El trabajo masónico busca perfeccionar la existencia humana a través de un gradual y permanente proceso, del que es gestor cada individuo descubriendo en los símbolos contenidos sintemáticos provocadores de un "despertar"iniciático . La "piedra bruta" simboliza el primer estadio del proceso: el del Aprendiz. La "piedra cúbica" simboliza el del Compañero, capaz de emprender el estudio del mundo a partir de su propia sensibilidad. La "piedra cúbica en punta", que sintetiza el paso definitivo de la concreción a la abstracción (cubo + pirámide), simboliza la condición del Maestro. Esta atribución de sentido simbólico al moldeamiento de la piedra como unidad de toda construcción, se basa en el trabajo realizado por los antiguos masones operativos, verdaderos albañiles-creadores de formas geométricas en las que se coordinan lo concreto y lo abstracto.
Del libro "Nosotros, los Masones", por Amando Hurtado (Edit. Masónica)
Con enérgica voluntad, representada por la maceta, aplicada sobre el cincel, que simbólicamente representa los conocimientos adquiridos a lo largo del aprendizaje masónico, separamos de nuestra piedra bruta las adherencias que ocultan la forma interior del "yo" al que queremos acceder, obedientes al precepto grabado en el frontispicio del Templo de Delfos: CONÓCETE A TÍ MISMO. Conocer nuestra propia naturaleza impedirá que nos mintamos a nosotros mismos al analizar nuestras actitudes y facultades ante situaciones concretas.
Wolfgang Amadeus Mozart compuso "La Flauta Mágica" durante el mes de Julio de 1791, dándola a conocer en septiembre del mismo año. La obra alcanzó rápida difusión desde su estreno. A mediados de 1806 se registraban ya 223 representaciones en el escenario de su creación. Mozart no alcanzó a vislumbrar el magnífico futuro reservado a su obra, ya que a penas sobrevivió dos meses al brillante estreno.
Tras la desaparición del Maestro, "La Flauta Mágica" se representó en Praga en el mes de octubre de 1792. Entre los años 1793 y 1798 figuró en 63 ciudades europeas, cantada en su texto original.
Aunque la inserción de la música instrumental en los rituales es relativamente reciente, la relación entre música y masonería se establece desde el primer momento. Las Constituciones fundacionales de la Orden, de 1723, contienen cuatro cantos: el del Aprendiz, el del Compañero, el de los Vigilantes (ayudantes del Venerable Maestro) y el del Venerable Maestro que preside la Logia.
La música de las logias germanas, desde la segunda parte del siglo XVIII hasta el primer tercio del XIX, conoce un gran esplendor, ya que importantes filósofos y poetas de aquel tiempo colaboraban con grandes músicos en la composición de textos: Lessing, Fichte, Herder, Bürger, Schlegel, Moises Mendelssohn (padre del músico), Richter y Goethe, así como Heine y Rückert, todos ellos masones, contribuyeron notablemente al desarrollo del Lied alemán. El Hermano Friedrich Reichardt creó en Berlin, en 1783, los Conciertos Espirituales, componiendo diversas obras musicales con libreto de Goethe.
¿Cuáles son los fines de la Masonería en general y de la Gran Logia de Francia en particular?
La finalidad de la Masonería y de la Gran Logia de Francia es la de mejorar a los hombres que se muestren capaces de ello. Y lo hace reuniendo en torno suyo a hombres de todas las religiones, todos los orígenes y todos los estamentos sociales que no se hubieran encontrado de otra manera, enseñándolos a estimarse, respectarse y amarse, a tolerar mutuamente sus opiniones –incluso si son diferentes- y a mejorar aprendiendo los unos de los otros.
La Transmisión es una de las palabras fundamentales de la Masonería. Se nos presenta como un deber inexcusable, una de las finalidades específicas de la Orden. Como ocurre con la mayor frecuencia, le compete a cada masón (es algo intrínseco a nuestro método) descubrir qué es aquello que está obligado a transmitir, cómo debe transmitirlo y, sobre todo, a quién debe transmitirlo.
En primera instancia, la transmisión tiene que ver con la perpetuación de la vida; pero también, por extensión, con la perpetuación en el tiempo, a través de una cadena de transmisión humana, de una idea o de un comportamiento determinado. ¿Qué sentido cobra entonces la transmisión en la Masonería? Un masón no debe conformarse con cualquier respuesta a esta cuestión, con una idea vaga; pues requiere de una reflexión para encontrar y dar el sentido correcto a la palabras y a las ideas.