Recordando al hermano Wolfgang Amadeus Mozart

Aunque la inserción de la música instrumental en los rituales es relativamente reciente, la relación entre música y masonería se establece desde el primer momento. Las Constituciones fundacionales de la Orden, de 1723, contienen cuatro cantos: el del Aprendiz, el del Compañero, el de los Vigilantes (ayudantes del Venerable Maestro) y el del Venerable Maestro que preside la Logia.

La música de las logias germanas, desde la segunda parte del siglo XVIII hasta el primer tercio del XIX, conoce un gran esplendor, ya que importantes filósofos y poetas de aquel tiempo colaboraban con grandes músicos en la composición de textos: Lessing, Fichte, Herder, Bürger, Schlegel, Moises Mendelssohn (padre del músico), Richter y Goethe, así como Heine y Rückert, todos ellos masones, contribuyeron notablemente al desarrollo del Lied alemán. El Hermano Friedrich Reichardt creó en Berlin, en 1783, los Conciertos Espirituales, componiendo diversas obras musicales con libreto de Goethe.

El Hermano Carl Friedrich Zelter, compositor de música coral y maestro de Félix Mendelssohn estimuló a éste en el estudio y reactivación de la inmensa obra de Juan Sebastian Bach y organizó la celebración de su centenario, dirigiendo Mendelssohn la Pasión según San Mateo, en 1829, con este motivo. La lista sería interminable y me limitaré a citar al gran compositor de Lieder Carl Loewe, a Joseph Türk, a Hummel y a Christof Kayser, notables músicos miembros de logias alemanas.

Wolfang Amadeus Mozart fué iniciado en la vienesa Logia de la Beneficencia, en 1784, cuando contaba veintisiete años, tres meses antes de constituirse la Gran Logia de Austria. La Masonería austríaca se había desarrollado recientemente, favorecida por el emperador José II, aunque la primera logia datara de 1742 y fuera creada con el apoyo del conde Schaffgotsch, que era tambien arzobispo de Breslau. La bula de excomunión promulgada por Clemente XII en 1738 no fué sancionada por la emperatriz MariaTeresa. Su marido, el duque Francisco de Lorena, había sido iniciado en La Haya, en 1731 , con la participación del mismo Teófilo Desaguliers, uno de los más destacados padres fundadores de la Francmasonería. Sin embargo, aquella piadosa dama mantuvo siempre respecto a la Orden, cuyos fines no comprendía, una actitud tan recelosa como la que observó respecto a las ambiciones políticas papales. José II, que nunca fué iniciado, simpatizaba con los masones por representar éstos un componente social independiente e insumiso al poder eclesiástico.

La logia de Mozart había surgido como filial de una de las más ilustres de Viena: "La Verdadera Concordia", presidida desde 1782 por el notable químico y ex jesuíta Ignacio von Born. José II decretó la fusión, y reducción a tres, de las siete logias existentes en la capital del imperio (que entoces sólo contaba con unos doscientos mil habitantes), por lo que Mozart pasó a ser miembro de "La Nueva Esperanza Coronada". Todos los datos conservados señalan que el hermano Wolfgang fué un masón entusiasta, activo participante en los trabajos de logia. En "La Beneficencia" estableció entrañables relaciones de fraternidad con relevantes personalidades del mundo musical vienés de aquellos momentos, como el compositor checo Adam Mitscha, el libretista Lorenzo Haschka, el violinista José Blaske o el armonista Röllig y, sobre todo, con Anton Stadler , Pablo Wranitzky y Juan Jorge Metzler ( conocido como Giesecke). Este último afirmaba haber sido el verdadero autor de la mayor parte del texto de La Flauta Mágica, de la que Schikaneder sólo habría escrito los papeles de Papageno y Papagena, según señala Gerard Gefen en su interesante estudio "Los músicos y la Francmasonería".
Poco después de su propia Iniciación masónica, Wolfgang Amadeus estimuló las candidaturas de su padre, Leopoldo Mozart y de su íntimo amigo, José Haydn, que ingresaron en la Orden en 1785. Haydn lo hizo en "La Verdadera Concordia", de Viena. Los libretos de La Creación y de Las Estaciones los compuso su amigo y Hermano masón, el belga barón van Swieten, tambien protector de Mozart.

Mozart compuso diez partituras especialmente destinadas a las logias, aparte de varias más con la misma inspiración, entre las que se incluye La Flauta Mágica :
*-El Lied (K-468) en si bemol mayor para tenor y piano "Gesellenreise" (Viaje del Compañero) .
*-"Die Maurerfreude" (La alegría del masón, K-471), en mi bemol mayor, para tenor y coro masculino, con texto del sacerdote masón Franz Petran.
*-El "Quatuor" (K-478) en sol menor.
*-La "Sonata" (K-481), para piano y violín, en mi bemol mayor.
*-El "Adagio" K-410, en fa mayor.
*-El "Adagio", K-411. en si bemol.
*-Los dos himnos para tenor y coro masculino "Zerfliesset heute, geliebte Brüder" (Elevad vuestras voces, amados Hermanos) en si bemol mayor, y "Ihr, unser neuen Leiter " ( A tí, nuestro nuevo director), en fa mayor (K-483 y K-484), compuestos para la reunion o tenida inaugural de la logia La Nueva Esperanza Coronada, en 1786.
*-La "Música Fúnebre" es el K-477 y constituye una de las obras masónicas más representativas de la espiritualidad mozartiana.
*-La "Kleine Cantata" (Pequeña Cantata masónica) de 1791, K-623, en do mayor, es la última composición acabada por el maestro, destinada a la inauguración del nuevo local de su logia, poco antes de caer fatalmente enfermo. Lleva anexo un coro para voces masculinas (K-623 a), interpretable durante la Cadena de Unión (estrechamiento de manos formando círculo, al final de las reuniones masónicas).
*-Inacabadas, pueden citarse las K-484 a, b, c, d y e.
Existen referencias de varias otras obras masónicas de Mozart, lamentablemente perdidas, y se conservan algunas de la misma inspiración, aunque no destinadas a las logias, como la K-619, tambien de 1791, o la "O heiliges Band" (K-148), compuesta cuando el autor aún no había sido iniciado, como fué tambien el caso de la K-429 (Dir, Seele des Weltalls).

Sobre La Flauta Mágica (K-620) se ha escrito y hablado tanto y por tantos expertos que merecería tratamiento separado. Según los exégetas, la obra refleja la Iniciación partiendo de la purificación a través de los cuatro elementos simbólicos: tierra, aire, agua y fuego, con arreglo a la tradición iniciática clásica. Pero, sobre todo, se trata de un "Singspiel", a la vez popular y magistral (que parece poder calificarse de predecesor de las primeras comedias musicales), en el que Mozart incluyó importantes reflexiones sobre algunos de los arquetipos del pensamiento masónico (búsqueda de la Verdad, fuerza del Amor universal, etc.).

Con el pensamiento puesto en nuestro Hermano Mozart, bien podemos revivir en nuestro corazón esa hermosa exclamación del Compañero masón: ¡Gloria al Trabajo!

Extracto del libro "Respuesta masónica", de Amando Hurtado. Edit. Hiría/San Sebastián

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