Personajes coruñeses | Arturo Taracido Veira
Firma: Carlos Fernández
08 noviembre, 2005
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Su militancia política, unida a su pertenencia a la masonería, le causó persecución y encarcelamiento durante el régimen franquista que sobrellevó con orgullo y resignación.
Nacido en A Coruña en 1887, Arturo Taracido Veira estudió en la Escuela de Profesorado Mercantil, de la que sería profesor auxiliar. Se dedicó al comercio, siendo gerente de la compañía Laboratorios Orzán.
Amigo de Casares Quiroga
Asistió, con Casares Quiroga, del que era gran amigo, a la reunión, en 1930, del Pazo de Lestrove, en donde se suscribió el pacto que dio lugar al envío de Casares a la reunión republicana del mismo verano en San Sebastián, germen de la Segunda República.
Taracido fue concejal y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento coruñés al comienzo del régimen republicano, así como miembro de la Diputacion Provincial. También fue directivo y presidente del Casino Republicano, formando parte en 1934 de Izquierda Republicana, el partido de Casares, Azaña, Marcelino Domingo y otros, creado en 1934.
Su ideología política y su condición masónica (era grado 3º de la Logia Suevia, con el nombre simbólico de Pangloss ) hicieron que fuese denunciado en los primeros días del alzamiento de 1936 y detenido, salvándole la vida Manuel Sáez.
Encarcelamiento
Tras pasar la guerra encarcelado, Taracido fue condenado a doce años por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo, así como a inhabilitación absoluta perpetua para cualquier cargo público. En un informe policial de 1937 se le calificaba como «elemento muy destacado de la nefasta política republicana».
A finales de 1941, ingresó en la prisión madrileña de Conde Peñalver, pasando allí dos años y tres meses. El consejo de ministros le conmutaría la pena por la de seis años y un día de confinamiento. Estuvo en la isla de Fuerteventura y después en León y Lugo, finalizando su condena en octubre de 1946.
Refugio
Su domicilio del número 31 de Juan Flórez siempre estuvo bajo sospecha en los seguimientos policiales. Protegió, dentro de sus limitaciones, a varios republicanos, entre ellos a Esther, la hija de Casares Quiroga, que estuvo retenida 19 años en A Coruña acusada de ser hija de su padre.
Entre sus escritos destacaba uno, titulado Cartas a mis nietos: el culto de la violencia . Decía entre otras cosas: «Sobran en la historia de la Humanidad ejemplos de enemigos de la violencia cuando eran víctimas de ella y que luego, al verse dueños del poder, la aplicaron a sus detractores con más saña que la que habían empleado con ellos». Arturo Taracido falleció en A Coruña en los años 70.