Michel Dumesnil de Gramont fue Gran Maestre de la Gran Logia de Francia antes de la Segunda Guerra Mundial y formó parte del Consejo de la Resistencia durante la ocupación nazi de Francia,. En 1942, obtuvo del general de Gaulle, en Argel, la revocación de las leyes dictadas por el Gobierno de Vichy proscribiendo la Masonería. Volvió a ser elegido Gran Maestre al finalizar la Guerra.Este texto recoge lo esencial de las palabras pronunciadas por Michel Dumesnil de Gramont el 15 de abril de 1945, cuando hubo que reconstruirlo todo.

Conservan su vigor, en nuestros días y en todas partes...

<< Podemos decir, sin excesiva presunción, que la vía masónica es la de una organización que reposa íntegramente sobre métodos y nociones cuyo valor nos es dado proclamar sin reservas: el desarrollo del espíritu crítico, respetando siempre la dignidad humana de los demás, sin excepción, y la solidaridad entre los hombres y los pueblos. Formulaciones que nos son familiares desde hace varios siglos y que transcribimos usando nuestros símbolos.

Lo que no puede ser, a ningún precio, es que nuestra masonería se ahogue en la masa confusa de los partidos, de las ligas, de las asociaciones de todo género, nunca exentas de sectarismo y de pasiones. Hagamos que la Masonería de la Gran Logia de Francia siga siendo lo que nunca debería dejar de ser: una sociedad de pensamiento, a la vez que una familia; una asociación del corazón y la razón.

No podremos esperar el éxito sino en la medida en que seamos fieles a las tradiciones de nuestra Institución y de sus métodos característicos... Debemos evitar, por una parte, caer en un fetichismo estéril y, por otra, debemos guardarnos de deformar nuestro carácter propio tratando de plagiar a instituciones y organizaciones profanas. Sabemos que no es fácil evitar ese doble peligro y que es difícil adaptarse al presente respetando el pasado, ya que ello exige un esfuerzo continuo de auto-control, un esfuerzo constante de lucidez .>>

 Escrito por MICHEL DUMESNIL DE GRAMONT.