se reconoció a la mujer los mismos derechos que al varón.
Todas estas reformas, acometidas en apenas diez años, trasformaron la faz de la antigua Turquía y, sin estar exentas de algunas sombras, configuraron a finales de los años 1930 un Estado y una Sociedad Civiles que, insertos en el marco cultural oriental, presentaba, al menos formalmente, la mayoría de las características requeridas a eso que damos en llamar "Estado de Derecho".
Se negaba así, con varias décadas de adelanto, la pretendida incompatibilidad entre el mundo islámico (entendido dicho término sólo como referente histórico) y los valores laicos y democráticos que deben respetar y promover cualquier Estado que quiera proclamarse defensor de los Derechos de los ciudadanos.
En el tránsito experimentado por Turquía desde la decadencia del Imperio hasta la proclamación de la República no estuvo ajena la Masonería y otros movimientos más o menos próximos. Las primeras logias de las que tenemos noticias, extranjeras, aparecen en Turquía a mediados del siglo XVIII, pero no será hasta finales del XIX cuando, a imitación del movimiento no masónico de los Carbonarios italianos, nazca lo que habrá de ser el partido Unión y Progreso (más conocido como Jóvenes Turcos) que, especialmente en la primera década del siglo XX, establece los principios sobre los que más tarde Ataturk llevará a cabo sus reformas.
El mismo Ataturk perteneció a los Jóvenes Turcos antes de crear su propio Partido (el Republicano del Pueblo) y, si bien existen dudas, parece ser que fue iniciado en Masonería. Ciertamente la defensa de los valores laicos y la relevancia de la Masonería en el entramado social que dio nacimiento al moderno Estado Turco apuntan una posible pertenencia a la Orden, si bien el hecho que la actividad de las Logias fuese prohibida en 1935 arroja grandes dudas sobre el particular.
En efecto hubo sin duda errores en el proceso, algunos de ellos de gran gravedad, ensombreciendo la figura del llamado padre de los turcos. Entre ellos, y especialmente relevante por las implicaciones que supuso en el futuro, el excesivo peso del Ejercito turco como garante del Estado Laico.
Pero lo cierto es que llegados a las puertas del siglo XXI la moderna Republica Turca, con sus contrastes entre la moderna Estambul, la funcionarial Ankara, la industrial Esmirna, el turístico sur y el aún arcaico interior, se asemejaba a un faro que marcase el camino a otros Estados de base islámica que deseasen arribar a un puerto que, de alguna manera, simboliza el ideal que ampara la Unión Europea.
Sin duda fue minusvalorada la inercia de siglos, se descuidaron las bases de las reformas dando prioridad a las apariencias frente a las tozudas realidades, y se confió demasiado en una reforma de arriba hacia abajo, pero ya desde finales del siglo XX se nos demostró que, como nos dijese un día Bertolt Bretch, "el vientre de la bestia es todavía fértil".
Y la bestia despertó de nuevo.
Alentado por un falso enfrentamiento global entre pretendidos bloques, por una crisis nacional económica y demográfica, por un olvido del desfavorecido medio rural ... y, por qué no decirlo, por unas reformas que no llegaron a transformar las estructuras sociales, desde finales del siglo pasado el Integrismo de rostro amable no deja de crecer en Turquía.
Y crece amparándose en el reparto de unos fondos económicos procedentes de no se sabe dónde, que le dan un aspecto populista y un innegable atractivo frente a las clases humildes ... y le permiten al Estado laico aliviar sus exiguas arcas ... a un precio, a la larga, muy alto.
Crece también, y absurdo es negarlo porque todavía estamos a tiempo de enmendarlo, por la falsa (e interesada) idea de una Europa cristiana, de la pretendida base cristiana de la Democracia, etc. que hace albergar dudas al turco medio sobre camino modernizador emprendido.
Todo ello ha hecho que, sin demasiado interés por nuestros medios de comunicación, y acaso con un mezquino interés por parte de nuevos adalides de modernas cruzadas, en Turquía, hoy, se esté librando una de las grandes batallas que decidirán nuestro futuro próximo.
La tolerancia, base de la Masonería como lo es del Estado Laico, supone la aceptación del otro, pero dicha aceptación es siempre mutua. El acceso al poder de aquellos que lo harán basados en la tolerancia para, una vez aposentados en él, limitar las libertades sobre la base de sus ideales no es permisible en modo alguno.
La tolerancia exige ser intolerante con el intolerante. Y la Turquía Laica ha decidido decir basta.
La nueva y aparentemente definitiva ofensiva liderada por Gul y Erdogan, líderes del islamista AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), pretende copar, con un programa político claramente reaccionario, la Jefatura del Estado y la del Gobierno, para una vez en ellos promover una serie de reformas legislativa que acaben abocando a Turquía a un régimen islámico.
Ante ello la sociedad civil ha decidido actuar y al grito de "Turquía es laica y seguirá siéndolo" se ha manifestado en las principales ciudades del país (Ankara, Estambul, Manisa y Esmirna) comenzando un movimiento en defensa de los valores democráticos y el mantenimiento de la separación entre la Religión y el Estado.
No estamos ante un movimiento de carácter político, y por lo tanto vedado a la acción masónica, sino netamente social en defensa de los valores que fundamentan el único marco en el cual nuestra Orden, de igual modo que cualquier ideal de progreso y libertad, puede vivir.
La lucha en la que hoy están embarcados los promotores del mantenimiento del Estado Laico en Turquía es especialmente relevante, no solo por sí, sino porque su triunfo implica que la aparente singularidad de Turquía en el mundo islámico puede ser exportable, y mostrar el camino a otras sociedades a las cuales, hoy, las diferentes alternativas que se les presentan son a cual más oscuras.
En la defensa del Estado laico Turco no podemos abandonar a nuestros hermanos.
Nota: No en vano el primer atentado integrista registrado en Turquía, en Noviembre de 2003, lo fue contra la sede de una Obediencia Masónica.