Fueron los padres de la Iglesia en particular, y muy probablemente Orígenes, quienes adoptaron como hermenéutica una interpretación de los textos en tres e incluso cuatro niveles diferentes. Tambien los cabalistas hablan de cuatro niveles de posible interpretación de los textos que investigan, yendo del análisis de su sentido simplemente literal al místico, encubierto o "secreto". Para ellos, el fundamento del mundo es, en realidad, secreto. Secreto y fundamento (sod y yesod) son palabras que tienen, en hebreo, la misma raíz.
Es esta fórmula una libertad que confiere al hombre el esoterismo implícito en la misma idea de "transmisión". La transmisión no se realiza de una vez (esa sería la transmisión exotérica), sino gradualmente. El sentido de lo transmitido ha de ser descubierto a través del estudio, la hermenéutica o el simbolismo.El esoterismo está profundamente vinculado al secreto y a la mayéutica (método de búsqueda socrático que hace aflorar las respuestas a las preguntas estableciendo una cadena previa de analogías). Se trata de descubrir el sentido encubierto que tiene cuanto calificamos de esotérico.
En la interpretación de los textos, es uno mismo, su "yo", quien se sitúa entre las letras, las palabras y los símbolos. Nadie puede conocer ese yo, puesto que el análisis personal a lo que tiende es, precisamente, al descubrimiento de uno mismo. La búsqueda permanente de "ese" secreto es creadora de sentido y, por ello, nunca completamente accesible. Desde el momento en que parece que va a desvelársenos, se vuelve a velar. Es, como el Tetragrama de la tradición hebrea (jhvh), inexpresable o innombrable. Es preciso encontrar el sentido bajo el sentido de todo aquello que no puede explicarse.
Sin embargo, la esencia de todas las palabras y textos se haya encerrada en su primer sentido, en el literal. Ocurre igual respecto a cuanto es trascendente, que ha de ser descubierto a través de lo inmanente. Ese mismo es el significado de la búsqueda de la palabra perdida, que contiene, en sí misma, la promesa de su descubrimiento, radicando en ello su ³secreto². Ya se interprete como palabra suprema o como silencio supremo, se trata siempre de la chispa de luz que se esconde en nuestra piedra interior.
La tarea del buscador consistirá en romper la piedra y eliminar la ganga que envuelve esa luz interior para que pueda salir y fundirse, junto con las otras partículas de luz humana, en la Luz primordial o Luz del Principio, que es la que se identifica con el Verbo o palabra creadora ("que la luz sea y la luz se hizo", dice el Génesis).
El hombre pasa de la dualidad que rige el mundo sensible a la unidad innombrable del universo. "El fin de los tiempos", inconcebible en el mundo sensible, es el retorno hacia el Uno y no hacia la unidad. "Lo secreto", palabra que tiene la misma etimología que "lo sacro", lo separado, es ese diálogo, esa interacción entre el hombre y el Ser, entre el hombre y el Absoluto o supremo Silencio.
Artículo de Serge Dekramer aparecido en el número 31 de "Le Journal" de la G.L.D.F.