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Catedrales, masones y signos lapidarios

Para empezar, los masones nunca fueron ateos ni brujos, sino más bien albañiles, constructores, para quienes Dios era el “Gran Arquitecto”.

A este tema lo puso de moda el libro “El Misterio de las Catedrales”, que en 1929 reveló las curiosas relaciones de una logia gremial medieval con las ciencias musulmanas, los conocimientos judíos y las devociones prácticas de los Caballeros Templarios. Mucho antes de fermentar revoluciones en Francia, Estados Unidos y muchos países latinoamericanos, los masones se dedicaban a lo suyo, a construir. Hay quienes sostienen que el creador de la masonería, también fue el constructor del templo de Salomón. Porque no importa la religión, para ellos lo relevante era construir… y después, casi como una consecuencia, tolerar y todo lo que eso implica. ¿Hay que explicar que éste, como todos los artículos de Viajes, no es ni a favor ni en contra de nada, ni de nadie, ni de lo que está arriba, abajo, a la derecha o a la izquierda? No me le busques patas a la sota.

Por Alberto Moroy

Seguro que usted habrá leído o escuchado sobre el misterio de las catedrales. Fue el titulo de un famoso libro escrito en 1922 y publicado en París en 1929. “Le Mystère des Catedrales” Hoy vamos a abordar una temática poco conocida que tiene que ver con sus constructores (Canteros, masones, lapidarios y varios mas), los que sin querer dejaron un toque esotérico, con sus sellos de difícil interpretación.

Podríamos decir que eran los arquitectos e ingenieros de hoy, pero recibidos en la facultad de la vida, aunque bastante mas rigurosas que nuestras facultades, con normas de practica y aprendizaje que duraban décadas. Sus obras (Catedrales) fueron y son monumentales, difíciles de “digerir” por su estilo, su magnificencia arquitectónica y la ingeniería de vanguardia empleada en su constucción. En muchos casos que se armaban como un “Rasti” (Juego de piezas plásticas de construcción por encastre), cuyas piezas se tallaban en forma separadas, donde un mismo artesano se dedicaba a tallar solo algunas partes (latomus) y la suma de varios “conformaban un todo”

De canteros a la masonería especulativa

Debido a que las transformaciones económicas, la mayor parte de las logias de la “masonería operativa” (mason cantero y muchos mas, eran sinónimos), dejaron poco a poco de ejecutar obras materiales, transformándose en organizaciones fraternales, pero conservando en parte, sus usos y costumbres tradicionales, naciendo asi .la “francmasonería especulativa” en el siglo XVIII (1717) hasta nuestros días.

El conocimiento gremial era algo secreto, por su propio sentido de existencia, sólo pasaba de maestros a aprendices, para evitar que surgiera competencia. En el caso de los constructores, ese conocimiento oculto da un paso más allá y se terminaron creando mitos, querían verse a sí mismos como los receptores de conocimientos trascendentes sobre la construcción física y espiritual en la sociedad. Este esoterismo “real” deriva con el paso de los siglos en la creación de la masonería, del francés maçon, albañil libre. Bajo el influjo actual de la masonería, muchos piensan que las marcas eran ejemplo de la magia masónica

 

El monasterio de Moreruela (Zamora 1162)

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Los Maestros constructores, en su búsqueda del conocimiento tuvieron contacto con las aljamas judías, con sabios musulmanes y matemáticos, y con la Orden del Temple, de ahí que al final adoptaran la estrella de seis puntas, y se denominaran, “hijos de Salomón”. Su Regla del Secreto, como anteriormente los pitagóricos, es categórica y se recoge en los “Estatutos de Ratisbona, de 1459”

El Castillo de Montalbán

Se trata de la fortaleza de mayor tamaño y complejidad de todas las existentes en la actual Castilla La Mancha (Cerca de Toledo) y una de las más importantes de la Península Ibérica Es realmente impresionante encontrar una fortaleza enorme, con sus defensas bien conservadas en medio de la nada. Con sus piedras llenas de marcas de cantería de simbolismo esotérico De allí partieron los caballeros templarios hacia la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.

Las Claves del Románico: Castilla “El maestro Miguel”

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Estatutos de Ratisbona, 1498

http://www.gle.org/sobre-nosotros/antiguas-constituciones/52-estatutos-de-ratisbona-1498-ev

Signos lapidarios

Algunos símbolos

Todos estos signos de esta tabla pertenecen á las Catedrales de Reims y Estrasburgo, excepto los que van seguidos de las letras T L F M L que son de Toledo, v Salamanca, Freixo, Moncorvo, Lamego y los ocho que siguen al antepenúltimo de la tercera línea inferior son de la Torre de Beja. Esta clasificación nos pone ante la vista todos los sistemas seguidos por los obreros medievales (Revista española año 1873)

Símbolos canteros medievales

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Clasificación

En el siglo XII ya existe una clasificación de obreros por profesiones; (cementar) los canteros o cortadores de piedra (latomos), y los albañiles o maçons (cementarlos) El latomus, el que da a la piedra su forma; cementarius, el que la coloca y la une a las otras con mortero. La palabra lapicida, designa también al trabajador de piedra, y en algunos documentos aparecen “tailliator petrae” o “caesor lapidum”, que es empleado a comienzos del siglo XII. En Inglaterra (Londres (1213), se empleaban las expresiones”lathomus liberarum petrarum” (tallista de piedras francas) y “sculptor lapidum liberorum”, según se escogiera la palabra de derivación griega lathomus (picar piedra) o la latina sculpo.

A veces se le llamaba simplemente maestro masón; así, puede leerse en la basílica colegiata de San Isidoro de León, sobre la tumba de Doña Sancha, la firma de un artista, posiblemente francés, cuyo nombre ha desaparecido, que dice: Mestre Mason Me Fist (maestro masón me hizo). La Doña Sancha de la que trata este post es la que fue hija de la Reina Doña Urraca y del Conde Don Raimundo de Borgoña y hermana del Emperador Alfonso VII. Nació en el año 1102. En Alemania también se utilizó el término gubernator (gobernador) o ingeniator (ingeniero), esta última designación era solo empleada para los constructores de castillos.

Tenemos dos categorías de obreros: el masón superior o cantero, que es el que trabaja la piedra, y el inferior o albañil, que no posee la misma formación y está encargado principalmente de colocarla. Y dentro del masón superior o cantero, todavía podemos distinguir entre el “artista” que trabaja la piedra blanca de adorno (para hacer molduras, capiteles estatua. Y el cantero simple que trabaja la piedra dura de sillería.

http://www.signoslapidarios.org/inicio/catalogo/archivo-de-imagenes

La firma o marca permite constatar la movilidad migratoria de grupos de canteros que trabajan en una misma región. Las piedras, por su parte, llevaban tres clases de marcas: la de la cantera que indicaba para qué parte del edificio iba destinada. La del cantero que la labraba y por último la de colocación, se marcaban los asientos y contra asientos y las piedras con molduras. La función de la marca de cantero era simplemente para poder contabilizar y cobrar sus piedras una vez terminadas

Gran Maestre de Rodas (siglo XIV) recibiendo a los maestros de obra / Curioso, usan asiento

La jornada de trabajo duraba siempre de sol a sol siendo en verano de 12 horas y en invierno de 8 horas, el domingo era día de descanso, asimismo los días de fiesta. Se pagaba por días o semanas, o por cantidad de trabajo realizado y por supuesto si caía enfermo o tenía un accidente, no cobraba, aúnque la logia aportaba una manutención mínima hasta que se reponía.

En Europa, la construcción se detenía en invierno, ya que debido a las nieves y heladas, no se fraguaba bien el mortero. Las paredes a medio levantar se cubrían con paja y estiércol y se reemprendía el trabajo en primavera. El cantero tallista podía seguir trabajando esculturas y detalles a cubierto en la logia. El resto de los canteros compaginaban trabajos en el campo.

En Francia, entre 1050 y 1350, se construyeron ochenta catedrales, quinientas grandes iglesias e innumerables parroquias las cuales algunas de ellas tardaban en construirse más de cien años.

Canteros medievales

http://www.catedralesgoticas.es/eni_canteros.php

Maestre Anton Pilgram St. Stephen’s Cathedral, Vienna 1513 / El Maestro Mateo (c. 1150 – c. 1200 o c. 1217) Catedral de Santiago de Compostela

Sepulcro de Doña Sancha (basílica colegiata de San Isidoro de León) / Cantero

Herramientas de canteros España

Los masones

La masonería comprende tres periodos convencionales: la masonería operativa que abarca los siglos XIII a XVI, la masonería de los aceptados, que abarca el siglo XVII y la masonería especulativa, que comprende desde el siglo XVIII (1717) hasta nuestros días.

Por un lado nos encontramos con la masonería operativa o de oficio, gremio de canteros que, sobre todo, construían catedrales góticas. Se trataba de un gremio muy cerrado, por los conocimientos que manejaba sobre el levantamiento de catedrales y por los códigos de comunicación que empleaban sus miembros. Con el devenir de los tiempos, estas construcciones góticas proporcionaron algún tipo de conocimiento iniciativo.

Símbolo de masones operativos / Enrique III acompañando al maestro de obras siglo XIV

 

Cuando las logias operativas empezaron a perder fuerza y poder, como es evidente por la disminución de trabajo y para poder sustentarse, empezaron a permitir el ingreso en las mismas a personas que no tenían ningún conocimiento de la construcción: miembros de la realeza, de la nobleza, de la banca, de las profesiones libres y del comercio. Esta etapa se le llamó de los masones aceptados, Las logias de este tipo se convirtieron en un espacio de librepensamiento y especulación filosófica. Si se trata de una transformación radical o progresiva, es algo que los historiadores se cuestionan hoy en día. En cualquier caso, al menos en Escocia, el vínculo orgánico entre la antigua masonería y la nueva parece incontestable. Las logias «no operativas» se hacen cada vez más numerosas en Escocia, Inglaterra e Irlanda.

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El Holocausto masónico en la España de Franco

Cubierta del sumario del Tribunal Espcial para la Represión de la Masonería y el comunismo contra Lluís Companys - TERMC Sumario 188Según acertada frase del conocido intelectual español Francisco Umbral los masones fueron los “judíos” de Franco. Si bien la rebelión militar contra la República Española del 18 de julio de 1936 acabó con todas las libertades democráticas para instaurar una férrea dictadura, sus efectos sobre los diferentes estamentos sociales y políticos de España fueron notablemente diferentes en función de las obsesiones particulares del que acabo siendo su jefe, el dictador General Franco.

Naturalmente que todos los partidos políticos democráticos, sindicatos, instituciones regionales nacionalistas, medios de comunicación e incluso sectores eclesiásticos, que fueran declarados desafectos al régimen, quedaron suprimidos y sus componentes perseguidos en represión de mayor o menor monto según circunstancias. Pero, para valorar hoy el alcance de las implicaciones del Estado Español para que éste asuma sus responsabilidades y reparaciones, no se puede englobar a todos los ciertamente perjudicados por la guerra civil, sino que la reparación solo puede alcanzar a aquellas personas e instituciones que de una manera específica fueron objeto de persecución como consecuencia de leyes y disposiciones explicitas que hoy, en la democracia existente en la Unión Europea, serían consideradas ilegales e injustas y que fueran creadas expresamente contra las mismas, como en el caso de las del régimen del General Franco en su persecución de la masonería y de los masones.

Para reparar los daños causados, al amparo de la Constitución Española de 1978, se han venido aplicando en España normas de amnistía política a las personas, de reconocimiento de derechos a militares pertenecientes al Ejército Republicano, de restitución a favor de los actuales Sindicatos de bienes y derechos del denominado patrimonio histórico sindical (Ley 4/1986 de 8 de enero)2 y finalmente de restitución o compensación a los Partidos Políticos por sus bienes y derechos incautados (Ley43/1998 de 15 de diciembre)3, y en algunos casos, como por el Parlamento de Cataluña en diciembre del 20004, de indemnizaciones para todos aquellos que por un motivo u otro hubieran sufrido prisión en España o reclusión en los campos de concentración de Francia y de la Alemania nazi.

Por lo que puede afirmarse que hoy solo es con la Masonería con quien el Estado Español tiene aun pendiente el reconocimiento de su culpa, la reparación del daño material ocasionado y el retorno del patrimonio mobiliario e inmobiliario incautado. En este sentido el actual Estado Español Democrático, que ha querido dotarse de una legalidad de transición progresiva, debería ya de haber legislado las compensaciones por la persecución genocida contra la masonería, y ello quizás antes que a otros estamentos, pues puede pensarse que se ha atendido más al peso y fuerza política que no a la razón material y moral.

En una valoración cuantitativa y cualitativa de la acción represiva de la Dictadura resulta que ningún partido político, ninguna ideología, es tantas veces específicamente nombrada en ordenes persecutorias, y encausada delictivamente, como la Masonería. De hecho, además de quedar englobada en todas las referencias generales sobre los “enemigos del Estado”, le fueron de aplicación un sinnúmero de disposiciones represivas particulares, y ello ya desde el
mismo momento del origen de la revuelta militar hasta el final de la Dictadura.

Cronológicamente se detallan a continuación los eventos jurídicos que conformaron el holocausto de la masonería perpretado por el Estado Español de Franco:

18 de julio de 1936

Ya en el mismo día en el que se inicia la rebelión, y en consecuencia la Guerra Civil de España, el General Franco desde el avión que lo traslada de Canarias a Tetuán para tomar el mando del ejercito faccioso de África, redacta una curiosa proclama cuyo interés viene dado por el hecho de utilizar en este caso un léxico y filosofía puramente masónico:…la Constitución por todos suspendida y vulnerada sufre un eclipse total: ni igualdad ante la ley, ni libertad aherrojada por la tiranía, ni fraternidad cuando el odio…justicia igualdad ofrecemos, libertad y fraternidad…5

Pero llegado Franco a Marruecos ya aprobó la ejecución de su primo hermano masón el Comandante Lapuente Bahamonde que en el aeropuerto de Tetuán se había opuesto a la rebelión. Esto es un ejemplo de la compleja personalidad de Franco, que a pesar de los muchos estudios históricos realizados, nunca ni se ha podido explicar sus implicaciones y conocimientos de la masonería ni el porque de su enfermizo odio y aversión hacia la misma. También en el mismo día, y en Santa Cruz de Tenerife6, de la Provincia de la que era comandante militar Franco, fue ocupada por la organización fascista española “La Falange” la Logia Tinerfe, y todos los masones detenidos “in fraganti” fueron fusilados en las primeras horas del golpe militar y unos días
después, el 30 de julio, abierta la Logia al público para visitar la sala de reflexión del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, previo pago de 50 céntimos, que con sus velas, calaveras, azufre, etc., sacado todo ello fuera de contexto, servía de propaganda para mostrar la “maldad” de los masones.

19 de julio de 1936

Al día siguiente de la rebelión se proclama en el Norte de España un Bando7 del General Mola declarando el Estado de Guerra donde anuncia:…quedan sometidos a la jurisdicción de guerra y tramitados por procedimientos sumarísimos….los delitos de desacato injuria calumnia …al personal militar…los dirigentes de las entidades que patrocinen ,fomenten o aconsejen tales delitos…no precisará intimación ni aviso para repeler por la fuerza…-y el General Saliquet en la Ciudad de Valladolid añade…se tendrá en cuenta la misma norma para impedir los intentos de fuga… Este General Saliquet será después de la Guerra Civil el primer presidente del Tribunal para la Represión de la Masonería8. En este ambiente seguiría la declaración del General Mola del 18 de agosto de 1936: …en este trance de la guerra yo ya he decidido la guerra sin cuartel. Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo…. Naturalmente en este contexto los masones fueron los primeros en ser fusilados.

28 de julio de 1936

Es creada por los rebeldes una llamada Junta de Defensa Nacional ésta emite una Orden9 represiva que engloba la masonería y a todo aquello que arbitrariamente consideren los militares y fascistas como sus enemigos:

…quedan sometidos a la jurisdicción de guerra y sometidos a procedimiento sumarísimo…los delitos contra las personas por móviles políticos o sociales…los realizados por medio de la imprenta u otro medio cualquiera de publicidad… 
Esta Junta de Defensa Nacional se dirige10 el 31 de agosto y el 8 de septiembre a los Tribunales del Ejército y la Marina para
que procedieran en los juicios con la mayor rapidez posible. A partir de este momento se instaura un régimen de terror y persecución indiscriminada, sin ninguna garantía jurídica, en simulacros de tribunales dirigidos por militares, situación que se mantendrá luego durantes décadas.

15 de septiembre de 1936

Y a solo dos meses después del inicio de la rebelión Franco ya emite y firma la primera disposición directamente dirigida contra la Masonería y que dice 11:

Artículo 1º.- La francmasonería y otras asociaciones clandestinas [más adelante queda probado que se refería a los clubes rotarios y sociedades teosóficas] son declaradas contrarias a la Ley. Todo activista que permanezca en ellas tras la publicación del presente Edicto será considerado como crimen de rebelión.

Artículo2º.-El cobro o pago de cotizaciones a favor de dichas asociaciones serán considerados como crimen de rebelión, sin perjuicio de la multa de
5000 pesetas que puede ser además impuesta por la Junta de Defensa Nacional.

Artículo 3º.- Toda pieza de identidad, recibos, correspondencias, emblemas, etc. deberán ser quemados por sus poseedores en los tres días siguientes a la publicación del presente Edicto; pasado este plazo, el descubrimiento de dichos objetos, sea en la persona de los interesados, sea en su casa, será considerado como crimen grave de desobediencia, sin perjuicio de la multa de 10.000 pesetas fijada por la Junta por este motivo.

Artículo 4º.- Los escritos de propaganda relativos a las asociaciones en cuestión serán considerados incursos en el Artículo 7 del Decreto del 3 de Septiembre último y deberán ser destruidos en un plazo máximo de tres días por sus poseedores.

Artículo 5º.- Los inmuebles pertenecientes a las susodichas asociaciones serán confiscados por mis representantes y aplicados al uso que ellos determinen. Las casas alquiladas serán igualmente evacuadas y puestas a disposición de sus propietarios respectivos.

Aunque los fusilamientos y aniquilación de la Masonería comenzaron desde los primeros instantes de la sublevación militar es a partir de este Edicto que se oficializa legalmente la cruzada antimasónica. Durante el año 1936 fueron “depurados” todos los militares masones, y
hay que recordar que ya en 1935, siendo Franco Jefe del Estado Mayor ya cambio de destino a seis generales considerados como tales. Son expresivos, como ejemplos históricos de la represión, el fusilamiento en los primeros días de la rebelión de treinta masones de la Logia Helmatia de Salamanca, treinta de la Constancia de Zaragoza, quince de la Zurbano de Logroño, siete de la Libertador de Burgos, siete de la Joaquín Costa de Huesca, diecisiete de la Hijos
de la Viuda de Ceuta, veinticuatro de la Trafalgar de Algeciras, nueve de la Resurrección de La Línea, tres de la Fiat Lux de La Línea. En Málaga lo fueron ochenta presos políticos, fusilados bajo la pena de ser masones.

El periódico ABC del 23 de septiembre 193612 publica la siguiente noticia de Granada:… se apoderaron de los ficheros de las dos logias masónicas que existían en la capital e hicieron prender a todos los masones. En camiones los trasladaron al vecino pueblo de Viznar, donde fusilaron a los venerables, y después de tener encarcelados varios días a todos los demás los condujeron al campo y les obligaron a cavar sus propias sepulturas, tan pronto las terminaban eran muertos a tiros… Salvo raras excepciones todos los masones, y en muchos casos sus allegados también, que no habían podido huir de la zona controlada por la rebelión fueron fusilados. Read more

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Masones, los constructores de catedrales

MasonesMaestros de obras y albañiles crearon las grandes catedrales góticas y sus ritos dieron origen a la moderna masonería.

Por José Luis Corral. Universidad de Zaragoza, Historia NG nº 102

Durante siglos, en la Edad Media cristiana, los edificios se erigieron con materiales bastos y efímeros, como el adobe o la madera. Eran construcciones por lo general de poca altura, de proporciones modestas, oscuras y poco resistentes. Quedaban muy lejos los tiempos del Imperio romano, con sus expertos ingenieros capaces de levantar espléndidos edificios en piedra: murallas, anfiteatros, templos, termas, acueductos, puentes… No fue hasta el siglo XI cuando la contemplación de esos modelos de la Antigüedad inspiró una arquitectura que volvía a basarse en la piedra y que imitaba las soluciones arquitectónicas del ilustre pasado romano como el arco de medio punto, la bóveda de cañón y la de aristas. Así pudieron construirse edificios «al estilo romano» –de ahí el término de arte románico– como no se habían vuelto a erigir desde hacía siglos: castillos, puentes y palacios, iglesias y ermitas, y, sobre todo, catedrales. Décadas más tarde, el gótico dio un nuevo impulso a la arquitectura en piedra. Un nuevo tipo de arco, el ojival, permitió cubrir de vidrieras casi por completo las paredes, que ahora ya no sostenían la cubierta, cuyo peso descansaba en pilares y gruesos contrafuertes. Se inauguró, así, la edad de oro de las catedrales, máxima expresión del esplendor de la cultura medieval, y también de aquellos que construyeron estos edificios a lo largo y ancho de toda la Cristiandad: los arquitectos y los canteros, llamados en francés maçons, masones.

La construcción de estos edificios de piedra suponía una empresa colectiva muy compleja y costosa, y un alto grado de especialización técnica y división del trabajo. Al frente se hallaba un personaje clave: el arquitecto, denominado por lo general «maestro de obras», aunque en alguna ocasión también es citado como arquitector. Era un oficio muy selecto, al que se llegaba al término de un ascenso en la jerarquía de los gremios, tras superar un duro examen en el que otros maestros juzgaban a los que pretendían alcanzar ese nivel.

El maestro, el artífice del templo

En la época del románico, los maestros de obras ya estaban muy bien considerados y gozaban de gran prestigio social, aunque san Benito, en el capítulo 57 de su regla monástica, había indicado que quienes trabajasen en las obras del monasterio deberían hacerlo con total humildad. Esa reputación se reforzó en la época del gótico, en la que los arquitectos aparecían como quienes podían construir en la tierra la verdadera obra de Dios: la catedral gótica.

Ser maestro de obras requería poseer amplios conocimientos técnicos. Por un lado, el arquitecto elaboraba el plan del edificio, que presentaba al promotor de la obra, fuera éste un noble, un rey o un eclesiástico. En este último caso, la financiación se obtenía por las rentas que recaudaba la llamada «fábrica», institución integrada por el obispo y el cabildo de canónigos de la catedral, encargada de aprobar los proyectos presentados por el maestro.

Pero la tarea del maestro de obras no se limitaba a hacer los planos. Como un auténtico empresario, contrataba a los operarios que intervendrían en los trabajos, con los que constituiría un taller que se mantendría mientras durase la obra. La contratación se hacía a menudo en función de la oferta y la demanda. Por ejemplo, en el siglo XIV un maestro de obras de París llamado Raymon asumió el encargo del obispo de Beauvais de construir un colegio para su diócesis en la capital. Raymon «redactó un informe sobre la forma, los materiales y la profundidad del edificio, y lo mandó copiar a su secretario y lo expuso en la plaza del Concejo para que la obra y el presupuesto fueran conocidos por todos los obreros solventes y competentes que quisieran participar en la obra y llevarla a buen término al precio más bajo». Así fueron seleccionados Jean le Soudoier y Michel Salmon, «maçons y talladores de piedra», por el plazo acordado, pero advirtiendo de que si pasado éste surgía una oferta más económica se cambiaría el equipo.

El maestro de obras debía ser experto en la organización del trabajo, pues a menudo tenía que dirigir equipos de trabajadores muy amplios. En la construcción de una catedral participaban unas trescientas personas de diversos oficios y se sabe de casos en que los obreros superaron el millar. El trabajo tenía que estar bien coordinado y dirigido para evitar que se retrasaran o interrumpieran las obras. Asimismo, el maestro de obras debía tener conocimientos muy variados para dirigir y, en su caso, corregir, a carpinteros, escultores, vidrieros, pintores, incluso herreros e ingenieros. Y también debía saber de economía para evitar el colapso de los trabajos por una mala planificación.

Los artistas de la piedra

Los obreros empleados en cada obra eran de diversos tipos y tenían diferentes niveles de cualificación. Los porteadores eran a menudo jornaleros o trabajaban a destajo, y se les contrataba en el lugar. Los amasadores de mortero, en cambio, recibían una paga más elevada. En lo más alto del escalafón estaban los maçons, maestros y albañiles, encargados de dar forma a la piedra, desbastarla y poner cada sillar en su sitio. Hay documentos que muestran las diferencias de salarios entre los trabajadores. A finales del siglo XIII, en Autun, los simples manobras cobraban siete dineros; los fabricantes de mortero, entre 10 y 11, y los maçons y talladores de piedra cobraban de 20 a 22 dineros.

Durante el románico los maçons estaban asociados con instrumentos de precisión, como escuadras, cartabones, cuerdas anudadas y plomadas, que sólo ellos sabían usar y con los que tallaban sillares bien escuadrados para muros y bóvedas. Además, los canteros podían ser auténticos escultores; tallaban figuras humanas y de animales, formas vegetales y geométricas para decorar portadas, ventanas, fachadas, capiteles y ménsulas. En la construcción de la catedral de Santiago de Compostela, a principios del siglo XII, trabajaban unos cincuenta canteros, bajo la dirección del maestro Bernardo el Viejo y de su ayudante Roberto; las obras fueron rematadas medio siglo más tarde, en 1183, por el maestro Mateo, autor del famoso pórtico de la Gloria.

El masón era un trabajador libre o franco: de ahí el término francés francmaçon o, en inglés, freemason. El oficio se acabó de perfilar coincidiendo con el apogeo de la arquitectura gótica, a lo largo de los siglos XII y sobre todo en el siglo XIII. Su carrera profesional comenzaba como aprendiz, a los 13 o 14 años. Se le encomendaban los trabajos más sencillos, bajo la supervisión de expertos. Tras unos cinco años, y siempre que demostrara buenas maneras en su oficio, se convertía en oficial, título que otorgaba el maestro. En ese momento, a los 19 o 20 años, ya podía realizar trabajos especializados, bien como cantero o bien como escultor, si tenía la habilidad requerida. Su prestigio se reflejaba en el hábito de firmar sus sillares con signos específicos, las marcas de cantero, cuyo significado sigue debatiéndose entre los historiadores.

Una catedral gótica era la suma total de cada una de las especialidades necesarias en el arte de la construcción, pero de todas ellas la de los masones era la principal. Era un masón quien colocaba la primera piedra del edificio, la angular o de fundación, normalmente en la base de la cabecera de la catedral, y también era un masón quien culminaba la obra con la colocación de la última piedra, la angular o clave de bóveda. Era, así, el ejecutor del principio y del fin, el alfa y el omega de la catedral.

En cierto modo, su trabajo en la tierra era equiparable al de Dios en el cielo. Dios era el sumo arquitecto, el constructor del universo y su forma, y el maestro masón era su homólogo mortal. No en vano una catedral gótica se consideraba la representación de la obra de Dios en la tierra. Un maestro constructor era una especie de mago, un alquimista capaz de emplear materiales cotidianos y simples para construir a partir de ellos una obra celestial y extraordinaria.

Para saber más

Catedrales góticas. Olga Pérez Monzón, Jaguar, Madrid, 2003.
El número de Dios. José Luis Corral, Edhasa, Barcelona, 2004.
Los pilares de la tierra. Ken Follet, Plaza y Janés, Barcelona, 1991.

Fuente: Nationalgeographic

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Masonería y Movimiento Obrero

Alberto VALÍN FERNÁNDEZ
Departamento de Historia, Arte e Xeografía.
Facultade de Historia.
Universidade de Vigo

AITPor primera vez en la historiografía, se teoriza en este trabajo sobre las influencias, concurrencias e interrelaciones de índole emblemática e ideológica que existieron entre estas dos culturas políticas: la francmasonería y el obrerismo. Para ello el autor, partiendo de un cuestionario de trabajo preliminar, intenta darle respuesta a éste, desarrollando un reflexivo discurso en torno a los probables orígenes causales de aquellas diferentes adecuaciones o asimilaciones iconográficas e ideológicas habidas entre estas dos culturas políticas, como: la acción filantrópica y de cohesión social llevada a cabo por la masonería con respecto al proletariado; la influencia que, en el movimiento obrero, ha tenido el constructo “masón=revolucionario”; y la tradición revolucionaria burguesa o liberal, recogida también por el obrerismo, de apropiarse de la iconografía y algunos rituales masónicos para proyectar “instrumentalmente” sus categorías ideológicas.

Apuntes preliminares

Antes de comenzar a desarrollar estas reflexiones sobre un tema históricamente tan difícil de constatar, calibrar y valorar y, por otro lado, tan problemático para mí a la hora de pergeñar sobre él una tejida malla teórica con trama y urdimbre lo suficientemente apretadas, permítaseme iniciar este discurso con un brevísimo circunloquio “agulhonianamente” egohistórico sobre el tema en cuestión.

En realidad, llevo más de dos décadas detrás de la realización de un ensayo introductorio como el que a continuación ofrezco al lector. Desde que comencé esta masonológica línea de investigación histórica hace ahora veinticinco años y debido a las -para mí siempre llamativas- coincidencias que encontré entre la iconografía de la A.I.T., el criterio libertario y la masonería, comencé a modelar un personal y deductivo constructo teórico, sobre este tema, en torno al encuentro de dos culturas políticas de tanta trascendencia en la historia contemporánea universal, y del cual, por cierto, no encontraba en todos los catálogos bibliográficos que consultaba ninguna pequeña referencia y, obviamente, ninguna monografía que se hubiese ocupado de él; es decir, que, historiográficamente, ningún investigador se había interesado por aquello que yo, cada vez con más fuerza, veía tan ostentosamente claro.

Si durante aquellos primeros años del decenio de los ochenta, no me atreví a llevar a cabo la correspondiente tarea de abordar esta cuestión con la suficiente determinación fue, primero, por realizar la correspondiente autocrítica y saberme no preparado todavía al carecer de la correspondiente madurez intelectual para poder desarrollar una reflexión teórica de esa envergadura y, segundo, por esa inexistente presencia de precedentes historiográficos recientes -y, por ello, asequibles- que abordasen, directa y generalmente, esta interesante línea de investigación.

Desde aquellos momentos iniciales de mi aprendizaje en el oficio de historiador, trabajando de técnico archivero en el fondo Masonería del hoy denominado Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca, y a raíz de esas personales lucubraciones alrededor del citado e íntimo constructo sobre ese curioso “encuentro”, siempre me han rondado en la cabeza complicadas incógnitas empujadas o determinadas por toda una compleja serie de concomitantes similitudes como, verbigracia:

¿Por qué tanto símbolo idéntico en la masonería y el societarismo; tanta aparente concordancia moral y hasta organizativa entre ambos; tanta semejanza a la hora de entender al grupo con el mismo y “tribal” sentimiento identitario entre ácratas y masones; tanto chocante paralelismo místico a la hora de entender la propia “Idea” por parte de cualquier masón o cualquier bakuninista?

¿Sirvió la francmasonería de escuela filosófica, moral y hasta organizativa de una parte destacada del primer movimiento obrero?

¿Por qué hubo tanto líder del societarismo que practicó al mismo tiempo una especie de doble militancia al pertenecer -y hasta destacarse- en la organización masónica, conocido el hecho irrefutable de que esa secreta forma de sociabilidad fue siempre dominantemente burguesa?

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Libro de Oro de la Respetable Logia de Beneficencia de Josefina

Libro de Oro de la Respetable Logia de Beneficencia de Josefina

Hace doscientos años, los aires de la Revolución Francesa habían entregado el poder absoluto al joven y ambicioso general Napoleón Bonaparte, reconvertido en Emperador e iluminado por la idea de extender el dominio francés al mundo y con él los ideales de la Revolución, al menos aquellos que fueran de su interés.En contraste, el mayor imperio hasta el momento, España, languidecía regido por una decadente familia real en la que se enfrentaban el rey Carlos IV y su heredero, el príncipe Fernando.

Entre 1808 y 1814 el territorio peninsular se convertiría en campo de batalla en el que no solo se dirimía la independencia de España, sino el dominio global de las nuevas potencias, Gran Bretaña y Francia. La eclosión de los valores representados por la Revolución Francesa había calado en buena parte de la ciudadanía española más ilustrada, que veía en ellos la fórmula del progreso frente al oscurantismo en que sumergía a aquella sociedad el excesivo peso de los retrógrados planteamientos de sus estamentos más conservadores con buena parte de la nobleza y el clero al frente.

En esta situación de guerra, con ingredientes de contienda internacional y enfrentamiento civil, la ciudad de Madrid vivía los momentos más difíciles hasta entonces de su larga historia. No es objeto de este trabajo narrar acontecimientos sobradamente descritos y analizados, sino aproximarse a la experiencia masónica vivida en aquellos momentos por un grupo de contemporáneos, español en su mayoría y evidentemente afrancesado en su totalidad, a través del reflejo que de ella dejaron en lo que constituye el documento esencial para reseñar la vida de un taller masónico, su Libro de Actas.

Este Libro de Oro abarca el período comprendido entre el 8 de febrero de 1810 (17 de noviembre de 5809 en su datación masónica) y el 10 de septiembre de 1811. No nos relata la historia completa de la Logia, pues ésta tuvo vida masónica antes y después de celebrar las reuniones que quedaron reflejadas en este volumen. Conservado en el Archivo Histórico Nacional, procede del Tribunal de la Inquisición, donde llegó muy probablemente tras ser requisado y servir como prueba para la persecución de los masones llevada a cabo por este tribunal, que fue restaurado por el rey absolutista Fernando VII.

Más sobre el autor

Corral Baciero, ManuelCURRÍCULUM de Corral Baciero, Manuel

Manuel Corral Baciero (1952, Peñaranda de Bracamonte) es Licenciado en Ciencias de la Información (Periodismo e Imagen Visual y Auditiva); Diplomado en Estudios Especiales RTV; Titulado en Programación RTV y Master en Documentación. Ha trabajado en RTVE desde 1973, desempeñado múltiples tareas entre las que figuran desde la elaboración y presentación de programas hasta el desempeño de altas responsabilidades institucionales.
Posee, entre otras distinciones, el Premio nacional Fin de Carrera; premios por varios programas de radio y televisión; Colectivo “Ondas 1977 – Servicios Informativos TVE”; Ampe de oro y plata; Bronce ‘Laus 92′; Medallas de oro colectivas en el Festival de Cine y TV de Nueva York; Premio IBM “Leonardo da Vinci” de Periodismo.
Ha sido profesor invitado y conferenciante en múltiples congresos especializados y centros de formación superior. Creativo y guionista para diferentes objetivos de comunicación empresarial e institucional. Editor de publicaciones y colaborador esporádico en diversas generales y especializadas.
Es autor y traductor de obras de temática diversa, especialmente relacionadas con masonería, crítica social o microhistoria.

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Quinta da Regaleira: síntesis de religiones, espiritualidades e iniciaciones

masoneria Regaleira

El enigmático y sorprendente monumento del paisaje cultural de Sintra esconde en sus jardines un diálogo continuo entre el cristianismo y el paganismo y símbolos que evocan diferentes religiones. Fue mandada construir por Antonio Augusto Carvalho Monteiro, un portugués católico, monárquico y masón. Un hombre universal y confraterno que dejó en este terreno su testamento espiritual

La sierra de Sintra esconde en medio de su reconocida belleza una de las fincas más deslumbrantes de Portugal. La Quinta da Regaleira, hoy propiedad del ayuntamiento local, puede considerarse una verdadera joya simbólica. A simple vista contiene un precioso palacio, una bonita capilla y unos fantásticos jardines con grutas y fuentes. Pero basta detenerse un poco en cada uno de sus rincones para entender que este lugar es algo mágico por los símbolos que contiene. “Es unverdadero diálogo entre el cristianismo y el paganismo”, explica a ABC José Manuel Anes, profesor e investigador de las espiritualidades y religiosidades . “Es un revivalismo puro”, añade.

Fue construida con el fin de ser residencia estival de la familia de Antonio Augusto Carvalho Monteiro, un portugués nacido en Brasil en 1848, que heredó de su padre una gran fortuna. Licenciado en Derecho en Coimbra, destacó por su patriotismo, por ser un grancoleccionador y por ser un filántropo. “Era monárquico y católi

co, un hombre de convicciones pero al mismo tiempo confraterno”, afirma Anes, quien estudia la Regaleira o desde 1989 y ha publicado varios libros sobre la misma. El multimillonario portugués compró la finca a finales del siglo XIX en subasta pública y contrató al arquitecto, pintor y director de teatro italiano Luigi Manini para que llevase a cabo su proyecto. Fueron 14 años de trabajo en este amplio terreno del centro de la villa en el que se cuidaron todos los detalles. “Invoca con esta obra los tiempos en los que Portugal fue una gran nación, la época manuelina”, resalta José Manuel Anes. La construcción se llevó a cabo entre 1904 y 1910.

Santuarios

ojo--644x362En su opinión, una de las grandezas que esconde este espacio son los dos santuarios. Por un lado, la capilla cristiana, templaria, “muy interesante, donde en la entrada tenemos a San Antonio y a Santa Teresa de Ávila, nombre que dio a sus nietos”. Dentro hay varias cruces templarias y de la orden de Cristo, “que llevaron a cabo los grandes descubrimientos”, puntualiza. El otro santuario es la gruta de Leda, personaje de la mitología. Una mujer muy guapa de quien Zeus se enamora y se disfraza de cisne. La muerde para fecundarla. “Lo que es fascinante es que él siendo católico colocó a un Dios fecundando a una mujer, y la figura central en la capilla cristiana es el Espíritu Santo descendien

do sobre María”, explica el profesor para quien Carvalho Monteiro “no es herético sino universal. No es nada ofensivo sino que respeta símbolos de otras religiones”.

 

hermes

Junto al muro de entrada encontramos las estatuas de nueve dioses grecorromanos. Juega con los símbolos de todos ellos. “Hay símbolos que son universales y pasan de religión a religión. Es una prueba de inteligencia de las religiones mantener esos símbolos”, opina Anes. Ya en los jardines encontramos una arquitectura muy interesante: pozos, grutas y laberintos subterráneos. Siempre jugando con la idea deldescenso a los infiernos y la resurrección a la luz, “que es lo que dicen casi todas las religiones, y él como católico creía en la resurrección”.

pozo--644x362El pozo iniciático es una torre invertida de casi 27 metros con acceso a través de una monumental escalera en espiral. Un espacio conconnotaciones herméticas y alquímicas donde se intensifica la relación entre el cielo y la tierra. “El pozo tiene nueve niveles que son los nueve círculos del infierno de la Divina Comedia de Dante”, interpreta el historiador. “Después tiene una salida para la luz porque ese es el objetivo, se muere para resucitar”, añade. Al descender el pozo encontramos en el centro la Rosacruz. Recuerda que las fraternidades iniciáticas en sus rituales “simulan la muerte del candidato”. Es algo que también encontramos en otros jardines, como el de Stourhead en Inglaterra, donde su propietario explicó a sus amigos que representó allí el sexto capítulo de Eneida de Virgilio, el descenso a los infiernos. “Hay referencias a los templarios, a la masonería, pero la cristiana”, asegura José Manuel Anes. “Encontramos el ojo delta con la cruz templaria, el lema de los templarios masónicos. Pero está representada una masonería conservadora, cristiana y tradicionalista”, afirma.

La Regaleira se convierte en algo exótico, interesante y misterioso a la vez que extraño, cuando se intenta descifrar los símbolos. El profesor Anes, doctorado en Antropología Social, llama la atención al hecho de que la masonería que se encuentra en esta quinta es “conservadora” y en Portugal fue substituida a finales del siglo XIX por la masonería republicana, progresista. Regresaría únicamente en 1990, con la Gran Loja de Portugal, de la que Anes fue Gran Maestre. Carvalho Monteiro pasó a la historia por ser un filántropo y mecenas, “que quiso dejar aquí su testamento espiritual”. Allí vivió sus últimos años, desde que falleció su mujer Perpetua hasta su muerte. Su hijo Pedro lo heredó pero tuvo muchas dificultades económicas y acabó vendiendo la finca a lafamilia alemana DŽOrey. Llegó a organizar ceremonias de iniciación con un grupo reducido de personas, “entre ellasFernando Pessoa quien en algunos de sus poemas habló de la Regaleira”. Ceremonias secretas que no se sabe si llegaron a ocurrir con su padre aunque “toda la escenografía estaba montada”, resalta el investigador portugués. “No es un palacio masónico sino universal, tiene un poco de todo”, puntualiza.

Fundación Cultursintra

La familia alemana acabó por vender la Regaleira a la fundación japonesa AOKI en los años 80 quien intentó convertirla en un hotel, planes que se vieron interrumpidos cuando se abrió el proceso para su clasificación como patrimonio cultural. De esta forma el ayuntamiento de Sintra logró adquirir la Regaleira y constituyó la fundación Cultursintra, hoy responsable de su gestión. Los españoles son los turistas que más visitan este lugar aunque todavía no es tan conocido como el Palacio da Pena, otro de los monumentos de Sintra. Este ejemplo de “revivalismo manuelino” sigue sorprendiendo a los que por allí pasan. Un viaje por la tierra, un descenso a la oscuridad y un ascenso a la luz. Grutas, pozos, fuentes, cascadas, túneles y puentes. Un jardín armónico y un palacio monumental. Un lugar para regresar.

 

Fuente: ABC

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Masones de cómic

masones cómic

El periodista y escritor Xavi Casinos expondrá la estrecha relación   de Mickey Mouse, el Pato Donald, Superman, el Capitán América, Batman, el Corto Maltés, Blake y Mortimer, Gil Pupila y los Picapiedra. Hasta Tintín y los Pitufos u ,otros protagonistas de las viñetas con la sociedad secreta,  según sostienen algunos. Todos estos personajes han pertenecido o se han relacionado estrechamente con la sociedad secreta de los masones a lo largo de las aventuras en las que diferentes dibujantes y guionistas les han dado vida en las últimas décadas. Una conferencia titulada El cómic y la masonería desvelará hoy, en la Biblioteca Arús de Barcelona, algunos episodios masónicos de estos héroes de las viñetas. La pronunciará el periodista y escritor Xavi Casinos, que lleva más de 20 años de investigación acerca de esta sociedad secreta sobre la que ha publicado varios libros.
A lo largo de estos años, Casinos ha recopilado cientos de cómics en los que aparecen referencias a la masonería y las logias. Además de las protagonizadas por los conocidos personajes ya citados, hay que añadir decenas de aventuras gráficas, algunas de gran éxito como La Liga de los hombres extraordinarios o From Hell (sobre los crímenes de Jack el Destripador), ambas obra del guionista Alan Moore, uno de los mitos del cómic actual, y que han sido llevadas al cine. También ha alcanzado gran popularidad la saga El triángulo secreto, del masón francés Didier Convard, que sigue la senda del fenómeno de El código Da Vinci.
DIBUJANTES MASONES / Algunas de las referencias se deben a la pertenencia de sus autores a la masonería. Es el caso de Convard. Y también de Hugo Pratt, padre del Corto Maltés, cuya aventura Fábula de Venecia comienza precisamente en la logia en la que el dibujante fue iniciado.
Muchos de los cómics que Xavi Casinos mostrará en la presentación audiovisual con la que acompañará su conferencia están editados en Francia. Y eso es así porque  en el país vecino, donde la masonería es una organización muy enraizada en la política y en la sociedad en general, se ha llegado a crear un subgénero de literatura policiaca masónica que alimenta la del cómic. Es el caso de las novelas que desde hace unos años protagoniza el comisario masón Antoine Marcas, obra del periodista Eric Giacometti y el historiador Jacques Ravenne.
Llevan ya ocho y su éxito ha hecho que Marcas haya debutado ya en el cómic con su primera aventura, Le rituel de l’ombre. Otro polar francés,La conjuration des vengeurs, también ha sido llevada a las viñetas. La última novedad es Fraternités, aparecido hace dos semanas.
Xavi Casinos, además de cómics, también recopila películas y series de TV con referencias masónicas.
Fuente: EL PERIODICO
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“La verdadera historia de los masones”

masoneríaD. Santiago Río
Asesor del Gran Maestro de la Gran Logia de España
Bilbao, 27 de febrero de 2006

Nadie conoce la verdadera historia de los masones, que está llena de especulaciones y sobre la que se ha escrito infinidad de títulos desde la aparición del fenómeno. Desde la humildad, mi libro aporta una serie de datos importantes y en algunos casos inéditos, gracias a la labor de investigación del periodista Jorge Blaschke, con quien he escrito el libro. La razón de esta búsqueda se resume así: en los últimos tiempos, han sido publicadas obras sobre la institución que responde a visiones distintas de lo que la masonería es en sí misma. Por ello, la institución pensó que algún hermano (en este caso, yo) debía elaborar un libro sencillo, humilde y ameno que transmitiera nuestra labor.

La masonería es, en fondo y forma, una iniciación espiritual por medio de símbolos. Esta definición proviene de la que los grandes maestros dieron en Suiza por los años cincuenta. Dice un apartado de un libro japonés del siglo XII que el pez vive muy feliz bajo el agua, y el pájaro muy feliz en el bosque; sin embargo, es necesario ser pez o pájaro para entender qué se siente. Igual sucede con la masonería; resulta complicado, y resbaladizo, transmitir el mundo iniciático. Sin caer en el sincretismo ni en la mezcla de opiniones, puede decirse que presocráticos como Anaxágoras, la masonería espiritual y el esoterismo cristiano dicen lo mismo y hablan el mismo idioma, sólo que de maneras distintas.

Soy católico practicante y masón de tendencia inglesa, como ha ocurrido tradicionalmente con la Gran Logia de España. Una de sus premisas es creer en el gran arquitecto del universo, algo que cada cual entiende como considera. Trabajamos con un libro sagrado que, en nuestro caso, es la Biblia, igual que nuestros hermanos árabes lo hacen con el Corán o los judíos con la Torah.

Jung dice que el símbolo se expresa en mil lenguas a la vez, penetra en el subconsciente colectivo y allí despierta arquetipos que provocan energías psíquicas. Al interpretar el símbolo debemos distinguir dos elementos: la explicación científica (el número cinco, por ejemplo, son cinco unidades) y la definición iniciática, más complicada. Nuestros símbolos son el triángulo, el compás, la escuadra y la acacia; todos ellos responden a tradiciones antiquísimas, algunas de las cuales, sin embargo, han sido superadas por la propia sociedad civil.

Los orígenes de la masonería son oscuros. Para intentar explicarlos, parto de dos premisas: la masonería operativa y la masonería especulativa. Por un lado nos encontramos con la masonería operativa, gremio de canteros que, sobre todo, construían catedrales góticas. Se trataba de un gremio muy cerrado, por los conocimientos que manejaba sobre el levantamiento de catedrales y por los códigos de comunicación que empleaban sus miembros. Hay que pensar que la construcción de una catedral era una labor larga que abarcaba varias generaciones. Los canteros vivían en las posadas de los pueblos, y en las horas de descanso se reunían en una choza -de donde proviene el término logia- para cambiar impresiones o comer. Con el devenir de los tiempos, estas construcciones góticas proporcionaron algún tipo de conocimiento iniciático. Un grupo así, que se mantiene tanto tiempo junto, termina derivando ineludiblemente hacia las inquietudes del ser humano.

En efecto, el ser humano -aunque sigue en evolución- se encuentra incompleto. Las explicaciones bíblicas no nos convencen. El ser humano había nacido con unas posibilidades muy concretas y se mecanizó, es decir, derivó hacia la especie incompleta que ahora somos. Es impensable que una especie con la capacidad cerebral que tiene se dedique a matar a su hermano por nada.

Por ello, la masonería intenta hacer evolucionar a la especie para que retome la forma que fue. Las religiones hacen lo mismo, salvo con una diferencia. La masonería llega hasta un punto en el que no tiene explicaciones. La fe puede llenar las grandes dudas que quedan por resolver, pero la masonería no las da: sólo intenta hacer evolucionar a la especie humana en sus reuniones, con el fin de que, mediante ella, pueda entender mejor la figura del gran arquitecto del universo.

La masonería pretende trabajar en esencia, en el nivel primario. Siempre explicamos que, cuando el presidente de la I República, Manuel Azaña, se inició -de todos es conocida su vasta cultura-, el Venerable Maestro de la logia era un camarero de Madrid. Es posible que este camarero se moviera más en esencia que Azaña, cuya personalidad y conocimiento son reconocidos por todos. Eso es la masonería, y no otra cosa.

Entre 1050 y 1350, y al calor del fervor religioso de las Cruzadas, se construyeron alrededor de mil edificaciones en Francia, entre las cuales destacan unas noventa catedrales. La masonería, el gremio, creció; permanecía cerrado en sí mismo, se llamaban entre sí hermanos y no dejaban entrar a nadie ajeno. Hubo un momento en el que se dejaron de construir catedrales. El gremio empezó a decaer. Read more

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España: anarquistas, masones y protestantes

España: anarquistas, masones y protestantesAnarquismo y masonería como componentes paralelos en el protestantismo de la Segunda Reforma en España, durante el siglo XIX.

Está probado suficientemente[i]  tanto por el prolífico profesor Juan Bautista Vilar como por Pierre Bastian, que los primeros pastores protestantes en España y algunos de sus miembros pertenecieron a logias masónicas y algunos como Juan Emeterio o Emérito Fuentes,[ii]  en Gijón, fueron fundadores de ellas.La masonería fue un método más para la propagación del Evangelio y muy usado en la primera organización protestante española que fue la Iglesia Evangélica Española (IEE). Esta iglesia (nacida de la fusión de la Iglesia Cristiana Evangélica y la Unión Ibero-Evangélica) surgió en julio de 1869, en Sevilla, ubicándose en una antigua Iglesia de los Jesuitas ofrecida por el Comité revolucionario y adquirida por los protestantes, a la cual le pusieron el nombre de la Santísima Trinidad. (García Rubio 1994:185).

Por aquellos años protestantismo y masonería tuvieron consonancias de difusión simétricas, como veremos más adelante.

Algunos como Gerald Brenan [iii]  han ensayado también la relación existente entre el anarquismo y el protestantismo español, aunque no por razones anticlericales, ni por esa violencia que emerge de impulsos sociales incontrolados, sino como una ideología adecuada para hacerse notar las minorías en el caso protestante.

En algunos momentos la simpatía o el interés por el protestantismo fue una etapa inicial en la evolución personal que llevó al anarquismo a determinados protestantes que llegaron a ser adalides del anarquismo nacional e internacional. Tampoco podríamos negar que fuese al revés, que el ideal anarquista y revolucionario impulsase a conocer la fuentes cristianas surgidas de la Biblia.

Sea como fuere, entre los primeros militantes anarquistas españoles, figuran los protestantes como los pioneros de la Internacional, sin embargo ni los anarquistas, ni los liberales y republicanos serían los que apoyaron al protestantismo por estas fechas de 1872-1873 de abundante excitación política. En realidad nunca lo hicieron, salvo ciertas simpatías en defensa de la libertad de cultos, la apertura de cementerios civiles y poco más.
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Masonería y música en España

música y masoneríaEstando las actividades masónicas dotadas de un alto grado de ritualización, la música ha desempeñado siempre un papel fundamental. La teoría pitagórica de las consonancias y el modelo musical platónico del universo físico fueron recogidos por Aristóteles, Arístides Quintiliano y Boecio y transmitidos hasta los filósofos, astrónomos y artistas de los siglos posteriores, como Kepler e incluso Leibniz.  Durante la Edad Media, la música era también considerada una suerte de «arquitectura». La «música de las esferas» no es sino el resultado de la armonía cósmica, el Gran Arquitecto del Universo es también el Gran Maestro Compositor del Cosmos.

Músicos Masones

Geminiani, Spohr, Clerambault, Gossec, Méhul, Mattheson, Philidor, Puccini, Salieri, Cherubini, Spontini, Hummel, Pleyel, Kreutzer, Mozart, Haydn, Sibelius, etc. optaron por su participación regular en las logias. Aquellos que eran músicos actuaban como tales ocasionalmente en alguna celebración especial, pero sin constituir clase o categoría diferente desde el punto de vista masónico.

En España tenemos constancia de numerosos masones músicos. La Logia fundada en Barcelona en 1748, que estuvo activa hasta 1751, y se recompuso y prosiguió sus actividades en 1755, precisamente bajo la dirección de un músico, Francisco Serrat; en marzo de 1756, ya se había incorporado a dicha logia al menos otro músico, Francisco Rossell (Archivo Histórico Nacional, Madrid, Inquisición, legajo 1723); en el proceso seguido por la Inquisición hallamos la declaración de otro músico, Manuel Planas.

Algunos tuvieron una actuación decisiva en defensa de sus hermanos de fraternidad. Es el caso del tenor Carlo Broschi, más conocido por el sobre nombre de Farinelli. Caballero de Puga escribió sobre él lo siguiente: «La importancia de aquellas [las logias], en que la mayoría de sus miembros pertenecían a la nobleza y a las clases influyentes, hizo que el Santo Oficio, para ponerse a cubierto, recabara del Rey la interdicción de la Orden, y Fernando VI, por decreto de 2 de julio de 1751, la prohibió en todo el reino, y dictó pena de muerte para todo aquel que la profesara, sufriendo muchos las torturas de la Inquisición, y debiendo otros su libertad al célebre músico Farinelli, que por medio de su gran valimiento con la Reina y de su intimidad con el Marqués de la Ensenada, logró hábilmente salvar a muchos dentro del mismo Palacio, dándoles comisiones de Real Orden para diferentes puntos de la Península y América, con objeto de alejarlos del peligro». Cuando tras abandonar Madrid en 1759 se instaló en Bolonia, recibió allí visitas de antiguos compañeros y amigos, entre ellos de los Condes de Montijo y de Fernán Núñez y del Duque de Arcas, y también de algunos compositores y escritores como Martini, Gluck, Mozart y Casanova, masones todos ellos (E. Caballero de Puga, Francmasonería. Ritual del maestro francmasón, seguido de la Historia de la Francmasonería y de la segunda parte de la Jurisprudencia Masónica, Madrid, Dionisio de los Ríos, 1888).

Otro músico que alcanzó celebridad en los años finales del siglo XVIII fue Carlos Ordóñez, vienés de origen español afiliado a la logia Zu den drei Adlern, que en 1786 se pasó a la nueva logia Zur Wahrheit al fundirse con otras dos: Zur Palmenbaum, a la que pertenecía el célebre clarinetista Anton Stadler, y Zur wahren Eintracht, en la cual había recibido W. A. Mozart el grado de Compañero el 7 de enero del año anterior, apenas una semana después de que F. J. Haydn presentase su candidatura para ser iniciado.

En la Gran Logia Nacional de España bajo los auspicios de José I, que fue su Gran Maestre desde su creación en 1809, sus actividades se centraban mayoritariamente en Madrid, donde está documentada la existencia de al menos siete logias. En la logia Beneficencia de Josefina, la casi totalidad de los músicos que en ella figuran son españoles: Francisco Adela, Juan Albertos, Juan Barneda, Antonio Hecht, Lorenzo Heik, Santiago Llagostera, Narciso Paz, Francisco Trigo y Felipe Valverde.

Con informaciones procedentes en su mayor parte de la documentación conservada en el Archivo Histórico Nacional (tanto de la sección Inquisición, en Madrid, como sobre todo de la sección Guerra Civil, departamento Masonería, en Salamanca, así como del Banco de datos del CEHME) se registran hasta el momento casi dos centenares de músicos. Figuran libretistas como Eduardo Jackson Cortés y José Jackson Veyán, Luis Fernández Ardavín, Palomino de Guzmán, José Caviedes, Eusebio Sierra o Miguel Ramos Carrión, así como compositores e intérpretes como José Rodoreda, Juan Cuyás, Jaime Llombart, Antonio Bonnin, Manuel Dordal, Conrad Ferrer, Joan Bonastre, Pedro Grau, Enrique Arbós, Manuel Nieto, Francisco Jiménez Delgado, Dionisio Granado, Manuel Chalons, Luis Napoleón Bonoris, Tomás Bretón, Apolinar Brull o Máximo Marchal, algunos de los cuales aún siguen en activo a principios del siglo XX, época a la que pertenecen Julián Benlloch, Juan Frívola, José Parera, Gustavo Pittaluga, Julio Gómez, Pau Casals, Eduardo Martínez Torner o Matilde Muñoz. No es ella la única mujer que figura en las logias, pues ya mucho antes encontramos en ellas a Ecilda Maciá de Lacal, Aurea Rosa Clavé o Clotilde Cerdá, más conocida por su nombre artístico de Esmeralda Cervantes, etc., etc.

También hay constancia documental de los masones de una orquesta de La Habana que constituían en 1890, más de las tres cuartas partes de la logiaAmor de Zaragoza, nº 272. Otro ejemplo fue la logia parisina de Saint-Jean de Palestine que estaba compuesta únicamente por miembros de la orquesta de Ópera-Comique, o de la «Philo Musicae et Architecturae Societas Apollinis» creada por la logia londinense At the Queen´s Head para difundir el pensamiento masónico a través de los conciertos públicos.

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